Título Original: The Amityville Horror (2005)
Director: Andrew Douglas
Guión: Scott Kossar basado en el guión de Sandor Stern inspirado en la novela de Jay Anson
Actores: Ryan Reynolds, Melissa George, Philip Baker Hall, Jimmy Bennett, Jesse James, Chloe Moretz, Rachel Nichols
El día 13 de Noviembre del año 1974, en el 112 de la Ocean Avenue, situada en la localidad neoyorkina de Amityville, a las 3:15 de la madrugada, Ronald DeFeo asesinó a toda su familia con una escopeta, explicando posteriormente que unas voces que habitaban en su hogar le indicaron que matara a sus padres y hermanos. Muchos hablaban de que algo maligno existía en la casa y que Ronald creyó que sus parientes estaban poseidos por Satanás. Un año después la familia Lutz compró la casa y en ella supuestamente sucedieron fenómenos sobrenaturales. Más tarde se descubrió que de manera bastante probable toda la historia paranormal fue una excusa por parte de los abogados del acusado para acortar la pena a la que tendría que enfrentarse tras el juicio.
En 1979 el director Stuart Rosenberg (La Leyenda del Indomable) y el guionista Sandor Stern adaptaron a imágenes el libro de Jay Anson que narraba toda la historia sobre la supuesta maldición acaecida en el Nº 112 la Ocean Avenue de Amityville. The Amityville Horror supuso un interesante film sobre casa endemoniada, correctamente realizado, escrito e intepretado por unos inspirados James Brolin y Margot Kidder. Como era costumbre a principios de los 80 la cinta le siguieron casi una decena de secuelas a cual más disparatada, estando protagonizada la última de ellas no por la célebre casa, sino por una réplica exacta de la misma en forma de juguete, con dos cojones y un palito.
Al igual que Wes Craven, Michael Bay lleva años produciendo remakes de cine de terror de culto. Gracias a su labor hemos disfrutado films tan meritorios como La Matanza de Texas 2004 o tan deplorables como Viernes 13. La Morada del Miedo es otra de esas producciones y con ella se realiza una revisión del film de Stuart Rosenberg. El resultado sin ser de nota posee los suficientes méritos para ser considerado un digno remake y un film bastante bien resuelto. Incluso en algunos apartados, muy puntuales, como el montaje y la dirección artísitca, llega a superar a la cinta original.
El tal Andrew Douglas realiza un trabajo muy digno detrás de las cámaras. Su dirección es bastante resuelta, se le nota oficio para crear atmósferas y ambientes malsanos y por suerte sólo recurre a trucos de baratillo y algo efectistas a la hora de poner en escena a los espectros de la casa. El film posee una interminable galería de sustos, unos más efectivos que otros. Con alguno no muy logrado y otros bastante conseguidos, como los relacionados con el armario de la habitación de la cría pequeña, ineterpretada por una adorable y ahora tan de moda Chloe Moretz.
Algo que tienen en común tanto el film original de Stuart Rosenberg como este remake que nos ocupa es que a pesar de ser una cinta coral el peso recae sin duda alguna en el personaje del marido. El probelma es que si en la película primigenia, la descomposición física y moral de James Brolin estaba llevada con solidez y naturalidad, gracias al trabajo del actor y de los maquilladores, la de Ryan Reynolds en la obra que que comento no está del todo conseguida. Sí, el actor canadiense tiene el físico adecuado y trata de conseguir un trabajo hasta cierto punto intenso, pero no lo consigue por sus aún escasas dotes interpretativas. A esto sumemos adecuadamente que unas lentillas ligeramente enrojecidas no cuelan como síntoma de detererioro corporal o psicológico, por mucho que el equipo técnico de la película se empeñe en ello.
Está claro que Hollywood está alarmantemente escaso de ideas originales y siguen tirando de adaptaciones de cómics, secuelas innecesarias o remakes. Pero también es cierto que muchos de los films que están dando una nueva visión sobre obras de culto dentro del género de terror, sobre todo de los años 70, se pueden considerar productos con unos niveles de calidad bastante aceptables. Para mí La Morada del Miedo es uno de esos casos, que sin llegar al nivel de revisones como las de Las Colinas Tienen Ojos o La Última Casa a la Izquierda, se confirma como una obra que como mínimo merece la pena ser vista y disfrutada sin muchas pretensiones.
En 1979 el director Stuart Rosenberg (La Leyenda del Indomable) y el guionista Sandor Stern adaptaron a imágenes el libro de Jay Anson que narraba toda la historia sobre la supuesta maldición acaecida en el Nº 112 la Ocean Avenue de Amityville. The Amityville Horror supuso un interesante film sobre casa endemoniada, correctamente realizado, escrito e intepretado por unos inspirados James Brolin y Margot Kidder. Como era costumbre a principios de los 80 la cinta le siguieron casi una decena de secuelas a cual más disparatada, estando protagonizada la última de ellas no por la célebre casa, sino por una réplica exacta de la misma en forma de juguete, con dos cojones y un palito.
Al igual que Wes Craven, Michael Bay lleva años produciendo remakes de cine de terror de culto. Gracias a su labor hemos disfrutado films tan meritorios como La Matanza de Texas 2004 o tan deplorables como Viernes 13. La Morada del Miedo es otra de esas producciones y con ella se realiza una revisión del film de Stuart Rosenberg. El resultado sin ser de nota posee los suficientes méritos para ser considerado un digno remake y un film bastante bien resuelto. Incluso en algunos apartados, muy puntuales, como el montaje y la dirección artísitca, llega a superar a la cinta original.
El tal Andrew Douglas realiza un trabajo muy digno detrás de las cámaras. Su dirección es bastante resuelta, se le nota oficio para crear atmósferas y ambientes malsanos y por suerte sólo recurre a trucos de baratillo y algo efectistas a la hora de poner en escena a los espectros de la casa. El film posee una interminable galería de sustos, unos más efectivos que otros. Con alguno no muy logrado y otros bastante conseguidos, como los relacionados con el armario de la habitación de la cría pequeña, ineterpretada por una adorable y ahora tan de moda Chloe Moretz.
Algo que tienen en común tanto el film original de Stuart Rosenberg como este remake que nos ocupa es que a pesar de ser una cinta coral el peso recae sin duda alguna en el personaje del marido. El probelma es que si en la película primigenia, la descomposición física y moral de James Brolin estaba llevada con solidez y naturalidad, gracias al trabajo del actor y de los maquilladores, la de Ryan Reynolds en la obra que que comento no está del todo conseguida. Sí, el actor canadiense tiene el físico adecuado y trata de conseguir un trabajo hasta cierto punto intenso, pero no lo consigue por sus aún escasas dotes interpretativas. A esto sumemos adecuadamente que unas lentillas ligeramente enrojecidas no cuelan como síntoma de detererioro corporal o psicológico, por mucho que el equipo técnico de la película se empeñe en ello.
Está claro que Hollywood está alarmantemente escaso de ideas originales y siguen tirando de adaptaciones de cómics, secuelas innecesarias o remakes. Pero también es cierto que muchos de los films que están dando una nueva visión sobre obras de culto dentro del género de terror, sobre todo de los años 70, se pueden considerar productos con unos niveles de calidad bastante aceptables. Para mí La Morada del Miedo es uno de esos casos, que sin llegar al nivel de revisones como las de Las Colinas Tienen Ojos o La Última Casa a la Izquierda, se confirma como una obra que como mínimo merece la pena ser vista y disfrutada sin muchas pretensiones.