
Título Original Children of the Corn (1984)
Director Fritz Kiersch
Guión George Goldsmith basado en el relato corto de Stephen King
Actores Peter Horton, Linda Hamilton, John Franklin, Courtney Gains, Robby Kiger
En el año 1984 no eran pocas ya las adaptaciones cinematográficas o televisivas que se habían realizado de novelas o relatos del escritor norteamericano nacido en Maine, Stephen King. Incluso pesos pesados como Stanley Kubrick (El Resplandor), Brian de Palma (Carrie), Tobe Hooper (Salem's Lot), David Cronenberg (La Zona Muerta) o John Carpenter (Christine) habían coqueteado, en el sentido audiovisual de la palabra, con la literatura del novelista nacido en Nueva Inglaterra para llevarla a imágenes, con más o menos éxito y reconocimiento.

La hoy día extinta productora New World Pictures estrenó en el ya mencionado año un modesto film de terror titulado Los Chicos del Maíz, que estaba basado, bastante fielmente, en un relato corto homónimo incluído en la magnífica antología El Umbral de la Noche (Nght Shift), que aunaba varias historias de pocas páginas con autoría del autor de Maine entre las que también se encontraban las que más tarde servirían de base para otras adaptaciones cinematográficas como Los Ojos del Gato, El Cortador de Césped o la terriblemente reivindicable La Rebelion de las Máquinas (Maximum Overdrive) que supone el hasta hoy único y rocambolesco film de Stephen King como director.

Una joven pareja de novios viajan por la carretera y llegan a Gatlin, un pueblo de Nebraska aparentemente deshabitado. Nada más alejado de la realidad, ya que por medio de la influencia psicológica de Isaac, un niño fanático religioso que rinde tributo a una supuesta entidad que habita en los maizales de la localidad con la ayuda de su brazo derecho, Malachai, todos los menores de edad de Gatlin se encuentran bajo su yugo siendo incitados a asesinar a todos los adultos del lugar ,incluyendo a estos dos forasteros recién llegados para invadir y alterar su prticular estilo de vida.

Los Chicos del Maíz es puro y genuino folk horror con aroma a serie B. Un film del montón que conoce todas sus limitaciones como subproducto de terror creado por y para entretener a un espectador que se enfrentará a él sin pretensiones o sin pedirle demasiadas exigencias en el plano cinematográfico. Por suerte la misma naturaleza modesta del proyecto le permite revelarse como una cinta competente consiguiendo ser una interesante muestra de cine genérico de bajo presupuesto, pero llevada a cabo con notable oficio.

Buena muestra de esa profesionalidad se deja ver en el magnífico arranque del largometraje, posiblemente el mejor pasaje de todo el proyecto. El potente flashback que narra la matanza de aldeanos en la cafetería es un acierto de escueta puesta en escena, virulencia no muy explícita, pero psicologicamente impactante, y un uso magnífico de la apocalíptica banda sonora de Jonathan Elias que recuerda considerablemente a la de Jerry Goldsmith para La Profecía (The Omen) de Richard Donner. Un prólogo directo a la yugular de un espectador que en esos escasos minutos toma conciencia del nivel de salvajismo que pueden llegar a alcanzar los niños habitantes de Gatlin contra los adultos.

El hoy caído en el olvido y en su momento tampoco muy conocido realizador Fritz Kiersch ejerce aquí de competente artesano y gracias a ello consigue sacar adelante una producción que consigue transmitir una opresiva atmósfera claustrofóbica y desasoseguante de eficiente acabado formal y tonal. Kiersch aprovecha también la solvencia de sus dos actores principales, un Peter Horton pre Trentaytantos y una Linda Hamilton que ese mismo año llegaría al éxito con otra cinta bastante humilde dirigida por un semidesconocido canadiense llamado James Cameron y que supondría todo un sleeper llamado Terminator.

Pero también sabe sacar partido de unos intérpretes no profesionales, niños y adolescentes en su mayoría, que sin ser duchos en arte dramático acometen con oficio sus personajes. Destacando el extraño carisma del Isaac de John Franklin y la amenazante presencia física del Malachai abordado por un intimidante Courtney Gains. Actores ambos dos que quedaron marcados de por vida por estos roles y en el caso del primero volviendo a interpretarlo al cabo de bastantes años en una de las innumerables secuelas de la obra que nos ocupa, la titulada Los Chicos del Maíz 666: El Regreso de Isaac.

Hay varias escenas en Los Chicos del Maíz difíciles de olvidar y no porque en mi caso me marcaran en manera alguna cuando era un adolescente lector de los relatos de Stephen King que también buscaba con avidez films basados en dichas obras, sino porque desde una perspectiva emocional me transmitían ciertas sensacioness bastante primarias, pero fruiciosas y disfrutables en cualquier caso. El ya mencionado inicio, los títulos de crédito con los dibujos de Sarah sirviendo a modo de previously con todo lo ocurrido en el pueblo, al asesinato entre los maizales, el atropello del coche, la crucifixión de Vicky o la llegada de "El que camina tras detrás de la hilera" durante la noche.

La película fue un éxito considerable, a pesar de que el mismo Stephen King la machacó a base de bien, pero tuvieron que pasar ocho años para que llegara la primera secuela. La buena acogida de la misma dio pie a una saga de hasta ocho entregas y un remake televisivo más o menos reciente de la cinta que nos ocupa. La primera, mejor y carente pretensiones que adaptaba con bastante respeto un buen relato del escritor de Maine hablándonos del fanatismo y radicalismo religioso asentado en la América más profunda, acometiéndolos desde un punto de vista alegórico y repleto de simbología dentro del género fantástico y de terror.
