Título Original Timecop (1994)
Director Peter Hyams
Guión Mark Verheiden y Mike Richardson, basado en su propio cómic
Reparto Jean-Claude Van Damme, Mia Sara, Ron Silver, Bruce McGill, Gloria Reuben, Scott Bellis, Jason Schombing, Scott Lawrence, Kenneth Welsh, Brent Woolsey
Entre agosto y octubre de 1992 la editorial independiente Dark Horse Comics publicó una miniserie de tres números titulada Timecop: A Man Out of Time. A partir de una idea de Mike Richardson, con guión de Mark Verheiden y dibujo de Ron Randall contaba la historia de Max Walker, un policía cuya misión consistía en detener a viajeros temporales propensos a saltarse la ilegalidad. El cómic funcionó lo suficientrmente bien como para que, una vez más, Hollywood pusiera sus ojos en él con la idea de diseñar una adaptación para la pantalla grande. Uno de los principales impulsores del proyecto fue el director Sam Raimi mediante Renaissance Pictures, la productora que fundó junto a sus amigos Rober Tappert y Bruce Campbell, a la que se sumaron otras como Largo Entertainment, JVC Entertainment Networks y Signatue Pictures mientras Universal Pictures se ocupaba de la distribución. Del guión se encargarían los mismos ideólogos del cómic, Mike Richardson y Mark Veheiden, este último reconvertido de autor de cómics a productor y escritor en todo tipo de proyectos para la televisión y el cine en muchas ocasiones, como la presente, basados en sus trabajos en papel. Para dirigir el proyecto se eligió al veterano Peter Hyams, ducho en temática de ciencia ficción con propuestas como Capricornio Uno (1978), Atmósfera Cero (Outland, 1981) o 2010: Odisea Dos (1984) y de encabezar el reparto un Jean-Claude Van Damme en lo más alto de su carrera con las espaldas bien cubiertas por Mia Sara (Legend), Ron Silver (Acero Azul), Bruce McGuill (Lincoln) o Gloria Reuben (Mr. Robot)
Diez años después de que su esposa Melissa (Mia Sara) fuera brutalmente asesinada en pleno 2004 el agente Max Walker (Jean-Claude Van Damme) es un policía al servicio de la Comisión de Control de Tiempo (TEC), división dedicada a impedir que personas viajen en el tiempo para beneficiarse ilícitamente y cambiar de esta manera la historia. Walker comenzará a investigar el caso del senador Aaron McComb (Ron Silver) candidato a la presidencia que mediante estos viajes temporales viaja al pasado para moldear su porvenir para con ello conseguir llegar a la Casa Blanca. A partir de entonces la misión principal de Walker será poner freno a las artimañas políticas del potencial presidente del gobierno, aun con la negativa de su superior el comandante Eugene Matuzak (Bruce McGill). Todo se tuerce cuando el protagonista viaja a 1994 con su nueva compañera, la agente Sarah Fielding (Gloria Reuben) y el intento de detención del senador de aquella línea temporal es impedida por el de 2004 que guarda más de un secreto. Desde ese mismo momento la historia será cambiada y todo empezará a ponerse cada vez peor para nuestro protagonista.
Timecop sólo toma del cómic original el título, el planteamiento y algunos apuntes estéticos del dibujo de Ron Randall. Más allá de eso Mark Verheiden y Mike Richardson construyen un argumento que tiene poco que ver con el expuesto por ellos mismos en los tres números de la miniserie de Dark Horse Comics. Como si de la adaptación de un relato de Philip K. Dick o un homenaje parcial a Terminator (James Cameron, 1984) se tratase ambos guionistas y el equipo técnico, capitaneado por un viejo zorro como Peter Hyams, construyen una amalgama entre ciencia ficción, relato neo-noir y western con las consabidas secuencias de acción propias, no sólo de los largometrajes protagonizados por el actor belga, sino por el grueso de action heroes de los 80 que triunfaron a la hora de elegir nuevos, y más ambiciosos, proyectos en la década de los 90. Aunque ya coqueteó con el subgénero en Soldado Universal (Roland Emmerich, 1992) con Timecop Jean-Claude Van Damme no quiso ser menos que sus compañeros Arnold Schwarzenegger y Syvester Stallone que ya habían incursionado en el celuloide distópico con gran éxito. El primero con las dos primeras entregas de Terminator o Desafío Total (Total Recall, 1990) y el segundo con la por aquel entonces todavía reciente Demolition Man (Marco Brambilla, 1993) con un resultado que no pudo ser más beneficioso para él.
El guión de Mark Verheiden y Mike Richardson está repleto de lugares comunes y no inventa nada en lo referido a los relatos sobre viajes temporales, pero hay una impecable concreción y solidez en su construcción digna de elogio. La primera escena, localizada en el año 1863 durante la Guerra Civil de Estados Unidos, en la que un asaltante insta a unos soldados confederados a que le entreguen un cargamento de oro negándose estos y respondiendo el primero disparándoles con unas modernas armas automáticas sintetiza en menos de cinco minutos la esencia e intencionalidad lúdica de una obra como Timecop. Tras este prólogo los escritores consiguen diseñar una historia sólida, coqueteando con los preceptos de distinto tipo de cine de género perfectamente ensamblados y discurriendo en notoria armonía. El largometraje presume de un presupuesto holgado y unas pretensiones notablemente superiores a las de la mayoría de obras previas protagonizadas por el actor de Contacto Sangriento (Bloodsport, Newt Arnold, 1988) o Kickboxer (Mark DiSalle, David Worth, 1989), pero en ningún momento aspira a ser algo más que un producto de entretenimiento bien compactado.
Que Sam Raimi y sus colaboradores eligieran a un veterano como Peter Hyams para rodar Timecop posiblemente supuso uno de los mayores aciertos del proyecto. Peter Hyams es un profesional con algunas particularidades muy poco comunes siendo un artesano siempre al servicio de Hollywood, como ser el encargado de la dirección de fotografía de todos sus trabajos desde que rodara 2010: Odisea Dos (1984), la infravalorada secuela del clásico de Stanley Kubrick inspirado en los textos de Arthur C. Clarke. Hyams despliega todos sus conocimientos dentro del cine de género en Timecop, siendo el principal artífice de que esa amalgama de tonos y conceptos a la que apelábamos anteriormente desfilen con una homogeneidad intachable en pantalla. Ciencia ficción, cine negro, secuencias de acción rodadas y editadas con verdadero aplomo e incluso apuntes de terror en la recta final con el asedio a la casa de los Walker dan buena muestra de la efectividad de un cineasta a reivindicar capaz de coquetear con casi todos los géneros que volvió a colaborar con Jean Claude Van Damme en Muerte Súbita (1995) y Cerco al Enemigo (Enemies Closer, 2013).
Como ya hemos afirmado Timecop se sale de la ortodoxia de los productos prototípicos que hasta ese momento había protagonizado en Hollywood el actor originario de Bruselas. Pero no es eludible que el film sigue siendo un vehículo para el lucimiento de las por aquel entonces insuperables capacidades físicas del protagonista de Libertad Para Morir (Death Warrant, 1990) o Blanco Humano (Human Target, John Woo, 1993) desplegadas a lo largo y ancho de todo el metraje. A Van Damme le da la réplica, y devora en pantalla cada vez que comparten encuadre, el tristemente fallecido Ron Silver (El Ente) como el sádico senador Aaron McComb, un político rastrero y homicida abordado desde una leve pátina de sátira verhoeveniana que incluye algún que otro aguijonazo al reaganismo de los años 80. Mia Sara, Bruce McGill, Gloria Reuben, Scott Bellis o un breve Kenneth Welsh complementan un reparto que ayuda a dar cohesión a una pieza de la que poco se puede poner en entredicho en lo referido a un apartado artístico tan competente como agradecido a la hora de dar vida a sus unidimensionales personajes.
Un servidor siempre ha defendido que las mejores películas de los action heroes de los 80 fueron aquellas que eran algo más que la típica muestra de acción facilona o el enésimo film centrado sólo en los conocimientos de artes marciales de algunos de sus protagonistas. Por eso podemos considerar Timecop como una de las mejores obras de dentro de la filmografía de “Los Músculos de Bruselas”. Un guión inteligente y bien rematado, un reparto acertadamente seleccionado, unos efectos digitales que supieron aprovechar la senda abierta por Terminator 2: El Día del Juicio manteniendo muy bien la compostura 35 años después de su diseño o un director solvente y profundo conocedor de su oficio hicieron el resto. Timecop se convirtió en el primer gran éxito de Jean-Claude Van Damme en Hollywood, a día de hoy sigue siendo su cinta más taquillera, dando lugar a una serie televisiva de corta vida, una secuela directa a vídeo protagonizada por Jason Scott Lee y Thomas Ian Griffith que vio la luz en 2003 y a un legado que en años posteriores ha podido verse de manera intermitente en productos tan dispares como Minority Report (Steven Spielberg, 2002), Looper (Rian Johnson, 2012) o El Ministerio del Tiempo (Javier Olivares, Pablo Olivares, 2015).
Reseña publicada originalmente en Zona Negativa.
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