jueves, 15 de julio de 2010

Días del Cielo, heredarás la tierra



Título Original: Days of Heaven (1978)
Director: Terrence Malick
Guión: Terrence Malick
Actores: Richard Gere, Brooke Adams, Sam Shepard, Linda Manz, Robert J. Wilke, Jackie Shultis, Stuart Margolin, Timothy Scott, Gene Bell, Doug Kershaw




Tras mucho tiempo he conseguido ver la única obra que me faltaba de la filmografía de ese genio poco prolífico pero siempre certero llamado Terrence Malick. Conocido por destilar una alergia hacia todo lo relacionado con entrevistas y promociones sólo equiparable a la que sentía Stanley Kubrick, Malick posee en su filmografía sólo cuatro cintas hasta la fecha. Una de ellas, La Delgada Línea Roja es sin lugar a dudas una de mis películas favoritas de la historia del cine. Film basado en una novela de James Jones sobre el desembarco americano en Gudalcanal durante la segunda guerra mundial. Una obra maestra lírica de reparto descomunal e imágenes y sonidos para la estantería del recuerdo de la que algún día hablaré aquí largo y tendido.




Días del Cielo me ha parecido a primera vista la película más irregular de su autor, lo que no significa que deje de ser un producto de una calidad indiscutible y extremedamene cautivadora. El mayor problema de Days of Heaven es que a pesar de estar situada en un contexto histórico muy importante para los Estados Unidos como es el periodo que duró la Primera Guerra Mundial, su trama central no deja de ser un melodrama, un folletín novelesco sobre un triángulo pasional entre criados y patrones. Una típica y tópica historia sobre amores prohibidos con un trasfondo que retrata la diferencia de clases de manera más o menos aceptable, a pesar de lo irritante y poco enriquecedora que me resulta la voz en off del personaje de Linda Manz.




Pero finalmente el espectador es consciente de que Días del Cielo no es ni un film mediocre, ni un proyecto fallido cuando asiste al soberbio trabajo que hace el director de El Nuevo Mundo con la dirección. Malick está exultante detrás de las cámaras, su labor es magistral. Aquel aire distante pero decididamente poético que ya se podía ver en su ópera prima Malas Tierras (de la que podemos encontrar muchas referencias hacia el final del metraje) se depura y estiliza en esta, su segunda cinta. Se acentúa esa mirada lírica y complice con la naturaleza que tendría su cénit en sus dos últimos trabajos hasta el momento y muestra un uso magistral de la profundidad de campo, los planos panorámicos y la construcción de encuadres. Todo aderezado con la inestimable ayuda del español Nestor Almendros en la dirección de fotografía, que le valió un merecido Oscar.




Del reparto de actores, todos entregados a la contención (puede que demasiado) exceptuando un Richard Gere muy físico y bastante convincente, poca queja se puede tener. Brooke Adams aún conservaba algo de encanto antes de deteriorarse bestialmente, Linda Manz está perfecta cuando no abre la boca estropeando considerablemente su labor y Sam Sephard, que se muestraba tan señorial como atractivo por aquel entonces, da la réplica al personaje de Gere con el que mantiene una relación distante hasta que la rivalidad empieza a surgir entre ambos. No sé si es por mandato del mismo Malick, pero exceptuando el extenso plantel de actores de La Delgada Línea Roja, sus intérpretes suelen hacer casi siempre trabajos más que correctos pero bastante gélidos, como se ve en la cinta que nos ocupa y sobre todo en las labores de Martin Sheen y Sissy Spacek en Malas Tierras.




A pesar de su historia poco original, su guión no demasiado conseguido y que podría acentuar la crudeza del retrato de una época que realiza, Días del Cielo de Terrence Malick, sin ser la mejor de sus obras se puede considerar claramante un interesante fresco de los Estados Unidos de principios del siglo XX. Un trabajo memorable sobre todo por la excelente dirección de su autor, que da forma a escenas tan inolvidables como la de la plaga con ribetes bíblicos que trae el regreso del personaje de Gere o el incendio en la recta final rodado con acerada e infernal visceralidad. Malick consigue algo muy meritorio con su trabajo aquí, beber de maestros como John Ford para que en un futuro jóvenes autores como Paul Thomas Anderson lo tomen a él como referencia para construir obras como la destacable pero no del todo conseguida There Will Be Blood.


3 comentarios:

  1. No he visto nada de este director, tengo La Delgada Línea Roja en las pendientes por ver desde hace mucho tiempo pero nunca me dá por verla.

    There Will Be Blood no me acabó de llegar, prometía más de lo que ofreció al final.

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  2. There Will Be Blood es una buena película, pero desde mi punto de vista después de empezar magistralmente y continuar con corrección acaba con un final disperso por culpa de unos fallos de guión que la hieren notablemente.

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  3. Exacto, después de 2/3 partes correctas, la última baja el listón mucho, aún con todo tiene muchas escenas salvables.

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