"¡Comed paz, hijos de puta!"
The Suicide Squad, la secuela/reboot del famoso grupo de DC escrita y dirigida por James Gunn (Guardianes de la Galaxia Vol. 1 y 2), supuso toda una agradable sorpresa el pasado 2021. Antes de que pudiéramos verla y disfrutarla en pantalla grande como una de las mejores y más divertidas cintas del DCEU nos enterábamos de que Warner Bros y DC Entertainment encargaban al director de Slither (2006) poner en marcha una serie protagonizada por Peacemaker, el personaje creado por Joe Gill y Pat Boyette para Charlton Comics, que más tarde pasaría a ser propiedad de DC, interpretado en pantalla grande por el famoso actor y luchador profesional estadounidense John Cena convirtiéndose en uno de los personajes más recordados del largometraje. Recuperando a varios de los secundarios que pudimos ver en el film de 2021, a los que se sumerían otros nuevos, y narrando hechos posteriores al mismo, desde el pasado día 13 de enero ya podemos disfrutar en HBO Max de los tres primeros episodios de esta nueva ficción.
Después de un cold opening en el que se nos presenta la actual situación del personaje principal y unos divertidísimos títulos de crédito que marcan perfectamente el tono de la serie, convirtiéndose en la comidilla del fandom durante estos días con todo merecimiento, lo que podemos encontrar es un proyecto con una calidad de producción, y es algo que sucede también con las series de Marvel Studios para Disney Plus, que en poco debe envidiar a los estrenos en pantalla grande del DCEU. Hablamos de una ficción 100% James Gunn en la que asisistimos una versión algo blanqueada de Peacemaker en comparación a lo que nos era revelado al final de The Suicide Squad, pero siempre jugando son su instinto asesino o prejuicios sexuales y raciales. Ahí es donde el producto encuentra algunas de sus mayores virtudes, en su choque entre lo políticamente correcto e incorrecto haciendo sorna con las dos vertientes de pensamiento y con la línea que los separa difuminándose continuamente.
El primer episodio, A Whole New Whirled, es el más compacto en cuanto a guion y presenta de manera harto eficiente a los personajes secundarios que se codearán con el alter ego "superheróico" de Christopher Smith. En esos poco menos de 45 minutos que dura el capítulo se condensa el humor cafre y en ocasiones zafio, muy hermanado con el de la reividicable M.O.D.O.K de Marvel Television y Hulu, con unas secuencias de acción rodadas con rotundidad y fiereza por parte de un James Gunn alejándose del tono algo más ligero de sus incursiones en el MCU, heredando el de su ya citada The Suicide Squad o el de piezas previas de su filmografía como Super o sus incursiones primigenias en la Troma Entertainment de Lloyd Kaufman. Todo un desfille de salvajadas y chifladuras que, como en todo trabajo salido de la mano de su autor, siempre contiene en su interior un poso dramático o trágico que vascula el relato.
En el segundo episodio, Best Friends, For Never, el guion de James Gunn tropieza a la hora de intentar alargar algunos gags cómicos que no funcionan o no tienen el timing adecuado, cayendo en ocasiones en cierto ridículo, pero afortunadamente el desarrollo de la trama, la presenteción de personajes como el Vigilante y la acción subsanan cualquier fallo. El tercer capítulo, Better Goff Dead, encarrila la máquina y ofrece momentos desopilantes una vez el rol reimaginado en las viñetas por Marv Wolfman y George Pérez se establece como recurrente en el casting. Pero si hay un motivo de peso que me hace tener esperanza en esta serie y lo que tenga que ofrecernos en el futuro es un John Cena pletórico, carismático y exprimiendo al máximo una vis cómica, hasta hoy desaprovechada o poco explotada, que a lo largo de esta Peacemaker seguro nos deperará momentos memorables, ya que solo en una película y tres episodios nos ha regalado más de uno para el recuerdo. A la espera de ello quedamos hasta la próxima semana.
The Choad Less Traveled, alucinógenamente traducido en España como Cipote Se Hace al Andar, suponemos que por un fan de Antonio Machado en HBO Max España, marca la cuarta entrega de esta Peacemaker que mantiene a James Gunn al guion, pero ya cuenta en la dirección con el realizador Jody Hill (Observe & Report) no solo consolidando todas sus virtudes mostradas en los tres primeros episodios, sino acrecentándolas notablemente y reduciendo al máximo las carencias. La trama central se ve beneficiada gracias todo lo relacionado con el Auggie Smith de un brillante Robert Patrick, al que hacía años no veíamos tan resuelto delante de la cámara, dando vida a un nazi bastardo de manual. Toda la parte del capítulo desarrollada en la cárcel y sobre todo la de la "infiltración" depara momentos memorables con pasajes de violencia rodados de manera brutal.
En este sentido James Gunn ya marcó en los tres primeros episodios el tono de una propuesta que no se corta un pelo a la hora de mostrar situaciones salvajes desde un plano físico en consonancia a lo visto en The Suicide Squad. Por ello Jody Hill toma el relevo de su predecesor con la máxima fidelidad y ejecuta alguna que otra secuencia memorable como la de la pelea en el parking en la que John Cena y Nhut Le dan lo mejor de sí mismos para goce del espectador. Pero además de ello no solo la construcción de los gags humorísticos es más sólida, salvo alguna excepción, es que el drama comienza a abrirse paso y todo apunta a que impactará directamente en el personaje principal exgiendo a Cena adentrarse en terrenos interpretativos que hasta ahora mismo le eran ajenos. Las primeras muestras de ello, que pueden verse en los úlitmos minutos de este episodio, dejan vislumbrar algo que podría llegar a ser memorable.
Con The Choad Less Traveled llegamos al prematuro ecuador de Peacemaker y por ahora las impresiones de un servidor no pueden ser mejores ante lo que en ningún momento deja de ser un divertimento alocado y desprejuiciado en el que se pueden apuntar ideas tan locas como usar el racismo de un supremacista blanco para que ayude a eliminar aliemígenas por el simple hecho de que "odia a los extranjeros" o adentrarse en terrenos más trágicos al ir recuperando hechos del pasado del protagonista. Con Christopher Smith comenzando a tocar fondo desde un punto de vista psicológico y una revelación importante como la que podemos ver en el último plano del capítulo nos quedamos a la espera de que la semana que viene la serie de James Gunn no solo siga manteniendo el tipo, sino que se supere a sí misma una vez más como lleva haciendo desde que irrumpió con su ya prometedor episodio piloto.
Con malas vibraciones da sus primeros compases este Monkey Dory, que supone el quinto episodio de la temporada, cuando vemos a James Gunn alargar hasta la extenuación el gag del protagonista enumerando celebridades, idea que más condensada hubiera quedado impecable, pero que tan extendida en el tiempo no solo pierde su gracia, sino que se antoja agotadora recordando a los peores tiempos de Padre de Familia y la manía de Seth MacFarlane de repetir hasta el vómito bromas que él y sus colaboradores creían merecedoras de más metraje. Por suerte este pasaje es breve y solo una mácula dentro de otro episodio memorable que recupera todo el punch con el asalto al "nido de mariposas" en el que la directora Rosemeray Rodriguez (The Walking Dead, Jessica Jones) despliega todo el abanico de violencia explícita ya indisociable tanto al personaje principal como a la serie con momentos brillantes y homenajes explícitos a La Invasión de los Ultracuerpos y sus variantes.
Después de la adrenalínica dosis de acción el episodio levanta el pie del acelerador para recurrir a una de las mejores virtudes de James Gunn como guionista, estrechar lazos entre unos personajes que son un dechado de defectos, carencias afectivas y problemas mentales. La dinámica entre los distintos roles se afianza, comienzan a limarse asperezas entre unos y otros y el culmen de este devenir de acontecimienos desemboca en la memorable secuencia de la creación del grupo de WhatsApp que, como hemos podido ver estos días en redes sociales, ha tenido lugar también en el mundo real con los actores de la serie implicados. Desgraciadamente y conociendo la carrera previa de James Gunn esta concesión a los sentimientos es muy probable que sea la antesala de una escabechina en los próximos episodios con la integridad física de varios de los secundarios en peligro. Solo el tiempo nos dirá si acierto con mis elucubraciones.
Aunque no es el mejor episodio de la temporada, ese honor ahora mismo lo detenta el The Choad Less Traveled de la pasada semana, sí mantiene el alto nivel de una ficción que está gustando a propios extraños gracias a su descaro, naturaleza iconoclasta y carisma en sesión continua. Peacemaker se mantiene como un proyecto que encapsula todas las virtudes de James Gunn como escritor o cineasta y casi ninguna de sus carencias, que aun habiéndolas no empañan un ápice el buen trabajo del autor y sus colaboradores delante y detrás de las cámaras. Con un cliffhunger muy potente, dejando el povenir de la serie pendiente de un hilo, todo apunta a que el sexto capítulo del próximo jueves será clave para encarrilar la recta final de una temporada que hasta el momento no ha hecho otra cosa que darnos una satisfacción tras otra. Ojalá sigamos así hasta el cierre de la tanda de episodios, esperando que estos no sean los últimos.
El de este sexto episodio titulado Murn After Running, en referencia a la divertida película Burn After Reading de los hermanos Coen, es un caso curioso. Después de la escalada de calidad y desarrollo de personajes, sobre todo en la cuarta y quinta entrega, ahora nos encontramos con lo que aparenta ser un capítulo visagra o de transición en el que James Gunn, recuperando su puesto de director, y sus colaboradores comienzan los preparativos de la traca final que tendrá lugar a partir de la semana que viene. De esta manera encontramos aquí todas las carcaterísticas audiovisuales y narrativas que han carecterizado a Peacemaker como serie desde su mismo arranque, pero centrándose más en una acción que para en seco esa profundidad dramática que el futuro director de Guardianes de la Galaxia Vol. 3 había construido con suma eficiencia en The Choad Less Traveller y Monkey Dory. De manera que durante sus primeros treinta minutos nos encontramos con un episodio menos trascedente que sus predecesores.
Pero todo cambia en el último acto, cuando Gunn y su equipo ponen definitivamente las piezas sobre la mesa para dejar la maquinaria lista de cara a la batalla final, con esa memorable secuencia paralela protagonizada por la Detective Sophie Song de Annie Chang y el Auggie Smith de Robert Patrick, volviendo a un plano mucho más intimista en el que Christopher Smith, y no Peacemaker, interpreta al piano Home Sweet Home de Motley Crue con un John Cena que el mismo Gunn ha confirmado como ejecutor real del tema. Aquí es donde la serie revela sus verdaderas intenciones, no sólo dar una profundidad dramática a un personaje en apariencia plano gracias a la excelente labor de escritura propuesta por sus autores, sino también por la entrega de un actor protagonista que como aventurábamos previamente se está revelando como un intérprete brillante después de haber explotado su vis cómica en los primeros capítulos encontrándose ahora muy cómodo en un dramatismo nunca tremendista o lacrimógeno, pero sí emotivo y cercano.
Solo dos episodios quedan para que ponga fin Peacemaker. El séptimo lo podremos ver la próxima semana en HBO Max con el título Stop Dragon My Heart Around, un juego de palabras con el tema Stop Draggin’ My Heart Around de Stevie Nicks, y mucho se tiene que torcer la cosa para que la serie ideada por James Gunn y protagonizada por John Cena no se convierta en una de las mejores basadas en personajes de cómics que vayamos a ver este 2022. Este es el camino que deben seguir DC Entertainment y Warner Bros a la hora de llevar a sus iconos de las viñetas al medio audiovisual, apelar a la convivencia entre productos de distintos tonos y géneros sin problema a que visiones más oscuras alternen recorrido con otras luminosas o como en el caso que nos ocupa una amalgama entre comedia cafre repleta de humor negro con personajes que se adentran sin problema en terrenos más humanos con los que los espectadores podamos indentificarnos.
Como ya vaticinaba un servidor el pasado Murn After Reading daría paso a la traca final de Peacemaker que comienza con el séptimo y penúltimo episodio Stop Dragon My Heart Around. Porque James Gunn al guion y Brad Anderson (Session 9, El Maquinista) a la dirección iban a poner toda la carne en el asador de cara a la season finale y esta semana nos hemos encontrado con la primera parte de la misma centrándose en uno de los villanos de la temporada. Porque como era inevitable nuestro protagonista y su equipo de colaboradores tarde o temprano iban a verse las caras con Auggie Smith, ya con el traje de White Dragon enfundado, y su grupo de supremacistas blancos de mierda. La batalla consiguiente da como resultado la salida del personaje de Robert Patrick de la producción y la puesta apunto para el enfrentamiento con las mariposas.
Este séptimo capítulo vuelve a hacer uso de la mezcolanza de tonalidades propia de lo que hasta ahora habíamos visto de la serie creada por James Gunn. Por un lado el humor negro que no se corta un pelo en cuanto a explicitud y cafradas y por otro un trasfondo emocional que se extiende por todos los personajes, pero que hace especial hincapié en el magnífico Christopher Smith de un John Cena encontrándose muy cómodo con un personaje brutalmente incómodo al que él ha sabido darle corazón. A eso sumamos una puesta en escena que luce mejor que nunca en las secuencias de acción y aunque Brad Anderson es un director con bastante talento que en más de una ocasión ha mostrado cierta personalidad detrás de las cámaras aquí se amolda al look visual impreso por el autor de PG Porn y el resultado es impecable.
Penúltimo episodio y la maquinaria sigue funcionando a pleno rendimiento. Vamos a por la conclusión y Peacemaker se reafirma en cada capítulo como una ficción brillante que no solo mantiene la esencia de lo planteado por James Gunn en The Suicide Squad, sino que en un inesperado efecto retroactivo enriquece aquella visión que se nos ofreció del grupo de DC Comics en general y de El Pacificador en particular. La semana que viene It’s Cow or Never, esta vez le ha tocado al Rey del Rock, pondrá final a esta esperemos que primera tanda de episodios centrados en el personaje creado por Joe Gill y Pat Boyette en 1966 dentro de la editorial Charlton Comics. Al igual que afirmé la pasada semana una gran catástrofe tendría que acontecer en esta última entrega para que Peacemaker no se despida siendo una de las mejores producciones audiovisuales superheróicas del presente año.
Finalmente se han cumplido los vaticinios y Peacemaker se despide a lo grande con It’s Cow or Never, traducido genialmente como Esto se Avaca en España, el último episodio de la temporada centrada en el personaje de DC Comics encarnado en imagen real por al actor y luchador profesional John Cena. Si en la anterior entrega Christopher Smith eliminaba a Auggie Smith, su propio padre enfundado en el traje del villano y supremacista blanco White Dragon, ahora le tocaba al equipo formado por john Economos, Vigilante/Adrian Chase, Emilia Harcourt, Leota Adebayo y el mismo Peacemaker acabar con los planes de las mariposas, los extraterrestres venidos del espacio exterior que habían usurpado los cuerpos de todas las fuerzas de la ley local para custodiar "la vaca" que les proporcionaba alimento para mantenerse con vida en nuestro planeta.
Un último capítulo que sirve como muestra quintaesencial de todas las características de la serie de HBO Max producida por DC Entertainment y Warner Bros. Humor negro, violencia explícita, personajes descerebrados pero con buen fondo, rock de los años 80 y referencias al cine de invasiones alienígenas más pulp por obra y gracia de un James Gunn que recupera aquí su doble labor como guionista y director para poner punto y seguido a una serie que se ha ganado el corazón de gran parte del fandom y el público generalista. Detrás de la batalla campal en el granero, ese clímax final con la vaca que nos remite al de Starship Troopers, el comentadísimo cameo o un cierre para todos los personajes subyace un poso de amargura sobre todo en lo concerniente a un personaje principal que John Cena acometió con inusitada profesionalidad desde el primer episodio.
Sé que es algo que he mencionado todas las semanas que hemos ido comentado los episodios de la serie de HBO Max, pero no quiero perder la oportunidad de reafirmarme en que este es el camino que debe seguir el DC Extended Universe si quiere convertirse en un microcosmos en el que pueda caber una polifonía de voces a la hora de llevar la gran o pequeña pantallas las andanzas en viñetas de sus personajes célebres y no tan célebres. Ahora lo importante es que los productores no cometan la equivocación de dejar escapar a James Gunn como showrunner del proyecto, porque él y John Cena son el alma de Peacemaker y ninguno de ellos debería desvincularse de esa ya confirmada segunda temporada que esperaremos con muchas ganas. Un servidor ha disfrutado la serie de El Pacificador más que el 90% de las series de Disney Plus y Marvel Studios y ahora solo me queda esperar que la nueva tanda de episodios tarde poco en llegar y nos depare nuevas sorpresas.
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