Director: Billy Wilder (1970)
Guión: Billy Wilder y I.A.L. Diamond personajes de Arthur Conan Doyle
Actores: Robert Stephens, Colin Blakely, Geneviéve Page, Irene Handl, Christopher Lee, Tamara Toumanova, Catherine Lacey, Stanley Holloway, Clive Revill
He de admitir qué aún siendo un personaje literario que me llama poderosamente la atención no he leído mucho material sobre las aventuras de Sherlock Holmes, soy más bien profano en la obra de Arthur Conan Doyle. Pero unir al buen detective con Billy Wilder, uno de los mejores directores de la época dorada de Hollywood, me llamaba poderosamente la atención.
La Vida Privada de Sherlock Holmes me ha resultado un exquisito ejercicio de cinematografía de la escuela más clásica. Cuenta la leyenda (y algún bloguero demente) que el film está inacabado, que faltan 90 minutos de metraje de lo que iba a ser una cinta de 200 minutos que quedó en una de 125. Pero si esto es un film no terminado o inconcluso nos podemos dar con un canto en los dientes porque el resultado es maravilloso y una de las mejores obras de Billy Wilder.
La película de Wilder juega indudablemente a la desmitificación del personaje de Holmes, pero con matices. Wilder y su habitual colaborador I.A.L.Diamond con un inteligencia que les honra muestran el lado más oculto y cercano del detective del 221 B de Baker Street. En ningún momento dejan de lado sus dotes deductivas pero si acentúan su lado más mundano, altanero, cómico, algo misógino, cocainómano y canalla.
El director de El Apartamento auna con exquisitez inglesa comedia y romance, suspense y drama, Nos regala diálogos de una deliciosa audacia, unos personajes entrañables que calzan perfectamente en las botas de un excelente reparto que llevado de la mano de Wilder destila carisma y profesionalidad. Especialmente memorables Robert Stephens y un entreñable Colin Blakely como el dúo protagonista y mi admirado Christopher Lee como el hermano del singular detective privado.
Desde los pullazos a la reina Victoria y la corona inglesa a los típicos juegos Wilderianos con la confusión de identidad sexual de sus personajes todo es perfecto en The Private Life of Sherlock Holmes. Es lógico que un film que ya desde sus títulos de créditos iniciales juega con el espectador sirviéndose de decenas de referencias y juegos visuales (esa jeringuilla apuntando a los nombres de los dos guionistas es como una señal) cinematográficos y literarios resulte ser una obra de arte a muchos niveles. Agradecido estoy al insistente pesado que casi me obligó por la fuerza a ver tan insgne joya, ahora sólo espero que tal individuo salga de mi vida y me deje en paz.