viernes, 9 de julio de 2010

If..., you say you want a revolution



Título Original: If...(1968)
Director: Lindsay Anderson
Guión: David Sherwin
Actores: Malcolm McDowell, David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, Christine Noonan, Hugh Thomas, Rupert Webster, Peter Jeffrey, Anthony Nicholls, Arthur Lowe




En las postrimerías de la década de los 60, con los descreidos 70 a la vuelta de la esquina y alejada ya la era dorada del Free Cinema inglés, el director británico Lindsay Anderson, el guionista David Sherwin y el actor Malcolm McDowell decidieron ponerle, de alguna manera, el punto y final a dicha vertiente cinematográfica del Reino Unido con la cinta que nos ocupa, la célebre, reivindicativa y polémica If..., estrenada en el muy simbólico y politizado año 1968




If..., es un tratado sobre el inconformismo de una nueva generación de jóvenes ingleses opuestos a los arcaicos métodos de una enseñanza británica, anquilosada, restrictiva, donde el pensamiento indvidual está castigado por mostrarse como el posible germen de una ideología opuesta al sistema establecido. Anderson y Sherwin, muy influenciados por la Nouvelle Vague francesa, nos muestran la llamada al acto revolucionario por parte de un grupo de adolescentes que no aceptan los ferreos métodos de enseñanza del internado en el que se encuentran.




El peso del film recae en el guyfawkesiano personaje de Mick Travis, instigador de dicha revuelta con el ambiguo rostro de un aniñado Malcolm McDowell en uno de sus primeros papeles. El protagonista de La Naranja Mecánica sellaría de por vida con su rol aquí, el tipo de papel que iba a interpretar durante toda su (en principio genial, más tarde del todo errática) carrera. Personajes desagradables de talante perverso con un carácter carismático y seductor que causan en el espectador una extraña sensación entre la complicidad y el rechazo.




If... comienza como una típica cinta de Free Cinema, con ecos de la generacional La Soledad del Corredor de Fondo de Tony Richardson, film estandarte de este movimiento, poseedor de un mensaje áun hoy latente y contemporaneo, pero con un acabado formal decidiamente anticuado. El retrato que Anderson hace de ese encorosetado colegio de alumnos clónicos remite en los ecos de sus pasillos a Cero en Conducta del directo frances Jean Vigo. Además trata de manera solapada y elegante, aunque algo superficial, temas como el abuso de menores por parte del profesorado y la homosexualidad entre los alumnos.




Pero algo inesperado sucede que descoloca al espectador. Esas leves pinceladas de extrañeza que hay en la primera hora de metraje, se apoderan totalmente del desarrollo argumental de los últimos 45 minutos, de manera que la platea ya no sabe distinguir lo que es real o producto de la imaginación de Travis. Todo aderezado con un tono surrealista notablemente buñueliano, como se puede ver en la escena final en la iglesia que nos recuerda a pasajes tanto de El Ángel Exterminador como de Él, ambas de su inigualable etapa mexciana.




A pesar de su mensaje de extrema izquierda, que aboca inevitablemente en fascismo puro y duro, el film de Anderson es meritorio y reivindicable por su atípica propuesta. Un film político y social con toques irreales. Un escupitajo en la cara de todos los estamentos (político, religioso, militar) de una abigarrada Inglaterra que pedía a gritos un cambio radical no sólo en su enseñanza sino a nivel social. Ese final excesivo y alegórico, que representa a la sociedad entera contra los diferentes, los que no piensan como la mayoría, cierra un film que no envejece, difícil de digerir en algunos aspectos formales, pero cumplidor en su misión de incomodar y concienciar, aún hoy, cuarenta años después de su estreno.


7 comentarios:

  1. Buena reseña para un film muy interesante aunque tocado por la "coyunturalidad", como muchos en la época. Interesante ver como McDowell avanza su Alex DeLarge y sentido del humor realmente atravesado.
    Por cierto que yo tomaría más como referente El joven Torlëss de Volker Schlöndorff "after" Robert Musil, realizado un par de años antes que Cero en conducta. Igualmente la encunetro más cerca de la vertiente Lester del Free Cinema, con su El knack... y como conseguirlo.

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  2. Un par de años antes que If..., no que la de Vigo.

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  3. Gracias por la aclaración.

    He de admitir que a Schlöndorf le perdí la pista cuando vi EL Tambor de Hojalata. No he leído el alabado libro del alemán Günter Grass pero la película se me hizo insoportable por el protagonista, que más que una mente rebelde me parecía un crío porculero. Bueno, también he visto Palmetto, pero eso es más porque Elisabeth Sue me pone un montón que por otra cosa, ya que tampoco me pareció una cinta muy buena aún tomando como referencia buen cine y literatura negra.

    Ahora iré por Oh, Lucky Man la segunda (y según dicen mejor) colaboración del trío Anderson/Sherwin/McDowell

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  4. A mi tampoco me entusiasma El tambor de hojalata ni Schlöndorff en genral, pero en esta si hay cosa de Torlëss y esos estirados y retorcidos interandos prusianos. Además sale la fantabulosa Barbara Steele de puta de buen corazón.
    Oh Lucky Man!, no se la recomendaría a nadie, es una auténtica apoteosis de la autoíndulgencia muy hija de su tiempo. La vi hace mil años en aqule Cine Club de la2 y fue una tortura.

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  5. Está bien oir una opinión discordante con respecto a Oh Lucky Man que todo el mundo habla bien de ella.

    Por cierto me estoy bajando The City of the Dead que leí en tu blog la reseña que le dedicaste y me llama poderosamente la atención, cuando la vea la comentaré en tu entrada.

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  6. No la he leido aun, pero me gusta ver una de mis films favoritos en este blog.

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  7. Nah, pos eso, poco más que añadir y le insto a ver su ""secuela"", vamos, con el colega Malcolm retomando el personaje de Mick Travis, "O Lucky Man", que me parecería incluso mejor.

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