domingo, 18 de julio de 2010

Solomon Kane, nobody expects the spanish inquisition



Título Original: Solomon Kane (2009)
Director: Michael J. Basset
Guión: Michael J. Basset basado en los personajes de Robert E. Howard
Actores: James Purefoy, Max Von Sydow, Pete Postlethwaite, Rachel Hurd-Wood, Alice Krige, Mackenzie Crook, Ryan James, Kenny Mitchell, Stewart Moore, Mark O'Neal, Jason Flemyng


Trailer


De la pluma del célebre escritor americano Robert E. Howard, creador de Conan, el Bárbaro, nació el personaje de Solomon Kane. Héroe puritano, y español como diría aquel, del S XVII que se dedicaba a combatir las hordas del mal formadas por demonios, brujas, bestias y todo tipo de criaturas infernales. Tras una extensa colección de cómics y cierta repercusión a nivel popular, durante el pasado año 2009 se llevó a cabo una adaptación, con nacionalidad británica, en imágenes de sus aventuras. El resultado es un bodrio importante y a tener en cuenta.




Solomon Kane la empieza a cagar desde bien pronto, para no perder tiempo con tontadas. Su puesta en escena es penosa, ya que a un uso y abuso de unos efectos digitales que la emparentan con la intro cutre de alguna entrega del videojuego Age of Empires, se une una dirección artística fallida, equivocamente sobrecargada, una dirección por parte de Michael J. Basset tan nerviosa como paradójicamente anodiona y un guión más lleno de tópicos que un capítulo de Crónicas de Un Pueblo.




El único mérito del film reside en un afán por unir el cine comercial contemporáneo con la ola de cine de espada y brujería de los años 80. El problema es que intentar aunar la falsaria y poco transparente vertiente del cine de género fantástico que actualmente asola Hollywood, con aquellas modestas pero mucho más sinceras declaraciones de buen celuloide de entretenimiento como Lady Halcón (joyita de Richard Donner a recuperar) o Willow, es apostar por el caballo perdedor.




Por muchos que veamos referencias a Excalibur de John Boorman, a Legend de Ridley Scott o incluso a el Conan de John Millius, Basett no consigue una conjunción de ambos estilos y todo se va al traste por su escasa implicación para unir las dos distintas lecturas cinematográficas. A ello se le suma una exacerbada dependencia en los CGI que sólo consiguen acentuar el artificio imperante dentro del producto, porque como ya he comentado anteriormente los mismos son de una cutrez a tener en cuenta. Destaquemos también que los decorados de la recta final son un descerado plagio de los de El Secreto de los Hermanos Grimm de Terry Gilliam.




No sé como de fiel será Solomon Kane a su base literaria original o a los cómics que vinieron después. Lo único seguro es que como producto cinematográfico deja mucho que desear, acentuando todos sus fallos (que no son pocos) una aparatoso y mediocre acabado formal, un James Purefoy que no llega ni a sucedáneo de Hugh Jackman, un Jason Flemyng que parece haberse dormido encima de un libro, un buen reparto más perdido que Chuck Norris en una de Woody Allen y una historia con potencial desperdiciado que por sus propios méritos, a su término, en vez de unos créditos debiera mostrar un Game Over bien grande.



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