Título Original: Schramm (1993)
Director: Jörg Buttgereit
Guión: Franz Rodenkirchen y Jörg Buttgereit
Actores: Florian Koerner von Gustorf, Monika M., Micha Brendel, Carolina Harnisch, Xaver Schwarzenberger, Gerd Horvath, Michael Brynntrup, Franz Rodenkirchen, Anne Presting, Eddi Zacharias
Como ya amenacé hace unas cuantas entradas he vuelto a caer en los horrendos brazos del alemán Jörg Buttgereit, director de la cosa aquella entre ridícula y casposa llamada Nekromantik, supuesto estandarte del ultragore alemán. La que he podido ver esta mañana es Schramm, estrenada durante el año 1993 y la misma que según los entendidos supone su obra de madurez, su confirmación autoral, su quintaesencia cinematográfica o lo que es lo mismo, otra pedazo de mierda en forma de película que no hay por donde cogerla.
El mayor problema de Buttgereit, lo que lastra todo su cine (al menos el que yo he visto) es que se toma jodidamente en serio a sí mismo y al narrar sus insulsas historias cree estar contando algo importante o como mínimo subversivo. Pero todo es una insostenible excusa argumental con una fina e inconsistente pátina de falsa intelectualidad y psicología de baratillo para poner en pantalla todo tipo de escenas gore pretendidamente repulsivas que realmente no aportan nada a la personalidad de su plano e incosistente protagonista, que no deja de ser un sucedáneo torpe del Henry Lee Lucas de Henry, Retrato de Un Asesino de John McNaughton.
El alemán sigue siendo nefasto para la dirección, pero aquí muestra algo más de soltura, al menos con la cámara. Travellings de distinto tipo, planos detalle, tomas hasta cierto punto contemplativas, incluso algún plano secuencia de considerable cutrez, pero que al menos se le agradece al buen hombre, que aún haciendo un trabajo de mierda, da un paso de gigante en comparación con la pollez filmada que hacía en Nekromantik. Por suerte, o desgracia, no ha vuelto a rodar un largo tras Schramm, de modo que no sé como habrá evolucionado el estilo de este mozo, si es que lo ha hecho, que ciertamente lo dudo mucho.
Schramm vuelve a ser un producto nefasto. La labor de un tipo que mira el divertido y desprejuiciado género gore por encima del hombro, creyendo que no tiene los suficientes alicientes estéticos y conceptuales como para dar forma a un producto minimamente decente y que por ello le inyecta un risible matiz de psicología freudiana poco entendida, un análisis simplista y grosero sobre la psicopatologías sexuales del hombre contemporáneo y un tufo a David Lynch mal digerido que incita tanto a la carcajada como al llanto, sin olvidar esa vagina dentada que parece haber salido de la mente de un primo garrulo y salido de David Cronenberg. Todo para finalmente llegar al que es realmente su cometido y único fin, mostrar escenas de mutilaciones de todo tipo, incluso genitales y hasta para hacer eso hay que tener estilo, como Lars Von Trier.
El mayor problema de Buttgereit, lo que lastra todo su cine (al menos el que yo he visto) es que se toma jodidamente en serio a sí mismo y al narrar sus insulsas historias cree estar contando algo importante o como mínimo subversivo. Pero todo es una insostenible excusa argumental con una fina e inconsistente pátina de falsa intelectualidad y psicología de baratillo para poner en pantalla todo tipo de escenas gore pretendidamente repulsivas que realmente no aportan nada a la personalidad de su plano e incosistente protagonista, que no deja de ser un sucedáneo torpe del Henry Lee Lucas de Henry, Retrato de Un Asesino de John McNaughton.
El alemán sigue siendo nefasto para la dirección, pero aquí muestra algo más de soltura, al menos con la cámara. Travellings de distinto tipo, planos detalle, tomas hasta cierto punto contemplativas, incluso algún plano secuencia de considerable cutrez, pero que al menos se le agradece al buen hombre, que aún haciendo un trabajo de mierda, da un paso de gigante en comparación con la pollez filmada que hacía en Nekromantik. Por suerte, o desgracia, no ha vuelto a rodar un largo tras Schramm, de modo que no sé como habrá evolucionado el estilo de este mozo, si es que lo ha hecho, que ciertamente lo dudo mucho.
Schramm vuelve a ser un producto nefasto. La labor de un tipo que mira el divertido y desprejuiciado género gore por encima del hombro, creyendo que no tiene los suficientes alicientes estéticos y conceptuales como para dar forma a un producto minimamente decente y que por ello le inyecta un risible matiz de psicología freudiana poco entendida, un análisis simplista y grosero sobre la psicopatologías sexuales del hombre contemporáneo y un tufo a David Lynch mal digerido que incita tanto a la carcajada como al llanto, sin olvidar esa vagina dentada que parece haber salido de la mente de un primo garrulo y salido de David Cronenberg. Todo para finalmente llegar al que es realmente su cometido y único fin, mostrar escenas de mutilaciones de todo tipo, incluso genitales y hasta para hacer eso hay que tener estilo, como Lars Von Trier.
Y yo que pensé que a vosotros que os gusta tanto el cine disfrutábais con él y resulta que al final os maltratáis con este tipo de pelis que no merecen un solo segundo de atención, para al final y sólo después de un sesudo análisis concluir que es una mierda. ¡Pero me ha gustado el desarrollo del artículo, sí señor!.
ResponderEliminarOiga usted caballero, yo veo todo tipo de cine desde el realizado directamente para eruditos hasta el creado para entretener a jovenzuelos preadeolescentes y en ese apartado se incluye también el cine marrano de visceras e higadillos, que puede convivir facilmente con obras de Dreyer u Ophüls.
ResponderEliminarUn placer verte por aquí escribiendo y saber que andas por ahí espiándome.