lunes, 5 de agosto de 2013

Alacrán Enamorado, la piel que habito



Título Original Alacrán Enamorado (2013)
Director Santiago A. Zannou
Guión Carlos Bardem y Santiago A. Zannou, basado en el libro de Carlos Bardem
Actores Álex González, Miguel Ángel Silvestre, Judith Diakhate, Carlos Bardem, Hovik Keuchkerian, Juan Carlos Vellido, Javier Bardem





Adaptación a imágenes de la novela homónima del escritor, guionista y actor Carlos Bardem editada por Plaza y Janes en 2009. El mismo intérprete de Celda 211 parece haber sido el impulsor del proyecto (co escribe el guión y se reserva un importante papel secundario) pero inteligentemente cede la batuta de director a Santiago A. Zannou, realizador de El Truco del Manco, una de las óperas primas más interesantes del cine patrio reciente. El resultado es una cinta urbana de corte social con considerables aciertos, buenas intenciones y un reparto tocado por el don de la naturalidad comandado por un cineasta al que conviene seguir de cerca.




Julián (Álex Gonzálex) milita en un grupo de neonazis liderado por Solís (Javier Bardem) un hombre de negocios que se dedica a "limpiar" las calles de inmigrantes por medio de sus subordinados. Julián y sus compañeros regentan un gimnasio dirigido por Carlomonte (Carlos Bardem) boxeador retirado reconvertido en entrenador con problemas de alcoholismo y Pedro (Hovik Keuchkerian) amigo íntimo de este y dueño del local. La vida de Julián dará un giro radical cuando decida dejar de lado sus actos delictivos y dedicarse en cuerpo y alma al boxeo, mundo que le permitirá conocer a Alyssa (Judith Diakhate) una chica mulata de la que acabará enamorándose. El problema reside en que Luis (Miguel Ángel Silvestre) y los compañeros skins de Julián no van a permitir que se salga con la suya.




Con Alacrán Enamorado Zannou y Bardem no nos cuentan nada que otras obras previas sobre el tema de los neonazis como American History X, This is England o The Believer no nos hayan dicho ya. Pero toman la sabia decisión de narrar su historia desde una profunda y palpable sinceridad y ahí es donde un proyecto como el que nos ocupa juega su mejor baza. Aunque no podemos olvidarnos tampoco del inteligente mestizaje que se realiza con el cine de corte pugilístico introduciéndonos en el mundo del boxeo (deporte que los hermanos Bardem idolatran desde hace tiempo) para situar la historia narrada en un contexto reconocible y cercano.




La segunda cinta en labores de dirección de Santiago A. Zannou es, al igual que su debut detrás de las cámaras, una obra sobre perdedores e individuos alienados que buscan su lugar en el mundo. El Julián al que da vida Álex González cree haber encontrado su sitio dentro del movimiento skin y trabajando a las órdenes de Solis (excelente en su breve papel Javier Bardem, magnífica la idea de ese corporativismo que representa y que subvenciona a los grupos violentos de extrema derecha para que hagan el trabajo sucio que los de su calaña no son capaces de realizar con sus propias manos)  pero conocer en profundidad a los dueños del gimnasio que suele regentar y enamorarse inesperádamente de una chica mulata que trabaja como en el local le harán replantearse su sistema de valores e ideología.




De este modo el protagonista se encuentra en tierra de nadie y debatiendo consigo mismo qué elección tomar. Quedarse con los que considera sus hermanos, sus compañeros de armas que le ayudan a limpiar las calles de lo que ellos consideran escoria o empezar una vida nueva junto a Alyssa y descubrir poco a poco que sentir odio por diferencias sociales o de raza es un ideario fútil y cobarde. Como ya he comentado no hay nada nuevo en el horizonte, pero la sensibilidad y el naturalismo con el que Bardem y Zannou cuentan su historia y cómo los códigos de honor y compañerismo del boxeo sobrevuelan todo el metraje se revelan como un gran acierto en fondo y forma.




Al no haber leído la novela de Bardem no puedo asegurar si ese verismo que sustenta las bases del film ya estaban en el escrito, pero sí puedo afirmar que gran parte del mismo ya lo grababa a fuego el director en su anterior obra detrás de las cámaras. Zannou es un hombre de la calle y es más que probable que debido a su origen beninés haya conocido en primera persona la xenofobia que tan bien está reflejada en el largometraje, sin maniqueísmos o demagogia alguna. Ya que si en El Truco del Manco supo retratar con pericia la marginalidad de los barrios de extrarradio barceloneses en Alacrán Enamorado tiene el suficiente talento como para realizar un convincente fresco de los movimientos neonazis patrios y sus "patrocinadores".




Se nota el cariño y la implicación de Carlos Bardem con el proyecto ya que él mismo decidió que la adaptación de su novela no cayera en las manos de cualquier director. Como actor se reserva el posiblemente mejor personaje del largometraje, ese Carlomonte que ahoga en una botella de alcohol la idea de que sus años de gloria pasaron y que no le quedan más que recuerdos de aquella época. Su relación con Julián es la más interesante del relato, porque vemos cómo va cambiando gradualmente su opinión acerca del joven skin cuando ve que puede llegar a redimir sus pecados, que en principio no son pocos ni livianos.




Alacrán Enamorado posee la misma virtud que El Truco del Manco u otra reividincable ópera primera, El Bola de Achero Mañas y la misma es que prácticamente todo su reparto destila una remarcable naturalidad. Desde un Álex González que se esfuerza para ofrecer el mejor trabajo de su carrera pasando por un sorprendente Miguel Ángel Silvestre como neonazi manipulador (enorme la escena en el callejón cuando empieza a hablar alemán) o una Judith Diakhate de sutil belleza que hace tremendamente creible el romance que bascula la historia y llegando al descubrimiento, para un servidor, de la velada, ese soberbio Hovik Keuchkerian (ex boxeador, cómico, actor) que confirma lo que ya se apuntó en la cinta protagonizada por un inolvidable Langui con la excelente labor de Ovono Candela, que Zannou es todo un maestro para descubrirnos interpretes secundarios de alto nivel y guiarlos con mano firme.




Alacrán Enamorado es posiblemente el proyecto español más interesante de lo que llevamos de año. Un trabajo en el que Carlos Bardem y Santiago A. Zannou se abren en canal para hablarnos de (in)tolerancia, miedo, amor, perdón y redención, así como darnos un toque de atención para que veamos que detrás del skin que golpea normalmente hay un señor con corbata, en ocasiones hasta padre de familia, que no sólo lo consiente sino que también lo aprueba. Al igual que en El Truco del Manco Zannou no nos regala un final feliz que nos afirme que todo se arreglará, pero dentro de una posible derrota deja un resquicio de luz al que aferrarnos para encajar los golpes que esta sociedad nos vaya dando y no son pocos precisamente.



viernes, 2 de agosto de 2013

Tengo Ganas de Ti, ante la duda...



Título Original Tengo Ganas de Ti (2012)
Director Fernando González Molina
Guión Ramón Salazar basado en el libro de Federico Moccia
Actores Mario Casas, Clara Lago, María Valverde, Marina Salas, Nerea Camacho, Diego Martín, Andrea Duro, Lucho Fernández, Antonio Velázquez, Cristina Plazas, Carme Elias, Ismael Martínez, Álvaro Cervantes, Carles Francino, Jordi Bosch, Joan Crosas, Ferran Vilajosana






Sí, aquí la tenéis, sé que la estabais esperando como agua de Mayo, de modo que pongo a vuestra disposición la crítica de Tengo ganas de Ti la secuela de 3 Metros Sobre el Cielo, la adaptación española de la novela homónima del escritor italiano Federico Moccia que en 2010 Mario Casas y María Valverde protagonizaron para suerte de sus cuentas corrientes y desgracia de sus filmografías. Después de más de 700 entradas resulta que la dedicada a la película de Fernando González Molina es la más leída de la historia de Transgresión Continua. Por poneros un ejemplo, si la segunda entrada más visitada del blog es la de 300, de Zack Snyder,  con 11.950 visitas la de 3MSC, o sea, tía, tiene 49.512. Sobran las palabras y escasean las neuronas, las mías incluidas.




Como comenté en su momento cuando hablé de ella, 3 Metros Sobre el Cielo me pareció uno de los engendros más grandes que ha dado el cine español reciente y con mucha diferencia. Una apología del machismo, el maltrato físico y psicológico a la mujer por parte del inefable rol del Macho Alpha y una reivindicación ultraconservadora y arcaica de que el género femenino necesita al masculino para que sea su protector y vigilante con pectorales de ensueño, moto trucada y arranques de psicópata violento venido a menos, por mucho que al final nos trataran de decir que la actitud del personaje era inadecuada, esto siempre después de cruzarle de un bofetón la cara al supuesto amor de su vida.




La cinta reventó las taquillas españolas y arrastró a millones de adolescentes a los multicines ávidos de ver a Mario Casas y María Valverde protagonizar una historia de amor que hace que la de Crepúsculo parezca Cumbres Borrascosas. Ellas querían parecerse a Babi, una niña bien, pija, que se bañaba en perfume Don Algodón y que decía "bruto" a su violento novio para segundos después caer rendida en sus poderosos brazos. Ellos querían ser como Hache (abreviatura de "Héroe", ¿Héroe de qué?), un empollón que se quedó p'allá al ver como su madre echaba una canita al aire y por ello decidió abandonar una prometedora carrera como devoralibros con flequillo para convertirse en un machista adicto a las competiciones de abdominales, las carreras ilegales de motos y a pegarle a todo el mundo, desde su novia, pasando por su hermano y llegando a la moto de su fallecido amigo "Pollo".




Pero contra todo pronóstico esta Tengo ganas de Ti me ha dejado bastante descolocado, porque estando indudablemente sumergida en una más que notable mediocridad supera en cordura y decencia a su hermana mayor en todos los aspectos y por el camino trata de enmendar el terrible mensaje que aquella quería transmitir a la platea con respecto a lo que es el amor verdadero y lo que hay que hacer para conseguirlo. El resultado es lo que yo esperaba de la primera entrega, una cinta romántica venida a menos para que quinceañeros de los dos sexos humedezcan su ropa interior durante el visionado de la obra y de la que reírse por sus dosis de almíbar alternadas con momentos de chulería de extrarradio. A partir de aquí spoilers a todo trapo.




Tras darle de hostias a su novia y descubrir que ser un macarra machista no es el mejor camino para llegar al corazón de una niña pija, Hache (Hugo de toda la vida de dios) ha pasado un tiempo en Londres (lo sabemos porque la primera imagen del film es un plano cenital de nuestro protagonista ya descamisado y tumbado en una toalla con la bandera del Reino Unido) supongo que porque allí entre Hoolligans se sentirá como en casa. Pasado un tiempo decide volver a Barcelona, juntarse con los viejos colegas, y recordar la muerte de su amigo "Pollo" que se comió tres toneladas de asfalto practicando carreras ilegales de motos a toda hostia y sin casco. Allí conocerá a Gin, una chica fortógrafa, sexy, chunga, ladrona y más chula que el picaporte de Kit, el Coche Fantástico, que te pueda dar de hostias (literalmente) si te metes con su abuela o su verdadero nombre, que es Ginebra.




Por suerte este Hache no es el que conocíamos de la otra película. Supongo que el buen chaval ingresó en "Proyecto Asesino en Potencia" y se desintoxicó de los malos hábitos, ya que ahora es un tío que no siente la necesidad de reventarle la cabeza a pobres transeuntes, poner en peligro la vida de personas realizando persecuciones descerebradas con su moto y que tampoco ve como obligación humillar a la chica que le gusta, algo en lo que era experto en su aventuras pretéritas. Pero si todo esto ha cambiado en Tengo Ganas de Ti es en gran parte por la presencia del personaje de Clara Lago, actriz que devora la película y la hace suya eclipsando al resto del reparto y sacando adelante un personaje tan simpático como plano y esquemático.




Gin (leído Yin, que mola más) no sólo es una chica con carácter, mala hostia y naturaleza buscalíos, vamos, una Hache con pechos, o lo que es lo mismo, una "Hacha". También tiene como mayor aliciente que de su boca salgan comentarios acerca de ideas que los espectadores con más o menos entendederas ven como gilipolleces supinas dentro de este díptico fílmico, sobre todo en lo referido al protagonista masculino. La intérprete de la entrañable El Viaje de Carol parece que en ocasiones habla en mi nombre cuando le dice al rol de Mario Casas que Hache es una gilipollez de nombre, que llevar una moto poligonera no te hace especial, que no hay nada más cobarde que ponerle la mano encima a una mujer y que estas no necesitan a un caballero andante para que las proteja. Sí, ella al final cae en las garras de nuestro ciclado amigo, pero sin ceder como una estúpida sumisa a todas sus peticiones, como si hacía la insufrible Babi a la que daba vida la pobre María Valverde.




Es curioso ver como en pantalla la relación de supuesto amor entre los personajes de Mario Casas y Clara Lago se muestra en todo momento más creíble (sin rasgarnos las vestiduras tampoco) que la que compartía el primero con María Valverde en la anterior entrega y más si tenemos en cuenta que el actor de Grupo 7 y la intérprete de La Flaqueza del Bolchevique son pareja en la vida real. A esto ayuda indudablemente el talento de Clara Lago, una chica de una naturalidad desarmante que enamora a la cámara desde el primer minuto y que sabe sacar adelante un personaje divertido y carismático (la típica chicazo que no tiene problema en decir burradas delante de un grupo de tíos desnudos) pero unidimensional y simple (nunca llegamos a saber nada de su vida y sus motivaciones más allá de su relación con el protagonista y la que mantiene con un hermano flipado con ínfulas de DJ a lo Paquirrín). 




De modo que todo va bien. Hache no se cree un cavernícola que puede permitirse arrastrar por el pelo a su pareja, sus instintos violentos los desfoga en el gimnasio y hasta evita darse de hostias con el chulo de gimnasio, el "Serpiente", que le provoca mazo, tía. Se compadece de su padre borracho, tiene visiones de camaradería con su amigo muerto, pasa de carreras de motos que ponen en peligro su vida y la de otras personas y sobre todo hace las paces con su madre, dándose cuenta sólo cuando la mujer estás más p'allá que p'acá que hacerle la cruz y casi matarla por haberse acostado con un colombiano de buen ver estando casada fue una gilipollez de proporciones catedralicias. Que la señora ya tiene una edad y puede hacer lo que le dé la gana por muy reprobable que sea, hijo mío.




Hasta aquí a un servidor no se le va de la cabeza que los productores están intentando desdecirse o arreglar todo lo que de ponzoñoso tenía el mensaje de la anterior entrega. Como no he leído ninguna de las dos novelas de Federico Moccia (ni ganas) no sé si esto está en el libro o se lo ha inventado el bueno de Ramón Salazar en el guión, pero es como si intentaran arreglar el desaguisado moral de 3 Metros Sobre el Cielo convirtiendo al protagonista, no en un buenazo, pero sí en una persona con dos dedos de frente que no piensa que lo mejor que hay en la vida es poner a tu "jaca" en tu "burra" y hacer con ella lo que te salga de la bolsa escrotal porque si no te enfadas.




Pero entonces tenemos un momento aterrador, Hache se cruza con Babi en un local y donde hubo fuego musculado siempre quedan cenizas mojigatas. Al muchacho le da un pronto tó loco y se pone a gritar el nombre de su ex como un condenado cuando cree haberla visto en la discoteca. Poco después cuando ella se encuentra en un momento de debilidad al enterarse de que su hermana pequeña (terrible la subtrama de una perdidísima Nerea Camacho que merece mejores papeles que este, estúpida la escena del aniversario truncado por la noticia que da la chica y el colmo del disparate querer hacernos creer que hay una edición en formato digital de El Violinista en el Tejado con tres dvds de extras con más de 10 horas de contenidos adicionales, ¿qué hay metido en esos discos, por dios, el bautizo y la boda de Norman Jewison?) se ha quedado embarazada por haber mantenido relaciones íntimas estando hasta el culo de psicotrópicos con un tío que ni recuerda, se vuelven a encontrar y consuman un acto sexual playeronostálgico. Lo mejor de todo es que el personaje que en esta ocasión lleva los cuernos es el que se llama Ginebra, el Rey Arturo debe estar riéndose de esta paradoja desde su tumba.




Pero claro, por haber tenido este desliz eróticofestivo por los viejos tiempos (sí, el mismo que cometió su madre y él casi mata a palos su amante delante de ella) Hache llega in extremis para salvar a Gin de los abusos sexuales de los malvados empresarios del mundo del espectáculo para los que trabaja (la subtrama de nepotismo y referencias inintencionadas a Showgirls de Paul Verhoeven me la he saltado, pero es que lo único interesante de la misma es el buen papel de Ismael Martínez) y que quieren pasársela por la piedra sin (ojo, importante saberlo para cuando vayáis a practicar el coito con otra persona) el consentimiento de ella. Entonces el bueno de Hugo se pone en plan Steven Seagal y se lía a barrazos de acero con sus propios jefazos por querer forzar a su chica. La sombra del troglodita que protagonizó 3 Metros Sobre el Cielo vuelve a amenazarnos.




Entonces por un momento volvemos a ver a nuestro Hache, el pasado de rosca, el matón violento, el que casi le abre la cabeza al "Serpiente" cuando lo ve aparecer con la moto de su amigo Pollo, sí, aquella con la que se lío a hostias en la primera parte y con la que se ve que quiere hacer las paces. Para conseguir el vehículo de su colega fallecido decide echarse una carrera ilegal con el ya mencionado chulo (al que da vida un Antonio Velázquez que está de pasada, pero no tanto como Carles Francino o al que la cámara llega a grabarlo de puro milagro y eso que es el prometido del personaje de María Valverde). Por suerte al final de la competición ellos quedan en paz, intercambian las motocicletas, el protagonista hace las paces con su amigo Pollo (escena casi emotiva) y se tira al agua para celebrarlo con la moto que ya es su amiga.




Todo ha terminado, pero Hache tiene un dilema que ni el Príncipe Hamlet. Se debate entre dos amores, el de la chunga stalker adicta a la fotografía o el de la pava en huevos con más tonterías que el bolsillo de Doraemon que fue su primer amor. Finalmente Hugo deja marchar a Babi para que pueda casarse con Francino Jr y tener muchos hijos a los que vestirán con trajes blancos con flecos rosas y azules rematados con zapatos de charol y con los que aisistirán a cenas en restaurantes pijos. Con ello decide intentar arreglarlo con la bohemia Gin, que es más de su estilo porque le mete caña, le roba la gasolina, practica boxeo con él, no le deja pasar ni una y le regala sexo en baños públicos




Cinematográficamente hablando la factura es correcta, Fernández Molina se aleja del tonyscottismo de baratillo de la primera parte y lo muestra todo de manera más naturalista. Mario Casas se esfuerza y trata de que sus omnipresentes pectorales no sean siempre el centro de atención (no consiguiéndolo en todo momento) teniendo situaciones de dramatismo aceptables, pero su labor aquí esta lejos de las que le quedaron tan bien en Carne de Neón o Grupo 7. Clara Lago como ya he comentado se lleva la película a su casa cuando no decide cantar y María Valverde es un pegotazo, la chica hace lo que puede pero su Babi sigue siendo un personaje terrible y una mera excusa para dar más chicha a la relación de los verdaderos protagonistas. Marina Salas está desperdiciada, Nerea Camacho más aún y una muy buena actriz como Carmen Elías no sé ni que hace aquí.




Pues eso es todo, amigos. Una sensación agridulce invade todo mi ser, ya que ayer me puse a ver por fin la película esperando que fuera un detritus fílmico como la primera parte y mi decepción ha sido mayúscula al ver que me he encontrado con una cinta romántica del montón que esta vez huye (casi del todo) de apologías falocéntricas de la supremacia del hombre con respecto a la mujer y se acaba convirtiendo en una mediocre película de supuesto amor para adolescentes que a diferencia de su predecesora no insulta (en demasía) la inteligencia del espectador, el sentido común y la integridad del ser humano. Pero como es lógico eso no es una mala noticia, compañeros, ya que esta Tengo Ganas de Ti es más asumible como film de romance que aquella 3 Metros Sobre el Cielo que quería vender una gran historia de amor cuando lo que nos ofrecía es la idea de que no hace falta ser una persona inteligente para tener picores inguinales.



Monstruos University



Título Original Monsters University (2013)
Director Dan Scanlon
Guión Robert L. Baird, Daniel Gerson y Dan Scanlon, basado en personajes de Andrew Stanton y Pete Docter





Hacía tres años que no veía en pantalla grande el estreno de la temporada salido de la Pixar, desde hace más de un lustro ya propiedad de la Disney. Ni Car 2 (si ya la primera parte me parecía la peor cinta de la factoría la secuela no me iba a llamar demasiado la atención, lógicamente) ni Brave (no la vi en salas por coincidir durante el año pasado con otras producciones que me interesaban más) consiguieron arrastrarme a los multicines para meterme mi dosis digital de animación auspiciada por la casa de John Lasseter y compañía. Pero esta Monstruos University era una cinta ineludible por lo que me gustó la primera (que siendo una magnífica pieza no es de mis favoritas de la productora) y el cariño que le cogí a sus personajes.




Esta Monstruos University dará la razón a los fans de Pixar porque se muestra al igual que la mayoría de sus hermanas como una pieza de animación realizada con cariño y profesionalidad, hundiendo sus raíces en el cine clásico para toda la familia y regalando personaje entrañables que ya conocíamos y otros de nuevo cuño que se ganan el corazón del espectador. Pero como obra cinematográfica también servirá como muestra clara de esa acomodaticia actitud artística a la que según cierto sector (sobre todo) del público se ha entregado la productora de Up o Buscando a Nemo dando forma a secuelas o variantes de sus mayores éxitos en vez de intentar crear largometrajes nuevos y originales.




Por un lado podemos decir que es cierto que los muchachos de Pixar en cierta manera llevan un tiempo en el que casi siempre van a lo seguro exprimiendo lo que ya saben que funciona para seguir sacando dividendos sin tener que arriesgar mucho de cara a la cartelera. Pero también es verdad que si de esa actitud de autoindulgencia creativa salen cosas como la soberbia Toy Story 3 o esta Monstruos University podemos darnos con un canto en los dientes. Porque la precuela de las aventuras de Mike WaZowski y Mike P. Sullivan no llega a los niveles de excelencia de la tercera entrega de las vivencias de los juguetes Buzz y Woody, pero sí se revela de cara al espectador como una de las cintas más divertidas y conseguidas del verano y la temporada.




Antes de ser amigos inseparables Mike y Sully fueron rivales cuando militaron en la prestigiosa Monsters University. Allí ambos lucharon por hacerse un hueco en el Programa de Sustos que los prepararía en un futuro para ganarse la vida como Asustadores, monstruos que dedican a aterrorizar niños humanos de los que extraen y atesoran sus gritos de terror. Mike es un estudiante aplicado que conoce perfectamente la teoría de como ser un buen Asustador, pero como monstruo no transmite miedo alguno, Sully en cambio es un holgazán que pasa completamente de los libros de texto pero tiene las dotes y presencia necesarias para ser uno de ellos. A pesar de su enemistad los dos monstruos deberán unir sus fuerzas para conseguir sus objetivos.




La combinación (ganadora) de Monsters University es sencilla: Tomar a los dos protagonistas de Monsters Inc y a alguno de sus secundarios (ahí tenemos a ese memorable Randy al que siempre he creído que ponía voz Gary Oldman en versión original, siendo Steve Buscemi el que ejerce dicha labor en las dos películas, supongo que el trabajo de Pere Molina en el doblaje español me llevó a dicha confusión) y extrapolarlos al género de universidades típicamente americano pero dirigido este a todos los públicos, es decir, obviando como es lógico temas como el sexo o el consumo de estupefacientes, asignaturas troncales en toda universidad que se precie de serlo. 




Por lo tanto la cinta juega con tópicos de este subgénero como las hermandades, las fiestas interminables, los robos de mascotas, las novatadas, las jerarquías entre populares y empollones, profesores raritos y decanos (decana en este caso) estirados, alumnos cuarentones que deciden en su madurez hacer carrera y sobre todo la ley inamovible y tan vieja como el cine universitario mismo de que casi nadie salga estudiando a lo largo del metraje o que los estudiantes de arte sean bohemios y los deportistas estúpidos. Gracias a recurrir a estos clichés Dan Scanlon y su grupo de co guionistas se permiten introducir incontables gags por minuto (ojo, los visuales son de lo mejorcito, hay planos generales en los que se pueden ver diseños de personajes y situaciones descacharrantes) parodiando todas estas tradiciones que tenemos tan asimiladas con respecto los estudiantes universitarios yanquis.




Como es lógico situar la trama en este tipo de largometrajes permite a los autores del film introducir cientos de referencias a obras de culto dentro de este subgénero como el momento guitarra que alude directamente a la posiblemente película decana (nunca mejor dicho) de este tipo de celuloide, Desmadre a la Americana (National Lampoon's Animal House) de John Landis y protagonizada por el mítico John Belushi, entre otros o el de la pintura en plan broma pesada que es una referencia nada disimulada a Carrie, la obra maestra de Brian de Palma que adaptaba la primera novela de Stephen King y que tiene en camino un remake a manos de la directora Kimberly Pierce y la actriz Chloe Moretz para este año 2013 que no pinta mal, pinta peor. Cinta, la original, que era de institutos y no de universidades, además de adscrita al terror, pero que se acepta de buena gana como referencia.




Pero el guión es 100% Pixar y transita todos los caminos ya recorridos por films previos de la productora. Detrás de los gags, los golpes de humor, los personajes entrañables (Don, Squishy, Art) se esconde el mensaje universal sobre superación, ser uno mismo y que el trabajo en equipo es la mejor salida para conseguir nuestras metas. Pero me ha sorprendido para bien el final, que no me esperaba, sabiendo en la alta estima que tienen los estadounidenses a las carreras universitarias y esa competitividad tan individualista que a veces los vuelve directamente estúpidos. Ese giro argumental que nos enseña que se puede llegar a ser alguien destacable poco a poco y sin tener que transitar el mismo camino que el resto del rebaño me ha dejado con una sonrisa en la boca.




Como es lógico Mike y Sully se comen la pantalla, el primero por su inquebrantable determinación y el segundo por su inagotable altanería. Tras verlos en Monstruos S.A siendo inseparables tiene encanto asistir aquí a como se odian para más tarde unir fuerzas para vencer a un enemigo en común, esa decana Hardscrabble que los mira por encima del hombro, literal y figuradamente. Destaquemos también a esa hermandad Oozma Kappa que según mi opinión ya debe estar en la estantería para el recuerdo de personajes más divertidos de la factoría Pixar por derecho propio protagonizando momentos del todo memorables en el largometraje.




Los mejores pasajes del largometraje serían el prólogo con ese adorable Mike de seis años con ortodoncia (grande el gag con su "primo") de visita en Monsters Inc, casi todas las pruebas de los Sustijuegos (divertidísimo el de la biblioteca) el momento "ritual de iniciación" de los Oozma Kappa con lo de la lavadora y sobre todo el momento de la madre de Squishy (otro personaje para llevárselo a casa) en el coche con lo de su "musiquita" que me ha hecho llorar de risa en el cine. Por el lado malo y como única mácula del film lo de la competición de esquivar las estrellas tóxicas, ya que lo de las deformidades que estas les producían a los protagonistas me parecían un recurso digno de un mal episodio de Los Simpson post clásicos, bueno, eso y que se echa de menos a la adorable Boo, indudablemente.




Monstruos University es una opción perfecta para pasar un caluroso día de verano en el cine, sólo o acompañado, con amigos o familia y si es posible con niños. Pixar de nuevo da en la diana y si bien no marcará un antes y un después con la obra que nos ocupa sí ha vuelto a conseguir ofrecer casi dos horas de cine de calidad, risas, humor, alguna sorpresa y un mensaje claro directo, y sí, simple y manido, pero que nunca está fuera de lugar en este tipo de producciones. Ahora dentro de la animación un servidor espera con muchas ganas una obra de la competencia, esa secuela de la sobresaliente Cómo Entrenar a tu Dargón que sorprendió a propios y extraños y que confirmó lo que ya se vio en Kung Fu Panda, que en Dreamworks se están poniendo por fin las pilas. Venza quien venza los espectadores somos los que saldremos ganando.


jueves, 1 de agosto de 2013

Lobezno Inmortal



Título Original The Wolverine (2013)
Director James Mangold
Guión Christopher McQuarrie, Scott Frank y Mark Bomback basado en el personaje creado por Len Wein, John Rimita Sr, Stan Lee y Herb Trimpe
Actores Hugh Jackman, Famke Janssen, Svetlana Khodchenkova, Will Yun Lee, Tao Okamoto, Brian Tee, Hiroyuki Sanada, Hal Yamanouchi, Rila Fukushima






Segunda adaptación a imágenes de las aventuras de Lobezno/Wolverine en solitario tras aquella desastrosa X-Men Orígenes: Lobezno que nació como un spin off de la trilogía ideada por Twentieth Century Fox y que trasladaba a la gran pantalla a los hijos del átomo creados por Stan Lee y Jack Kirby y llevados a lo más alto por Chris Claremont y John Byrne en los 80. A nadie se le escapa que desde su primera aparición en las páginas de El Increíble Hulk Logan ha ido ganándose su lugar dentro del universo Marvel como el personaje más popular y carismático de la Patrulla X, aunque como muchos seguidores sabemos el mutante con esqueleto de adamantium siempre da lo mejor de sí estando en un segundo plano y no siendo el protagonista, tanto en las viñetas como en el celuliode.




X-Men Origins: Wolverine fue un fracaso más como adaptación que como cinta pasable de acción. A los aciertos como que Jackman fuera más Logan que nunca, que Liev Schriber se metiera convincentemente en la piel de Dientes de Sable o la factura técnica se contraponían el desastre que el guión hacía con la mitología del personaje principal y los secundarios, convirtiendo a Lobezno en hermano del ya mencionado Victor Creed y a mi adorado Masacre (Deadpool) en algo que no quiero ni recordar. De modo que aquellos comentarios antes de empezar el rodaje en los que Hugh Jackman hablaba de que iba a ser una cinta más independiente que las de la trilogía original y que iba a ser muy fiel a los cómics fueron una mentira digna de una campaña electoral. Mal, Hugh, mal.




Ahora en este año 2013 llega por fin esta ¿esperada? The Wolverine, Lobezno Inmortal en tierras españolas. Un simple producto comercial para pasar el rato sin pretensiones, estridencias o demasiadas herejías que si bien supera considerablemente a la anterior entrega tampoco lo tenía muy difícil para conseguirlo, ya que la misma era una tarea más bien sencilla. Una cinta con aciertos y fallos que sirve para ahondar un poco en la personalidad del Lobezno cinematográfico y servir de puente entre la anterior X_Men 3 y esa próxima X-Men: Days of the Future Past que tan buena pinta tiene, que vuelve a tener a Bryan Singer a los mandos de la dirección y que también se unirá argumentalmente a la memorable (¿la mejor de la franquicia?) X-Men: Primera Generación.




Tras verse en la obligación de asesinar a su amada Jean Grey (Famke Janssen) un hundido Lobezno (Hugh Jackman) decide abandonar los X-Men y vagar por el mundo como un indigente. Todo dará un drástico cambio cuando aparezca en escena Yukio (Rila Fukushima) una chica japonesa que dice trabajar para Yashida (Hal Yamanouchi) un rico empresario nipón que fue salvado por Logan durante el bombardeo de Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial. Yashida, que se encuentra a las puertas de la muerte, le ofrecerá a Logan una proposición que lleva años esperando, volver a ser mortal. La respuesta del mutante y los verdaderos planes del millonario filántropo darán pie a una guerra en la que se verán implicados el clan ninja La Mano y la yakuza japonesa.




Lobezno Inmortal esta lejanamente basada en Lobezno Honor, la mítica saga escrita por el británico Chris Claremont (uno de los autores que mejor conoce el universo mutante) y dibujada por el estadounidense Frank Miller (sí, ese gran autor de cómics que por desgracia dejo de serlo hace años). Y digo lejanamente porque al igual que X-Men Origenes: Lobezno la cinta toma como partida y hasta núcleo central la ya mencionada historia (como aquella se servía en su memorable arranque de la también interesante Lobezno Origen de Paul Jenkins y Andy Kubert) para después salirse por la tangente y contar una versión apócrifa de aquella a la que le han añadido subtramas con un resultado dispar, cinematográficamente hablando, pero superior al de su predecesora.




La cinta dirigida por ese artesano llamado James Mangold que tiene algunas piezas estimables en su filmografía como Copland, Indentity o En la Cuerda Floja (Walk the Line) es una simpática y agradable mediocridad fílmica que aboga por la acción y el melodrama, que se pasa en un suspiro (por fin una película comercial reciente que no supera las dos horas, gracias) y que se olvida casi en su totalidad al poco rato de ser vista. Como cinta, a diferencia de la anterior entrega, respeta con un poco más de pudor el microcosmos mutante en general y el de Lobezno en particular, aunque puede que eso se deba a que aquí no hay muchos secundarios a los que retratar de la manera más blasfema posible como sucedió en la primera parte.




El arranque en Nagasaki está conseguido con oficio y el momento de la explosión nuclear resuelto con pericia técnica. La trama se deja seguir con facilidad, el guión dentro de su endeblez sabe ofrecer al espectador lo que busca en un producto cinematográfico de esta naturaleza y el mismo consigue su mayor logro añadiendo la idea argumental (explotada en los cómics hasta el hartazgo, pero no en el cine) de que Logan pierda su factor curativo, ese que le permite curarse de cualquier herida por muy grave que sea. Por otro lado el libreto incide en el trauma que el personaje sufre desde que se viera en la obligación de matar a Jean Grey cuando esta se convirtió en Fénix durante X-Men 3. Esto permite que el tratamiento del personaje tenga cierta profundidad emocional, pero la justa y más simple que el mecanismo de un botijo, más no nos hace falta.




Sí, todos sabemos que el Lobezno de los cómics casi siempre ha sido retratado como un tipo bajito, peludo y bastante feo, por eso algún avispado dijo que el actor idóneo para darle vida era Harvey Keitel y qué duda cabe que con sus 40 años el protagonista de Reservoir Dogs o Teniente Corrupto lo podría haber bordado. Pero el Lobezno cinematográfico es Hugh Jackman y el tipo lo hace de miedo. El australiano lleva 13 años dando vida al canadiense de las garras de adamantium y se nota que disfruta cada minuto en el que se mete en la piel de su personaje. En Lobezno Inmortal una vez más está en sus salsa y dándolo todo, sobre todo en el plano físico. Se le notan las horas de gimnasio y eso se percibe en las muy trabajadas coreografías de lucha, todos muy conseguidas y ejecutadas con oficio por Mangold, los actores y sabe dios cuántos efectos digitales en pasajes como el del tren bala, por poner un ejemplo.




El resto de secundarios palidece al lado del protagonista de The Fountain, aunque son encomiables las labores de Ken Yamamura y Hal Yamanouchi, los dos actores que dan vida a Yashida, Rila Fukushima como Yukio, aunque tenga una cara tan extraña como hipnótica, Hiroyki Shanada como Shingen o Svetlana Khodchenkova como Viper, que sí, no hace nada especial en el plano actoral, pero va encuerada hasta el culo y eso se agradece. Por el lado negativo sólo tendría que mencionar a la desidia personificada en Tao Okamoto, que es una indigna Maryko, un personaje inolvidable del universo mutante que merecía una representación más honrosa en su traslación a la pantalla grande.




En resumidas cuentas Lobezno Inmortal es cine palomitero de verano para echar una tarde como ha hecho un servidor, aunque es cierto que no dejo de preguntarme qué habría hecho Darren Aronofsky con este material si no se hubiera bajado del proyecto durante la gestación del mismo. Como cinta no marcará un antes y un después ni en la historia fílmica del personaje ni en la franquicia que Twentieth Century Fox ha construido para los mutantes de Marvel, pero por el camino tenemos acción, humor, frases lapidarias muy de Logan, guiños a los cómics (ese Samurai de Plata, técnicamente muy logrado y amenazador) y esa escena post créditos (ojo, no hay que esperar a que acaben para verla, aparece tras el reparto de actores) que no dice mucho pero que nos toca el corazoncito a los fans y pone la primera piedra de esa X-Men: Days of the Future Past en la que está depositada la esperanza de muchos de los que esperamos la adaptación al cine definitva de los hijos del átomo. Sólo el tiempo, pasado y futuro, nos lo confirmará.