"Ha habido un cambio en el equilibrio de la luz y la oscuridad. Hay algo ahí afuera..."
La plataforma DC Universe no fue creada solamente para servir de contenedor de todos los productos audiovisuales previos inspirados en los personajes de la editorial estadounidense que le daba nombre. La intención de sus máximos responsables y de Warner Bros también fue diseñar producción propia para atraer el mayor número de suscriptores y fans posible. Series como Titans o su spin off, Doom Patrol, así lo atestiguan. A estos dos proyectos se sumó una ambiciosa adaptación de La Cosa del Pantano, Swamp Thing, el personaje creado en 1971 por Len Wein y Bernie Wrightson en las páginas del House of Secrets n.º 92, conociendo serie propia un años después y llegando a sus mayores cotas de calidad y fama cuando en 1984 Alan Moore se encargó de los guiones de la serie protagonizada por el personaje regalándonos arcos superlativos como American Gothic o Lección de Anatomía y convirtiendo aquella etapa en un clásico del cómic moderno.
Antes de adentrarnos en esta serie protagonizada por el personaje de DC Comics debemos mencionar que no hablamos con ella de la primera traslación a imagen real del ser sobrenatural que una día soñó ser el científico Alec Holland. En 1982 Wes Craven acometió la primera adaptación en pantalla grande de Swamp Thing con resultados más bien pobres, aunque siendo notablemente fiel a lo narrado por Len Wein y Bernie Wrightson en la génesis del personaje. Siete años después, en 1989, se estrenó la secuela, El Regreso de la Cosa del Pantano, con dirección del desconocido Jim Wynorski, y resultados estrambóticos, pero paradójicamente superiores a los conseguidos por el autor de Pesadilla en Elm Street con la anterior entrega. Ya entre 1990 y 1993 se emitió la primera versión para la pequeña pantalla con una serie homónima de tres temporadas a la que se sumaría otra de animación de tan solo cinco episodios en 1991.
Volviendo a la actualidad y centrándonos en la serie de Swamp Thing los responsables de DC Universe contrataron a James Wan para ser el ideólogo en la sombra del producto. Exitoso director y productor de cine de terror con sagas como Saw, Insidious o The Conjuring (Expediente Warren) posiblemente fuera el descomunal éxito de Aquaman, film rodado por el cineasta australiano, el catalizador para que Warner Bros volviera a depositar su confianza en él para dar vida a otro personaje de la editorial DC. James Wan intervino creativamente en la creación de esta temporada mediante su productora Atomic Monster y delegando responsabilidades en su habitual colaborador Gary Dauberman (Annabelle, La Monja, It) y Mark Verheiden, veterano guionista de cómics, desde hace años implicado en el mundo de la ficción audiovisual. Ambos son los principales responsables y showrunners de la la serie.
Cuando ya se habían contratado los servicios de un varipinto reparto coral formado por Crystal Reed, Andy Bean, Maria Sten, Will Patton, Adrienne Barbeau, Henderson Wade, Jennifer Beals, Virginia Madsen, Derek Mears o Kevin Durand y los del director Len Wiseman (Underworld, Die Hard 4.0) para rodar los dos primeros episodios saltaba la noticia de la cancelación prematura del show por culpa de los altos impuestos que Carolina del Norte, estado donde se rodaba la serie, impuso a los productores y que estos no podían permitirse pagar. De esta manera los trece episodios de los que iba a constar esta primera temporada se vieron reducidos a diez ofreciendo un cierre del todo insatisfactorio. Una vez vista La Cosa del Pantano un servidor debe admitir, muy a su pesar, no pertenecer al grupo de aquellos que la echarán de menos.
Con las consabidas y esperadas licencias La Cosa del Pantano toma como referentes tramas y personajes, principalmente, de la primera etapa del personaje escrita por Len Wein y dibujada por Bernie Wrightson añadiendo algunos apuntes de la ya citada etapa de Alan Moore a los guiones con la inestimable ayuda de ilustradores como Stephen R. Bissette, Rick Veitch o el entintador John Totleben. El problema es que Gary Dauberman y Mark Verheiden parecieran no saber aprovechar el potente material original que tienen en sus manos y a la hora de extrapolarlo a la narrativa serializada en imagen real se centran en la vertiente más culebronesca, en el peor sentido de la palabra, para apuntalar las bases argumentales del proyecto en el que ambos se han implicado. De esta manera el producto se convierte e un claro ejemplo de lo que "pudo ser y no fue" que para colmo no podrá solucionarse en una segunda temporada.
Desde su misma concepción Swamp Thing centra su mayor interés en las relaciones interpersonales de un grupo de personajes causantes de poco o ningún interés de cara al espectador. Las intrigas personales y profesionales, las conspiraciones en la sombra, la aparición de un extraño virus que amenaza a la población están acometidas por los guionistas con un perfil bajo, como sacado de una serie procedimental con poco que ver con la esencia de los cómics en los que se inspira. Es cierto que hay un intento por definir roles potencialmente interesantes como los de Will Patton y Virginia Madsen, dando vida al matrimonio formado por Avery y Maria Sunderland, pero la escritura no pone precisamente fácil el trabajo a unos actores que en el caso de ella no puede sacar de donde no hay y en el de él pareciera tomárselo a broma con un terrible acento sureño y aspavientos variados . Esto se convierte en la tónica habitual con respecto a la fauna social de la localidad de Marais.
Otro de los fallos más notables de Swamp Thing tiene que ver con el tremebundo error de casting que supone el de sus dos intérpretes principales. Crystal Reed es una actriz muy límitada incapaz de, no sólo llevar sobre sus hombros todo el peso que recae sobre Abby Arcane, sino también inviable a la hora de transmitir los conocimientos implícitos en la personalidad de su rol o el conflicto emocional al que se enfrenta durante su cruzada. La situación no mejora con la elección de Andy Bean para caracterizar a Alec Holland, ya que el actor de It: Capítulo 2 carece de la personalidad, el carisma y la presencia necesarios para dar vida a una adecuada contrapartida en imagen real del superdotado y memorable científico. Como era de esperar la química entre Reed y Bean es inexistente y desde esa perspectiva la serie nace muerta desde el primer momento.
Pero no todo van a ser malas palabras por parte de un servidor para Swamp Thing. Gary Dauberman, Mark Verheiden, James Wan y el resto de colaboradores contratados por DC Universe para crear la serie aprovechan adecuadamente el presupuesto invertido en la misma. Todo lo relacionado con la Cosa del Pantano, su entorno y microcosmos está inteligentemente ejecutado desde un punto de vista técnico y adaptado con notable fidelidad de las viñetas del cómic. Diseño de producción, maquillaje y muy dignos efectos especiales, tanto prácticos como digitales, ofrecen la mejor cara del proyecto. A este respecto es justo mencionar que la caracterización de la Cosa del Pantano es la mejor ofrecida hasta el momento en producciones cinematográficas y televisivas siendo la trama centrada en su mímesis con la naturaleza de Marais la única interesante y digna de mención.
En la recta final de la temporada, cuando llegan los episodios nueve y diez, pareciera como si el producto remontara el vuelo y comenzara a suscitar interés, aunque, como acabamos de apuntar en el párrafo anterior, sólo sucede con la subtrama dedicada al personaje que da nombre a la serie. Swamp Thing se despide sin decir adiós y con una prometedora escena post créditos que, conociendo el futuro del programa, sabemos que queda en nada, al menos por el momento. Lamentablemente, y no es de mi agrado decirlo, no será un servidor de los que echen de menos la creación de Gary Dauberman y Mark Verheiden, ya que ha resultado ser una oportunidad desperdiciada en casi todos sus apartados. Algo muy triste si tenemos en cuenta que sus principales responsables tenían en su poder un personaje icónico del mundo del cómic que llegó a disfrutar de una larga etapa convertida con el paso del tiempo en todo un hito del cómic a nivel mundial.