Título Original Valerian and the City of Thousand Planets (2017)
Director Luc Besson
Guión Luc Besson Luc Besson basado en el bande dessinée de Pierre Christin, Jean-Claude Mézières, y Évelyne Tranlé
Reparto Dane DeHaan, Cara Delevingne, Clive Owen, Ethan Hawke, Rihanna, Herbie Hancock, Rutger Hauer, Kris Wu, Emilie Livingston, Aurelien Gaya
Adaptación a imagen real del célebre bande desinée Valerian: Agente Espacio-Temporal, que mantendría ese título hasta 2007 pasando a llamarse Valerian y Laureline, uno de los más longevos y famosos del cómic franco-belga ideado por el guionista Pierre Christin, el ilustrador Jean Claide Mézières y la colorista Évelyne Tranlé. Publicado por primera vez en el número 420 de la famosa revista Pilote el 9 de Noviembre de 1967 (y allí se vieron publicadas sus historietas hasta 1980) para más tarde pasar al formato álbum por mediación de la editorial Dargaud a partir de 1970 hoy Valerian y Laureline es todo un clásico de la historieta del país vecino y su vida editorial se extiende hasta los cuarenta años y más de una veintena de álbumes. Luc Besson acariciaba el proyecto de realizar una superproducción de las aventuras espaciales de tan peculiar pareja desde hace años y por mediación de su compañía Europa Corp (impulsora de sagas como Transporter, Taxi, Taken o Yamakasi y una de las productoras que más cine de acción rueda en el viejo continente para posteriormente exportarlo al extranjero) lo ha conseguido sin escatimar presupuesto, poniendo de por medio toda la maquinaria que tiene a su disposición para crear un universo riquísimo y vasto hasta el delirio y juntando un reparto internacional en el que podemos ver a Dane DeHaan (The Amazing Spider-Man 2: El Poder de Electro) Cara Delevingne (Escuadrón Suicida), Clive Owen (Hijos de los Hombres), Ethan Hawke (Gattaca) Rihanna (Battleship) o Rutger Hauer (Blade Runner) entre otros.
Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas está inspirada en los álbumes Valerian y El Imperio de los Mil Planetas y El Embajador de las Sombras (ambos recopilados recientemente por Norma Editorial en un tomo, como nos recordó mi compañero Diego García Rouco con su excelente reseña) dos de los primeros publicados relacionados con el protagonista y su inseparable compañera, pero del primero prácticamente sólo toma parte del título y algunos apuntes puntuales y se basa casi en su totalidad en el argumento del segundo, aunque tomándose las consabidas licencias tanto narrativas como estéticas. En esta traslación a imágenes la princesa del pacífico planeta Mül, perteneciente a la raza pearl, manda antes de morir y ver cómo se extingue su civilización un mensaje psíquico treinta años en el futuro que es recibido por Valerian (Dane DeHaan) un Agente Espacial, que junto a su compañera Laureleine (Carla Delevingne), se ocupa de mantener el orden en los territorios humanos de la galaxia en el Siglo XXVIII. Desde ese mismo momento los dos personajes se verán envueltos en una enorme aventura que los llevará a Alpha, la Ciudad de los Mil Planetas, y a descubrir una enorme conspiración a nivel intergaláctico en la que están implicadas siniestras organizaciones que operan desde las sombras.
La última producción del director de El Profesional (León) o Juana de Arco muestra desde el minuto uno la total implicación de este con un proyecto en el que ha puesto todo su cariño y dinero, porque el despliegue técnico de Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas es sencillamente abrumador, dando buena muestra de cómo el cineasta francés ha sabido invertir adecuadamente los millones que gana escribiendo y produciendo los films de acción genérica de su compañía Europa Corp. Besson es fiel a la estética del delicioso e imaginativo trazo de Jean Claide Mézières y lo extrapola con respeto desde un punto de vista conceptual, pero evidentemente luego lo hiperboliza todo por medio de unos CGI brutalmente compactados y ejecutados al más puro estilo Siglo XXI, dejando en pañales a los de blockbusters estadounidenses recientes como los de Wonder Woman o Spider-Man: Homecomimg. Sólo el prólogo con la presentación del planeta Mül y los pearl o todo el pasaje en el mercado (casi un cortometraje autocontenido dentro de la misma película) ya se revelan como muestras del poderío visual del que va a hacer gala el director de Malavita o Angel-A a lo largo del metraje para convertir su propuesta en un experiencia estilística de primer orden.
Por suerte todo el microcosmos creado por Besson a partir de la imaginación de Pierre Christin, Jean-Claude Mézières y Évelyne Tranlé tiene verdadera personalidad y forma parte del contexto de la historia sin devorarla mostrando una galaxia de proporciones infinitas habitada por un interminable bestiario de criaturas alienígenas que apelan a la multiculturalidad de la que hacía gala la obra original en viñetas y que aquí el director de Lucy ha tomado como suya. El problema de tener a mano una maquinaria tan mastodóntica reside en que a la hora de mostrar el universo que el francés ha creado como narrador (recordemos que escribe y dirige el proyecto en solitario) hace que tanto él como sus colaboradores tomen en ocasiones la decisión de lucir excesivamente tan epatante diseño de producción. Por eso a lo largo del metraje encontramos pasajes dedicados exclusivamente a hacer alarde del poderío visual que contiene un producto como Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas con el recurso de continuos travellings digitales con la intención de que el espectador viaje a lo largo y ancho de las localizaciones del largometraje.
Aunque Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas es una adaptación de los cómics en los que se basa como obra cinematográfica, por parte de Luc Besson parece un homenaje a todas aquellas piezas icónicas adscritas a la ciencia ficción, en distintos medios, que le influenciaron en su juventud, realizando así un interesante efecto retroactivo ya que muchas de estas piezas ya bebieron en origen de las historietas del mismo Valerian. Como es evidente viniendo del autor de El Quinto Elemento las referencias a Jean Giraud “Moebius” o Alejandro Jodorowsky se hacen notar, pero tampoco se eluden alusiones argumentales o visuales a piezas como Tron en los trajes espaciales con luces de neón de los protagonistas, Avatar con el diseño de los pearl muy similar al de los na’vi del film de James Cameron, Dune reflejada en las localizaciones desérticas de proporciones mastodónticas, sagas como Star Wars o Star Trek en las secuencias de batallas espaciales y hasta Mouline Rouge tiene cabida en la amalgama referencial del film gracias al pasaje en Paradise Alley centrado en Rihanna y su personaje. Todo el conjunto se convierte en una oda a géneros como la fantasía, la aventura o la space opera, e incluso el mundo del videojuego, pero sin que el guión pierda la compostura a la hora de ejecutar un relato de reminiscencias tan sencillas como clásicas y recordando que todo el origen viene de las manos de Christin, Méziéres, Tranlé y la obra secuencial primigenia.
Posiblemente la elección de los dos actores protagonistas para dar vida a Valerian y Laureline haya sido la más polémica por parte de Luc Besson y la misma tiene sus luces y sombras, indudablemente. Vaya por delante que quién venga buscando dos contrapartidas fieles a los personajes de los cómics va a llevarse una considerable decepción no sólo por la estética y el estilismo del vestuario que portan, sino también por su aspecto físico o personalidad adaptada al presente siglo. Mientras en los cómics Valerian parecía la voz más razonable y Laureline la despreocupada en esta ocasión se invierten los roles totalmente siendo un personaje más pendenciero el de él y profesional el de ella ella. No vamos a negarlo, Dane DeeHan es un considerable fallo de casting, el estadounidense ha demostrado su valía en otras ocasiones como con su papel en la recuperable Chronicle o hasta con un rol mudo en aquel capricho audiovisual por parte de la banda Metallica llamado Through the Never, pero está muy lejos, no sólo de ser el adulto y cabal Valerian que conocemos de las viñetas, sino también un rompecorazones intergaláctico. Por otro lado Cara Delevingne tampoco tiene mucho que ver con la Laureline de los cómics, pero en esta ocasión la actriz británica eclipsa totalmente con su carisma, simpatía y saber estar delante de la pantalla a su partenaire revelándose como la mejor elección de un reparto en el que vemos la cumplidoras caras de Clive Owen, Ethan Hawke, un Rutger Hauer en modo cameo y a la cantante Rihanna con un personaje con más peso del que parece en su innecesariamente aparatosa presentación.
El que esto firma no es un gran fan de Luc Besson más allá de su cuento de hadas contemporáneo protagonizado por Jean Renó, Natalie Portman y Gary Oldman, una de las películas de mi adolescencia, o el evocador biopic de la rivalidad entre los dos apneistas Jacques Mayol y Enzo Maiorca que desarrolló en El Gran Azul, el resto de sus films me parecen algo más que entretenimientos simplemente aceptables, por eso esta Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas y su efectividad han sido toda una sorpresa. Como sucede también con las adaptaciones al celuloide de Marvel o DC el espectador debe enfrentarse al visionado sabiendo que no va a encontrar una traslación totalmente fiel de la obra de Christin, Méziéres y Tranlé a la pantalla grande, pero el director de Subway o la trilogía animada de Arthur ha puesto toda su profesionalidad como artesano y cariño como fan de la fantasía, la ciencia ficción y las aventuras para ejecutar una superproducción repleta de momentos memorables, secundarios animados inolvidables (¡el trío de Doghan Daguis!) una historia en contra de la intolerancia o el imperialismo necesaria en los tiempos que corren y todo presentando en un envoltorio vibrante e inabarcable que por desgracia ha sido recompensado con unos raquíticos resultados en taquilla, poniendo en duda el futuro de lo que pudo haber sido el inicio a una franquicia europea que poco tendría que envidiar a las de las traslaciones cinematográficas americanas relacionadas con el noveno arte.