viernes, 26 de agosto de 2011

The Ward, in the mouth of sadness


Título Original The Ward (2010)
Director John Carpenter
Guión Michael Rassmusen y James Rassmusen
Actores Amber Heard, Danielle Panabaker, Mika Boorem, Jared Harris, Lindsy Fonseca, Mamie Gummer, Laura-Leigh, Sali Sayler, Sidney Sweeney, Dan Anderson




No es la primera vez que muestro aquí mi profunda admiración por el director John Carpenter. El cineasta norteamericano es uno de los pilares más sólidos en los que se ha sustentado el cine de género estadounidense desde que debutara a principios de los 70 como realizador con productos como Dark Star o Asalto a la Comisaría del Distrito 13. De su soberbia impronta y poderoso discurso autoral han salido genialidades como La Noche de Halloween, La Niebla, La Cosa, 1997 Rescate en New York, En La Boca del Miedo o Vampiros. Pero también films menores inolvidables como Golpe en la Pequeña China, El Príncipe de las Tinieblas, Están Vivos, Christine, El Pueblo de los Malditos o 2013 Rescate en L.A.




Posiblemente por habernos regalado tantas y tantas horas de gran cine fantástico y de terror, por haber entregado su talento como autor para engrandecer un género muchas veces denostado por la prensa especializada y por realizar algunas de las películas que marcaron mi infancia a fuego, me duela tanto tener que hablar ahora de su última cinta, The Ward, como voy a hacerlo. Porque después de 8 años de espera para que John Carpenter volviera a ponerse detrás de las cámaras para rodar la última pieza de su filmografía el resultado es tan mediocre, e incluso adentrándose en lo penoso, que no me queda más remedio que apenarme considerablemente por ello.




The Ward es una película endeble, triste y desangelada. Su mayor problema (y tiene muchos) no es ni que sea una historia tópica, ni que la tensión en ella sea casi inexistente, ni que el reparto sea penoso o la trama esté manida hasta el insulto. Su mayor traba es que el tipo que está detrás de las cámaras no se parece en absolutamente nada al John Carpenter que todos conocemos. Rodada sin brío, sin autoría o personalidad alguna, recurriendo a trucos vacuos y simplistas explotados hasta el asco en la actualidad (relámpagos continuos en sempiternas noches lluviosas, escenas de sustos gratuitos con brutales golpes de sonido) nada del talento innato para el lenguaje cinematográfico del director de Starman podemos ver aquí. Un señor que cogía un punto de partida argumental nimio (un coche poseido, un banco de niebla de corte sobrenatural) y sacaba oro en pepitas con forma de celuloide.




The Ward narra la llegada de una joven chica llamada Kristen a un manicomio durante el año 1966 después de haber sufrido un brote psicótico que la incitó a quemar una casa abandonada. Allí concerá a 5 chicas antagónicas en sus personalidades que le ocultan un secreto que tiene que ver con otra interna del sanatorio mental que supuestamente falleció tiempo atrás y que se aparece en algunas zonas del edificio. Desde el principio la puesta en escena es irreconocible por parte de Carpenter, un señor que con sólo encuadrar una casa deshabitaba conseguía crear una densa y palpable atmósfera, un genio que sólo con dos notas musicales de la banda sonora conseguía ponernos los testículos por corbata.




En este ambiente llevado a la pantalla con toda la sarta de tópicos habidos y por haber (pasillo infinitos devorados por la oscuridad, enfermeras con cara de perro guardían, celadores con rostro de pervertido violento) John Carpenter construye de manera débil e inconsitente una historia sobre fantasmas y apariciones del montón. El director de Memorias de Un Hombre Invisible siempre ha sido un autor multireferencial (desde el cine de terror de los 50 hasta su adorado western) pero en The Ward ese tono de serie B es falsario y pedestre y las únicas referencias de las que parece alimantarse son de las de films actuales de temática parecida como la horrible Madhouse.




Cuando va llegando el final y hemos sufrido un guión con muchos agujeros, unas actrices penosas (por muy atractivas que sean, sobre todo Amber Heard) que dan vida de manera pueril a roles simplistas y arquetípicos, cuando nos hemos tragado escenas y escenas de supuesto terror indignas de un señor como el que se supone que ha firmado esta mamarrachada, empezamos a olernos lo peor. El final se acerca y nos la van a dar con queso, a la mitad de metraje todo apunta a que nos la van a meter doblada y por toda la cara, con uno de esos finales tramposos, inverosímiles ilógicos (de los que no se libran ni las últimos trabajos de Martin Scorsese y Zack Snyder) con los que nos llevan ametrallando desde hace años en Hollywood, aquellos de los que se reían con ingeniosa pericia Charlie Kauffman y Spike Jonze en esa obra maestra que respondía al nombre de Adaptation.




Como el sufrido espectador a esas alturas ya es consciente de que en el clímax la vergüenza ajena va a llegar a unos niveles incalculabes, casi épicos, sólo le queda rezar a cuantas deidades conozca o respete porque la conclusión que le den a la historia central sea la menos estúpida, infantil y olvidable posible. Nada más alejado de la realidad. La Ley de Murphy se levanta poderosa y envalentonada ante nuestros incrédulos, doloridos y pobres ojos. El cierre de The Ward, su broche de oro, está en concordancia con todo su conjunto como obra cinematográfica, o lo que es lo mismo, es una putísima mierda que da ganas de llorar.




Hoy es un día triste para el mundo del séptimo arte y para mi vida como cinéfilo. Quiero pensar que esta película ha sido una primera toma de contacto por parte de John Carpenter para ir calentando motores y quitarse esas telarañas que llevaba acumulando 8 años, desde que nos entregara aquella entretenida, macarra, rashomonizada y 100% carpenteriana Fanstasmas de Marte (sus episodios para la serie Masters of Horror no los cuento ya que iban directos a la tv por cable americana). Porque si los próximos proyectos que tiene en cartera este maestro del terror (apelativo que se merece más que ningún otro director del género) titulados Riot (Scared Straight) y Darkchyld van a tener una calidad similar a The Ward, es preferible que se retire antes de empezar a ensuciar una de las filmografías más estimulantes que haya conocido el público amante del cine de género americano.


4 comentarios:

  1. Uno de lo palos más duros que has recibido nunca, por lo que he podido entender. No la veo ni completamente borracho

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  2. Por desgracia sí, porque si hay algo de lo que dejado constancia en este blog desde sus inicios (y los que me leeis lo sabréis) es mi profunda admiración por el cine de terror y sobre todo por algunos autores dentro de este género con los que me he criado y a los que he admirado muchísimo desde hace años. Por eso este palo ciertamente ha sido gordo. Podría ser de esos fans que de una manera u otra le quieren sacar algo bueno hasta a las peores obras de los cineastas que admiran, pero yo por mucho que admire a John Carpenter y por mucho que lo haya intentado no lo he conseguido con The Ward. No puedo engañarme a mí mismo.

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  3. Conocerte, te conozco desde el foro de Buffy (soy perdidos XDDD mi verdadero nombre es Juan) y sigue siendo un enorme placer leer tus críticas y desde luego eres mi crítico favorito. Y se como son estás cosas por que a mi también me han pasado.

    Por cierto, la peli de los simios esta bien, pero para nada va a ser un mito... Ah, y que uno no puede quitarse de la cabeza que si la relación amorosa hubiera terminado con el mono diciendole a la chica "lo siento nena, pero no podemos estar juntos por mucho que me ames" te parece y con mucho lo más normal de toda la peli

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  4. Ah, coño Perdidos, da gusto saber que sigues por ahí leyéndome.

    Es bueno que me bajen los humos con la de los monos, que todo el mundo habla maravillas de ella y el hype se estaba disparando.

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