Título Original: Last Days(2005)
Director: Gus Van Sant
Guión: Gus Van Sant
Actores: Michael Pitt, Lukas Haas, Asia Argento, Scott Green, Nicole Vicius, Ricky Jay, Ryan Orion, Harmony Korine, Kim Gordon, Andy Friberg
Gus Van Sant es un genio con todas las letras, un tío listo, muy listo. Este tipo empezó siendo otro de los abanderados del queer cinema, cine hecho por y para gays, Van Sant es un homosexual confeso y orgulloso de serlo, a finales de los 80 y principios de los 90. Después, tras algún éxito moderado como Drugstore Cowboy o Mi Idaho Privado, el amigo Gus recibió la llamada de esa jungla de desalmados llamada Hollywood y allí dio forma al mayor de sus éxitos de público El Indomable Will Hunting, la crítica arrodillada a sus pies, Oscars, Globos de Oro, ¡¡Matt Damooon!! bla, bla. Más tarde, de nuevo en la meca del cine realizó Descubriendo a Forrester y su insulso e innecesario (pero calculado al milímetro en su concepto) remake de Psicosis.
Sus fans montaron en colera, que si se ha vendido, que si ya es otro engranaje de Hollywood, que si ha perdido su personalidad como director. Entonces el realizador de Ellas También se Deprimen en un golpe de efecto encomiable se desmarca totalmente de lo comercial y lo repudia de tal manera, que en su cuatro últimas películas (Gerry, Elephant, Last Days y Paranoid Park) crea un tratado de como hacer un cine totalmente anticomercial.
Dejaos de bipoics sobre Kurt Cobain, a pesar de que el parecido es razonable y de que el film esté dedicado a la memoria del cantante de Nirvana, Last Days no tiene nada que ver con un film sobre un cantante al uso, es un ejercicio de estilo, uno más de los caprichos cinematográficos de Gus Van Sant.
En Last Days no hay historia, se nota que el film entregó su alma a la improvisación desde su nacimiento, la película muestra un día normal y corriente en la casa de un músico que está perdido y desubicado, no se especifica si por drogas, por depresión o por que tiene un cayo en el pie, y que convive con un grupo de amigos chupopteros que solo hablan con él cuando quieren pedirle algo, todo esto con el director jugando con el lenguaje cinematográfico desde el inico del metraje.
El film es un juguete narrativo, muestra distintos puntos de vista de una escena que no tiene la más mínima importancia o eso parece, que destila una extraña y triste belleza sacada de acciones tan simples como el protagonista haciéndose un tazón de cereales, tocando la guitarra solo en una habitación, o mirando una hoguera en medio del bosque.
Son situaciones tan simples y normales en el día habitual de cualquier persona que Van Sant consigue un realismo extremo, si su película es aburrida (para mi no lo fue n ningún momento) no lo es ni más, ni menos que cualquiera de nuestras vidas. Después al igual que en la maravillosa Elephant algo sucede relacionado con la violencia, que convierte un día normal y corriente en una jornada destacada y que forma parte de la historia reciente de la música americana, aunque en el film esté mostrado de una manera tan anticlimática como la conclusión del ya mencionado film sobre la matanza de Columbine.
Last Days es una obra no recomendada para puristas y ortodoxos cinematográficos (a los que Elephant no os gustó, ni os acerqueis a dos metros de esta película ni para mirar la carátula), es el tipo de cine que haría a día de hoy Godard si fuera amante de la cultura pop americana, el tipo de film que produciría Warhol si hubiera coincidido en el tiempo con Van Sant. Last Days, que es una lectura sobre la incomunicación, el aislamiento y el existencialismo, en verdad, no nos cuenta nada, pero nunca la nada fue tan jodidamente interesante y atrayente.
Van Sant lleva cuatro películas huyendo a toda velocidad de todo lo que huela a comercial, a palomitas de maiz y a multicine. Sus películas cuestan poco dinero y por eso mismo no necesitan hacer una gran taquilla para amortizar su presupuesto. Con ellas recibe elogios de la mayoría de los críticos e insultos de los más conservadores, se lleva premios en todos los festivales, Elephant le regaló al tipo la Palma de Oro en Cannes y el premio al mejor director, y los productores se dan de leches por producir sus pequeños suicidos artísticos.
Gus Van Sant es un tío muy listo y hace el cine que realmente le sale de los huevos, ojalá hubiera muchos directores como él en esta cosa unas veces maravillosa otras veces deprimente llamada cine.
Sus fans montaron en colera, que si se ha vendido, que si ya es otro engranaje de Hollywood, que si ha perdido su personalidad como director. Entonces el realizador de Ellas También se Deprimen en un golpe de efecto encomiable se desmarca totalmente de lo comercial y lo repudia de tal manera, que en su cuatro últimas películas (Gerry, Elephant, Last Days y Paranoid Park) crea un tratado de como hacer un cine totalmente anticomercial.
Dejaos de bipoics sobre Kurt Cobain, a pesar de que el parecido es razonable y de que el film esté dedicado a la memoria del cantante de Nirvana, Last Days no tiene nada que ver con un film sobre un cantante al uso, es un ejercicio de estilo, uno más de los caprichos cinematográficos de Gus Van Sant.
En Last Days no hay historia, se nota que el film entregó su alma a la improvisación desde su nacimiento, la película muestra un día normal y corriente en la casa de un músico que está perdido y desubicado, no se especifica si por drogas, por depresión o por que tiene un cayo en el pie, y que convive con un grupo de amigos chupopteros que solo hablan con él cuando quieren pedirle algo, todo esto con el director jugando con el lenguaje cinematográfico desde el inico del metraje.
El film es un juguete narrativo, muestra distintos puntos de vista de una escena que no tiene la más mínima importancia o eso parece, que destila una extraña y triste belleza sacada de acciones tan simples como el protagonista haciéndose un tazón de cereales, tocando la guitarra solo en una habitación, o mirando una hoguera en medio del bosque.
Son situaciones tan simples y normales en el día habitual de cualquier persona que Van Sant consigue un realismo extremo, si su película es aburrida (para mi no lo fue n ningún momento) no lo es ni más, ni menos que cualquiera de nuestras vidas. Después al igual que en la maravillosa Elephant algo sucede relacionado con la violencia, que convierte un día normal y corriente en una jornada destacada y que forma parte de la historia reciente de la música americana, aunque en el film esté mostrado de una manera tan anticlimática como la conclusión del ya mencionado film sobre la matanza de Columbine.
Last Days es una obra no recomendada para puristas y ortodoxos cinematográficos (a los que Elephant no os gustó, ni os acerqueis a dos metros de esta película ni para mirar la carátula), es el tipo de cine que haría a día de hoy Godard si fuera amante de la cultura pop americana, el tipo de film que produciría Warhol si hubiera coincidido en el tiempo con Van Sant. Last Days, que es una lectura sobre la incomunicación, el aislamiento y el existencialismo, en verdad, no nos cuenta nada, pero nunca la nada fue tan jodidamente interesante y atrayente.
Van Sant lleva cuatro películas huyendo a toda velocidad de todo lo que huela a comercial, a palomitas de maiz y a multicine. Sus películas cuestan poco dinero y por eso mismo no necesitan hacer una gran taquilla para amortizar su presupuesto. Con ellas recibe elogios de la mayoría de los críticos e insultos de los más conservadores, se lleva premios en todos los festivales, Elephant le regaló al tipo la Palma de Oro en Cannes y el premio al mejor director, y los productores se dan de leches por producir sus pequeños suicidos artísticos.
Gus Van Sant es un tío muy listo y hace el cine que realmente le sale de los huevos, ojalá hubiera muchos directores como él en esta cosa unas veces maravillosa otras veces deprimente llamada cine.
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