miércoles, 27 de marzo de 2019

Universo Stallone (La Primera Etapa del Mito 1946/1992)



Edición Nacional/España Applehead Team
Autor Antonio Candela
Formato Rústica
Páginas 450 páginas
Precio 24,95€

Desde Applehead Team siguen apostando por todo tipo de ensayos relacionados con el séptimo arte y otros temas adscritos a diferentes vertientes de la cultura pop. Demons: La Pesadilla Retorna, Empire: El Cine de Charles Band Vol 1, Noches de Halloween: La Saga de Michael Myers, Joe Dante: En el Límite de la Realidad, Al Caer la Noche: Terror Catódico Americano 1970-1981 o Here’s Johnny! Las Pesadillas de Stephen King Vol 1 (1974 – 1989) son sólo algunas muestras del interesante catálogo de la editorial española asentada en Málaga. Una de sus últimas propuestas es la primera parte de una biografía centrada en la vida profesional y personal del actor, productor, guionista y director italoamericano Sylvester Stallone escrita por el también realizador y guionista Antonio Candela (Madrid, 1979) y adherida a la Colección Actioner de Applehead Team. El título de esta entrega inicial es Universo Stallone (La Primera Etapa del Mito 1946/1992) y será el núcleo central de la reseña contenida en la siguiente entrada.

Como su propio nombre indica Universo Stallone (La Primera Etapa del Mito 1946/1992) abarca la primera etapa profesional del actor, dividiéndose el recorrido en un divertido prólogo a manos de José Viruete, una introducción, siete partes y dos apéndices. Antonio Candela aborda el material con una peculiar arranque, a modo de toma de contacto con el lector, relatando una anécdota de infancia del mismo Stallone para contextualizar espaciotemporalmente el ensayo y ya por entonces ofrecer los primeros síntomas de admiración por el biografiado. Desde ese momento el primer capítulo es un repaso a la vida de Sylvester antes de dedicarse completamente al mundo de la interpretación con intención de darnos a conocer a su familia, sus orígenes o sus humildes, y frustrados, primeros pasos en el medio que lo convertiría años después en una estrella internacional del cine, de acción principalmente.

Partiendo de la segunda parte nos encontramos con un repaso por todas y cada una de las películas de Stallone en las que interpretó personajes principales o secundarios de cierta relevancia, aunque con la inclusión de ciertas anotaciones sobre films en los que dio vida roles mínimos o cameos, como sucedió en Bananas de Woody Allen. Lo más interesante a este respecto es que Antonio Candela no sólo se dedica a reseñar largometrajes como la polémica El Semental Italiano (The Party at Kitty and Stud’s), No Hay Lugar Para Esconderse, Días Felices o las colaboraciones de Sylvester con el productor Roger Corman en obras como Capone o La Carrera de la Muerte del Año 2000, sino que se adentra en las entrañas de la producción de esos proyectos aportando interesantes datos y siempre dedicando un apartado específico para acometer la labor interpretativa de Stallone en ellos. Esta será la tónica habitual del libro desde ese segunda parte y gracias a ella el ritmo y de la lectura se antojará siempre ligero y ameno hasta sus últimas páginas

La Parte III está integramente dedicada a la película que cambiaría para siempre la carrera de Sylvester Stallone. Candela no sólo disecciona todo lo relacionado con la mítica Rocky, también ofrece información sobre los hechos acontecidos antes y después de su estreno, se aproxima a la faceta como guionista del actor, arraigada desde sus inicios en la interpretación, y realiza un interesante análisis de cómo en poco tiempo Stallone pasó de ser un héroe de la clase obrera a un reflejo del ego propio de las megastrellas de Hollywood. Sambenito con el que ha tenido que cargar el resto de su carrera intentando alejarse de él en numerosas ocasiones y no siempre con éxito. Con el apartado dedicado a Rocky Antonio Candela se adentra en uno de los recursos que más han llamado la atención de un servidor dentro del ensayo, como es el repaso a los ejercicios físicos y la dieta realizados por Stallone a la hora de moldear su famosa anatomía a las exigencias de cada uno de los largometrajes en los que participaba.

A partir de entonces Stallone se convirtió en un nombre a tener en cuenta en Hollywood y como la cuarta parte del libro nos recuerda después de Rocky trató de implicarse en proyectos que le devolvieran ese aura de hombre de a pie que tan bien explotó dando vida, por primera vez, al Potro Italiano. F.I.S.T: Símbolo de Fuerza o La Cocina del Infierno mostraban a un Stallone más comprometido socialmente y piezas como Halcones de la Noche o Evasión o Victoria a otro con ganas de interpretar personajes diferentes a los habituales. Pero como nos recuerda Candela su fama cada vez más grande o su costumbre de intervenir casi siempre como autor en los guiones de las obras en las que actuaba pusieron a gran parte del público y la prensa especializada en su contra. Por suerte para él su incursión en el mundo de la dirección le permitió seguir desarrollando secuelas de Rocky con las que volvió a ganarse el favor de muchos de aquellos fans que le habían dado la espalda.

La Parte V de Universo Stallone (La Primera Etapa del Mito 1946/1992) viene marcada por el éxito de Acorralado, la adaptación de la novela First Blood de David Morrell que encumbró definitivamente a Stallone como “héroe de acción” y le entregó su otra encarnación icónica, John Rambo. Pero también por el fracaso de Staying Alive, la secuela de Fiebre del Sábado Noche que se encargó de co escribir y dirigir para el lucimiento de John Travolta, y su incursión en la comedia con Rhinestone, compartiendo cartel con la célebre cantante de country Dolly Parton. En la Parte VI Rambo II y III o Rocky IV supusieron dos de sus mejores éxitos en la taquilla, y dos de los mayores desafíos de Stallone a la hora de ponerse en forma para sus rodajes, pero también destacan las dos incursiones del italoamericano en la inefable Cannon Films de los primos israelíes Menahem Golan y Yoram Globus con Yo, El Halcón (Over the Top) o Cobra: El Brazo Fuerte de la Ley despidiendo con ella Sylvester década de los 80.

La última parte del libro, la VII, aborda las primeras películas de Stallone dentro de la década de los 90. La impresentable Rocky V, que por suerte no cerró la franquicia, sería excepción dentro de dos años en los que nuestro protagonista probó suerte, en mayor o menor medida, con la comedia con producciones como Tango & Cash, Óscar, ¡Quita las Manos! o ¡Alto!, O Mi Madre Dispara certificando el éxito de la primera, a pesar de su desastrosa producción, y el fracaso de las dos últimas. El ensayo se cierra con dos entrevistas a modo de apéndices, una Ricardo Solans, actor de doblaje de Stallone en España desde la primera entrega de Rocky, y otra al director y guionista Robert Allen Schnitzer, autor de No Hay Lugar Para Esconderse, segunda cinta analizada en el libro y la primera con cierta importancia protagonizada por Stallone. Con estas dos breves, pero interesantes, entrevistas termina este primer volumen de la biografía que nos ocupa, con un recorrido notablemente amplio a poco más de veinte años de la carrera del célebre actor.

Cuando finalizamos la lectura de Universo Stallone (La Primera Etapa del Mito 1946/1992) la única queja que le podemos poner es que en ocasiones Antonio Candela posiblemente esté sobredimensionando la imagen profesional de Sylvester Stallone, aunque un servidor pertenece al bando de los defensores de sus dotes interpretativas, más versátiles y efectivas de lo generalmente aceptado. Pero en favor del autor también podemos mencionar que no elude enumerar los fallos, carencias y errores cometidos por el biografiado y tampoco rehusa destacar las que, para él y gran parte de los fans del italoamericano, son sus peores trabajos. Más allá de estas apreciaciones la labor de investigación llevada a cabo por Antonio Candela es digna de elogio, no sólo por su sapiencia a la hora de deconstruir la carrera de Sylvester Stallone por medio de paralelismos entre su vida personal y sus largometrajes, sino también por su pericia a la hora de aportar datos sobre él que otras biografías dedicadas a su persona obvian, tergiversan o manipulan. De manera que como ensayo sobre el famoso actor nos encontramos con uno de los más completos y elaborados.

Universo Stallone (La Primera Etapa del Mito 1946/1992) es una lectura indispensable para los fans de Sylvester Stallone en particular y de los amantes de los “action hero” en general. Antonio Candela muestra un respeto, admiración y cariño por la figura de una de las estrellas más célebres del Hollywood contemporáneo, pero también sabe marcar las distancias para abordar el material que tiene entre las manos con cierto ojo crítico. Su labor es lo suficientemente encomiable como para quedar a la espera de la segunda parte de esta biografía, cuyo contenido por analizar la hará tan o más interesante que esta primera. Porque con la segunda mitad de los 90 y la primera de los 2000 llegaron algunas de sus mejores interpretaciones, como la de Cop Land, o su época de decadencia, viéndose esta superada a partir de 2006 con el estreno de Rocky Balboa o John Rambo, la creación de la saga Los Mercenarios (The Expendables) y llegando hasta nuestros días con el éxito del spin off cinematográfico de las correrías pugilísticas del Potro Italiano con las excelentes Creed I y II.


sábado, 23 de marzo de 2019

Triple Frontera, disposable heroes



Título Original Triple Frontier (2019)
Director J.C. Chandor
Guión Mark Boal, J.C. Chandor
Reparto Ben Affleck, Oscar Isaac, Charlie Hunnam, Pedro Pascal, Garrett Hedlund, Adria Arjona, Sheila Vand, Reynaldo Gallegos, Christine Horn, Jason Quinn, Mohamed Hakeemshady, Pedro Lopez, Chellé Brooks





La historia detrás de la producción de Triple Frontera comienza en 2010 con el anuncio de Tom Hanks y Johnny Depp para protagonizar una nueva película ideada por el oscarizado tándem formado por el guionista Mark Boal y la cineasta Kathryn Bigelow, autores de En Tierra Hostil (The Hurt Locker) y años más tarde de La Noche Más Oscura (Zero Dark Thirty), con financiación de Paramount Pictures. Casi cinco años después y con la posible incorporación de Will Simth al reparto cogiendo fuerza la directora de Días Extraños abandonaba su puesto para centrarse en el rodaje de Detroit, ocupando su lugar J.C. Chandor, responsable de destacables films como Margin Call, Cuando Todo Está Perdido o El Año Más Violento. El tiempo pasa sin que el proyecto cristalice y este cae en manos de Atlas Entertainment anunciando a principios de 2017 la intención de contratar a Chaning Tatum, Tom Hardy y Mahershala Ali para protagonizarlo. Pero en mayo del mismo año Netfilx afirma haber adquirido los derechos de la obra, por aquel entonces en negociaciones con Ben y Casey Affleck para ser las caras visibles en el casting. Después de muchas idas y venidas, con Ben Affleck abandonando su papel en favor de Mark Whalberg para volver a recuperarlo al poco tiempo y su hermano fuera de la ecuación, en agosto de 2017 comienza, por fin, el rodaje con el ya mencionado actor de La Liga de la Justicia acompañado de Charlie Hunnam, Oscar Isaac, Garret Hedlund, Pedro Pascal y Adria Arjona. Mientras Mark Boal y J.C. Chandor siguen ocupándose de la escritura y este último también de la dirección.





Finalmente el pasado el pasado 13 de marzo Triple Frontera debutaba en la famosa plataforma de streaming, una semana después de haber sido estrenada en algunos cines estadounidenses. La historia expuesta por Mark Boal y J.C. Chandor se centra en cinco amigos y antiguos operativos de las Fuerzas Especiales reclutados por uno de ellos para una misión consistente en asaltar la casa de un peligroso narcotraficante localizada en la triple zona fronteriza entre Argentina, Brasil y Paraguay con la intención de robar la gran cantidad de dinero que allí atesora. A partir del excelente prólogo protagonizado por Charlie Hunnam, perfecto para dilucidar con qué tipo de personajes vamos a encontrarnos a lo largo de la obra o el tono destilado por la misma, y con una soberbia primera escena de acción introducida por For Whom the Bell Tolls de Metallica Triple Frontera asienta sus bases como efectiva y ejemplar cinta de acción protagonizada por un quinteto de aguerridos ex soldados dispuestos a llevar a cabo la misión más importante de sus vidas a espaldas de las responsabilidades militares con un país que les ha devuelto poco o nada después de haberle entregado todo.




Sobre Triple Frontera sobrevuelan Sam Peckinpah o Walter Hill en lo referido a la construcción de una historia, deudora del western, protagonizada por un grupo de “perros de la guerra” de vuelta de todo, con personalidades definidas, pero sin adentrarse ninguna de ellas en la tridimensionalidad. Pero en lo referido a la puesta en escena y la ejecución de su apartado técnico uno de los referentes más claros es la excelente Sicario, de Denis Villeneuve, que el pasado año contó con una secuela, Sicario: El Día del Soldado, a manos del italiano Stefano Sollima. De aquel primer film del autor de Blade Runner 2049 hereda una estimable concreción a la hora de rodar las secuencias de acción, alejándose de los efectismos propios de Hollywood a la hora de acometer este tipo de pasajes y utilizando el excelente y equilibrado montaje a modo de aliado narrativo, no como un arma arrojadiza con la que agredir al espectador. J.C. Chandor expone cada plano de manera cristalina, deja respirar a los encuadres y gracias a ello los actores pueden lucirse en los momentos más dinámicos del proyecto. Este impecable apartado, remarcable tanto en espacios cerrados como en localizaciones abiertas, sólo se ve empañado por la escena del helicóptero, deslucida por un triste y paupérrimo CGI, sacándonos de la película durante unos minutos.




El tono del guión de Mark Boal nos retrotrae a otros trabajos de escritura nacidos de su impronta como los de las ya mencionadas cintas dirigidas por Kathryn Bigelow o el de la magnífica En el Valle de Elah, adaptada y rodada por el canadiense Paul Haggis en 2007. La visión de estos cinco antiguos miembros de las Fuerzas Especiales olvidados por aquellos que los mandaron a la otra punta del mundo a cumplir con su deber se aleja totalmente de cualquier atisbo de exaltación patriótica o imperialista. El relato expuesto es el de un grupo de amigos implicándose en una misión, aparentemente sencilla, caída en desgracia por culpa de la ambición y avaricia desmesurada, desencadenando decisiones nefastas de cara a la resolución de la complicada situación en la que se ven envueltos. Ese abandono por parte del gobierno que en su momento los utilizó para su conveniencia es utilizado como inteligente catalizador con el que justificar muchas de las acciones temerarias llevadas a cabo por los personajes, focalizando, sobre todo, la atención en el de Ben Affleck. Una antaño máquina de matar reconvertida en un desempleado incapaz de mantener a su familia o ganarse el respeto de una hija que lo mira con desinterés y condescendencia.




Después del interminable baile de actores dentro del reparto es de agradecer que los cinco finalmente elegidos realicen un meritorio trabajo conjunto y, sobre todo, se compenetren bien a la hora de compartir pantalla. J.C. Chandor y Mark Boal aciertan al utilizar el viejo recurso de dedicar parte del metraje al reclutamiento de los miembros del equipo por parte del personaje de Oscar Isaac. En esos minutos además de ser testigos de la “llamada a filas” a manos de Santiago ‘Pope’ Garcia asistimos a la interactuación de todos ellos dejando patentes sus virtudes y defectos, nivel de implicación en el futuro proyecto y camaradería sustentada en años de amistad y misiones compartidas. Aunque se ha vendido al personaje de un notable y muy creíble Ben Affleck como el protagonista de la obra esta responsabilidad recae no sólo en el rol más interesante, sino también en el mejor actor del reparto, ese ambiguo y brillante Oscar Isaac devorando cada encuadre, convirtiéndose en el alma de Triple Frontera. Charlie Hunnam muestra soltura y estoicidad con un papel sustentado en la elocuencia y la razón, ejerciendo como brújula moral del equipo. En cambio más desdibujados están los personajes de Garret Hedlund y Pedro Pascal o el femenino de Adria Arjona, pero el trío de intérpretes los sacan adelante a base de carisma, fisicidad rotunda e inteligencia, respectivamente.




El problema de Triple Frontera es que a pesar de funcionar de manera intachable en todos sus apartados es un producto que no brilla en exceso, incapaz de destacar por encima de cualquier otra muestra del género bien ejecutada dentro del seno de Hollywood. Posiblemente esta carencia venga adherida a un guión sencillo en exceso y más al tener en cuenta los casi diez años disponibles para que sus autores lo elaboraran con algo más de fuerza narrativa. Pero un servidor achaca el mayor fallo del largometraje a la no inclusión de un villano o rival para medir fuerzas con los protagonistas. Aunque los cinco personajes se implican en numerosos asaltos, tiroteos y persecuciones con los hombres del narcotraficante Lorea al no concretarse este como el enemigo a batir, añadiendo así el relato una némesis a la altura de las circunstancias, en todo momento el espectador percibe que algo importante falta en el conjunto de la obra. Es un hecho que esta idea narrativa viene dada por la intencionalidad de Mark Boal y J.C. Chandor de hacernos creer que los mismos cinco ex componentes de las Fuerzas Especiales, y las peligrosas decisiones tomadas por sí mismos, son sus mayores enemigos, unos de los que no pueden huir, pero a la hora de llevar eso a la pantalla la irregularidad se hace patente y menoscaba la cohesión de la propuesta cinematográfica.




La colaboración mutua entre Atlas Entertainment y Netflix ha permitido que un proyecto como Triple Frontera, abocado al olvido o el fracaso, llegue a buen puerto y se revele como un producto meritorio en todos sus aspectos, pero sin bordear la excelencia en ninguno de ellos. Lo que nació como una película para ser dirigida por Kathryn Bigelow ha resultado ser la cuarta película de J.C. Chandor, uniéndose este a la nómina de cineastas como Alfonso Cuarón, Gareth Evans, Jeremy Saulnier, Duncan Jones, Dan Gilroy o los hermanos Joel y Ethan Coen que han facturado sus últimos largometrajes bajo la tutela de la todopoderosa plataforma de streaming. En el caso concerniente a Triple Frontera no podemos hablar de una pieza magistral, pero sí de una eficiente muestra de género capaz de agradar a distinto tipo de espectadores gracias a la profesionalidad de los implicados en los distintos apartados responsables de su gestación. El relato, que empezaba con For Whom the Bell Tolls, recurre de nuevo a los de San Francisco para cerrarse con la instrumental Orion y mientras sus acordes envuelven el último plano de la película nos queda la satisfacción de haber asistido a un interesante tratado sobre la mejor y peor cara de la condición humana en situaciones extremas. Uno no perdurable en el tiempo, pero que sí cumple su misión de ofrecernos 127 minutos de puro entretenimiento.


martes, 19 de marzo de 2019

True Detective: Temporada 3, vida, muerte y luna de cosecha



"Siempre es muy tarde, hagamos lo que hagamos"




En el año 2014 el canal de televisión por cable HBO estrenaba la primera temporada de True Detective, una de sus propuestas más potentes para aquella temporada. La ficción creada y escrita por Nic Pizzolatto (The Killing), dirigida por Cary Joji Fukunaga (Maniac) y protagonizada por Matthew McCounaughey (La Torre Oscura) y Woody Harrelson (Han Solo: Una Historia de Star Wars) supuso una inesperada sorpresa. Aquel relato neo-noir localizado en el sur de Estados Unidos mezclando el thriller policíaco con una pátina sobrenatural deudora del imaginario de H.P Lovecraft enamoró a propios y extraños gracias a la solidez de su escritura, la potencia de su realización y el enorme trabajo de su dúo protagonista. El éxito fue tan rotundo e instantáneo que HBO presionó a Nic Pizzolatto para tener escrita la segunda temporada lo antes posible y con ello repetir el espaldarazo conseguido con las investigaciones de los agentes Rust Cohle y Marty Hart. Esa segunda tanda de episodios llegó un año después, en 2015, y haciendo honor a su naturaleza de antología abandonaba Louisiana y los personajes de la primera para dirigir su mirada hacia Los Ángeles con una historia coral protagonizada por Colin Farrell, Rachel McAdams, Vince Vaughn, Taylor Kitsch y Kelly Reilly. Aunque la historia mantenía los parámetros del thriller policíaco el cambio de tono, una trama más apegada a la realidad y la pérdida de un único director para rodar todos los episodios (aunque se contara con la labor de respetables artesanos como Justin Lin, Daniel Attias o Miguel Sapochnik) conformaron un producto notable, pero muy inferior a su predecesor y carente de su magia. Tras el mal recibimiento de esta True Detective 2 la serie de Nic Pizzolatto parecía muerta y enterrada o esa fue nuestra impresión durante casi tres años.




Pero el pasado 2018 saltaba la inesperada noticia que se viralizaba por toda la red. HBO renovaba la serie y daba una nueva oportunidad a Nic Pizzolatto para reverdecer los laureles de la primera temporada. Esta vez el creador, guionista y showrunner había contado con mucho más tiempo para diseñar su nueva propuesta y la cadena de pago le ofreció su apoyo contratando como protagonista al doblemente oscarizado, aunque por aquel entonces sólo había conseguido el que le proporcionó su papel en Moonlight, Mahershala Ali. Al actor de Green Book le acompañarían Stephen Dorff, Carmen Ejogo, Scoot McNairy, Ray Fisher o Sarah Gadon entre otros intérpretes. En lo referido a los directores que se encargarían de rodar los episodios en HBO también se contrataron los servicios de Jeremy Saulnier, responsable de la interesante y exitosa película Green Room y designado como realizador de las tres primeras entregas, así como productor ejecutivo de esta nueva temporada. Pero fue en abril del pasado año cuando Saulnier oficalizaba su abandono del proyecto por “problemas de agenda” dejando vía libre para no pocas especulaciones sobre su mala relación con un Pizzolatto que ya se las había visto previamente con su anterior cineasta, Cary Joji Fukunaga. A los dos episodios rodados por Saulnier se unen otros dos en los que el mismo Pizzolatto debuta detrás de las cámaras y cuatro más a manos de Daniel Sackheim, veterano curtido en producciones como Expediente X o The Walking Dead y también acreditado en la producción ejecutiva del show.




Estrenada el 14 de enero y finiquitada su emisión el pasado 24 de febrero la tercera temporada de True Detective cumple con lo prometido en los distintos trailers. La nueva entrega de la serie de Nic Pizzolatto es una vuelta a las raíces, aquellas abandonadas en la segunda temporada para alejarse notablemente de las de la primera con la idea de no convertirse en un producto fácil o redundante. No sabemos si por propia voluntad o presiones de la misma HBO, pero el autor de Nueva Orleans vuelve a la América Profunda, a los entornos rurales, a las localidades donde la carestía económica y el oscurantismo campan a sus anchas. También encontramos nuevamente a una pareja de detectives antagónicos, los agentes Wayne Hays y Roland West, investigando un misterioso caso de secuestro y asesinato infantil en Ozark (Arkansas) que Nic Pizzolatto y sus puntuales colaboradores al guión narran por medio de tres líneas temporales localizadas en 1980, 1990 y la actualidad. De esta manera el apartado referido a la escritura de True Detective 3 es casi impecable, una demostración más de que el autor de Galveston es un excelente narrador capaz de interconectar de manera brillante, por medio de juegos de espejos y paralelismos, varias tramas con diferentes cronologías, aunque en esta ocasión lo haya ejecutado con la ayuda de David Milch (Deadwood) y Graham Gordy (One Dollar).




Pizzolatto despliega una retorcida maraña de pistas, sospechosos y situaciones inquietantes con la intención de tejer una poliédrica trama detectivesca en la que se sumergen sus dos investigadores protagonistas y algún otro personaje secundario como el de Carmen Ejogo. No han sido pocos los espectadores descontentos con la manera en la que el guionista ha abordado este apartado, por otro lado de vital importancia para al adecuado discurrir de la temporada. Pero un servidor piensa que, más allá de un final cuestionable y expositivo en exceso, los planteamientos policíacos usados no sólo son casi siempre coherentes dentro de la ficción y su contexto, sino que también infieren en una de las mayores virtudes de esta tercera etapa de True Detective como son la repercusión y las secuelas a nivel psicológico que el caso de los niños desaparecidos dejan en los personajes principales y sobre todo en el de Mahershala Ali, encargado, en casi todo momento, de llevar el peso del relato central. De esta manera podemos acusar a Pizzolatto de no haber estado a la altura de lo esperado a la hora de rematar las distintas subtramas en las que se disgrega su historia, entregándose en algunos momentos a las excusas narrativas pobres y las resoluciones inverosímiles, pero el trayecto hasta llegar a ese cierre es, para un servidor al menos, muy satisfactorio.




En cuanto a la realización de los episodios por parte de los tres directores se repite la tónica habitual de la temporada. Jeremy Saulnier, Nic Pizzolatto y Daniel Sackheim se dedican a emular la puesta en escena de Cary Joji Fukunaga para la primera True Detective de 2014 llevando a cabo una labor notable todos ellos, pero sin imprimir señas de identidad propias perceptibles en manera alguna por mucho que en el caso del primero estemos hablando de un cineasta comenzando a despuntar como autor de largometrajes con la ya citada Green Room, la previa Blue Ruin o aquella Noche de Lobos (Hold the Dark) hecha al amparo de Netfilx. Pizzolatto toma el relevo de Saulnier antes de terminar este los tres episodios asignados a su persona, sólo sale acreditado en los dos primeros, y el guionista cumple sobradamente detrás de las cámaras mimetizando su impronta con el ya establecido look visual del programa y alardeando de técnica en algún momento como en el asalto a la casa de Brett Woodard, el pasaje técnicamente destacable de esta tercera temporada de la misma manera que el plano secuencia de la redada al club motero lo era de la primera y el ataque frustrado al laboratorio de metanfetamina de la segunda. Sackheim hace lo propio con Pizzolato y encarrila adecuadamente la segunda mitad de los episodios con la profesionalidad esperada.




Acierto mayúsculo por parte de HBO y Warner Bros dar el papel protagonista a Mahershala Ali. El actor de Alita: Ángel de Combate ofrece todo su talento para dar forma a un personaje acometido por medio de una deconstrucción psicológica dividida en tres partes diferenciadas, una para cada línea temporal. El brillante y obcecado detective de 1980 se alterna con el hombre curtido en mil batallas con problemas profesionales y personales de 1990 y el anciano entrevistado de la actualidad asediado por todos los demonios de su pasado y una más que probable demencia senil. El intérprete de Luke Cage o Figuras Ocultas se aferra a matices, medido lenguaje corporal y gestual o modulación de su voz para ofrecer un recital brillante. No le va a la zaga un Stephen Dorff impresionante confirmando ser uno de los actores más infravalorados de su generación, nunca habiendo recibido ese “gran papel” (aunque hubo un amago en Somewhere, de Sofia Coppola) que le consagre y teniendo que luchar aquí con los responsables de maquillaje y peluquería que tan inspirados estuvieron con su compañero de reparto y tan poco con él. Carmen Ejogo sacando oro de su personaje, un Scoot McNairy tan destacable como siempre, Ray Fisher en la contenida piel del hijo del protagonista o Sarah Gadon como la incisiva entrevistadora completan el destacable reparto.




Por desgracia cuando la temporada termina y, a nivel personal, poca queja se le puede poner a su conjunto, e incluso antojándose justo mencionar la mejoría con respecto a la anterior, la sensación final es que aquella True Detective de 2014 fue un verdadero golpe de suerte que aquí no vuelve a acontecer. Nic Pizzolatto ha hecho todo lo posible por rememorar lo acaecido en aquella tanda de capítulos inicial, pero el resultado queda muy lejos de la misma y seguramente es difícil dilucidar adecuadamente el motivo. Había algo especial en el caso convertido en odisea vital para los agentes Rust Cohle y Marty Hart que no ha vuelto a repetirse en ninguna de las dos temporadas posteriores. No sabría decir si era aquel subtexto onírico apuntando hacia una naturaleza extraterrena latiendo bajo el relato, la labor superlativa de un Matthew McConaughey inolvidable respaldado por un Woody Harrelson a la altura de las circunstancias o la labor de Cari Joji Fukunaga mimetizando sus aptitudes de narrador con la impecable letra de Pizzolatto funcionando hasta límites dificilmente repetibles, pero queda claro de manera cristalina que lo de True Detective 1 fue una bellísima anomalía irrepetible, inalcanzable y única dentro de una serie que nunca ha vuelto, ni volverá, a alcanzar dichas cotas de calidad. Por lo tanto nos queda una tercera temporada hasta notable en varios aspectos, pero a años luz de la primigenia que dio inicio a todo.




En resumidas cuentas la tercera temporada de True Detective es un producto de notoria calidad ejecutado por un grupo de profesionales capaces y cuyos aciertos están a la altura de la cadena responsable de su producción y emisión. Pero a pesar de sus virtudes, aciertos y mejorías con respecto a la entrega inmediatamente anterior volvemos a afirmar que el resultado queda a años luz de aquella icónica primera temporada. Al igual que sucedía con True Detective 2 esta tercera parte posiblemente sería mejor valorada si no estuviera vinculada a la marca a la que pertenece, pero irremediablemente es la continuación de una serie excelente que únicamente en su génesis consiguió revelarse como una obra maestra de la ficción flmada. Por ahora no se sabe si tendremos una cuarta temporada de True Detective, los ratings de audiencia parecen no haber sido muy destacables a lo largo de estos nuevos ocho episodios, de manera que sólo el paso del tiempo nos dirá si volveremos a seguir la pista de estos detectives dispuestos a dejarse la piel a la hora de desentrañar los casos más siniestros de la “Crónica Negra” estadounidense. Seguramente no tendremos una respuesta a corto plazo ya que ahora mismo HBO está dedicada en cuerpo y alma a engalanarse ante la inminente llegada de la última temporada de su serie más exitosa. Esa Juego de Tronos cuya recta final de seis entregas acaparará todas las miradas dejando a la creación de Nic Pizzolatto en el limbo y con su futuro pendiendo de un hilo.


sábado, 16 de marzo de 2019

Cómo Entrenar a Tu Dragón 3



Título Original How To Train Your Dragon: The Hidden World (2019)
Director Dean DeBlois
Guión Dean DeBlois, basado en las novelas de Cressida Cowell





Casi un lustro después del estreno de Cómo Entrenar a Tu Dragón 2 llega a las pantallas de todo el mundo Cómo Entrenar a Tu dragón 3 o How To Train Your Dragon: The Hidden World en su título original, la última entrega de la trilogía producida por DreamWorks Animation e inspirada en las novelas de Cressida Cowell. Desde su primera entrega, aquella Cómo Entrenar a Tu Dragón de 2010, la saga presente demostró ser la mejor de las creadas dentro del seno de la compañía fundada por Steven Spielberg, David Geffen y Jeffrey Katzenberg en el año 1994. Aquella historia sobre la relación de Hipo (Hiccup, en inglés), un tímido y escuálido vikingo, con un dragón “Furia Negra” llamado “Desdentao” (Toothless, en versión original) ofrecía las adecuadas dosis de amor, humor, amistad e inesperado drama. Todas las virtudes de la obra primigenia dirigida por Chris Sanders y Dean DeBlois se acentuaron cuando este último se encargó en solitario de la dirección y escritura de una secuela superior repleta de aciertos, hallazgos y momentos vibrantes como ese pasaje trágico, uno de los más duros vistos en una película de animación para todos los públicos diseñada bajo el amparo de una major hollywoodiense.




Cómo Entrenar a Tu Dragón 3 vuelve a contar con Dean DeBlois en el guión y la dirección y en su reparto de voces originales recuperamos a Jay Baruchel, America Ferrera, Cate Blanchett, Gerard Butler, Craig Ferguson, Jonah Hill, Christopher Mintz-Plasse, Kristen Wiig o Kit Harington y se una a ellos F. Murray Abraham ofreciendo sus cuerdas vocales a Grimmel, el villano de la velada al que volveremos más tarde para hablar de la peor decisión con respecto al largometraje, al menos en nuestro país. Si bien es cierto que con esta tercera parte podíamos esperar una obra a la altura de sus predecesoras lo que no era tan previsible es su capacidad para dar continuidad a la gradual mejora experimentada con cada nueva entrega de la franquicia. Porque sí, podemos confirmar sin miedo a equivocarnos encontrarnos ante el mejor y más completo episodio de la trilogía. Lo es por varios motivos que pasaremos a enumerar a continuación, pero el principal de ellos es saber utilizar de manera sabia los ingredientes clásicos reconocibles dentro de las aventuras cinematográficas de Hipo, Desdentao y compañía.




Si hay una carencia destacable dentro de Cómo Entrenar a Tu Dragón 3 esa es su contrastada naturaleza conservadora desde una perspectiva conceptual y argumental. Dean DeBlois y su equipo de colaboradores han arriesgado más bien poco a la hora de ejecutar una tercera entrega original, diferente o más atrevida con la que salirse un poco de los parámetros establecidos por las dos anteriores películas. De hecho su planteamiento inicial y desarrollo argumental pueden tildarse hasta de rudimentarios y en cierto modo previsibles, recordándonos a otras producciones animadas a las que hace referencia como El Rey León o Wall-E. Pero son el conocimiento de la idiosincrasia adscrita a la franquicia y su microcosmos o el soberbio uso de sus señas de identidad para dar forma a una pieza bordeante en la excelencia en varias ocasiones las virtudes sobre las que se sustenta How To Train Your Dragon: The Hidden World y es en ese terreno, ya conocido por sus máximos responsables y los espectadores, donde dan forma a una pieza casi perfecta con la que despedir esta intachable serie de largometrajes.




Como toda la publicidad relacionada con la película se ha ocupado de destacar, desde carteles a trailers, Cómo Entrenar a Tu Dragón 3 centra la mayor parte de su atención en la primera relación amorosa de Desdentao. No vamos a desentrañar las motivaciones o lo que se esconde detrás de este vínculo, pero una “Furia Diurna” se convierte en el interés amoroso del famoso Furia Nocturna y ambos protagonizan pasajes memorables en pantalla. Desde que comparten encuadre por primera vez todo lo concerniente a ambos personajes alados es de una ternura, encanto y magia impecables. Los rituales de cortejo de él, las reacciones de ella, las miradas cómplices, el lenguaje corporal de ambos y la gradual consolidación del romance se encuentran entre las mejores situaciones de la trilogía con la vista puesta en algunas de las obras silentes de Charles Chaplin y el aroma del Disney más clásico. Se antoja imposible, hasta para el espectador más impasible, no caer rendido ante la candidez y el sentimiento que los responsables de la obra han insuflado a esos instantes en los que el frío y distante pixel transmite calor y verdad gracias a una historia de amor, con reminiscencias trágicas, para la estantería del recuerdo.




Alrededor del relato de los dos dragones orbitan el resto de personajes ya conocidos dentro de la saga. Como es lógico sobre Hipo recae la mayor parte del peso de la narración, algo comprensible si tenemos en cuenta que sigue siendo el protagonista de la obra. Su rol como líder de Isla Mema (Islad of Berk, en su versión original) y la relación con un Desdentao, ahora enamorado y alejado temporalmente de él, servirán para poner a prueba su madurez. Le acompañan la inseparable y aguerrida Astrid, su madre, Valka y el resto de sus amigos formado por Bocón, Estoico, o Chusco y Brusca, entre otros, formando el grupo de fieles y divertidos guerreros reconocibles ya de las dos anteriores entregas. Pero en esta tercera parte destaca la incorporación de “Grimmel the Grisly”, un cazador de dragones cruel y carismático que en Estados Unidos tiene la voz del ya mencionado F. Murray Abrahamn y en España ha sido doblado por el cantante Melendi. No quiero hacer sangre con un tema que ya ha hecho correr ríos de tinta, real y digital, pero espero que la distribuidora de la cinta en España haya tomado buena nota de las incontables quejas recibidas por la “muy cuestionable” labor del cantautor ovetense delante del micrófono. Pasar de la voz del Antonio Salieri de aquella obra maestra llamada Amadeus a la del autor de temas como Curiosa la Cara de Tu Padre debería estar penado por ley.




Con su virtuosismo visual y sólida narración Cómo Entrenar a Tu Dragón 3 culmina de manera intachable una excelente trilogía con la que Dreamworks Animation ha dado en poco menos de una década un salto de gigante en cuanto a la producción propia de su división adherida al cine animado por ordenador. Si sigue el camino abierto por estos tres largometrajes la factoría fundada por Spielberg/Kratzenberg/Geffen podrá equiparar varios de sus futuros proyectos al nivel de la Pixar de la todopoderosa Disney que siempre ha ido varios pasos por delante de ella. Por el momento nos quedamos con una tercera entrega para el recuerdo. Una joya para toda la familia abrazando el ideario adscrito a su microcosmos con una mezcla entre comedia, aventura o ese drama perfectamente dosificado y medido que en el prólogo final nos toca la fibra sensible por medio de un mensaje, tan sencillo como efectivo, en favor de la tolerancia, la convivencia y el respeto por el reino animal ya intrínseco en esta serie de obras inspiradas en las novelas de Cressida Cowell cuyo cierre se antoja tan brillante como para que sus precursores no intenten seguir explotando más el material de partida y devaluarlo de mala manera.


lunes, 11 de marzo de 2019

Universo Twin Peaks



Edición Nacional/España Dilatando Mentes Editorial
Autor Javier J. Valencia
Formato Rústica
Páginas 700 páginas
Precio 21,95€

Cuando en mayo de 2017 Twin Peaks: The Return se preparaba para desembarcar en pantallas de todo el mundo en España se crearon o reactivaron númerosos grupos relacionados con la serie de televisión. En Facebook algunos como Twin Peaks España, The Bookhouse Boys, La Logia Blanca o Twin Peaks Pasión comenzaron a llenarse de contenido y nuevos usuarios. Para un servidor, que vivió aquellos días muy ilusionado, fue una gran noticia ver, en varios de ellos, la presencia de Javier J. Valencia, el autor de Twin Peaks: 625 Líneas en el Futuro, el hoy muy cotizado libro que dedicó a la creación de Mark Frost y David Lynch convirtiéndolo en una especie de gurú patrio de la misma. Su presencia en dichos perfiles de la famosa red social o sus análisis semanales concienzudos y pormenorizados de todos y cada uno de los episodios de la nueva etapa de la serie, publicados originalmente en la web El Pájaro Burlón de la que él mismo es co creador, supusieron todo un regalo para los fans españoles de Twin Peaks.

Cuando los nuevos 18 episodios llegaban a su crepúsculo el mismo Javier J. Valencia nos desveló que, junto a Dilatando Mentes Editorial, estaba preparando un nuevo libro sobre Twin Peaks que supondría un “remake” de Twin Peaks: 625 Líneas en el Futuro (una obra a día de hoy descatalogadísima, difícil de encontrar y con unos precios prohibitivos si se consigue dar con el paradero de alguna copia) al que se añadirían tanto sus análisis de los episodios de la nueva etapa de la serie para El Pájaro Burlón como bastante material nuevo escrito para la ocasión. Una vez Universo Twin Peaks, que así se llamó el esperado libro, llegó a las librerías los fans confirmamos encontrarnos ante el ensayo definitivo, escrito en español, sobre el microcosmos ficcional creado por David Lynch y Mark Frost en 1990. El trabajo adscrito a la Línea Paraíso Perdido de Dilatando Mentes Editorial consta de 700 páginas totalmente indispensables para cualquier seguidor acérrimo de las aventuras detectivescas y sobrenaturales del Agente Especial Dale Cooper.

Universo Twin Peaks arranca con un prólogo a manos de Francisco J. Ortiz (escritor y divulgador también muy activo en los grupos de Facebook sobre la serie previamente mencionados) en el que nos expone cómo comenzó su relación de amistad con Javier J. Valencia y cómo su compartida pasión por el cine o la televisión en general y Twin Peaks en particular les unió a lo largo de los años. La primera parte del libro está dedicada íntegramente a todo lo relacionado con Twin Peaks: The Return incluyendo una interesante introducción que nos contextualiza cómo se llegó a la creación de esta nueva temporada o fichas y exhaustivos comentarios de los episodios, revisados en algunos aspectos para la ocasión, en los que J. Valencia se sumerge en las profundidades de la más reciente etapa de la serie. El autor siempre plantea teorías interesantes, bien documentadas, dando una dimensión al material audiovisual que jamás se nos hubiera pasado por la cabeza y aunque no todas sus argumentaciones puedan ser compartidas al 100% es ineludible que las expone de una manera tan coherente y lúcida que pocos fallos se pueden poner a su labor de investigación e interpretación, siempre abierta a distintas interpretaciones por parte del lector.

El siguiente capítulo se dedica diseccionar los dos libros escritos y publicados por Mark Frost antes y después de la emisión de Twin Peaks: The Return como son La Historia Secreta de Twin Peaks (al que un servidor dedicó un breve comentario en la segunda parte del especial Twin Peaks: Atravesando la Oscuridad del Futuro Pasado) y Twin Peaks: The Final Dossier, que vio la luz una vez terminó la nueva temporada. J. Valencia no sólo ejecuta acertadas reseñas de ambas obras, también dedica tiempo a enumerar los fallos de continuidad de las mismas con respecto a la serie de televisión, aportando interesantes datos valiosos para el fandom. También hay un largo episodio dedicado a desgranar la música relacionada con Twin Peaks. Este apartado no sólo se centra en las distintas bandas sonoras de la serie o la película Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo, sino que hace un repaso de los trabajos musicales de Angelo Badalamenti, David Lynch, u otros intérpretes relacionados con el show televisivo, abarcando una riquísimo abanico de datos, referencias y descubrimientos con respecto a la melomanía peakie.

La siguiente gran etapa de Universo Twin Peaks es la dedicada a ofrecer una revisión actualizada de Twin Peaks: 625 Líneas en el Futuro. Si aquel libro ya era un dechado de coherencia con apartados como una cronología relacionada con la creación de la serie, datos sobre la vida y milagros de David Lynch, Mark Frost o los directores y guionistas que reclutaron, repaso a todos y cada uno de los episodios de la Twin Peaks clásica, un extenso capítulo dedicado a Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo en el que también se hablaba de las Missing Pieces y otras escenas que nunca llegaron a rodarse, un paseo por todo el material literario, publicitario o musical relacionado con la serie u otros productos catódicos influidos por la misma en esta ocasión J. Valencia lima aristas, depura algunos fallos y ejecuta una idea brillante consistente en añadir anotaciones actuales a comentarios y teorías que escribió en el año 2000, el de la publicación del libro, y que ahora han quedado o anticuadas, por un lado, o confirmadas, por otro. Todo un trabajo de espeleología en el que un servidor sólo echa de menos la ficha de personajes del ensayo original y de la que su autor prescinde en esta ocasión.

Con un prólogo a modo de despedida y agradecimientos varios Universo Twin Peaks termina su largo y enriquecedor periplo ensayístico y al lector la primera impresión que le queda es la de que las 700 páginas del libro han pasado en un suspiro dejándonos con ganas de mucho más. Un verdadero fan de Twin Peaks, aquel que vive la serie como algo indivisible a su existencia terrena dedicándole un mínimo de pensamientos diarios, devorará con furibunda avidez y finiquitará el trabajo de Javier J. Valencia en tiempo récord debido a su naturaleza didáctica y adictiva. Es imposible no dejarse llevar por las teorizaciones, elucubraciones, sinergias y planteamientos expuestos por el escritor nacido en Vizcaya, ya que no sólo tienen una base consistente y lúcida, sino porque la misma también alimenta la imaginación de todo aquel amante de la ficción diseñada por David Lynch y Mark Frost, siempre consciente del inabarcable alcance artístico y conceptual de una pieza tan rica como esta, la que nos ocupa en la presente entrada.

Si con Twin Peaks: 625 Líneas en el Futuro creíamos que no se podía realizar un ensayo escrito en español mejor y más completo a la hora de hablar de una serie tan mítica como la de Lynch y Frost Universo Twin Peaks llegó para demostrarnos cuán equivocados estábamos. Una cuidada y excelente presentación, una soberbia portada a manos de Pachu M. Torres, notables ilustraciones interiores con autoría de Aine y una ingente cantidad de información, datos, fichas, teorías, reflexiones desplegadas a lo largo de poco más de doce capítulos conforman la que, ahora sí, podemos confirmar como la “Biblia Peakie” en español cuya compra se antoja obligada para todos aquellos que amamos esa misteriosa localidad situada en el noroeste estadounidense suponiendo sólo el epicentro de una historia de proporciones cósmicas abarcando una interminable lucha entre bien y mal, luz y oscuridad. Sirva la reseña de este excelente libro de Javier J. Valencia publicado por Dilatando Mentes Editorial como adelanto de la tercera parte del especial Twin Peaks: Atravesando la Oscuridad del Futuro Pasado en el que ahora mismo estoy sumergido para hablar de todo lo relacionado con Twin Peaks: The Retun y con ello completar la trilogía de entradas dedicada a mi serie favorita de todos los tiempos.


sábado, 2 de marzo de 2019

Dragon Ball Super: Broly



Título Original Doragon Bôru Chô: Burorî (2018)
Director Tatsuya Nagamine
Guión Akira Toriyama, inspirado en sus propios personajes





Cuando en 1997 Dragon Ball GT terminó su andadura la famosa creación de Akira Toriyama durmió durante un tiempo el sueño de los justos, pero no demasiado. Numeros nuevos OVAS (Original Video Anitamed) y el estreno de Dragon Ball Z Kai en 2009, con motivo del veinte aniversario de esta etapa del famoso shonen, saciaron el apetito a los fans de las aventuras de Son Goku y sus amigos. Fue en 2013 cuando Dragon Ball Z volvió por todo lo alto con una película de larga duración para la gran pantalla titulada La Batalla de los Dioses. Con dirección de Masahiro Hosoda y guión a manos de Yûsuke Watanabe aquel film centrado en el enfrentamiento de Goku, Vegeta y compañía contra Blis, el Dios de la Destrucción, insufló nueva vida al anime de la compañía Toei Animation, convirtiéndose en todo un éxito que dio a conocer las correrías de los famosos Super Saiyans a una nueva generación de espectadores.




El excelente recibimiento por parte de los fans dio pie a una continuación sólo dos años después titulada La Resurrección de F. Nueva película centrada en el renacimiento de Freezer, uno de los mejores y más recordados villanos de la historia de la creación de Akira Toriyama. La cosa no quedó ahí y ese mismo año 2015 Toei Animation decidió echar la casa por la ventana y diseñar Dragon Ball Super, un nuevo anime de larga duración con 131 episodios en el que Akira Toriyama se implicaría de manera más activa. De esta nueva serie nace Dragon Ball Super: Broly, tercer largometraje para las multisalas, perteneciente al canon de la ya citada nueva etapa televisiva y reformulación del origen de Broly. Uno de los personajes más famosos de los OVAS inspirados en el famoso shonen y al que pudimos ver en Estalla el Duelo, El Regreso de Broly y de manera un tanto menos ortodoxa en El Combate Definitivo.




Al igual que La Batalla de los Dioses y La Resurrección de F Dragon Ball Super: Broly tiene como principal misión despertar la nostalgia, sobre todo, de aquellos que nos criamos viendo las distintas etapas de la vida de Son Goku desde su niñez hasta su madurez como, poco responsable, padre de familia. En este sentido la película funciona como un reloj suizo ya desde la primera secuencia con la aparición de Freezer y su padre, el Rey Kold, e incluso cameos de muchos de sus esbirros como los añorados Zarbon, Dodoría, o las inolvidables Fuerzas Especiales de Ginyū. Seguramente esta decisión es la que incita a Akira Toriyama, guionista de la propuesta, a volver sobre sus pasos y rebootear la historia de Broly para convertirlo en un rol capaz de formar parte del lore de Dragon Ball Super. Todo esto con una, más que probable, intención de volver a recurrir a él en un futuro cercano, pero teniendo aquí su primera toma de contacto con los espectadores como revisión actualizada. 




Porque sería de necios negar que Dragon Ball Super: Broly es un remake encubierto de Estalla el Duelo, aquel memorable OVA de 1993 en el que se presentó a tan letal secundario. En Dragon Ball Z: Moetsukiro!! Nessen - Ressen - Chōgekisen, título original de la obra audiovisual en cuestión, se narraba la llegada a la Tierra de un Saiyan llamado Paragus cuya intención parecía ser convencer a Vegeta para crear un nuevo reinado formado por los miembros vivos de su raza. Una vez aceptada la propusta Goku, Trunks, Gohan, Krilin, Oolong, el Maestro Roshi y el mismo Vegeta acompañaban a Paragus a un planeta en el que se encontraba Broly, su hijo y el conocido como Super Saiyan Legendario. Finalmente descubríamos el plan secreto de Paragus, consistente en utilizar a su vástago para vengarse de Vegeta debido a que el padre de este quiso eliminar a Broly cuando, siendo un recién nacido, apuntaba maneras para ser el Saiyan más poderoso de todos los tiempos.




Esta historia narrada en Estalla el Duelo es prácticamente la misma de Dragon Ball Super: Broly. De esta manera el largometraje dirigido por Tatsuya Nagamine vuelve al terreno de lo previsible, conservador y acomodaticio de sus dos predecesoras, pero al igual que aquellas crea una mixtura notablemente satisfactoria con dichos ingredientes. El relato expuesto es casi el mismo que el del ya referenciado OVA, pero en esta ocasión se incluyen a Freezer, Bardock o Gine como personajes secundarios de relevancia y en lo referido al padre de Son Goku se realizan cambios, una vez más, relacionados con su personalidad. Es el mismo Akira Toriyama quien se ocupa esta vez de acentuar el rol como víctima de la sed de venganza de su padre adscrito a Broly, algo acontecido ya en Estalla el Duelo de manera menos tosca, para convertir el Super Saiyan Legendario en un personaje noble, honesto y sólo dispuesto a luchar contra los protagonistas por culpa de la mala influencia de Paragus.




La obra está claramente diferenciada en dos partes. La primera abarca a modo de flashback el origen de Broly y la odisea atravesada por su padre, Paragus, para salvarle la vida y convertirlo en un letal enemigo mientras Freezer conspira para destruir el Planeta Vegeta por la amenaza que para él suponen los Saiyans. La segunda, localizada en la actualidad, se centra el reclutamiento de Broly y Paragus por parte de Freezer y su ejército así como el viaje a la Tierra para enfrentarse con Goku, Vegeta y el resto de protagonistas. Si bien la parte inicial abarca demasiado tiempo la trama discurre con interés, ofrece no pocos momentos rescatables y plantea situaciones tan sencillas como efectivas a la hora de dar cierto poso al relato. La final en cambio focaliza su interés en el enorme combate entre los dos amigos y rivales contra Broly. Secuencias de acción en las que el proyecto ofrece su mejor cara y una animación bastante destacable en varios pasajes.




Pero por desgracia ahí estriba el mayor fallo de la obra, que también lo encontrábamos en La Batalla de los Dioses y La Resurrección de F, aunque de manera no tan acentuada. Se antoja del todo insensato que una producción como esta, diseñada para ser un estreno en pantalla grande, posea una animación tan montonera y en ocasiones mediocre. Más sangrante todavía resulta si tenemos en cuenta que muchos, o la mayoría, de OVAS de los 90 tenían una estética mucho más cuidada y contundente que esta Dragon Ball Super: Broly, poseedora de algunos pasajes dificilmente distinguibles de los de un episodio cualquiera del anime para televisión de 2015 en el que se inspira. Rizando el rizo del disparate, como ya hemos apuntado, cuando empieza el combate entre Vegeta y Broly se percibe una notable mejoría en la labor de los lápices y así la homogeneidad estilística del largometraje queda totalmente descompensada y puesta en entredicho.




Más allá de estas carencias en la animación, un mal endémico en las tres películas más recientes relacionadas con el manga de Akira Toriyama, y de ser un producto sustentado en un descarado fanservice Dragon Ball Super: Broly es una propuesta altamente disfrutable contenedora de todas las señas de identidad que nos convirtieron en fanáticos del shonen por excelencia. Su notable éxito de taquilla tanto en Japón como Estados Unidos o nuestro país certifican la buena salud de un microcosmos ficcional que el pasado día 24 de febrero cumplió treinta y tres años de vida con su fama o particular mitología intactas y siendo disfrutadas por cientos de millones de nuevos acólitos recibiendo con expectación, ilusión y cariño cada nueva aventura, catódica o cinematográfica, de Son Goku acompañado de sus inseparables aliados o despiadados enemigos. Esperemos que siga siendo así por muchos años.