jueves, 17 de septiembre de 2009

Mysterious Skin, inocencia interrumpida


Director: Gregg Araki (2004)
Guión: Gregg Araki basado en la novela de Scott Heim
Actores: Joseph Gordon-Levitt, Brady Corbett, Michelle Trachtenberg, Bill Sage, Elisabeth Shue





Mysterious Skin, la octava película del realizador Gregg Araki, uno de las abanderados del queer cinema americano nacido a principios de los 90 y desarrollado por directores como Gus Van Sant o Todd Haynes, me marcó profundamente cuando al vi hace tres años. Esta mañana la he revisionado y ahora desde la distancia y con la ausencia del impacto que produce el primer enfrentamiento con la misma, voy a comentarla.




Mysterious Skin habla de muchos temas complicados: homosexualidad, prostitución, amor, deseo, amistad, traumas infantiles, pero lo que es por enicma de todo, es el retrato más duro, adulto, certero y porfundamente doloroso que se ha hecho sobre los estragos físicos y psicológicos irreversibles que producen ese acto impuro, sucio, deleznable y del todo condenable que es el abuso de menores.




Alejado de la ironía ácida de Todd Solondz o de la mirada gélida aunque virtuosa de Gus Van Sant, Araki analiza con hondura y elegancia un tema tan espinoso como la pederastia, sin afán condenatorio, con marcado sentimiento, pero sin sensacionalismo alguno, mostrando las escenas más crudas con un tono poético y onírico magistral, sin caer en ningún momento en lo escabroso.



La dirección del realizador de Splendor se muestra virtuosa desde el primer plano, el maravilloso de la lluvia de cereales, alegórico, simbólico, tierno y aunque aún no lo sabemos en ese momento, cruel. Hay en Mysterios Skin escenas de una pulcritud extraterrenal, pero hay al menos dos secuencias que no se olvidan y que permanecen en la retina largo tiempo. La de la bañera, una de las más duras que he visto en mi vida como cinéfilo, nunca he vuelto a ver un bote de Johnson & Johnson de las misma manera y sobre todo el final, uno de los más hermosos, tristes y desesperanzados que ha dado la historia del cine, una ejecución de imágenes, música y diálogos que bordean la magnificencia, en ese momento exacto, a mí al menos, me resulta imposible contener las lágrimas.




Pero también es cierto que con este segundo visionado he notado fallos que no detecté la primera vez que la degusté, como algunos bajones de guión hacia la mitad del metraje o un reparto que sin hacerlo mal en ningún caso, queda totalmente ensombrecido por un Joseph Gordon-Levitt, en estado de gracia, metido en un la piel de un personaje muy complicado y arriesgado, además de oscuro, cínico y descreido. No menos inspirado está Brady Corbett, mostrando el lado ingenuo de la historia, todo la subtrama relacionada con los avistamientos de ovnis está realmente bien narrada y gana enteros gracias a su interpretación.




Aún con algunos fallos (mínimos, todo hay que decirlo), me sigue pareciendo una de las cintas claves de esta década, una pieza de orfebrería dentro del cine dramático, al nivel de otras obras de temática gay como la genial Brokeback Mountain de Ang Lee o la infavalorada Alejandro Magno de Oliver Stone. Mysterious Skin es un grito ahogado en favor de esas criaturas llenas de vida y pureza que son los niños, seres que deberían ser intocables pero que desde tiempos inmemoriales vienen siendo corrompidos por la especie más decrépita y e inhumana que ha pisado la faz de la tierra, la nuestra.



2 comentarios:

  1. Cómo me duele que a Joseph Gordon Levitt solo lo recuerden por el papel soso de 500 Days of Summer y nadie vea esta obra maestra...

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  2. Bueno, es un actor con talento y los directores importantes se lo rifan, ahí tenemos a Nolan, Rodriguez, Spielberg, Johnson, pero sí, es una pena que este papel no sea de los más conocidos porque posiblemente nunca haya estado mejor que en Mysterious Skin.

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