lunes, 12 de julio de 2021
Viuda Negra
martes, 6 de julio de 2021
Trangresión Continua Express 2021 - Junio
Despierta la Furia (Guy Ritchie, 2021) - Un irreconocible Guy Ritchie revisita el policíaco francés Le Convoyeur (Nicolas Boukhrief, 2004) facturando una rocosa heist movie con aroma clásico, realización de acero y cierto molesto viraje hacia el tópico.
Shorta: El Peso de la Ley (Frederik Louis Hviid, Anders Ølholm, 2020) - Entre La Haine (Mathieu Kassovitz, 1995) y Training Day (Antoine Fuqua, 2001) transita esta áspera radiografía sobre brutalidad policial, racismo, delincuencia y marginalidad social con corpus de fibroso thriller nórdico.
Cruella (Craig Gillespie, 2021) - A la innecesaria existencia del proyecto y su simplista blanqueamiento de la protagonista se contrapone un buen diseño de producción, una resuelta realización y el carisma desbordante de las dos Emmas. Tan entretenida como olvidable.
La Casa de Papel: Parte 1 (Álex Pina, 2017) - Su original vuelta de tuerca a las historias de atracos, el interesante perfil de personajes y la sólida puesta en escena palian algunas carencias como la inverosimilitud, las trampas de guion o la inocuidad de su discurso antisistema
La Casa de Papel: Parte 2 (Álex Pina, 2017) - La resolución del atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre alcanza un clímax harto satisfactorio que debería haber cerrado la serie. A destacar el recital interpretativo de Pedro Alonso y su amalgama entre carisma y repulsión.
La Casa de Papel: Parte 3 (Álex Pina, 2019) - A pesar de la inyección presupuestaria de Netflix, de mantener siempre el interés y diseñar nuevos personajes bien perfilados como los de Rodrigo de la Serna, Najwa Nimri o Fernando Cayo, los guiones flaquean y caen en la redundancia.
domingo, 4 de julio de 2021
Bo Burnham: Inside, seguir viendo para Juan Luis
Título Original Bo Burnham: Inside (2021)
Director Bo Burnham
Reparto Bo Burham
viernes, 2 de julio de 2021
Loki, tiempo y castigo
Después de idas y venidas, sobreexposición argumental o personajes con potencial no viendo sus perfiles lo suficientemente explotados como para captar nuestra atención, pasado el ecuador de Loki comienzan a acontecer situaciones interesantes, el dramatismo se refina para dar consistencia a las relaciones interpersonales de los protagonistas, grande Owen Wilson, y las sorpresas se suceden en cascada. Desde el primer momento los guionistas nos fueron dando pistas de que algo no andaba bien en la AVT y el encuentro con los Guardianes del Tiempo así lo confirma. Traiciones, acción, fantasía, ciencia ficción y los personajes de Loki y Sylvie por fin derrochando química y carisma como colaboradores. Todo lo que esperábamos desde el primer episodio llega cuando casi habíamos perdido la esperanza, pero a tiempo para que, si se mantiene el nivel en los dos capítulos restantes, no tengamos un recuerdo negativo del proyecto.
A todo lo mencionado y algún que otro pasaje emotivo relacionado con personajes secundarios debemos tener muy en cuenta esa escena post créditos que es síntoma inequívoco de que Marvel Studios como productora y el Universo Cinematográfico Marvel como microcosmos ficcional están abriendo gradualmente las puertas de ese Multiverso que, casi con seguridad, eclosionará en todo su esplendor durante la segunda entrega en solitario, aunque conociendo quien le acompañará hacer esta afirmación es casi un eufemismo, del Doctor Strange de Benedict Cumberbatch dirigida por el gran Sam Raimi. Cuatro nuevos Lokis abren una cantidad enorme de posibilidades para que la serie de Disney+ nos regale dos episodios finales que nos reconcilien al 100% con lo que apuntaba a ser una de las mejores series del UCM y que, por ahora, no pasa de proyecto correcto con algún despunte aislado de talento. Espero que en las dos próximas semanas me tenga que tragar mis palabras, una vez más.
Sentimientos encontrados con este episodio felizmente titulado Journey Into Miystery, la mítica cabecera que comenzó a publicar Atlas Cómics en los 50 y que en lo 60 pasó a formar parte de la Casa de las Ideas con algunas historias protagonizadas por Thor y el mismo Loki. Posiblemente nos encontremos con la mejor entrega de lo que llevamos de miniserie, manteniendo un acertado equilibrio entre espectacularidad y épica con pasajes más íntimos y emocionales. Desde el mismo arranque del capítulo con ese falso plano aéreo cargado de referencias visuales a capítulos previos, películas del UCM o los mismos cómics (¡Ese Thanoscoptero!) aventuran un episodio con muchas posibilidades de ganarse el favor, sobre todo, del aficionado a las viñetas. Evidentemente así acontece sobre todo por el desfile de distintos Lokis que hacen acto de presencia durante los 50 minutos de metraje y no sólo me refiero a los cuatro que pudimos ver en la muy comentada escena post créditos del cuarto episodio.
Guiños, versiones de Loki muy bien perfiladas como la del gran Richard E. Grant o desopilantes como la del Loki Alligator, la química entre Loki y Sylvie por fin tomando forma en pantalla, Owen Wilson como robaescenas cada vez que la cámara repara en su presencia (ojo a ese guiño a Toy Story con el coche) juegan a favor de un episodio con muy buenos momentos que encarrilan la serie hacia un clímax relativamente esperanzador. Pero en su contra tiene la profunda descaracterización en la que se está sumergiendo al protagonista. En honor a la verdad viendo la deriva que comenzó a tomar forma en Thor: Ragnarok que Loki haya evolucionado/involucionado en lo que es actualmente en esta serie no debería sorprendernos, pero su descontextualización psicológica y el excesivo blanqueamiento de su rol lo está convirtiendo un mindundi sin un ápice de malicia o astucia del que todo el mundo abusa sólo manteniéndose erguido por el carisma desbordante de un gran actor como Tom Hiddleston.
Tan poco me está convenciendo esta versión edulcorada de Loki que cuando apareció el divertidísimo y efímero President Loki, mucho más afín al visto en las primeras apariciones del villano en las películas de Marvel Studios, mi deseo era que matara al original y lo suplantara, con eso lo digo todo. Si el devenir de acontecimientos sigue así y la semana que viene la miniserie cierra con Loki como un buenazo del que todo el mundo se ríe y con una poco creíble minimización de sus poderes, algo de lo que lleva haciendo gala en toda la miniserie, mi decepción será notable. En cambio si en el último momento descubrimos que todo había sido un plan urdido por él mismo desde las sombras haciendo honor por fin a es título de Rey del Engaño que siempre le ha acompañado me quitaré el sombrero ante el ingenio y la maniobra de distracción diseñada por Michael Waldron y Kate Herron. Por ahora sólo queda cruzar los dedos, porque en poco menos de siete días saldremos de dudas con respecto a ello.
Sexto y último episodio de Loki, titulado For All Time, Always, que confirma todos mis temores con respecto a las teorías elucubradas a lo largo de las cinco semanas anteriores. Por el lado bueno Marvel Studios satisface en cierta manera a los amantes de las conspiraciones y confirma que detrás de todo está Kang, el Conquistador, aunque no se explicite que el personaje al que interpreta Jonathan Majors (Lovecraft Country) sea el que crearon Stan Lee y Jack Kirby en las páginas de Fantastic Four #19 allá por octubre de 1963. Por el lado malo, y aunque sólo ha sido la presentación del villano, el tratamiento del mismo no me convence demasiado a pesar del carisma, sobradamente demostrado en trabajos previos, del intérprete que le da vida y sobre todo la consolidación de que el Loki protagonista no estaba maquiavélicamente detrás de la AVT y todo el entramado al que está dio lugar a lo largo de la miniserie, oficializando esta versión descaracterizada e innecesariamente benévola del Dios del Engaño como la principal.
Para colmo nos encontramos con un capitulo brutalmente anticlimático con casi ningún pasaje para el recuerdo y sí muchos para el olvido. El culmen del despropósito es toda la larguísima y tediosa secuencia en la que Kang explica el Multiverso a los personajes de Loki y Sylvie. Llevábamos todas las semanas previas afirmando que la sobreexposición argumental es una de las mayores carencias de la serie, pues este pasaje en concreto exagera hasta la hipérbole este lastre con veinte minutos, casi medio episodio, de los personajes sentados en un despacho manteniendo una conversación cuyo único interés es lo planteado por el personaje de Jonathan Majors. El resto es un despropósito narrativo con una puesta en escena anodina, desganada y ausente de cualquier atisbo de inventiva (se repiten los mismos planos y movimientos de cámara hasta la nausea) que hunden casi por completo un episodio final que debería haber sido una space opera descontrolada y loquísima como al menos intentó ser la entrega inmediatamente anterior.
Mi sensación no es tanto de indignación como de decepción. Comprendo lo que han querido hacer desde Marvel Studios, ya que poco a poco están abriendo las puertas del Multiverso para adentrarse totalmente en él con películas como Spider-Man: No Way Home (Jon Watts, 2021) o Doctor Strange in the Multiverse of Madness (Sam Raimi, 2022) y Kang cobrará un papel importante en el mismo, posiblemente sustituyendo a Thanos como villano principal o sirviendo de adelanto a otro de más envergadura (¿Galactus?, ¿Mephisto?). El problema es que en el proceso hemos perdido al Loki que se había ganado buena fama dentro del Universo Cinematográfico Marvel y para colmo lo hemos hecho con una serie que prometía mucho en el papel y finalmente se ha revelado como una despersonalizada oportunidad perdida que sólo en contadas ocasiones ha salido del terreno de lo rudimentario y procedimental, más grave viniendo de un planteamiento inicial con tanto potencial como el de los viajes en el tiempo y las variantes. Esperemos que esa confirmada segunda temporada mejore la presente, no lo va a tener muy complicado.