Título Original: Splice (2009)
Director: Vincenzo Natali
Guión: Antoniette Terry Bryan, Doug Tayler & Vincenzo Natali
Actores: Adrien Brody, Sarah Polley, Brandon McGibbon, David Hewlett, Abigail Chu, Delphine Chanéac, Amanda Brugel, Stephanie Baird
Trailer
Cuarta película de canadiense Vincenzo Natali detrás de la cámara. Natali se hizo un hueco en el cine de ciencia ficción cuando debutó allá por 1997 con su ópera prima Cube. Modesta y original cinta de género con un planteamiento excelente y un desarrollo de personajes muy interesante. Tras esta estrenó Cypher, analítica disección sobre conspiraciones corporativas, triples agentes y una sofisticación que si bien se tornaba gélida, tenía una solidez narrativa bastante considerable. Más tarde rodó la atípica comedia Nothing que aún no he podido ver. Finalmente el pasado 2009 llegó Splice, su última obra hasta la fecha y la que desgrano a continuación.
Con Splice se confirma lo que venía siendo un secreto a voces desde la primera cinta de Natali. Que es un autor deudor del estilo y discurso de su compatriota David Cronenberg y sus primeras cintas como Vinieron Dentro de... (esas especie de babosas violentas y sexualizadas), Rabia o Cromosoma 3. La cuarta cinta del director de Getting Gilliam empieza siendo un claro émulo de La Mosca, referencia que por medio de una inteligencia encomiable no sólo la emparenta con la cinta realizada por Cronenberg en 1986, sino también con la original de Kurt Neumann rodada en 1958 y con Relatos del Antimundo, novela de George Langelaan en la que se basaba dicha obra de culto de la serie B americana.
Splice es una mirada crítica (por lo tanto algo conservadora) hacia la ingeniería genética, que muestra los posibles consecuencias de carácter peligroso que la misma puede producir si se llega demasiado lejos con su experimentación. Natali utiliza inteligentemente el manido recurso de la pareja de cientítificos ambiciosos para tejer una trama sobre como dos personas pueden descomponer su relación por la intromisión en su vidas de una criatura que los hará experimentar sensaciones nuevas como la maternidad, los celos, la envidia o la lascivia. Un poco como hizo Andrej Zulawski en La Posesión, aunque en términos algo diferentes.
La mirada de Natali que en un principio es analítica y contemplativa torna en mórbida e impulsiva desde la secuencia de sexo entre los protagonistas. El aire malsano se apodera de la obra y todo lo referente a Dren (personaje tan atractivo como perturbador a distintos niveles) acentúa su lado oscuro y peligroso, llevándose todo con acierto en el guión a pesar de pasajes innecesarios y algo exagerados como el de el descubrimiento de las alas, que me parece un poco demasiado, ya que quita bastante de la conseguida veracidad que destilaba el relato hasta ese momento, a pesar de adentrarse el mismo en los parámetros de la ciencia ficción pura y dura.
Vincenzo Natali no triunfa completamante con su propuesta, pero Splice resulta harto interesante por su retrato enfermizo y sin concesiones sobre la psicología humana y sus pulsiones físicas y sexuales. Ayudado por un guión como mínimo competente escrito a seis manos , CGI bastante dignos, unos Adrien Brody y Sarah Polley ajustados y la dirección por su parte que confirma que posee suficiente talento como para seguir entregando buen cine. Un digno heredero de Cronenberg que va marcando poco a poco un interesante y poco común estilo autoral bastante rico e identificable para el espectador.
Con Splice se confirma lo que venía siendo un secreto a voces desde la primera cinta de Natali. Que es un autor deudor del estilo y discurso de su compatriota David Cronenberg y sus primeras cintas como Vinieron Dentro de... (esas especie de babosas violentas y sexualizadas), Rabia o Cromosoma 3. La cuarta cinta del director de Getting Gilliam empieza siendo un claro émulo de La Mosca, referencia que por medio de una inteligencia encomiable no sólo la emparenta con la cinta realizada por Cronenberg en 1986, sino también con la original de Kurt Neumann rodada en 1958 y con Relatos del Antimundo, novela de George Langelaan en la que se basaba dicha obra de culto de la serie B americana.
Splice es una mirada crítica (por lo tanto algo conservadora) hacia la ingeniería genética, que muestra los posibles consecuencias de carácter peligroso que la misma puede producir si se llega demasiado lejos con su experimentación. Natali utiliza inteligentemente el manido recurso de la pareja de cientítificos ambiciosos para tejer una trama sobre como dos personas pueden descomponer su relación por la intromisión en su vidas de una criatura que los hará experimentar sensaciones nuevas como la maternidad, los celos, la envidia o la lascivia. Un poco como hizo Andrej Zulawski en La Posesión, aunque en términos algo diferentes.
La mirada de Natali que en un principio es analítica y contemplativa torna en mórbida e impulsiva desde la secuencia de sexo entre los protagonistas. El aire malsano se apodera de la obra y todo lo referente a Dren (personaje tan atractivo como perturbador a distintos niveles) acentúa su lado oscuro y peligroso, llevándose todo con acierto en el guión a pesar de pasajes innecesarios y algo exagerados como el de el descubrimiento de las alas, que me parece un poco demasiado, ya que quita bastante de la conseguida veracidad que destilaba el relato hasta ese momento, a pesar de adentrarse el mismo en los parámetros de la ciencia ficción pura y dura.
Vincenzo Natali no triunfa completamante con su propuesta, pero Splice resulta harto interesante por su retrato enfermizo y sin concesiones sobre la psicología humana y sus pulsiones físicas y sexuales. Ayudado por un guión como mínimo competente escrito a seis manos , CGI bastante dignos, unos Adrien Brody y Sarah Polley ajustados y la dirección por su parte que confirma que posee suficiente talento como para seguir entregando buen cine. Un digno heredero de Cronenberg que va marcando poco a poco un interesante y poco común estilo autoral bastante rico e identificable para el espectador.
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