sábado, 27 de febrero de 2010

Pulp Fiction, the Tarantino connection



Director: Quentin Tarantino (1994)
Guión: Quentin Tarantino & Roger Avary
Actores: John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Harvey Keitel, Tim Roth, Amanda Plummer, Maria de Medeiros, Ving Rhames, Eric Stoltz, Rosanna Arquette, Christopher Walken, Bruce Willis





Llegaron los años 90 y con su segunda película Quentin Tarantino puso patas arriba el cine americano de la época. Ya con su soberbia ópera prima, Reservoir Dogs, el director de Malditos Bastardos se hizo con un importante hueco en el cine independiente de por aquel entonces al que insufló savia nueva con una realización impropia de un novato, diálogos geniales, narración virtuosa y una soberbia dirección de actores.



Pero con su segunda obra pasó de ser una gran promesa a un director de primera, capaz de codearse con maestros consagrados como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Brian de Palma. Pulp Fiction supuso un proyecto mucho más ambicioso que Reservoir Dogs, más grande a todos los niveles, con un reparto que incluso superaba al de su ópera prima y el respaldo de los hermanos Weinstein en la producción. El resultado fue una recaudación de más de 100 millones de dolares en Estados Unidos y otros cuantos en el resto del mundo.



Pulp Fiction es en esencia un homenaje a la literatura de segunda fila, la que fue forjada por relatos cortos de corte policiaco, pero algo alejados del clasicismo de autores como Dashiell Hammett o James M. Cain. Las influencias escritas del director de Knoxville eran más barriobajeras, más bastardas. Aunque su más claro referente sería el escritor americano Elmore Leonard, autor de la novela Rum Punch, que posteriormente adaptaría el mismo Tarantino en la infravalorada Jackie Brown.




Porque si hay algo de lo que se nutre Tarantino es de celuloide puro y duro. El director de Death Proof es conocido por ser una enciclopedia cinematográfica andante, vive por y para el cine y como es lógico su obra está repleta de multireferencias a todo tipo de cintas de distintos géneros. Si en Reservoir Dogs se daban cita en poco más de 90 minutos Same Peckinpah, John Woo, Sergio Leone, John Cassavetes e incluso maestros europeos como Jean Luc Godard o François Truffaut, Pulp Fiction es la fusión de Martin Scorsese y Brian de Palma, pero hay ecos también de Takeshi Kitano, el cine de los Shaw Brothers y sobre todo el exploit americano de los años 70.




Pero que nadie se lleve a engaño, que Tarantino construya todos sus films sobre las miles de influencias que los distintos tipos de géneros y directores han dejado huella en su impronta no significa que plagie, sino que homenajea, pasa por su filtro y en ocasiones supera al autor o la obra que ha tomado como referencia, Esto principalmente se le puede agradecer a el hecho de que es uno de los mejores guionistas de la historia del 7º arte. El estilo de construcción narrativa de Pulp Fiction, que ya se dejó ver en Reservoir Dogs, pero de manera más solapada, fue rompedor para la época, aunque ciertamente no era la primera vez que se utlizaba.




Tarantino y Roger Avary (démosle su crédito al entrañable canadiense, gran conductor y autor de la cachondísima Las Reglas del Juego) nos cuentan tres historias individuales unidas por algunos de sus personajes, aunque lo hacen con un medido y calculado hasta el milímetro, desorden de la narración lineal que abandona radicalmente la ley de causa/efecto, de aquí tomarían buena nota Alejandro González Iñárritu, Gaspar Noé y Christopher Nolan como se pudo ver años después en Amores Perros, Irreversible y Memento, acentuando no sólo la indispensable y necesaria implicación del espectador con el film, sino también potenciando argumentalmente la base escrita del relato y todos sus hallazgos, que no son pocos, entre ellos unos diálogos que hacían de conversaciones sobre temas cotidianos, casi banales, genialidades conversadas con las que los actores se lucían indudablemente.



Otro de los campos en los que el autor de Kill Bill es un genio es en la dirección de actores. Como ya mencioné en la crítica de Malditos Bastardos el amigo Quentin sabe sacar lo mejor de todos los intérpretes que trabajan con él, sin importar si son genios o pardillos. Porque está claro que John Travolta (le debe la vida este hombre a Tarantino) y Samuel L. Jackson nunca han estado mejor que cuando han dado vida a Vincent Vega y Jules Winnfield, que Bruce Willis hace aquí, como Butch Coolidge, uno de los dos personajes más completos de su carrera, el otro es el James Cole de 12 Monos, que Christopher Walken está enorme con su monólogo sobre el reloj de pulsera, que Uma Thurman en manos de Tarantino es una actriz excelente o que Harvey Keitel nos enseñó que el señor Lobo podía aunar, elegancia, eficacia y mala hostia por igual.




Por último hablar de uno de los temas que más gracia me ha hecho siempre a la hora de atacar una cinta como Pulp Fiction, su "desproporcionado uso de la violencia". Sólo puedo decir un par de cosas, la primera es que el uso de la misma está totalmente justificado en el film porque dichas secuencias están directamente unidas al coherente desarrollo de la trama, a la escena del coche con Vincent, Jules y Marvin, por poner un ejemplo, me remito y por otro lado, no sé a que vino tanta polémica con respecto a que una pelicula tan cruda ganara una (del todo merecida) palma de oro de Cannes, ya que 4 años antes Martin Scorsese estrenó esa obra maestra titulada Uno de los Nuestros, cinta mucho más dura y violenta que la que nos ocupa, que recibió premios en cientos de festivales y de la que nadie se quejó.




Desde Pulp Fiction Tarantino ha seguido haciendo gran cine, pero nunca ha estado tan inspirado, es más, después de Jackie Brown dio a su personajes un matiz más caricaturesco, siguen siendo carismáticos y entrañables, sí, pero no tan reconocibles y cercanos como los de sus tres primeros films. Personalmente me quedo con Reservoir Dogs, mi obra favorita de Tarantino con la que guardo una especial relación que no tengo con ninguna de sus otras cintas, pero Pulp Fiction es una incuestionable obra maestra. Supuso una inyección de adrenalina en pleno pecho para el anquilosado y aburrido cine americano de los años 90, abrió un camino que seguirían muchos, unos con más acierto que otros y se mostró como un revulsivo que removería los cimientos del buen cine, el que no envejece, el que mejora con cada revisionado, el de un genio deslenguado que me enseñó que esto del 7º arte era mucho más que pasar el rato delante de una pantalla y que el mejor cine está escondido en la parte baja de la estantería más recóndita de los, por desgracia, casi extintos videoclubs.


miércoles, 24 de febrero de 2010

Michael Collins, mid cannon's roar and rifle's peal, We'll chant a soldier's song.


Director: Neil Jordan (1996)
Guión: Neil Jordan
Actores: Liam Neeson, Aidan Quinn, Stephen Rea, Alan Rickman, Julia Roberts, Ian Hart, Brendan Gleeson, Jonathan Rhys Meyers


En 1996 el director Neil Jordan acometió la difícil y largamante acariciada tarea de llevar a imágenes la vida de Michael Collins, el célebre y controvertido líder revolucionario irlandés que fue una de las cabezas pensantes durante los primeros pasos del IRA a principios del SXX y personaje clave dentro del tratado anglo-irlandés. Al igual que el mismo Collins, la película sobre su persona levantó cierta polvareda durante su estreno.




Jordan que venía de saborear las mieles del éxito con la excelente Entrevista con el Vampiro, la célebre adaptación que hizo de la novela de Anne Rice, se embarcó por fin en el que consideraba el proyecto cinematográfico más complejo de su carrera y seguramente tuviera razón vista su irregular filmografía. El director de la sobrevalorada Juego de Lágrimas o la infravalorada In Dreams se centra principalmente en la personalidad de Collins, personaje al que retrata en toda su complejidad, el líder terrorista primero y el hombre mediador en el que se convirtió después.




La trama se inicia con su intervención en 1916 con el levantamiento de Pascua y durante todo el metraje vemos su ascenso dentro del Sinn Feín, su relación de amistad con Éamon de Valera que años después se convertiría en presidente de la república de Irlanda y su triángulo amoroso compartido con su amigo Harry Boland (Aidan Quinn) y la mujer por la que ambos competían Kitty Kiernnan (Julia Roberts)




El realizador irlandés crea un trabajo tecnicamente impecable y perfila bien los personajes en el guión, excepto el de Julia Roberts que se mueve entre un florero y un simple potenciador dramático para los roles de Neeson y Quinn, aunque adultera algunos de los hechos que retrata en el film. Del reparto, en el que se dan cita algunos de los mejores actores británicos de los últimos 20 años, destaca como es lógico un muy físico y entregado Liam Neeson como Collins, perfecto en su cometido de protagonista, pero algo exagerado a veces, sobre todo al no controlar debidamente la modulación de su voz.



Al igual que otros directores que han retratado de manera más que interesante y meritoria el conflicto de Irlanda del Norte (Jim Sheridan, Ken Loach, Paul Greengrass) a Jordan se le nota hacia que bando se inclina, lo que no evita que nos muestre algunas de las barbaridades llevadas a cabo por el ejército republicano irlandés, dando pie a un tira y afloja político y militar que no hacía más que empezar y que se cobraría la vida de muchas vícitmas tanto de un bando como de otro. Pero su obra tiene alma, su biopic convence, incita al debate político y llega al espectador, no como, por poner un ejemplo reciente, el fallido díptico que realizó Steven Soderbergh sobre el Che y que ya comenté previamente en este blog.


domingo, 21 de febrero de 2010

Shutter Island



Director: Martin Scorsese (2010)
Guión: Laeta Kalogridis basado en la novela de Dennis Lehane
Actores: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Emily Mortimer, Michelle Williams, Patricia Clarkson, Max von Sydow, Jackie Earle Haley, Elias Koteas, John Carroll Lynch


Cuando uno ve una película mala es lógico sentir indignación, en cambio cuando uno ve tal cosa pero salida de la mano de un maestro lo que un espectador como yo experimenta es la mayor de las desazones. Shutter Island es un enorme despropósito indigno de la obra de un director capital para la historia del cine como Martin Scorsese.




Scorsese lo tiene todo para triunfar. La novela de un autor con prestigio como Dennis Lehane (Mystic River, Adiós Pequeña, Adiós) un reparto colosal con un Leonardo DiCaprio inspiradísimo, unas localizaciones excelentes, elementos para dar forma a una película remarcable. Pero todo se va al traste con el horrible, terriblemente irregular, plano y hacia su final, vergonzosamente tramposo guión de Laeta Kalogridis.




La impronta de Scorsese está ausente durante todo el film. Sí se puede ver la mano de un director con oficio, que comprende el lenguaje cinematográfico, como se percibe en las logradas aunque pedantemente freudianas escenas oníricas y las bastante acertadas de los flashbacks, pero nada de la personalidad de un genio, autor de obras maestras como Taxi Driver o Casino. Sólo algunos ecos a la muy superior (y no es ni de lejos una de sus mejores cintas), El Cabo del Miedo se dejan ver en esta desconcertante Shutter Island.




Pero como he mencionado anteriormente lo que mata a Shutter Island es un guión infecto. Su cohesión es alarmantemente endeble. Cuando quiere incidir y analizar la mente del personaje de Teddy Daniels estanca terriblemente el desarrollo de la trama. El retrato que hace de los pocos enfermos mentales a los que decide dar voz está lleno de maniqueismo y simplicidad y el giro final es tan vergonzoso, tan tramposo e irracional, me parece un insulto tan grande a la inteligencia del espectador que me importa más bien poco si es el original de la novela de Lehane en la que se basa el film. Para colmo en la recta final cada cosa que se desvela para construir el endeble puzzle de la trama causa más y más vergüenza ajena en el espectador y los diálogos son sonrojantes hasta lo esperpéntico.




Martin Scorsese es uno de mis directores favoritos de todos los tiempos. He descubierto el gran cine de su mano y muchas de sus películas para mí son indispensables. Pero me jode que cuando un autor tiene ya un nombre dentro del mundo del séptimo arte se le conisienta todo y la prensa especializada le diga que sí a pies juntillas a cualquiera de sus propuestas. Scorsese no ha dado clase de nada con su última película, porque Shutter Island es una muy mala película, posiblemente una de las peores de toda su carrera. Si en los créditos de este film como director en vez de Martin Scorsese apareciera el nombre de Ron Howard, todo dios haría mofa de ella y la consideraría una cinta horrible, lo que ciertamente es, por mucho que esté realizada por uno de los más grandes.


sábado, 20 de febrero de 2010

The Lovely Bones, tears in heaven


Director: Peter Jackson (2009)
Guión: Fran Walsh, Philippa Boyens & Peter Jackson basado en la novela de Alice Sebold
Actores: Saoirse Ronan, Mark Wahlberg, Rachel Weisz, Stanley Tucci, Susan Sarandon, Michael Imperioli, Amanda Michalka


Peter Jackson si hizo mundialmente conocido por la adaptación al celuloide que hizo de la célebre y mastodóntica novela El Señor de los Anillos del escritor británico de origen sudafricano J.R.R. Tolkien. El director neozelandés dio sus primeros pasos dentre del género gore más descerebrado, con obras como Mal Gusto y la maravillosamente excesiva Braindead, pero no recibió alabanzas de la crítica mal llamada seria, hasta que realizó la que posiblemente sea su mejor obra, Criaturas Celestiales, una trágica historia inspirada en hechos reales sobre dos amigas que cometieron un asesinato en la Nueva Zelanda de los años 50.




En The Lovely Bones, Jackson quiere volver a la senda que abrió con la ya mencionada cinta protagonizada por Kate Winslet y Melanie Linskey, fusionando el mundo real con uno de fantasía, contando una trágica historia con grandes cargas de onirismo, pero el resultado es un estrepitoso fracaso a todas luces desconcertante. Un producto que cruza demasiado pronto la línea de la más burda de las pretenciosidades.




La primera media hora de The Lovely Bones es de una intachabe corrección formal. Jackson nos presenta a los personajes, nos muestra su puesta en escena y deja que fluya la historia, hasta que llegamos a la escena que sirve de catalizador para toda la subtrama del film y ahí el director mete la pata hasta el fondo. En cuanto el mundo fantástico de Susie hace presencia en pantalla la última película del creador de Agárrame Esos Fantasmas se auotoinmola bestialmente.





Es terrible que un señor que ha sabido llevar con maestría la Tierra Media al mundo real y que nos ha regalado en muchos de sus films imágenes de fantasía casi palpables para el espectador, haya dado forma a un mundo onírico tan pueril, digno de una mezcla entre un anuncio de compresas y un videoclip de Hannah Montana (ese horripilante uso del maraviloso tema Song to the Siren de This Mortal Coil). Para colmo los efectos digitales usados son dignos de una película de animación de bajo presupuesto y la aportación de dicha subtrama al film es practicamante nula, ya que cuando el director podría enriquecer su obra analizando la psicología de los personajes de la familia de Susie, decide erroneamente saturarnos con pretenciosas y vacuas imágenes alucinógenas que parecen descartes edulcorados de las del Terry Gilliam de Los Héroes del Tiempo.





De vuelta a la realidad la trama central es más coherente cinematográficamente hablando, pero tampoco es del todo correcta, por culpa de los graves fallos de guión. No se incide nada en las motivaciones de los personajes, los de Whalberg y Weisz son planos hasta la extenuación y la sorna y buen rollo del de Susan Sarandon chirrían descaradamente. Para colmo, el rol que pide a gritos ser tratado con complejidad y visión medianamente adulta, el de un esforzado Stanley Tucci, da verdadera pena por lo mal perfilado que está.





Cuando un director consigue un gran logro dentro del séptimo arte, las productoras deciden darle carta blanca para que despliegue su libertad creativa sin límitación alguna. The Lovely Bones es la clara muestra de que esto no siempre se salda con un éxito. La película número once de Peter Jackson es un fallido y presuntuoso intento por hacer un cine de profundo calado, pero tomando como base clichés, lugares comunes y simplicidad conceptual y narrativa. Siendo un poco más humilde se puede llegar mucho más lejos, así si fallas la caída no será tan estruendosa, porque esta ha sido una de ellas.


viernes, 19 de febrero de 2010

El Hombre Lobo



Director: Joe Johnston (2009)
Guión: Andrew Kevin Walker y David Self basado en el guión de Curt Siodmak
Actores: Benicio del Toro, Anthony Hopkins, Emily Blunt, Hugo Weaving


En el año 1941 el director George Waggner y el guionista Curt Siodmak crearon un clásico llamado The Wolf Man. Protagonizada por un inspirado Lon Chaney Jr, el film supuso una de las más celebradas muestras del mítico cine de terror de la Universal surgido en la primera mitad del SXX. Un producto realizado con pericia y un excelente pulso que a día de hoy aún guarda gran parte de su fuerza cinematográfica.




Entre los espectadores que quedaron prendados por el film de 1941 se encontraba un joven Benicio del Toro que quedó fascinado por la trágica historia de Lawrence Talbot y su maldición. El mismo actor puertorriqueño es el impulsor de este remake que sufrió distintos problemas durante su gestación, el más destacado, el abandono del realizador Mark Romanek (director de la interesante Retratos de Una Obsesión) en beneficio de Joe Johnston, resuelto artesano que nos ha regalado films como Jumanji o Rocketeer.




El mérito más destacable de la película es su atmósfera, cercana al film de Waggner, pero aún más a Sleepy Hollow de Burton o al Drácula de Coppola, y su afán por ser fiel al clasicismo de la producción original. Pero inevitablemente y mostrándose una vez más como una cinta hija de su tiempo, el uso y abuso de efectos digitales que de manera totalmente erronea se centran casi en su totalidad en el personaje protagonista cuando está transformado en licántropo, lastra el guión del film, que tampoco es de una solidez consistente.




No sé si por los cambios en la dirección, porque Joe Johnston cumple como realizador pero no es un autor o porque simplemente estamos ante otra más de esas producciones de Hollywood construidas en cadena de montaje, El Hombre Lobo es una obra formalmente despersonalizada y con una carencia total de originalidad.




Pero tampoco es totalmente fiel a la cinta en la que se inspira, ya que el hallazgo más grande de aquella, que era la edípica relación entre Lawrence Talbot y su padre (enorme Claude Rains en la cinta de Waggner, un estático Anthony Hopkins en la obra que nos ocupa) queda reducida aquí a una plana interacción que desemboca en un estúpido combate final digno de la terrible saga Underworld




Otro fallo es que en la actualidad para hacer buen cine gótico lo mejor y más acertado es mirar al pasado y dejarse influenciar por la británica Hammer Films y la producción de la que hablo de manera equívoca no lo hace. Curiosamente esta productora rodó la que es para mí la mejor cinta de licantropía clásica de la historia del cine, The Curse of the Werewolf , dirigida por un inmenso Terence Fisher de pulso magistral e in crescendo narrativo rompedor para la época y el género de terror e interpretada con acerada fisicidad por un enorme Oliver Reed.




Fallida y desperdiciada en cualquiera de los casos. Plantel de actores planos, personajes que son sólo un esbozo, guión lineal en el peor sentido de la palabra y nula química entre los personajes de Benicio del Toro y Emily Blunt, que nunca llegan a hacer creíble el romance en el que los dos se ven involucrados. Nada más allá de una cinta para pasar una tarde, con una lograda dirección artística y unos ramalazos gore tan innecesarios como estéticamente atractivos. Una oportunidad desaprovechada a la hora de haber hecho un remake digno o un homenaje contemporaneo a un clásico del terror, otra vez será.



martes, 16 de febrero de 2010

Drácula, el amor de los condenados



Director: Francis Ford Coppola (1992)
Guión: James V. Hart basado en la novela de Bram Stoker
Actores: Gary Oldman, Anthony Hopkins, Winona Ryder, Keanu Reeves, Cary Elwes, Monica Bellucci, Sadie Frost, Tom Waits, Bill Campbell





En 1992 el director italoamericano Francis Ford Coppola adaptó a imágenes la célebre novela Drácula, del escritor irlandés Bram Stoker. Esta cinta del realizador de La Conversación puede considerarse de alguna manera la película definitiva de cuantas han tratado de trasladar el conocido libro del conde transilvano al celuloide y posiblemente también sea la mejor de ellas.




El Drácula de Coppola rompió anquilosados esquemas cinematográficos en torno al género de terror y su capacidad como catalizador de emociones. La obra que nos ocupa fue un gran hallazgo en su estreno, un producto innovador visualmente, que en en pleno auge de los efectos digitales (Terminator 2, se estrenó un año antes) se reveló con presteza como una muestra de un tipo de cine artesanal y clasicista pocas veces visto en una suprproducción de Hollywood en los años 90.




Coppola da una visión distinta, atípica, arriesgada (y sí, en ocasiones sobrecargada esteticamente) de una novela mil veces adaptada. Moviéndose entre lo gótico y lo barroco, con influencias pictóricas de autores como Munch o Klimt, pero nunca dejando que la forma devore al fondo, ya que el guión de James V. Hart tiene la suficiente fuerza como para no perderse entre las impactantes y sugestivas imágenes del film.




La mano autoral de Coppola en el film también es extraña, poco del cine que nos regaló en su momento el creador de El Padrino o Cotton Club se puede ver en esta obra. Su mirada es más radical, vanguardista, nunca hasta ese momento se había visto cine de vampiros como el que se nos muestra en esta película, aunque también es cierto que sí hay algo de influencia del Ken Russell de la espantosa La Guarida del Gusano Blanco (otro film basado en un relato de Stoker) con su corte blasfemo y marcadamente sexual.




Para mí lo más controvertido de este Drácula es su fidelidad al escrito original. El film es pulcramente idéntico a el libro en la forma, pero el prólogo inventado (entre el mejor cine rodado por Coppola en toda su carrera) cambia radicalmente al personaje protagonista, que pasa de ser una criatura de la noche ávida de sangre y con afán por prosperar en una gran urbe como Londres a un príncipe que vendió su alma al diablo por amor. Romanticismo ausente en la novela que se torna como uno de los aciertos más grandes del film, sobre todo por la excelente química entre un inmenso y más camaleónico que nunca Gary Oldman en su primer papel importante y una virginal y bellísima Winona Ryder. Seguramente el hecho de que acabaran siendo amantes en la vida real tras el rodaje influyó también.




Drácula es la última obra maestra de uno de los más grandes genios que ha dado la historia del cine. Una producción que aún hoy sigue siendo fuente de inspiración para muchos films de terror gótico, como se puede ver en el insípido remake de El Hombre Lobo que ha realizado Joe Johnston protagonizado por Benicio del Toro o incluso en la música. La cinta que nos ocupa la veo anualmente desde que se estrenó y sigo sintiendo la misma fascinación que la primera vez con cada uno de sus hallazgos visuales y narrativos. El Drácula de Coppola es sin lugar a dudas una de mis películas favoritas de la década de los 90 y de las que más marcaron mi infancia cuando empecé a interesarme por el género de terror con mayúsculas


miércoles, 10 de febrero de 2010

La Virgen de los Sicarios, soledad y muerte en las calles de Medellín



Director: Barbret Schroeder (2000)
Guión: Fernando Vallejo basado en su novela homónima
Actores: Germán Jaramillo, Anderson Ballesteros, César Gaviria, Juan David Restrepo, Manuel Busquets, Ernesto Samper, Barbet Schroeder





Basado en la novela homónima de Fernando Vallejo, adaptando él mismo su libro como guionsita, La Virgen de los Sicarios es una de las mejores películas que han salido del país colombiano. El director iraní Barbet Schroeder, afincado en Francia y criado en Colombia, dirige este durísimo retrato de sobre la violencia en las calles de Medellín.




Todos los temas que trata La Virgen de los Sicarios están tratados con gran crudeza. Homosexualidad, violencia, la pobreza de Colombia o la vida sin esperanza de los niños desheredados. El personaje del escritor, Fenando, vuelve a la ciudad donde nació para morir, ya que según el ha vivido lo suficiente. Su relación con Alexis primero y Willmar después estarán marcadas por el sexo y la violencia al principio y la comprensión y el cariño hacia el final.




El retrato de Medellín no es nada amable. Se dibuja a la ciudad como un hervidero de jovenes sicarios de gatillo fácil que venden su cuerpo al mejor postor. Los mismos no tienen futuro alguno y viven continuamente en el filo de la navaja. Como es comprensible no todo Medellín (y por extensión Colombia) es así pero, es un hecho de que lo que se muestra en film es una realidad contrastada.



Rodada en dígital y con pericia por Schroeder, con un guión excelente y unos intérpretes, nota aparte para Germán Jaramillo genial como Fernando Vallejo, que no lo son, ya que el reparto está formado por chavales sacados de la calle para hacer de sí mismos delante de una cámara. La Virgen de los Sicarios es la mejor película de Schroeder y una de las obras mas valientes y tristes de la historia del cine hablado en español.


martes, 9 de febrero de 2010

Resacón en las Vegas, desmadre a la americana


Director: Todd Phillips (2009)
Guión: Jon Lucas y Scott Moore
Actores: Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis, Justin Bartha, Heather Graham, Sasha Barrese, Jeffrey Tambor, Ken Jeong, Rachael Harris, Mike Tyson

Trailer


Lo mejor que puedo decir de Hangover es que ojalá mucha comedia americana de la que se estrena actualmente la tomara como ejemplo a la hora de divertir al espectador. Pero lo que también es un hecho es que no es ni de lejos la cinta humorística de culto con la que la crítica alucinaba hace cosa de un año cuando se estrenó en cines.




Resacón en las Vegas
, es una divertida comedia más, que se ve con una sonrisa en la boca pero que rara vez incita a la sonora carcajada. Sus guionistas toman como ejemplo al mejor John Landis, un poco de los hermanos Farrely (con menos escatología que estos) y ciertamente consiguen algún momento cómico logrado, pero nunca genial, aunque la mayoría de ellos están relacionados con el personaje de Alan y el bebé.




La premisa argumental es interesante y da bastante juego al espectador, peroel guión se pierde en bastantes ocasiones forzando escenas cómicas y situaciones que funcionan, pero que no son creíbles, como la parte de las prácticas con el taser por parte de los policías (Greg Mottola, Steh Rogen y Evan Goldberg fueron más sutiles y acertados en Supersalidos a la hora de retratar con ironía a las fuerzas de la ley) o la huída con el coche patrulla por parte de los protagonistas.




Los personajes son estereotipos andantes, pero por suerte el reparto hace un trabajo bastante bueno. Ed Helms ya sabíamos por The Office que es todo un showman, pero la revelación para mí ha sido Zach Galifianakis, un actor que recuerda en mucho al gran John Belushi y que se come el solo la película desde el principio del film. La que es una pena que salga tan poco es Heather Graham, yo no sé cómo se las arregla esa mujer pero cada vez está más buena.




Una simpática comedia para echar un rato divertido y quedar con una sonrisa en la cara, no es tan ácida ni bestia como Very Bad Things pero tampoco es tan tonta como Airbag, aunque el detalle final con las fotos me parece una entrañable revindicación de la amistad. Pero que nadie se lleva a engaño, esta cinta no mereció tanta atención como la que recibió cuando fue estrenada. Eso sí, esa secuela de la que ya se está hablando seguramente la vea también.