Título Original Ninja Turtles: Out of Shadows (2016)
Director Dave Green
Guión Joseph Applebaum y Andrew Nemec basado en los personajes de Kevin Eastman y Peter Laird
Actores Megan Fox, Will Arnett, Laura Linney, Tyler Perry, Alan Ritchson, Jeremy Howard, Pete Ploszek, Noel Fisher, Brian Tee, Tony Shalhoub, Stephen Amell, Brittany Ishibashi, Stephen Farrelly, Gary Anthony Williams
Dos años después de su predecesora llega a las pantallas españolas, y a las del resto del planeta, la segunda entrega de la visión que el director Michael Bay, esta vez en su faceta como productor, y sus socios están dando de las Tortugas Mutantes Ninja adolescentes, el cómic que los autores Kevn Esatman y Peter Laird crearan en 1984 para la editorial independiente Mirage Studios que supo sacar partido a las correrías en viñeta de los quelonios Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello para convertir su marca en una descomunal franquicia a nivel global que invadió el mundo (como recordamos hace poco en el artículo que le dedicamos al fenómeno de la “Tortugamania”) y en la que tenían cabida cómics, videojuegos, series animadas, figuras de acción y una trilogía cinematográfica que hizo las delicias de millones de espectadores durante la primera mitad de la década de los 90. Durante el año 2013 fuimos asistiendo a cómo Paramount Pictures y Nickelodeon Movies iba mostrando con cuentagotas material relacionado con esta nueva versión cinematográfica de las Tortugas Ninja auspiciada por el realizador de la saga Transformers con la ayuda de los guionistas Josh Appellbaum, Andrew Nemec y Evan Daugherty al guión a los que se sumaba el sudafricano Jonathan Liebesman ocupando la silla del director del proyecto. Aunque gran parte del material que fuimos viendo a la largo del proceso de producción del film no puntaba buenas maneras (desde el tosco diseño de las tortugas hasta los innecesarios cambios con respecto a su génesis como mutantes) Ninja Turtles supuso una agradable sorpresa por el simple hecho de que bajo su caparazón digital, su sobreproducción y su afán por el “cuanto más mejor” anidaba un certero y cariñoso retrato de los personajes originales, así como verdadero cariño por la esencia de los mismos.
Con esta segunda entrega Michael Bay y sus socios no han querido jugársela y han decidido repetir paso por paso lo que llevaron a cabo con la primera entrega multiplicándolo por dos y con la única peculiaridad que esta vez el guión está escrito sólo por Josh Appelbaum y Andrew Nemec en solitario y que el director mercenario de turno ya no es el de La Matanza de Texas: El Origen o Ira de Titanes, sino Dave Green el creador de la muy ochentera y spielbergiana cinta Tierra a Eco, de 2014. El resultado como era de esperar es idéntico al de la primera entrega pero con más ruido, más exceso visual y más efectos digitales, algo que atraerá a los que disfrutaron con la primera cinta y que repelará a los que aquella no les dijo nada o acabó disgustándoles. Si en el film anterior, que sirvió como tanteo para su autores a la hora de primera toma de contacto con el universo de las tortugas, no encontramos muchos personajes de los creados por Eastman y Laird en esta Ninja Turtles: Fuera de las Sombras tenemos un gran desfile de ellos copando protagonismo en pantalla aunque, como pasaremos algunos utilizados de manera más acertada que otros. Esta idea de saturar la pantalla con nuevos personajes es utilizada no sólo para que los protagonistas tengan más enemigos a los que enfrentarse sino también para apelar al fanservice con el que atraer la atención de aquellos que nos criamos disfrutando las aventuras en papel o pantallas de diferente tamaño de nuestros queridos quelonios.
Vaya por delante que el guion que Josh Applebaum y Andrew Nemec han ideado para Ninja Turtles: Fuera de las Sombras es un completo desastre, de hecho ha sido uno de esos no pocos libretos de Hollywood que este año han sido utilizados en producciones que comenzaban sus rodajes antes de que hubieran sido escritos en su totalidad. Esta realidad irrefutable se constata en pantalla cuando nos damos cuenta de que estamos asistiendo más a una serie de secuencias independientes expuestas de manera encadenada para tomar algo de lógica más allá de lo espectacularmente ejecutadas que están en el plano técnico. Todos los planes de los villanos, la presencia de Casey Jones, Krang, el Tecnódromo y el vórtice dimensional o la de Bebop y Rocksteady (mucho más justificada está la del científico Baxter Stockman) son simples apuntes de guión que se mueven entre lo caprichoso y lo peregrino, excusas narrativas de barraca de feria que, eso sí, tienen como única e irreprochable misión que podamos disfrutar en pantalla grande de tan icónicos personajes combatiendo con las Tortugas Ninja como lo han hecho cientos de veces en las distintas colecciones de cómics y en las varias series animadas que durante años han protagonizado. De hecho el uso que se hace de los personajes satélite que orbitan alrededor de las tortugas es muy irregular, ya que si la presencia del jabalí y el rinoceronte mutantes es de lo mejor del largometraje la presencia inane de Shredder o un Casey Jones que no lo parece confirman la naturaleza chapucera del guión de Applebaum y Nemec.
Pero en lo que no falla un producto como Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of Shadows es en continuar el acertado retrato que hacía su predecesora no sólo de los cuatro protagonistas sino también de la relación paternal que estos tienen con un Splinter que de todas formas esta vez tiene un rol considerablemente más secundario. Aquí es donde el producto se hace fuerte al incidir en las inquietudes de los protagonistas, como los deseos de Michelangelo por integrarse en una sociedad que lo considera un monstruo o las dudas de Leonardo para ser un líder adecuado y así convertir a sus hermanos en un verdadero grupo que trabaje como una sola arma potente y letal, ideas que se potenciarán cuando entre en juego el mutagénico que puede cambiarles la vida y que los hará enfrentarse los unos a los otros. Por suerte aquí una vez más vemos al íntegro Leonardo, al orgulloso Raphael, al avispado Donatello y al entrañable Michelangelo, personalidades que amalagaman las señas de identidad de sus distintas contrapartidas en ficción (cómics, series animada, films en imagen real) y que respetan completamente la indiosincrasia que los convirtió en iconos de la cultura popular. Por descontado que los roles principales están envueltos por una parafernalia brutalmente exagerada, un barroquismo visual que parece no tener fin con un acabado tan meritorio como apabullante y un clímax bien resuelto pero que se antoja agotador de cara a la platea por ser una orgía digital estruendosa y espídica muy similar a las rectas finales de los cuatro films sobre Transformers que Michael Bay ha rodado hasta ahora, ya que su sello se deja ver a lo largo de todo el metraje (tanto aquí como en la primera entrega de 2014) aunque por suerte el humor y el perfil de los personajes que podemos disfrutar aquí son muchos más efectivos que los que imprime el director de Dolor y Dinero a las correrías encabezadas por Optimus Prime.
Ninja Turtles: Fuera de las Sombras, no engaña a nadie, de hecho incluso menos de lo que pudiera haberlo hecho su predecesora porque ahora “sabemos lo que hay”. Se trata de un producto de consumo rápido, que supera levemente el nivel de los blockbuster con los que nos suele asediar Hollywood actualmente (y es de un metraje agradecidamente más corto que el de aquellos) pero que no ofrece nada más que entretenimiento vacuo y fanservice (genial la referencia/puya a Vanilla Ice en el bar) bien dosificado. Aunque podemos achacar fallos como un Casey Jones pobrísimo al que a Stephen Amell no dejan sacar provecho (al igual que el protagonista de Arrow Elias Koteas también usaba la famosa máscara del personaje en una sola escena en el film de 1990, pero era mucho más creible dándole vida que su compatriota canadiense) un Shredder que no lo parece, que palidece ante el del primer film y del que se podía haber prescindido sin mayor problema y una Megan Fox en modo florero (más que que en la primera entrega si cabe) que se dedica casi en exclusividad a lucir palmito la última producción de Michael Bay basada en los personajes creados por Kevin Eastman y Peter Laird hace más de treinta años dejará, como ya hemos afirmado previamente, un buen sabor de boca a aquellos que disfrutaron con la primera parte que se estrenó en pantalla grande hace dos años y no será plato del gusto de aquellos que no sintieron simpatía alguna por ella. Esta secuela ha respondido bien en taquilla (copó el puesto número uno en la taquilla americana en su estreno) y la continuación está casi asegurada, la pregunta ahora es cuánto podrán seguir explotando sus ideólogos la tortuga de los huevos de oro antes de que un público algo cansado de superproducciones de esta índole (como apuntan los resultados de recaudación de este año en USA) acabe optando por otro tipo de celuloide más personal y menos superficial. Sólo el tiempo lo dirá.
Crítica colgada inicialmente en Zona Negativa
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