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viernes, 3 de septiembre de 2010

Van Helsing, el pasaje del terror


Título Original: Van Helsing (2004)
Director: Stephen Sommers
Guión: Stephen Sommers
Actores: Hugh Jackman, Kate Beckinsale, Richard Roxburgh, David Wenham, Will Kemp, Kevin J. O'Connor, Elena Anaya, Silvia Colloca, Josie Maran

Trailer


Soy un gran seguidor del cine de terror de la Universal surgido en Hollywood durante la primera mitad de del siglo XX. Por eso que una cinta de este género comience con el Conde Drácula y el Doctor Frankenstein discutiendo a gritos en el torreón de un castillo sólo se lo consiento al bueno de Jesús Franco, porque es quién es y se merece toda mi admiración. En cambio Stephen Sommers es un papanatas de campeonato, que no tiene el suficiente carisma o bagaje para que se le consienta tal blasfemia.




El director de La Momia mete dos referencias al Frankenstein de James Whale en los primeros 5 minutos de metraje, como para pagar una especie de peaje con el público más exigente, y a partir de ahí se permite (y los productores de la misma Universal con él) carta blanca para mezclar en una descerebrada macedonia monstruosa todos los personajes cinematográficos y literarios clásicos que le salen de la punta de salva sea la parte. No vamos a pedir rigor a una superproducción como Van Helsing, seamos sensatos, pero sí un mínimo de coherencia o respeto para con el aficionado al cine de terror clásico.




El problema es que Van Helsing es una disparatada barraca de feria con patas para el lucimiento de un carismático Hugh Jackman interpretando no al ínclito enemigo literario del célebre conde transilvano (interpretado en cine por actores con porte y la profesionalidad de los británicos Peter Cushing, Lawrence Olivier o Anthony Hopkins) sino a una especie de James Bond victoriano, pasado por una pátina de retro cyberpunk o vaya usted a a saber qué hostias. No hay en la cinta verdadero cariño o respeto por los personajes a los que supuestamentre está rindiendo tributo.




Pero dejando de lado las puñaladas en mi corazón de seguidor del fantaterror de todo pelaje, la cinta tiene unas resoluciones formales que incitan a la carcajada, y no precisamente en los pasajes cómicos, cargados de un dudoso humor que no suele funcionar en casi ningún momento sino en las de acción, las que se supone que Sommers más en serio se ha tomado y a las que le ha dedicado un dineral en efectos digitales que cantan más que Steven Seagal en una de James Ivory.




Las novias de Drácula con la boca más grande que el cañón de Colorado y bailando sevillanas a velocidad de tornado al morir (pobre Elena Anaya, menudo debut de mierda en Hollywood, eso sí, sale más que ninguna de las otras dos y luce escotazo, porque ella lo vale) esos cachondísimos acentos que ni los mismos actores saben de donde proceden, los saltos de Kate Beckinshale y sobre todo el peor, más ridículo, hostiable, hortera y aberrante Drácula que haya salido jamás de la pantalla grande. Ese Richard Roxburgh con recogepelo, coleta que le llega por el culo voz chirriante y gestos amanerados. Y lo de el fusilamiento de la escena de la inmensa El Baile de los Vampiros, mejor ni lo menciono.




Van Helsing, Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo, el Doctor Jekyll y Mr Hide, incluso Igor, todos ellos deben estar revolviéndose en sus ficiticas tumbas. Porque lo que sí es cierto es que Van Helsing es una vergüenza como homenaje al cine y la literatura de terror, un producto minimamente pasable como cinta de aventuras aparatosas rotundamente vacuas, pero en cambio como comedia involuntaria no tiene precio. Menos mal que Stephen Sommers más tarde la cogió sólo con juguetes y encima la cosa la salió divertida y mucho más agradable. Los caminos del cine son inescrutables.



lunes, 28 de junio de 2010

G.I. Joe, próximo episodio en su casa


Título Original: G.I. Joe, The Rise of Cobra (2009)
Director: Stephen Sommers
Guión: Stuart Beattie, David Elliot y Paul Lovett
Actores: Dennis Quaid, Channing Tatum, Brendan Fraser, Sienna Miller, Jonathan Pryce, Joseph Gordon-Levitt, Arnold Vosloo, Rachel Nichols, Christopher Eccleston, Marlon Wayans


Trailer


La década de los 80 fue el decenio de las figuras de acción. He-Man, She-Ra (estos de Mattel con sus nombres complicados) Tortugas Ninja, Pressing Catch. De la casa Hasbro resurgió, ya que habían nacido en los 60, una serie de muñecos de corte militar llamados G.I. Joe, que fueron un gran éxito. De tamaño inferior al resto de figuras que circulaban por el mercado y con más articulaciones, la segunda vida de la gama de productos fue un rotundo éxito. De ella surgió todo tipo de merchandising, así como una serie de tv y una extensa y bastante lograda para la época, colección de cómics.




El éxito de las figuras G.I. Joe llega hasta nuestros días y el deseo por parte de los fans de ver las aventuras de sus personajes en la pantalla grande venía de lejos. Finalmente en el año 2009 Stephen Sommers, el mediocre director de las dos simpáticas entregas de La Momia y el horripilante pastiche aquel titulado Van Helsing, fue elegido para realizar un film sobre las figuras de acción creadas por Stanley Weston. El resultado fue G.I. Joe, The Rise of Cobra un gran éxito de taquilla, que fue masacrado por la crítica recibiendo 6 nominaciones en los Razzie de ese año.




La película de G.I. Joe es un entretenidisimo divertimento, un aparatoso film de militarismo hipertrófico lleno de parafernalia armamentística. Sería muy de estúpidos buscar en un producto creado por y para entretener, basado en muñecos articulados, algo más que disparos, persecuciones, escenas de lucha, artes marciales, chicas cañón y soldados aguerridos más duros que el pene de un novio. G.I. Joe da todo eso y con la calidad esperable para un blockbuster de esta envergadura.




El film lo tiene todo para cumplir su honorable cometido. Dos expertos en artes marciales como Ray Park y Byung Hung Lee dando vida a Snake Eyes y Storm Shadow respectivamente, para ellos son las mejores escenas de combate y los flashbacks que comparten tiene un añejo sabor a ochentero. Una actriz que no me dice nada como Sienna Miller, rompedora, embutida en cuero y con agradecidos escotes dando vida la Baronesa, aunque Rachel Nichols se la podría comer por los pies, pero se mantiene en un discreto segundo plano. Secundarios pasados de rosca como Joseph Gordon Levitt o Christopher Eccleston excelentes como villanos. Aunque por desgracia se desperdicia la presencia de otros, como es el caso de Dennis Quaid.




Stephen Sommers hace lo único que se le da bien. Dar forma a escenas de acción desatada por medio de un buen uso de los efectos digitales y los movimientos de cámara. El director de Deep Rising crea aquí uno de sus mejores trabajos. Como el hombre es nefasto para la dirección de actores o el ritmo narrativo, lo llena todo de artificio, bien acabado y deliciosamente exagerado, mezclando escenas que podrían haber salido de las sagas Bond o Bourne. Sommers es un Michael Bay sin pretensiones, consciente de la inanidad que su discurso cinematográfico transmite al espectador y conociendo tales limitaciones puede realizar su trabajo sin prejuicio alguno.




G.I. Joe
es 100% recomendable para pasar dos horas divertidas frente a una pantalla. Una cinta que respeta, en la medida de lo posible la imagen de los juguetes en los que se basa y que da al espectador que no busca neorrealismo italiano a lo Vittorio de Sicca o Free Cinema inglés lo que espera, fruición pura y dura. En la línea de Transformers, G.I. Joe, The Rise of Cobra es un producto encomiable, que se ve en un suspiro, que entretiene soberanamente y que aprovecha al máximo las posibilidades técnicas de un Home Cinema. Perdirle algo más a un film basado en muñecos articulados, es un ejercicio de futilidad. Espero con ganas la secuela.