Título Orginal Jack Reacher: Never Go Back (2016)
Director Edward Zwick
Guión Richard Wenk, Marshall Herskovitz, Edward Zwick, basado en la novela de Lee Child
Reparto Tom Cruise, Cobie Smulders, Danika Yarosh, Aldis Hodge, Sue-Lynn Ansari, Teri Wyble, Holt McCallany, Robert Knepper, Tilton Lipoma, Madalyn Horcher, Michael Papajohn, Patrick Heusinger
Segunda entrega cinematográfica de la saga protagonizada por Jack Reacher, el personaje literario creado por el escritor británico Lee Child y al que da vida en pantalla grande un Tom Cruise en labores de protagonista y productor principal. La primera entrega data del año 2012, contaba con la presencia del siempre eficiente Christopher McQuarrie en el guión y la dirección y sin ser un dechado de virtudes se reveló como un entretenimiento de primer orden, una thriller policíaco con apuntes de neonoir muy eficiente, con un ritmo y una puesta en escena adecuados y un Tom Cruise al que el papel del ex militar reconvertido en justiciero le sentaba como un guante. Secuencias de acción tan sencillas como bien ejecutadas, un villano interesante a manos del cineasta Werner Herzog y una historia escueta y eficaz convirtieron el film en un éxito de taquilla bien recibido por la crítica.
La secuela llegó en el año 2016 con Tom Cruise de nuevo como máximo artífice del proyecto y unos equipos técnico y artístico totalmente renovados. En esta ocasión Christopher McQuarrie ejercía únicamente como productor cediendo la silla de la dirección al veterano Edward Zwick, viejo conocido de Cruise de los tiempos de El Último Samurai, y también co guionista de la obra junto a Richard Wenk y Marshall Herskovitz. En el reparto el protagonista de Nacido el 4 de Julio cambiaba a Rosamund Pike, Robert Duvall, Richard Jenkins, Werner Herzog o Jai Courtney por Cobie Smulders, Danika Yarosh, Patrick Heusinger, Holt McCallany o Robert Knepper. El resultado es no sólo una segunda parte muy por debajo de su predecesora, sino un largometraje fallido en no pocos aspectos hiriendo de muerte una franquicia que comienza a dar sus primeros pasos con un segundo episodio repleto de carencias e incoherencias en las que la primera Jack Reacher nunca llegó a caer.
Inspirándose en la decimoctava novela homónima protagonizada por el personaje ideado por Lee Child y con una trama localizada cuatro años después de lo acontecido en el primer largometraje Jack Reacher: Nunca Vuelvas Atrás abandona la herencia noir y el tono medianamente austero de su predecesora para entregarse a una trama rudimentaria hasta lo indecente revelándose como una intriga militar descafeinada al más puro estilo Tom Clancy. El aguerrido Jack Reacher del film de 2012 sólo se deja ver aquí en el prometedor prólogo del film para más tarde ir desapareciendo poco a poco de la historia y convertirse en un sosias de sí mismo al que parecen ajenas las habilidades para la lucha cuerpo a cuerpo y el uso de armas de fuego de su anterior aventura, ni siquiera un siempre entregado Tom Cruise parece tomarse demasiado en serio su trabajo como protagonista en una secuela en la que no parece haber depositado demasiada confianza.
La trama es inane hasta el hastío, la hemos visto cientos de veces en otros trabajos localizados en un entorno castrense con mejores resultados y se entrega rápidamente a los giros tramposos de guión, la estructuración inadecuada y los diálogos bordeantes en el sonrojo. Los personajes secundarios están pobremente perfilados y los villanos ni siquiera llegan a estarlo. Mientras Cobie Smulders se esfuerza por ser un poco convincente alto mando militar con experiencia en combate y Danika Yarosh da vida a un rol tan prescindible como repelente cuya única misión es ralentizar la trama y descaracterizar con su presencia al protagonista de Tom Cruise lo de los villanos de la velada en cambio clama al cielo. Mientras el matón de Patrick Heusinger no deja de ser un intimidante secuaz undimensional más allá de su fuerza bruta lo de Robert Kneeper como jefe criminal con poco más de cinco tristes minutos en pantalla da buenas muestras de la desgana con la que ha sido abordada Jack Reacher: No Vuelvas Atrás.
El problema es que todos los fallos mencionados previamente no son los más graves del largometraje, el más destacado de ellos tiene que ver con su realización. No sólo echamos irremisiblemente de menos a Chistopher McQuarrie y su destreza para las escenas de acción y suspense (ese arranque del primer film con Jai Cortney ejerciendo de francotirador y una total ausencia de diálogos) también es de lamentar que un artesano tan cumplidor como Edward Zwick acometa su labor en Jack Reacher: Nunca Vuelvas Atrás con el piloto automático encendido y una impronta desangelada. Todos los pasajes dinámicos se ven ejecutados con una desidia y morosidad flagrantes acumulando el metraje una serie de peleas, tiroteos y persecuciones desfilando atropelladamente en pantalla de la manera más paupérrima posible. Para colmo un montaje muy deficiente termina por sepultar lo que en la anterior entrega de la franquicia se revelaba como su mayor virtud desde un apartado técnico aquí repleto de carencias y escasa resolutividad.
Jack Reacher: Nunca Vuelvas Atrás supone un paso en falso para una saga que necesitaba una secuela dispuesta a confirmar las virtudes del primer y muy eficiente largometraje. Por desgracia la renovación del reparto de actores y el equipo técnico ha jugado en contra de la producción de Tom Cruise, y es que lo adecuado para una franquicia como Misión Imposible no tiene por qué funcionar para el resto de proyectos en los que se vea involucrado. Con todo el film funcionó notablemente bien en taquilla en su época de estreno, por lo tanto no podemos dar por muertas las adaptaciones del personaje de Lee Child. Aunque ahora el mismo Cruise y su colaborador, Christopher McQuarrie, tienen su mirada en otro lado mientras saborean las mieles del éxito con la alabada sexta entrega de las correrías del espía Ethan Hunt esperaremos una tercera entrega de Jack Reacher por parte de ambos que haga recuperar el pulso a un microcosmos ficcional con potencial para darnos algunas satisfacciones.