Twin Peaks Fuego Camina Conmigo: La Maldición de Laura Palmer
Dirección David Lynch
Guión David Lynch y Robert Engels
Música Angelo Badalamenti
Fotografía Ron García
Reparto Sheryl Lee, Ray Wise, Moira Kelly, Chris Isaak, James Marshall, Dana Ashbrook, Kyle MacLachlan, Eric DaRe, Phoebe Augustine, Kiefer Sutherland, Frank Silva, Harry Dean Stanton, Michael J. Anderson, Al Strobel, Grace Zabriskie, David Lynch, David Bowie, Walter Olkewicz, Miguel Ferrer, Mädchen Amick, Heather Graham
Duración 129 min
Productora Ciby 2000
Nacionalidad Estados Unidos
Sólo un año después de la agónica muerte de Twin Peaks que puso fin a su recorrido catódico en la cadena ABC con aquel ya mítico, pero frustrante en muchos aspectos, último episodio titulado Más Allá de la Vida y la Muerte David Lynch se asoció con el productor Aaron Spelling y la productora francesa Ciby 2000 para rodar el primero de lo que iban a ser varios largometrajes para la pantalla grande que extenderían el universo de la serie televisiva con más historias centradas en aquella peculiar y misteriosa localidad del noroeste estadounidense. Los problemas relacionados con la producción del film no tardaron en hacer acto de presencia, ya que ante la negativa de David Lynch de realizar una película que diera continuación a lo acontecido en la segunda y última temporada de Twin Peaks decidió rodar una precuela, años antes de que este tipo cintas se pusieran tan de moda en la actualidad, en la que relataría una historia anterior a todo lo que pudimos ver en la pequeña pantalla cuando el Agente Especial Dale Cooper llegó a dicha ciudad localizada en Washington D.C. Esta decisión por parte del director de Inland Empire fue la que dio pie a que Mark Frost se bajara del proyecto, ya que el autor de El Peso de la Corrupción (Storyville) prefería hablar del futuro de los habitantes de Twin Peaks y no de su pasado. Por suerte para Lynch Robert Engels, uno de los guionitas que mejor conocía el microcosmos de la serie, aceptó escribir mano a mano con él el guión de Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo, el largometraje con el que David Lynch nos narraría los últimos días de vida de Laura Palmer antes de ser asesinada.
Los obstáculos que pusieron su “inestimable” granito de arena para que la producción de Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo fuera tan retorcida y tortuosa como su trama tuvieron representación dentro del casting de la serie, ya que actores como Richard Beymer (Benjamin Horne), Sherilyn Fenn (Audrey Horne) o Lara Flynn Boyle (Donna Hayward) dieron su negativa a volver al universo de Twin Peaks ya que después de leer el guión de Lynch y Engels no vieron con buenos ojos el tratamiento que daban a sus personajes o renegaban de algunas de las escenas que tendrían que representar para un film que evidentemente iba a tener un tomo mucho más oscuro y adulto que el de su contrapartida televisiva. Por suerte la mayoría de intérpretes del programa televisivo aceptaron colaborar en el largometraje aunque curiosamente el que más quebraderos de cabeza produjo al director de Dune en este sentido fue precisamente un Kyle MacLachlan que se negó a ejercer un rol protagonista en la cinta, sólo interviniendo en la misma como secundario obligando con ello a Lynch y Engels a reescribrir pasajes del guión como todo el arranque con los agentes Chester Desmond (Chris Isaak) y Samuel Stanley (Kiefer Sutherland) que en el caso del primero iba a estar protagonizado por Cooper, idea que se descartó cuando el protagonista de El Efecto Dominó (Trigger Effect) dio su negativa a este respecto. Más allá de este contratiempo miembros del reparto de la serie primigenia como Sheryl Lee (Laura Palmer), Ray Wise (Leland Palmer) Grace Zabriskie (Sarah Palmer) Dana Ashbrook (Bobby Briggs), Mädchen Amick (Shelly Johnson) o Eric DaRe (Leo Johnson) entre otros decidieron participar activamente en Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo.
Una vez terminado el rodaje de la película los problemas volvieron a la palestra cuando los productores obligaron a Lynch a recortar brutalmente el metraje del film que se alargaba hasta las casi cuatro horas. El director de Terciopelo Azul aceptó a regañadientes y contra su voluntad a reducir el metraje a 129 minutos conservando todo el material centrado en la trama principal que vasculaba la narración, la que tenía como epicentro a Laura Palmer, y dejando en el suelo de la sala de montaje más de 90 minutos de escenas eliminadas protagonizadas por indispensables de la serie como Michael Ontkean (Harry S. Truman), Harry Goaz (Andy Brennan), Michael Horse (Hawk), Kimmy Robertson (Lucy Moran), Jack Nance (Pete Martell), Joan Chen (Josie Packard), Everett McGill (Ed Hurley), Warren Frost (Doctor Will Hayward) o Mary Jo Deschanel (Eilee Hayward) entre otros que finalmente no aparecieron en el montaje cinematográfico de la película. Con respecto a esta más de hora y media de metraje descartado es de recibo mencionar que tanto David Lynch, como sus fans recogiendo firmas en la red, lucharon durante años por conseguir los derechos del mismo que estaban en poder de la productora francesa MK2, con la que el cineasta llegó a tener no pocos problemas legales, consiguiéndolo finalmente en 2014 y siendo editado por primera vez en la edición en bluray de la serie, incluyendo también la película que nos ocupa, como “contenido adicional” de gran valor cinematográfico, histórico y sentimental para todo fan de la creación de Mark Frost y David Lynch. A modo de complemento adjunto aquí un enlace a la reseña que hice el pasado año 2016 en mi blog personal y en la que diseccionaba todas y cada una de esas secuencias.
Montada por fin la película todo estaba preparado para que la misma tuviera su estreno por todo lo alto en el Festival de Cannes al que David Lynch volvía por la puerta grande después de haber ganado dos años antes la codiciada Palma de Oro con Corazón Salvaje (Wild at Heart) la peculiar y excesiva historia de amor entre Sailor Ripley (Nicolas Cage) y Lula Fortune (Laura Dern) a partir de la novela homónima de un Barry Gifford que también colaboró con Lynch en la escritura del film. La respuesta negativa hacia Twin Peaks: Fire Walk With Me no se hizo esperar y ya durante su proyección en la croisette los abucheos, silbidos y demás expresiones de rechazo por parte de crítica y público se dejaron escuchar de principio a final a lo largo del proceso de visionado. La prensa especializada internacional masacró la película tildándola de retorcida, enfermiza, ininteligible y “oportunista”, idea esta última que como afirman varios expertos en el tema no se sostenía por sí sola si tenemos en cuenta que Twin Peaks había perdido tanto reconocimiento como seguidores después de que la segunda temporada de la serie televisiva superara su ecuador. Tan hostil y desconsiderada fue la respuesta en el festival francés al proyecto que el efecto boca/oreja no tardó en mostrar sus fauces ayudando a que su carrera comercial desembocara en fracaso en prácticamente todos los países en los que se estrenó, salvo en Japón donde la pasión por todo el universo relacionado con la creación de Frost y Lynch llegaba en ocasiones a bordear la enfermedad mental. El varapalo para el realizador de El Hombre Elefante fue brutal, cayendo en un notable desánimo que le impidió rodar cine durante cinco largos años que llegaron a su fin en 1997 con el estreno de aquella obra maestra llamada Carretera Perdida. A continuación vamos a dedicar una amplia parte de este especial (el primero se centró en las dos temporadas de la serie original) a diseccionar una pieza brillante e injustamente menospreciada como la que nos ocupa y a intentar analizarla humildemente desentrañando algunos de sus secretos más conocidos, siempre desde un punto de vista personal ayudado por teorías propias y otras que tomaremos de expertos en la serie de televisión.
Un fuerte martillazo rompe un aparato de televisión en el que previamente habíamos visto desfilar los títulos del crédito acariciados por un sombrío tema jazzistico a manos del compositor Angelo Badalamenti mucho más oscuro e inquietante que el mítico que acompañaba al opening de la serie. Este primer gesto parece una especie de declaración de principios por parte de David Lynch con la que nos confirma que Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo va a ser muy diferente a su versión televisiva y que su crudeza y radicalidad va a “destrozar” muchas de las constantes tonales y narrativas de aquella, algo que a fe mía consigue. Durante la primera mirad del metraje acompañamos a los agentes del FBI Chester Desmond (Chris Isaak) y Samuel Stanley (Kiefer Sutherland) a investigar, a petición de su superior Gordon Cole (el mítico personaje sordo interpretado por el mismo Lynch tanto en la serie como en el film) el asesinato de una chica llamada Teresa Banks (Pamela Gidley) en una ciudad llamada Deer Meadow. Para poner al día a sus subordinados Cole recurre a Lil, una extraña chica que por medio de un su vestimenta y un peculiar lenguaje gestual (recordemos que en la serie de tv Gordon se comunicaba con Cooper con una especie de jerga encriptada a la hora de hablar de las misiones que le eran encargadas) ofrecerá datos de gran importancia a Desmond y Stanley, siendo entendidos sólo por el primero que no dará toda la información a su compañero aunque sí le afirmará que tendrán problemas con la autoridad local de Deer Meadow y dando a entender, por medio de la “Rosa Azul” que portaba la extraña joven en su solapa, que posiblemente se impliquen en un caso de naturaleza “inusual”. Una vez en la ciudad la hostilidad del sheriff Cable y sus colaboradores se hace patente, pero el agente Desmond responderá de igual manera y conseguirá todos los datos relacionados con la fallecida Teresa Banks y examinar en privado el cadáver de la misma con la ayuda de Sam encontrando posteriormente una pequeña letra T de papel debajo de la uña de uno de los dedos de la fallecida.
Posteriormente los dos representantes de la ley visitarán la cafetería en la que Teresa Banks estuvo trabajando durante un breve periodo de tiempo. Allí la airada camarera Irene, que regenta el negocio, hace saber a Chester y Sam que la chica posiblemente tomaba drogas y que durante uno de sus últimos días como camarera ofreció síntomas de haber perdido sensibilidad en el brazo izquierdo (extraña afección que nos retrotrae a la que sufrieron Cooper y otros habitantes de Twin Peaks en The Path to the Black Lodge, el antepenúltimo episodio de la serie y que parecía presagiar el regreso de Bob a nuestra realidad). Una vez terminada la visita ambos personajes se dirigen al parque de caravanas Fat Trout siendo recibidos por el dueño Carl Rodd (Harry Dean Stanton). Estando allí ambos investigan la caravana en la que vivía Teresa y encuentran una fotografía de la misma en la que la vemos portar una anillo, en el brazo al que se refería Irene, que tiene inscrito un grabado idéntico al que encontraron Cooper, Truman y el resto del equipo de la autoridad local de Twin Peaks en la Cueva de la Lechuza en los últimos episodios de la serie. De vuelta la comisaría del sheriff Cable y después de enfrentarse verbalmente con él Desmond consigue que Sam se lleve el cuerpo de Teresa a Portland para realizarle una autopsia completa mientras él decide volver al parque de caravanas a seguir buscando pistas sobre el misterioso caso. El agente interpretado por Chris Isaak llega de nuevo al emplazamiento y comienza a notar ciertos comportamientos extraños en el ambiente, como un peculiar sonido parecido a un grito de guerra indio, que desembocan con la aparición del anillo de Teresa debajo de una caravana que según Carl pertenece a una familia apellidada Chalfont (relacionada en la serie con los Tremonds, la extraña anciana y su nieto que vimos en el episodio May the Giant Be With You en el programa televisivo) que al ser tocado por Desmond congela inesperadamente la imagen en pantalla.
El siguiente pasaje de Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo es uno de los más importantes y extraños de todo el metraje y el mismo tiene lugar en unas oficinas del FBI de Philadelphia en las que se encuentran los agentes Dale Cooper (Kyle MacLachlan) Gordon Cole (David Lynch) y Albert Rosenfield (Miguel Ferrer). De repente un desaparecido agente llamado Philip Jeffries (David Bowie) llega y su presencia crea una especie de atmósfera que se antoja “enrarecida” (una imagen de Cooper se ve congelada en una de las cámaras de seguridad justo cuando Philip pasa por su lado). Una vez reunido con sus tres compañeros el recién llegado advierte a Cole sobre que Cooper no es quien dice ser, declaración que unida a la capacidad que Jeffries tiene para viajar en el espacio y el tiempo posiblemente afirme que le haya permitido ver que en el futuro Dale será suplantado por su “doppelganger” o doble maligno poseído por Bob, y deja entrever haber asistido a una extraña reunión en la que vemos una habitación decrépita en la que Bob y el Enano u “Hombre de Otro Lugar” de la serie original mantienen una extraña conversación, sentados alrededor de una “mesa de formica”, centrada en un anillo y en la que podemos ver también a una serie de “espectadores” entre los que podemos ver a los Tremonds, la anciana y su nieto aprendiz de mago que vimos en el anteriormente mencionado primer episodio de la segunda temporada. Todo apunta a que esta localización es la “Logia Negra” (contrariamente a lo que se piensa la Habitación Roja parece que no es ninguna de las dos Logias sino una “antesala” que las precede) y en ella los personajes de Frank Silva y Michael J. Anderson sellan un pacto en el que el primero proporcionará ese “dolor y sufrimiento” de sus víctimas que una vez materializado en la “Garmonbozia” (una especie de maiz guisado que también se encuentra en la ya citada mesa) alimentará al Enano pero añadiéndole una cláusula que obliga a Bob a asesinar a toda aquella persona que porte el anillo que estaba en manos de Teresa Banks y cuyo contacto hizo desparecer a Chester Desmond. Una vez ofrecida esta aterradora confesión el personaje interpretado por el mítico cantante de Heroes o Cat People se esfuma nuevamente para sorpresa del resto de agentes del FBI y seguidamente informan por teléfono a Cole de que Chester Desmond también ha sido dado por desaparecido.
A continuación pasamos a Twin Peaks y vemos a Laura Palmer (Sheryl Lee) dirigirse al instituto junto a su amiga Donna Hayward (Moira Kelly en sustitución de Lara Flynn Boyle) encontrándose por el camino con su novio Bobby Briggs (Dana Ashbrook) y Mike Nelson (Gary Hershberger), el amigo de este último y su vez pareja de Donna. Una vez en los pasillos de Twin peaks Middle School Laura primero esnifa cocaina en los servicios para después encontrarse con su amante James Hurley (James Marshall) de manera furtiva. Más tarde a la salida de clase Laura es asaltada de manera airada por Bobby algo que ella toma con desdén, él la amenaza y le insinúa que si su comportamiento no es el adecuado se quedará sin la cocaina que él le proporciona y a la que ella es adicta, de modo que recula y acaba cediendo ante su novio. Seguidamente, y después de haber pasado un rato en casa de los Hayward, ya en su habitación Laura se dirige a coger su “Diario Secreto”, no el falso que encontraron Cooper y el equipo de Truman en el episodio piloto de la serie, para escribir en él y descubre con estupefacción que varias páginas han sido arrancadas, algo incomprensible si tenemos en cuenta que nadie conoce la existencia de ese diario a excepción de Harold Smith (Lenny Von Dohlen), el agorafóbico criador de orquídeas al que conocimos en la segunda temporada de la serie por mediación del personaje de Donna y que en esta ocasión es visitado por una aterrada Laura que le pide entre lágrimas que esconda dicha libreta en la que se pueden encontrar sus secretos más oscuros. Mientras Laura habla con Harold menciona a Bob y afirma que está siendo violada por él desde los doce años. A continuación pronuncia las palabras “Fuego Camina Conmigo” y su rostro torna en un color diabólicamente palido e inhumano, síntoma inequívoco que nos confirma cómo el poder de Bob poco a poco va mermando la voluntad de la hija de los Palmer que está a escasos pasos de ser poseída por la diabólica entidad de la Logia Negra. Algo después en la casa de los Palmer y justo en las escaleras de la casa familiar, debajo del ventilador (zona que parece ser en la que con más fuerza se concentra el poder de dicho ser sobrenatural) asistimos a cómo Bob sigue intentando hacerse con la voluntad de Laura afirmando que quiere “sentir los placeres que ella experimenta” socavando cada vez más su psique con la intención de apoderarse de su alma.
De nuevo en Philadelphia Cooper habla con su compañero Albert haciendo uso de sus peculiares usos deductivos para facilitarle información sobre la apariencia y las costumbres de Laura sin conocer su identidad pero afirmando de manera tajante que será la próxima víctima del asesino de Teresa Banks y confesándole que en un futuro solicitará sus servicios como experto forense para investigar el caso. Volvemos a Twin Peaks y allí encontramos a Laura colaborando con la cafetería Double R Dinner de Norma Jennings (Peggy Lipton), concretamente en el programa de comida a domicilio “Meals on Wheels”. De repente los Tremonds aparecen de la nada (los previamente anunciados abuela y nieto que eran testigos del pacto entre Bob y el Enano en la Logia Negra) y regalan un cuadro de una habitación vacía con una puerta abierta a Laura y le piden que lo cuelgue en la pared de su dormitorio. El niño, Pierre, advierte a Laura que “el hombre de la máscara está buscando el libro de las páginas arrancadas, se dirige ahora mismo a donde está escondido, está bajo el ventildador”. Después de esta reveladora confesión por parte de los Tremonds Laura se dirige a toda velocidad a su hogar y una vez en su dormitorio se encuentra con Bob buscando su diario, la joven sale corriendo entre gritos de la casa y se esconde en un jardín cercano quedándose estupefacta cuando ve que la persona que sale por el umbral no es otro que su propio padre Leland Palmer (Ray Wise), afirmación esta que confirma casi con toda seguridad que el cabeza de familia de los Palmer y Bob son la misma persona, aunque la chica entre lágrimas y sollozos trata de negárselo a sí misma. Esa misma noche a la hora de cenar Leland asalta de manera hostil a Laura acusándola de tener las manos sucias a la hora de cenar y preguntándole de quién es el collar con medio corazón que lleva colgado en el cuello. Ante esta terrible escena Sarah sólo muestra un carácter de impotencia y angustia que denota cuán sometida está a la voluntad de su marido y el control que Bob aplica en este último. Minutos después ya en el dormitorio conyugal con su esposa Leland cambia totalmente su rostro, como si Bob abandonara durante unos segundos su efecto hacia él, y este se acerca arrepentido a la habitación de Laura para pedirle perdón por su comportamiento.
Ya de madrugada Laura sueña que forma parte del cuadro que le regalaron los Tremonds. En el mundo onírico atraviesa la puerta de la habitación que se encuentra en la obra pictórica invitada por la anciana y su nieto que ejercen de guías y una vez allí parece introducirse en la Habitación Roja, lugar en el que tendrá un peculiar encuentro. En la posible antesala de las Logias Blanca y Negro asistimos a una conversación entre Cooper y el Enano, este último afirma al primero las palabras “Yo soy el brazo”, sentencia que da a entender que Philip Gerard, el Manco de la serie de tv, es o su huésped o el antiguo dueño de la extremidad que se arrancó cuando decidió abandonar, aparición divina mediante, su carrera delictiva junto a Bob y que tomó la forma de este “Hombre del Otro Lugar” representando su “lado diabólico”. Seguidamente el personaje de Michael J. Anderson exclama al de Kyle MacLachlan que cuando hace acto de presencia en la realidad un sonido, el mismo que escuchó al inicio del film Chester Desmond antes de desaparecer y que se asemeja a un grito de guerra indio, se deja escuchar en ese momento. El Enano coge de una pequeña mesa (¿de formica?) el ya famoso anillo y se lo muestra a Cooper, este mira fijamente a la cámara, que representa el punto de vista de Laura, y lanza esta sentencia: “Laura, no cojas el anillo”, dejándonos con la duda de si el agente del FBI quiere evitar que Bob cumpla su pacto y la asesine por portar la joya o si este Cooper es su “doppelganger” diabólico y su intención que Laura pierda su alma y esta sea tomada por Bob. Cuando parece que Laura sale de su ensoñación gira su rostro y encuentra al otro lado de su cama a Annie Blackburn (Heather Graham), la amada de Cooper por la que se introdujo en la Habitación Roja en el último episodio de la serie y que le dice estas palabras: “El Cooper Bueno está encerrado en la Logia y no puede salir, escríbelo en tu diario” confirmando lo que vimos en en el último episodio de la serie original, que Cooper quedó encerrado en la Logia Negra, su doppelganger ocupó su lugar en el mundo real y que Laura puede soñar con hechos que sucederán en el futuro. Seguidamente el anillo aparece en la mano de Laura y al mirar el cuadro de los Tremonds se ve introducida en el mismo, a su vez en otro cuadro colgado en su habitación un ángel que hay dibujado en él desaparece misteriosamente como si de un mal presagio se tratase.
A la mañana siguiente Laura no tiene el anillo en su poder y ya de noche se arregla para salir, pero Donna llega a su casa y le pide acompañarla algo a lo que la protagonista se niega. Laura llega al Roadhouse, el famoso bar motero de la serie de tv, y justo antes de entrar en el local se encuentra con la Señora del Leño (Catherine Coulson) que advierte a la muchacha sobre el “fuego” que tiene en su interior y que acabará consumiendo su inocencia. Una vez dentro y mientras ve actuar a la cantante Julee Cruise que interpreta el tema Questions in a World of Blue Laura rompe a llorar siendo consciente de que está perdiendo la batalla y que Bob va camino de conseguir su objetivo de poseerla y lamentándose de la vida autodestructiva a la que la ha abocado esta situación extrema. Seguidamente Laura avisa a dos camioneros que se encuentran en la barra y los invita a mantener relaciones sexuales con ella, la pareja acepta, pero en ese momento Donna aparece y exige a Laura que la deje acompañarlos, esta accede y los cuatro personajes cruzan la frontera con Canadá y van a parar a un local de mala muerte llamado The Power and the Glory. Ya en el antro Laura se encuentra con dos personajes de la serie, por un lado el camarero y narcotraficante Jacques Renault (Walter Olkewicz) y por otro con Ronette Pulaski (Phoebe Augustine), compañero de Laura a la hora de dedicarse a la prostitución y sobre todo único testigo del asesinato de la hijo de los Palmer. Mientras beben y se entregan a la lujuria Jacques afirma a las chicas que Teresa Banks preguntó por el padre de una de las dos, algo que deja un poco desconcertada principalmente al personaje de Sheryl Lee. Ya implicados todos los personajes al sexo y el alcohol Donna es drogada por uno de los camioneros que se aprovecha de ella desnudándola, algo que deja aterrada a una Laura que con ayuda de Jacques intentará evitarlo con todas sus fuerzas. Este intento por parte de la joven porque su amiga no caiga en la espiral de autodestrucción en la que ella se ve sumergida nos hace entender que no quiere para Donna un porvenir tan sombrío como el suyo ya que de esta manera es posible que Bob ponga sus ojos en ella, algo que la protagonista no se perdonaría nunca. A la mañana siguiente en la casa de los Hayward Donna se arrepiente de su comportamiento junto a Laura y esta es recogida por su padre Leland que viene a por ella para llevarla a casa.
Mientras padre e hija van en coche hacen una parada en un semáforo (¿el famoso de Sparkwood con la 21?) y de repente un sonido como el que el “Hombre del Otro Lugar” comentó a Cooper en el sueño de Laura o el mismo que escuchó Chester Desmond antes de desaparecer comienza a sonar y la protagonista advierte de un fuerte olor a “aceite quemado”, síntomas ambos que delatan la inminente aparición de algún habitante de las Logias Negra o Blanca o su encarnación física. En ese mismo instante Philip Gerard (Al Strobel) aparece en una camioneta y grita estas palabras a Laura y Leland: “Usted me robó el maiz, lo tenía en la tienda, estaba enlatado, y ella cuando la abrió se quedo estupefacata, como la tabla de una mesa de formica, el hilo se romperá Señor Palmer, el hilo se romperá, es él… ¡es tu padre!”. Esta sentencia verbal parece confirmar varias teorías como que Leland/Bob robó la “Garmonbozia” de Gerard/Enano, que el pacto del anillo realizado “en la mesa de formica” sigue en curso y que la persona que esconde a Bob lleva una máscara cuyas cuerdas, en un sentido simbólico, están a punto de romperse revelando su verdadero rostro. Después de que Gerard se marche, no sin haber dejado aterrada a Laura antes, asistimos a un flashback en el que descubrimos que Leland solicitó los servicios como prostituta de Teresa Banks y descubriendo de esta manera que su hija también ejercía dicho oficio. Poco después vemos como Leland mata a Teresa con un martillo, el mismo que rompía el televisor después de los títulos de crédito del film, y si recordamos que Teresa era por aquel entonces la portadora del anillo del pacto podemos asegurar que Bob/Leland está cumpliéndolo al 100% ya que el mismo le obligaba a ejecutar a todo aquel que lo llevara puesto en su mano. Ya de madrugada Laura acompaña a Bobby a los bosques de la localidad porque allí se encontrarán con un contacto que les proporcionará cocaina procedente del otro lado de la frontera canadiense. Dicho contacto resulta ser el ayudante del sheriff Cable de Deer Meadow al que se enfrentó Chester Desmond al inicio del film y tras intentar disparar contra Laura y Bobby este último le alcanza con su arma repetidamente a modo de defensa personal hasta matarlo mientras Laura no para de reírse jocosamente enfureciendo a un aterrado Bobby.
Ya de madrugada Sarah Palmer es drogada por su marido Leland que la obliga a beber un vaso de leche presumiblemente narcotizada. Mientras la matriarca de los Palmer tiene una visión con un caballo blanco en la habitación contigua Bob se desliza por la ventana para acabar en el lecho de Laura a la que comienza a violar. Ella recibe el acto de manera ambigua entre el placer y el rechazo, pero todo se rompe durante el clímax cuando Laura mira fíjamente a Bob y le pregunta quién es y el rostro del desaliñado habitante de la Logia Negra desaparece y ocupa su lugar el de Leland, su propio padre, incitando a la joven a emitir un grito de terror. El siguiente día será el último de la vida de Laura Palmer y en el mismo la joven escribirá el último capítulo de su vida llena de excesos. Después de visitar a su novio Bobby para que le proporcione una última dosis de estupefacientes y quedar con James y declararle entre lágrimas su amor se dirige a una cabaña en la que previamente había acordado montar una orgía con Ronette Pulaski, Jacques Renault y el camionero Leo Johnson (Eric DaRe). Una vez allí las chicas son maniatadas y forzadas por los dos hombres, pero todo se verá interrumpido cuando Leland aparezca de la nada, deje inconsciente de un fuerte golpe a Jacques y ante dicho panorama Leo decida escapar del lugar. Leland secuestra a Laura y Ronnette y las lleva al vagón de tren abandonado en el que se encontraron las pruebas del crimen en el episodio piloto de la serie. Ya en dicha localización Leland confiesa a su hija que él es Bob y haciendo uso de un espejo en el que Laura ya puede ver su reflejo convertirse en el de dicha entidad sobrenatural, lo que afirma que el ritual de transmigración está apunto de tener lugar, se prepara para conseguir su cometido. Mientras, en un rincón Ronette asiste atónita a dichos actos pero en un momento dado se arrepiente de sus pecados y un ángel hace su aparición concediéndole el perdón y liberándola de sus ataduras. En ese mismo instante la puerta del vagón se abre y vemos aparecer a Philip Gerard que seguía los pasos de su ex compañero de fechorías para detenerlo, mientras ayuda a Ronette a escapar arroja dentro del compartimento el anillo del pacto que es tomado por Laura. La chica se pone la joya en la mano y Leland/Bob debe cumplir su palabra y asesinarla haciéndolo entre gritos de arrepentimiento y lamentos ya que una vez más ha visto truncados sus planes sin poder apoderarse del alma de la protagonista y viéndose obligado a habitar en el cuerpo de Leland indefinidamente.
Leland envuelve a Laura en plástico, deja en el lugar del crimen su arma homicida y el colgante con el medio corazón que más tarde encontrarán allí Cooper y Truman y se dirigirá con el cadáver de su hija a Glastonberry Grove, concretamente en el círculo rodeado de sicomoros, lugar que parece ser el lugar oficial de acceso a la Habitación Roja en Twin Peaks. Una vez allí Philip Gerard y el Enano ejercen como una sola entidad y dan la bienvenida a Bob al que acompaña Leland que levita en al aire como su el personaje de Frank Silva se hubiera despojado de su disfraz. Bob toma de la camisa del patriarca de la familia Palmer restos que quedan en ella de la sangre de su hija y la arroja al suelo convirtiéndose esta en Garmonbozia que es ingerida por el Enano, alimentándose así del “dolor y sufrimiento” de la chica más popular de Twin Peaks. Ya en el epilogo del largometraje volvemos a la Habitación Roja pero en esta ocasión encontramos a Laura y a Cooper, en una secuencia casi con toda seguridad localizada en el futuro, que asisten a la aparición de un ángel, parecido al que vio Ronette en el vagón de tren, que Laura recibe entre lágrimas de felicidad. Dicha figura divina podría ser una metáfora del rol de “ángel de la guarda” que Cooper tomará con respecto a Laura ya que deberá permanecer encerrado en este mundo extradimensional 25 años hasta que pueda volver a tener acceso a nuestra realidad. De esta manera terminaba Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo, una cinta injustamente maltratada (los casi 90 minutos de escenas eliminadas también hicieron mucho daño la coherencia narrativa de la historia que se entiende mucho mejor si estos pasajes son vistos de manera conjunta o posterior al film) que no sólo era una perfecta continuación o extensión del microcosmos de la serie de Mark Frost y David Lynch sino que también marcaría el cada más críptico, arriesgado y nada autocomplaciente devenir del discurso autoral del creador de Cabeza Borradora o Dune.
La Banda Sonora: Siempre hay Música en el Aire
Twin Peaks enamoró al mundo con sus imágenes, pero también con sus sonidos. La banda sonora de la serie fue ideada por Angelo Badalamenti compositor que había hecho un enorme trabajo colaborando por primera vez con David Lynch en su largometraje Terciopelo Azul y que repitió aquí las mismas labores consiguiendo una serie de temas para la estantería del recuerdo. Con una mezcla de cortes que se movían entre el jazz, el swing, el rockabilly y las baladas de la vocalista Julee Cruise Angelo Badalamenti y David Lynch aunaron fuerzas para dar forma a una banda sonora inolvidable que tuvo una importancia capital a la hora de crear la atmósfera de la serie convirtiéndose casi en un personaje más. Entre el romanticismo y lo etereo, lo canallesco y lo rockero el soundtrack de Twin Peaks fue un éxito de ventas (tres millones de copias llegaron a comprarse) y llegó a estar nominado a los Emmy y los Grammy gracias a temas como el del opening, Audrey’s Dance, Nightangale o ese maravilloso Laura Palmer’s Theme cuya creación Angelo Badalamenti relató en este magnífico vídeo.
Después de muchos años de demanda los fans de Twin Peaks vimos saciado nuestro apetito goloso cuando Angelo Badalamenti y David Lynch decidieron en 2007 colaborar juntos como productores para editar en CD la banda sonora de la segunda temporada de la serie de la ABC. Convertida bien pronto en objeto de culto esta Twin Peaks: Season Two Music ando More nos traía por primera vez algunos de los temas que pudimos escuchar en la segunda tanda de episodios de la serie como las melancólicas Shelly, Audrey’s Prayer o Harold’s Theme, curiosidades como temas interpretados por los personajes en algunos capítulos como el Hayward Boogie que ejecutaba al piano Gersten Hayward (Alicia Witt), el Just You que cantaba James junto a Donna y Maddy, el Hook Rug Dance que ponía deliciosa música al flashback del baile de Louise Dombrowski que tenían los hermanos Horne o añadidos innecesarios como esa Blue Frank que no deja de ser el tema The Pink Room de la banda sonora de la película con otro nombre. Un disco no ta compacto y logrado como el de la primera temporada, pero magnífico y delicioso para fans de la serie de Mark Frost y David Lynch.
Como hemos comentado en el extenso apartado dedicado a desgranar Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo dicho film ofreció al público una versión mucho más oscura de la serie de televisión, de modo que su banda sonora no iba a ser la excepción a esa regla. Una vez más Angelo Badalamenti tomó la batuta y compuso una serie de cortes en los que el tenebrismo, la atmósfera opresiva y el misterio iban a copar toda la atención. Sí, volvemos a tener jazz, swing y rock, pero todo envuelto en una pátina de “malignidad” que desemboca en temas como Theme From Twin Peaks – Fire Walk With Me, la rockera The Pink Room o la inquietante The Black Dog Runs at Night, e incluso algún coqueteo con el hip hop como el que encontramos en A Real Indication con el mismo Angelo Badalamenti a las voces. Pero por descontado que también tenemos lugar para composciones románticas made in Badalamenti/Lynch como Questions in a World of Blue (con una pletórica Julee Cruise), Best Friends, el medley Montage From Twin Peaks o la climática The Voice of Love. Una nueva lista de temas memorables que nos hacen sumergirnos sin mucha dificultad en esta versión más adulta y dura de Twin Peaks.
Aunque no es una banda sonora, pero sí un “producto de audio”, he decidido incluir esta rareza llamada Diane… the Twin Peaks Tapes of Agent Cooper una recopilación de 45 minutos en los que se recopilan todas las cintas que el agente del FBI grababa para su secretaria Diane narradas por el actor Kyle MacLachlan y con copiosa información sobre el caso Laura Palmer y la vida del peculiar Dale. Como dato curioso mencionar que por su trabajo en esta cinta de cassette, el formato en el que se editó el recopilatorio de grabaciones en su época, el actor de Showgirls o Hamlet ganó el Grammy a la “Mejor Grabación No Musical” de aquel año. Este objeto de coleccionista, si mal no recuerdo nunca publicado en España, se complementa con un libro que nos sirve para pasar al próximo apartado de este especial en el que vamos a hablar de la parte del microcosmos de Twin Peaks adscrito a la narrativa literaria.
Los Libros: El Microcosmos se Extiende
Cuando la primera temporada de Twin Peaks finalizó la serie estaba en lo más alto de su popularidad y mientras Mark Frost y David Lynch comenzaban a diseñar las tramas que darían arranque a la problemática segunda temporada decidieron extender el universo de su criatura para que llegara a otros medios. Los creadores de la serie solicitaron los servicios de Jennifer Lynch, futura cineasta de films como Boxing Helena o Surveillance e hija de David, para que escribiera “El Diario Secreto de Laura Palmer”, una contrapartida literaria al que escribía Laura en la serie y que copó gran importancia tanto en esta como en la posterior película. Jennifer recibió por parte de Lynch y Frost copiosa información sobre la familia Palmer, de hecho ella fue una de las primeras personas en saber que Leland era el asesino del show, y gracias a ello consiguió dar forma a un libro que se antoja indispensable para entender la lucha física y psicológica que mantuvo Laura con Bob desde su infancia. La novela no elude pasajes polémicos centrados en la sexualidad de Laura o sus experiencias con las drogas con una explicitud que la televisión no permitía y ofreciendo algunos momentos aterradores al lector con respecto al martirio sufrido por el personaje. La misma Sheryl Lee afirmó que el libro de Jennifer Lynch fue de vital importancia para abordar su trabajo en Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo y un servidor pueda dar validez a dichas declaraciones. El Diario Secreto de Laura Palmer es una pieza del microcosmos “twinpeaksiano” indispensable para lo seguidores del mismo.
Si para escribir El Diario Secreto de Laura Palmer los creadores de Twin Peaks recurrieron a Jennifer, la hija de David Lynch, para dar forma al libro que nos contaría la vida del Agente Cooper lo hicieron con Scott, hermano de Mark Frost y autor del guión de algunos episodios de la serie original. La Autobiografía de el Agente Especial Dale Cooper: Mi Vida, Mis Cintas narra una supuesta transcripción de todas las cintas grabadas por Cooper desde 1967 hasta lo que era la actualidad de la serie cuando el libro fue editado en 1991. Gracias a este compendio llegamos a conocer facetas desconocidas de la personalidad de Dale, su deseo desde niño por formar parte del FBI, sus años de colaboración con Windom Earle, su relación de amor con Caroline, la de amistad/profesionalidad con su secretaria Diane y algunos pasajes interesantes como uno en el que narra que durante su niñez tuvo durante un ataque de asma la visión de un extraño hombre que lo llamaba por su nombre y que podría ser el mismo Bob que en algún momento de la niñez de Cooper trató de tomar su alma como posteriormente hizo con las de Laura o Leland, sin éxito en el primer caso y con él en el segundo. Esta “Autobiografía del Agente Cooper” es otra pieza indispensable para los fans de Twin Peaks que añade mucha información interesante para conocer más de la vida del más peculiar de los miembros de la Oficina Federal de Investigación.
La Historia Secreta de Twin Peaks se editó antes del estreno de la tercera temporada y no sólo recuperaba el universo de la serie o la película sino también al Mark Frost novelista. Como si de un facsimil se tratase el último trabajo literario del autor de Segundo Objetivo se presenta como una serie de archivos recopilados por un personaje desconocido, que finalmente resulta ser el Mayor Garland Briggs, que nos ofrecen ingente cantidad de información de los orígenes de Twin Peaks como ciudad del noroeste americano y sobre las familias que la ayudaron a progresar con el paso de los años como los Packard, los Jennings o los Martell. Con una narración fluida, una originalidad pasmosa a la hora de exponer hechos y hacer uso de la peculiaridad conceptual con la que ha sido construido La Historia Secreta de Twin Peaks es puro Mark Frost con sus tribus indígenas, sus hermandades secretas, sus agentes federales relacionados con lo sobrenatural y su particular visión de América. Aunque David Lynch admita no haberlo leído, ni tener intención de hacerlo, el último trabajo en papel de Twin Peaks es una excelente lectura que vuelve a ampliar el universo de Twin Peaks y que tendrá continuación en Octubre con Twin Peaks: The Final Dossier, también a manos del director y guionista de Storyville.
En España no son muy abundantes los ensayos sobre Twin Peaks, pero los que se han publicado son de una contrastada calidad. Posiblemente el más famoso y reconocido de ellos sea Twin Peaks: 625 Líneas en el Futuro editado en el año 2000 por Recerca Editorial y escrito por Javier J. Valencia (El Pájaro Burlón), una de las personas que mejor conoce el universo creado por Mark Frost y David Lynch en España. En las ajustadísimas 144 páginas de Twin Peaks 625 Líneas en el Futuro Javier J. Valencia desgrana pormenorizadamente todo lo que hasta ese momento había dado de sí la criatura de los autores de On the Air incluyendo biografías de los autores principales, fichas de los guionistas y directores implicados en el proyecto, de todos los personajes, de los capítulos de la serie, datos impagables sobre la película precuela/secuela, las escenas eliminadas e incluso de aquellas que ni siquiera llegaron a rodarse pero que sí existían en el papel. Aunque el libro habla de temas como el mechandising relacionado con la serie o la influencia que otros productos catódicos tomaron de ella años después posiblemente su interpretación de la simbología de Twin Peaks sea lo más valioso de su ensayo, ya que muchas de las teorías aquí planteadas por J. Valencia han sido tomadas como canónicas por el fandom debido a la lógica que las sustenta, de hecho un servidor se ha apoyado en muchas de ellas para realizar el resumen de la película que abre esta entrada. Dentro de los trabajos escritos en español relacionados con Twin Peaks este el más cotizado y reverenciado por los fans y con motivo.
Si Twin Peaks 625 Líneas en el Futuro es el ensayo en español más completo relacionado con la serie de David Lynch y Mark Frost Twin Peaks: Fuego, Camina Conmigo de la valenciana Carmen Viñolo (La Zancadilla), es el más peculiar y original de ellos. Con una atractiva mezcla de narración novelística y ensayo así como un primer capítulo titulado América que engancha a un lector que desde ese mismo momento se da cuenta que la autora del trabajo sabe bien de lo que habla Carmen Viñolo hace un soberbio recorrido por la serie, la película y demás variantes de la creación ficticia de Frost y Lynch analizando no sólo el microcosmos y sus recovecos simbólicos o narrativos, sino también el factor fetichista detrás de su estética, sus mixtura de géneros, la importancia de la película precuela/secuela, su relación con el medio artístico y su influencia en la cultura popular desde su creación en 1990 hasta nuestros días. Editado por Quarentena Ediciones Twin Peaks: Fuego, Camina Conmigo es droga dura para todo fan de Twin Peaks que quiera conocer una visión lúcida, tan fanática como reflexiva, sobre la serie que cambió la ficción televisiva para que esta pudiera transitar nuevos caminos.
La Simbología y el Significado: Una Aproximación
Una de las virtudes más grandes de Twin Peaks es que ninguno de sus dos creadores ha hablado abiertamente y de manera explícita de todo lo que oculta detrás de su mundo imaginario dejando abiertas muchas incóngnitas con las que los fans sólo podemos teorizar y elucubrar. Más allá de la información facilitada en la serie, la película, los libros y demás material relacionado con Twin Peaks todo este universo en el que se mueven el Agente Cooper y sus compañeros queda a la libre interpretación del que visiona y por muy bien planteadas que estén las reflexiones de unos u otros expertos en la creación de Mark Frost y David Lynch no podemos afirmar de manera tajante que nuestra perspectiva sea la correcta, pero es ineludible que dentro del microcosmos “twinpeaksiano” hay un enorme campo fertil predispuesto al debate entre los fans. En este apartado vamos a hacer uso de teorías propias y ajenas para intentar arrojar un poco de luz a qué se esconde detrás de la simbología de Twin Peaks y más concretamente de los seres humanos e inhumanos implicados en el caso del asesinato de Laura Palmer que son los que más dudas plantearon de cara a los espectadores y los que frecuentemente incitan a hipótesis de todo pelaje, ya sean lógicas dentro de la suspensión de la credibilidad que exige la obra de ficción que nos ocupa o tan rocambolescas que no se sostengan por ningún lado. Todas son bienvenidas ya que con el paso de los años han conseguido alargar la vida del producto que les dio origen.
El sheriff Harry S. Truman nos dejaba claro bien pronto que Twin Peaks no era una ciudad como las demás, ya que la misma parece ser una especie de puerta de acceso a una dimensión poblada por seres partidarios del Bien (los miembros de la Logia Blanca) y del Mal (los de la Logia Negra). Según la información que el Mayor Garland Briggs y Windom Earle descubrieron en el proyecto secreto Libro Azul cada 25 años, cuando los planetas Saturno y Júpiter se encuentran en conjunción, los seres humanos de nuestra realidad pueden acceder a dichas logias, pero para poder adentrarse en ellas deben hacer uso de las “llaves” que las abren, que son el “miedo” y el “amor”. Antes de acceder a las Logias existe una antesala que es la Habitación Roja, una especie de “limbo” que hay que recorrer para llegar a las mismas. Bob y Mike (nombre de la entidad que habita en Philip Gerard) posiblemente eran moradores de la Logia Negra y la frase “Fuego Camina Conmigo” (incluida en el la letanía que pronuncia el mismo Gerard en el segundo episodio de la serie durante el sueño de Cooper y Bob/Leland en su interrogatorio una vez es descubierto como el asesino de Laura Palmer) parece ser el “juramento” que los vincula con la maldad. Bob y Mike se alimentaban del “dolor y el sufrimiento” de las víctimas a las que poseían y una vez en la Habitación Roja sus “representaciones sobrenaturales” transforman esos sentimientos en Garmonbozia, el alimento físico que ingieren y que parece conferirles nueva vida una vez lo toman.
Las criaturas de las Logias habitan nuestra realidad ocultos en los cuerpos los humanos que poseen, pero hay algunas “reacciones” que delatan su presencia en este plano dimensional. El sonido a modo de grito indio (el que el Enano usa con Cooper, el que escucha Chester Desmond antes de desaparecer o Laura cuando Philip Gerard la acosa a ella y a su padre en la carretera), la electricidad defectuosa (esa lámpara de la morgue que falla poco después de haber estado Leland en la habitación durante el episodio piloto, la que menciona el Enano en la reunión de miembros de la Logia Negra a la que asistió Philip Jeffries) o un fuerte olor a “aceite quemado de batería” (el que perciben en distintos pasajes de la serie o la película el Doctor Jacoby, Laura, Maddy o Ronnette) preceden la aparición de los habitantes de las Logias, como si de un residuo de las aberturas dimensionales por las que salen y entran en nuestro mundo se tratase. Personajes como Laura, Maddy, Cooper, Garland, Jeffries, Desmond o Sarah son lo que Philip Gerard/Mike llama “contaminados o malditos” (“gifted and the danmed” en la versión original) seres humanos con una peculiar sensibilidad que les permite ver la forma “incorporea” de los habitantes de las logias e incluso viajar a través del espacio y el tiempo por medio de ellas. Mike se arrancó el brazo en el que tenía el tatuaje que rezaba “Fuego Camina Conmigo” rechazando su lado diabólico tras tener una revelación divina y desde entonces juró perseguir a su ex compañero Bob para detenerlo y con ello impedirle tomar más víctimas. Bob encontró a Laura por mediación de su padre Leland, al que acosó de niño, y la vio como la víctima perfecta, una dulce niña de ojos azules, pelo rubio y pureza de corazón. Pero Laura hizo muestra de una voluntad de hierro y no cedió ante Bob, un parásito que ella creía irreal porque sólo lo veía en lo que creía eran sus sueños.
Ante la imposibilidad de poseer a Laura Bob tomó el cuerpo de su padre Leland y decidió abusar sexualmente de ella violándona desde temprana edad, a lo largo de los años la voluntad de la chica se resquebrajaba y esto le incitaba a vivir una existencia llena de excesos con alcohol, drogas y sexo remunerado. En los hechos acontecidos en Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo asistimos al último intento por parte de Bob de apoderarse de Laura, pero gracias al “anillo del pacto”, esta elige voluntariamente morir a manos de su acosador antes que entregarle su alma. Después de estos hechos Bob permaneció latente dentro de Leland y sólo la llegada de Cooper a Twin Peaks delató su presencia incorporea en el recipiente físico del personaje de Ray Wise. Una vez Bob huye del cuerpo del patriarca de los Palmer todo apunta a que Bob, mientras busca una nueva víctima a la que poseer, habita dentro de una, o varias, de las lechuzas de los bosques, ya que estos animales son tildados a lo largo de la serie como seres malignos, posiblemente espías de la Logia Negra, “Las Lechuzas no son lo que parecen” escuchábamos de boca del Gigante o leíamos en los mensajes encriptados del Mayor Briggs. El fuego también represente el mal en Twin Peaks, el fuego mató al marido de la Señora del Leño, el fugo casi siempre está encendido en la chimenea de Benjamin Horne, con fuego jugaba Bob cuando Leland era un niño para intimidarlo y fuego se ve reflejado en las gafas del empresario y criminal Thomas Eckhard (David Warner) a su llegada a Twin Peaks. Si en Twin Peaks el fuego representa lo diabólico, la madera es la portadora del bien, la misma que sirve de materia prima a la ciudad, la que da forma al leño de Margaret Lanterman y la que atrapa el alma de Josie Packard en un pomo de una mesita de noche de el Gran Hotel del Norte una vez ha muerto.
Como el título de este apartado indica esto es sólo una breve aproximación a lo que “pudiera” ocultar mucha de la simbología de Twin Peaks y sus distintas variantes cinematográficas o literarias. Estos párrafos junto a los que han diseccionado previamete la película Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo aunan conjeturas de cosecha propia y otras que llevo leyendo durante años de fans, expertos en la serie, guionistas de la misma o los mismos Frost y Lynch que dosifican con cuentagotas la poca información que aportan sobre su creación con la intención de no desentrañar totalmente sus misterios. El problema de estas breves líneas que habéis leido salidas de mi impronta no es sólo quepueden ser rebatidas con facilidad debido a su naturaleza “elucubrativa” sino que próximamente puede quedar total o parcialmente desacreditada si tenemos en cuenta cómo en sólo cuatro capítulos de la nueva temporada los mismos creadores de Twin Peaks han borrado los límites de lo imaginable con respecto al programa, añadiendo una nueva imaginería infinita a la serie a la que vamos a dedicar otro apartado de este segundo especial en el que expondré mis primeras impresiones de lo que puede considerarse el acontecimiento televisivo más importante y esperado del año 2017, no sin antes incluir unos párrafos en los que hablaremos de las series que tomaron el testigo de la Twin Peaks original.
Los Hijos de Twin Peaks: El Legado del Agente Cooper
Cuando Twin Peaks llegó a las pantallas de Estados Unidos la parrilla televisiva de la nación era casi un páramo desierto de inventiva en el que se repetían hasta el hartazgo fórmulas genéricas y en la que sólo los productos afianzados para la época como Cheers, Se Ha Escrito Un Crimen (Murder, She Wrote) o Policías de New York copaban la mayor parte de la audiencia. La cadena ABC estaba bajo mínimos y la jugada arriesgada que supuso dar carta blanca a David Lynch y Mark Frost supuso un acierto mayúsculo en todos los sentidos posibles. Su originalidad, la mixtura de géneros que aunaba el policíaco con la soap opera, la comedia o el terror, caló pronto en unos espectadores que a principios de los 90 no estaban acostumbrados a degustar piezas de este tipo en sus aparatos televisivos, de modo que Twin Peaks no tardó mucho en convertirse en una verdadera pieza de culto dentro del medio catódico y a pesar de su breve vida, dos temporadas y una película, su huella quedó grabada a fuego en la mente de millones de personas entre las que se encontraban los que en un futuro serían creadores de algunas de las mejores series de tv que abarcarían los estertores de muerte del siglo XX y los primeros latidos del XXI. Twin Peaks vino para quedarse y son cientos de programas los que han bebido de una u otra manera de su estilo narrativo, estética o conceptualidad autoral.
Lo más curioso es que no sólo series localizadas en pequeñas poblaciones estadounidenses en las que un hecho fortutito (normalmente un asesinato como el de Laura Palmer) trastoca radicalmente la aparente plácida vida de los ciudadanos del lugar como Happy Town, The Killing, Wayward Pines, Haven o Point Pleasant beben del imaginario “twinpeaksiano” otros shows tan diferentes en tono e intenciones como Mujeres Desesperadas (Desperate Housewives) Los Soprano o la más añeja, y muy recuperable, Picket Fences (interesante drama de David E. Kelly malvendido en su época por Antena 3 como una nueva Twin Peaks que nunca intentó ser más allá de su localización geográfica y galería de personajes extravagantes) se dejaron llevar por las referencias de la criatura ideada por Mark Frost y David Lynch. Posiblemente la primera serie que trató de captar la vertiente más amable y cándida de Twin Peaks fue la maravillosa Doctor en Alaska (Northern Exposure) que relataba las vivencias del Doctor Joel Fleischman (Rob Morrow) en Cicely una pequeña ciudad situada en el estado ya mencionado con todo tipo de variopintos y entrañables secundarios. Luego sería de recibo mencionar otros programas que emularon de Twin Peaks su afán por crear un microcosmos lleno de incógnitas que enganchaban a modo de droga dura a millones de fans que trataban de esclarecer qué sucedía en pantalla siendo el más importante de ellos Perdidos (Lost) el enorme éxito de la pasada década ideado por J.J Abrams y Damon Lindelof en el que un accidente de avión en una isla desconocida escondía detrás todo un imaginario tan vasto como inabarcable que por desgracia se le escapó de las manos a sus responsables.
Pero son tres series las que tienen una mayor deuda pendiente con Twin Peaks, Expediente X, True Detective y Carnivàle. La primera fue creada por Chris Carter en 1993 y no sólo tomaba de la creación de Lynch y Frost el tono oscuro y tenebrista, también el retrato un tanto peculiar de agentes del FBI que se enfrentaban a “casos inexplicables” además de la presencia de David Duchovny dando vida a Fox Mulder, actor que en Twin Peaks interpretó al travestido agente Denise Bryson o la aparición estelar de muchos de los secundarios como Don S. Davis, Kenneth Welsh o Richard Beymer. Por otro lado la producción ideada por Nic Pizzolatto para HBO es, al menos en su primera temporada, casi una actualización punto por punto de todo el núcleo central de Twin Peaks relacionado con el asesinato de Laura Palmer. Crimen ritual, detectives peculiares con uno de ellos en poder de unos peculiares métodos deductivos y pasado turbio, una hermandad secreta detrás del homicidio, etc. El guionista de The Killing se alimentó ingente cantidades de lo planteado por Lynch y Frost 25 años antes y de hecho cuando perdió esa pátina de extrañeza en la segunda temporada el resultado no fue tan redondo. Por último no podemos dejar pasar la mención de la serie más heredera de Twin Peaks, Carnivàle, nacida también en el seno de la HBO y creada por Daniel Knauf en colaboración con directores, guionistas y actores (Michael J. Anderson daba vida a Samson, uno de los personajes principales) que estuvieron implicados directamente con Twin Peaks. Esta serie que sigue los pasos de una feria ambulante durante los Estados Unidos de la Gran Depresión no sólo está poblada por personajes misteriosos, atípicos y extremos, también condensa en su interior la enésima batalla de resonancias bíblicas entre el bien y el mal (Bob/Cooper, Logia Blanca y Negra) que por desgracia no superó las dos temporadas por su costoso diseño de producción mayoritariamente realizado en exteriores.
Gente como David Chase (Los Soprano) J.J. Abrams (Fringe) o Matthew Weiner (Mad Men) han confesado públicamente la admiración que sienten por Twin Peaks y la labor que en ella realizaron Mark Frost y David Lynch y no han dudado en afirmar que sus producciones están repletas de deudas o referencias a las aventuras oníricas del Agente Dale Cooper y el Sheriff Truman. La serie de la ABC abrió en 1990 las puertas a una nueva ficción televisiva de autor más inmersa en el lenguaje cinematográfico que las producciones diseñadas por pesos pesados de la época como Donald P. Belisario (Magnum, Las Historias del Mono de Oro) Steven Bochco (Canción Triste de Hill Street, Policías de Nueva York) o David E. Kelly (La Ley de los Ángeles, Un Médico Precoz) revolucionando la pequeña pantalla rebasando no pocos límites de lo permisivo establecidos hasta ese momento y marcando a fuego, nunca mejor dicho, su impronta en el inconsciente colectivo. Ahora que vivimos una larga y próspera “nueva edad de oro de la ficción televisiva americana” Frost y Lynch vuelven con su vástago debajo del brazo a demostrarnos si son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, los mismos que desde hace años nos afirman que las mejores historias ficticias se están contando en la “caja tonta” y que es hora de que Dale Cooper y sus compañeros de fatigas demuestren que los años no pasan por ellos.
Tercera Temporada: Más Allá de la Vida y la Muerte
Dirección David Lynch
Guión Mark Frost y David Lynch
Música Angelo Badalamenti
Fotografía Peter Deming
Reparto Kyle MacLachlan, Monica Bellucci, David Duchovny, Laura Dern, , Balthazar Getty, Ashley Judd, David, Jim Belushi, Jeremy Davies, Tim Roth, Amanda Seyfried, Tom Sizemore, Sheryl Lee, Sherilyn Fenn, Dana Ashbrook, Naomi Watts, Jennifer Jason Leigh, Mädchen Amick, Alicia Witt, David Patrick Kelly, Peggy Lipton, Wendy Robie, Everett McGill, Russ Tamblyn, Harry Dean Stanton, Michael Horse, Grace Zabriskie, Robert Forster, Miguel Ferrer, Kimmy Robertson, Harry Goaz, James Marshall, David Lynch
Duración 60 min
Productora Showtime, Lynch/Frost Productions
Nacionalidad Estados Unidos
La noticia saltaba el 6 de Octubre de 2014 cuando David Lynch y Mark Frost confirmaban con un mensaje compartido en sus respectivas cuentas de Twitter aquello que los fans de Twin Peaks llevábamos 25 años deseando y temiendo en la misma medida, el regreso de la serie que cambió la historia de la televisión a principios de los 90 con sólo dos temporadas en su haber. Ambos creadores se asociaban con la cadena de televisión por cable Showtime para dar forma a una nueva temporada cronológicamente la tercera, con nueve episodios escritos por ambos, dirigidos en su totalidad por Lynch y en los que regresarían a aquella aparentemente idílica ciudad del noroeste estadounidense que después resultó no serlo tanto. Los problemas no tardaron en tomar forma ya que ante diferencias cretivas y presupuestarias Lynch ofcializaba su salida del proyecto quedando su impronta únicamente en los guiones escritos al alimón con Frost. La red ardió ante la decisión de Showtime, los actores de la serie original crearon una divertida campaña viral para dar su apoyo al director de Dune y por suerte las presiones surtieron efecto y de qué manera. David Nevins, jefe de programación de Showtime, no sólo accedió a las exigencias de Lynch también le concedió el doble de capítulos que habían acordado y una total libertad creativa a él y a Mark Frost para hacer y deshacer a su antojo. Una vez elegido el reparto, con caras nuevas y habituales de la serie original, pero alguna ausencia de capital importancia como la de Michael Ontkean dando vida al sheriff Harry S. Truman, la temporada comenzó su rodaje en Septiembre de 2015 y acabó en Abril del año siguiente. Tras una campaña publicitaria rodeada de secretismo (la serie ha llegado a las pantallas sin saberse asbolutamente nada de ella, algo impensable en los tiempos de las filtraciones en internet) en la que los teasers se sucedían los unos a los otros sin dar casi información a los fans el pasado 21 de Mayo Showtime estrenó los dos primeros episodios de esta nueva temporada y seguidamente subió en su web de internet el tercero y el cuarto. Un servidor ya ha podido ver estos episodios y a continuación vamos a cerrar esta segunda parte del especial dedicado a Twin Peaks dando nuestras primeras impresiones sobre ellos.
Al igual que sucedió con May the Giant Be With You, el primer episodio de la segunda temporada, pero hiperbolizando su efecto hasta lo prohibitivo, el capítulo que da arranque a esta tercera no hace prisioneros. El prólogo entre el Gigante y Cooper es una declaración de principios con la que Mark Frost y David Lynch lanzan un mensaje claro y directo al espectador neófito que no conoce los previos hechos acontecidos en la serie, ese mensaje reza algo así como “no tenéis nada que hacer aquí”. Esta nueva etapa de Twin Peaks elude una posible naturaleza unitaria y afirma claramente que para ser entendida, en la medida de lo posible, no sólo hay que haber visto las dos primeras tandas de episodios de la serie, sino también la película Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo. Pero tampoco los fans de Twin Peaks se libran de salir escaldados con este retorno de su serie favorita, ya que los primeros pasos del episodio inicial posteriores a esa concesión a la galería que supone el ya mencionado prólogo suceden en New York y Buck Horn (Dakota del Sur) con una estética y una impronta 100% lynchana, pero muy alejada de las señas de identidad de la serie original que casi no tiene presencia en estos 58 minutos de metraje más allá de la presentación de algunos actores del reparto clásico cuando Frost y Lynch deciden localizar la acción en nuestra amada ciudad de Washington. Esto nos lleva a la necesidad de aceptar algo que es una verdad ineludible, el David Lynch de esta tercera temporada de Twin Peaks no es el mismo que rodó las dos clásicas, ya que debemos tener en cuenta que el actual tiene a sus espaldas el bagaje de toda su filmografía localizada en los 90 y los 2000 y como recordamos ya desde, curiosamente, Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo Lynch daba muestras de querer volver a sus raíces, las de un autor que en cada nuevo proyecto en celuloide en el que se embarcaba renegaba más de la narración líneal y la ortodoxia argumental adscrita al clásico Inicio/Nudo/Desenlace como pudimos ver en Carretera Perdida o Mulholland Drive y que llegó a niveles paroxistas en Inland Empire.
Por eso mismos la subtrama en New York nos retrotrae a Carretera Perdida, por eso la de Buck Horne emite ecos que nos recuerdan a Mulholland Drive, por ello Frost y Lynch se la juegan al todo o nada eludiendo toda intención por apelar a la nostalgia o el fanservice malentendido para satisfacer a sus acólitos haciendo “lo que les da la gana” con el juguete que ellos mismos crearon en 1990 y que Showtine ha vuelo a poner a su disposición. Si el primer episodio sienta las bases de lo que vamos a ver en los próximos dejando casi de lado, por ahora, la ciudad de Twin Peaks el segundo sirve para que los creadores de la serie cojan todo el ideario y el microcosmos que ellos diseñaron y volarlo por los aires afirmándonos de manera tajante de que en esta ocasión no hay límites ni restricciones y que si en su momento muchos se alarmaron cuando vieron que Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo daba una versión mucho más sórdida de su contrapartida catódica esta nueva tanda de capítulos auspiciada por la cadena Showtime va a reformular y replantear todo el microcosmos “twineapeskaino”. Lo más curioso es que con estas primeras cuatro horas de metraje los autores de On the Air han cumplido lo que prometieron hace años cuando les preguntaron por la resolición del encierro del “Cooper bueno” de cara a una posible tercera temporada, que no es nada más y nada menos que dar un fin a dichos hechos con un arco argumental de tres o cuatro episodios. Sí, estos cuatro episodios narran la epopeya que vive el “Cooper bueno” para salir de la Logia Negra atravesando una serie de “planos infernales” de naturaleza dantesca (las similitudes con el infierno que Aliguieri retrató en La Divina Comedia son notables) y pesadillesca para conseguir volver a nuestra realidad habitada desde hace un cuarto de siglo por su doppelganger maligno, teóricamente habitado por Bob. En este sentido el primer cuarto de hora del tercer episodio es una prueba más por parte de David Lynch y Mark Frost para que esta nueva Twin Peaks haga criba con respecto a expulsar a los espectadores que no quieran entrar en su juego con un imaginario arrancado brutalmente de Cabeza Borradora (Eraserhead) con quince minutos sin diálogos, un montaje enfermizo y algunos pasajes que se mueven entre la genialidad estilística y el capricho estético.
Es como si el mismo David Lynch nos hiciera pagar un peaje en el que tendremos que introducirnos en su mente para ir atravesando planos dimensionales, del mismo modo que lo hace Cooper, para encontrar la Twin Peaks que todos conocemos y en el tercer episodio tiene lugar. Ahí están Andy y Lucy con su hijo Wally Brando (acierto mayúsculo que Michael Cera interprete al hijo de esta pareja) Hawk, una Señor del Leño muy deteriorada despidiéndose de nosotros, Laura y Leland, Philip Gerard, Gordon Cole y Albert Ronsefield,, el nuevo sheriff Truman, Frank, hermano de Harry e interpretado por Robert Foster (Jackie Brown) y un par de sorpresas como ver a Bobby Briggs de ayudante del sheriff y a la agente Denise Bryson como directora del FBI. Todo un reparto, que todavía no ha sido desvelado al completo, comandado por un Kyle Maclachlan que sólo por su labor en estos episodios ya merecería como mínimo un premio Emmy. Frost y Lynch saben que estas pequeñas dosis de fanservice son necesarias para saciar el apetito goloso de los fans, pero como narradores su intención es otra, tomar todas las señas de identidad del universo twinpeaksiano (el anillo del pacto, la Garmonbozia, la Habitación Roja) y reescribir la historia para que las aventuras del Agente Cooper en esta ocasión no conozcan limitaciones artísticas o narrativas para así dar forma a una temporada de dieciocho episodios que, esta vez sí, cerrarán adecuadamente la serie que lo cambió todo o al menos eso esperamos. Estos cuatro episodios son 100% David Lynch sin adulterar, y por supuesto con no pocos apuntes de las inquietudes de Mark Frost relacionadas con sociedades secretas, agentes de la ley con dones especiales y deudas con la historia antigua que forjó el legado de Estados Unidos como nación. Sólo cuatro horas de metraje que sirven de prólogo para lo que está por llegar, un viaje a una tierra desconocida y fértil con la que sus creadores pueden jugar a placer demostrando a todos los autores de la “nueva edad de oro” de las series de televisión americanas actuales que este deporte lo inventaron ellos hace 25 años y que siguen siendo los mejores a la hora de practicarlo.
Valoración Global
“Twin Peaks fue como una estrella fugaz, brilló con mucho fulgor durante un corto periodo de tiempo y luego se apagó”. Con estas palabras sintetizaba el actor Ray Wise (Leland Palmer) su opinión de la serie que le dio la fama durante la promoción de la película Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo. No se aleja demasiado de la realidad con su afirmación el hombre que dio vida al padre más aterrador de la televisión americana, pero en lo que se equivoca es en lo de que su brillo se apagó, nada más alejado de la realidad. Incluso antes de su regreso a las pantallas de todo el mundo Twin Peaks seguía muy viva y es de mucho mérito que una serie que nació antes de la era internet y que mostraba bajo su superficie un retrato durísimo de la familia americana media (visión que nació en Terciopelo Azul, el film que puede considerarse el germen de todo) haya superado la prueba del tiempo acumulando una horda de fans que viven la creación de Mark Frost y David Lynch como algo más que un producto de ficción. Desde un punto objetivo debemos remarcar que Twin Peaks supuso una revolución en el mundo televisivo, que su primera temporada funcionaba como un perfecto engranaje y que en los diez primeros episodios de la segunda se encontraba lo mejor del programa. Pero sería de necios negar que a partir de la resolución del caso Laura Palmer bajó alarmantemente de nivel, perdiendo a pasos agigantados su calidad y personalidad convirtiéndose en una parodia de sí misma. Por suerte el regreso de sus creadores para la recta final y la implicación de David Lynch en Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo nos demostraron que el universo “twinpeaksiano” todavía tenía mucho que decir, algo que la presente tercera temporada refuta de manera solemne con cuatro episodios que seguro son sólo el comienzo de otra página en la historia de la televisión con Twin Peaks como protagonista.
Valoración (muy) Personal
Dentro del mundo de la televisión Twin Peaks es mi ficción favorita. Sé que las hay mejores, más compactas, con personajes mejor perfilados, pero ella me da algo que ninguna otra serie de televisión me sabe dar, excepcionalidad total. Mi cariño hacia la criatura de Mark Frost y David Lynch es especial, llegando al extremo de que es inusual que no dedique al día unos minutos de mis pensamientos a recordarla. Desde la primera vez que vi el episodio piloto, grabado por un amigo en un vhs del canal Calle 13, me enamoré de esa localidad del noroeste de Estados Unidos, de su atmósfera enrarecida, de sus personajes extravagantes, de esos inquietantes bosques que esconden un mal ancestral más viejo que el mismo hombre. Dos veces al año veo completa la serie y la película, me sé de memoria los diálogos, los encuadres de la cámara, los giros de guión o cuándo va a aparecer en pantalla tal o cual personaje. En resumidas cuentas Twin Peaks es una parte muy importante de mi existencia trascendiendo el medio televisivo, el cinematográfico e incluso la obra de David Lynch, un director por el que profeso una gran admiración y del que, en mayor o menor medida, me gustan todos sus films. Pero Twin Peaks está hecha de otra pasta, no sé si por su contexto, su tono o por la labor del siempre injustamente minusvalorado Mark Frost que se compenetra a as mil maravillas con la del director de Una Historia Verdadera (The Straight Story), sólo puedo afirmar que independientemente del resultado que nos ofrezca esta tercera temporada en curso, mi único deseo es que el “fuego camine siempre conmigo” y con todos aquellos a los que Twin Peaks, de una manera u otra, les cambió la vida.