viernes, 23 de noviembre de 2012

Route Irish, dog soldiers



Título Original Route Irish (2010)
Director Ken Loach
Guión Paul Laverty
Actores Mark Womack, Andrea Lowe, John Bishop, Trevor Williams, Talib Rasool, Stephen Lord, Craig Lundberg, Najwa Nimri, Gary Cargill







Undécima colaboración entre el guionista escocés Paul Laverty y el cineasta inglés Ken Loach. Estos dos autores han encontrado el uno en el otro un contrapunto perfecto para exponer en pantalla sus idearios comprometidos de corte socialista y siempre poniendo sus miradas en temas importantes como el desempleo (Mi Nombre es Joe), los derechos de los trabajadores (Pan y Rosas) el conflicto de Irlanda del Norte (El Viento que Agita la Cebada) los choques culturales (Sólo Un Beso) o la vertiente más desarraigada de la adolescencia (Dulces Dieciseis). Con Route Irish tocan otro tema espinoso como el de la guerra de Iraq, conflicto bélico que ha dado en ocasiones muy buen cine (Redacted, En el Valle de Elah) tan interesante como, por desgracia, poco (re)conocido.





Un soldado inglés destinado en Iraq durante la ocupación norteamericana y británica del país cae abatido por el fuego enemigo en lo que se llama la Ruta Irlandesa, la carretera que comunica el aeropuerto de Bagdad con la zona internacional de la ciudad. Su amigo íntimo, que fue el que le incitó a alistarse a filas, no está seguro de la veracidad del ínforme oficial sobre la muerte de su compañero. Con la ayuda de la ex novia del susodicho realizará por su propia cuenta una concienzuda investigación para intentar desentrañar el misterio que se esconde detrás del asesinato. Sus averiguaciones le llevarán demasiado lejos y por el camino despertará demonios internos de cuando estaba en el frente, mermándolo psicológicamente hasta niveles en los que su propia integridad física y la de los que le rodean correrá peligro.




Rout Irish es una de las mejores películas del tandem Laverty/Loach y dentro de su humildad formal y conceptual toca un tema delicado con cierta ambición bastante interesante. El producto que nos ocupa es un thriller dramático con una estructura muy parecida al de films sobre investigaciones militares con un crimen de por medio como Algunos Hombres Buenos, La Hija del General, Joint Security Area o la ya mencionada segunda cinta del canadiense Paul Haggis como director. El núcleo central del largometraje es la búsqueda de esa verdad que explicará el origen de la muerte del personaje de Frankie y que destapará un entramado más grande y complejo de lo que parecíera en un principio.




Pero los autores de Buscando a Eric quieren ir más allá y mientras vemos como el personaje de Fergus (descarnado Mark Womack) saca adelante su búsqueda para dar con el culpable de la muerte de su amigo diseccionan su propia personalidad y los estragos que la guerra ha dejado en su psique. Entramos entonces en los terrenos del Michael Cimino de El Cazador (The Deer Hunter) cuando vemos a ese verterano que no duerme por las noches, que desfoga su violencia con un saco de boxeo y que cuando encuentra al supuesto asesino de su colega llega a torturarlo de manera inhumana (Loach mira hacia atrás al mostrar en este pasaje ecos de Agenda Oculta, magnífica cinta de 1990 en la que habló de los derechos humanos, el IRA y el terrorismo de estado) no sin darse cuenta de que su deshumanización es un hecho y que no hay vuelta atrás para sí mismo.




Es interesante ver por fin el conflictó iraquí desde el punto de vista de los hijos de Gran Bretaña que fueron enviados a aquella tierra por un Tony Blair que coló a las Naciones Unidas esa historia tan bonita que el gobierno norteamericano de George W. Bush se inventó sobre las armas de destrucción masiva que supuestamente poseía el dictador Saddam Hussein (sí, esas mismas que no usó para defenderse de la invasión del ejército norteamericano porque no las tenía) y gracias a ello ver los estragos que aquella guerra dejó en los soldados británicos que allí estuvieron (la escena del amigo de Ferguson gritando en sueños como si siguiera en el frente es tremendamente esclarcedora) y como volver a sus vidas en ocasiones se antoja imposible porque ya no son las mismas personas.




En Route Irish funciona tanto el drama como el tono de thriller (hasta la escena bélica le funciona a Loach) y cuando ambos géneros se cruzan es cuando el film encuentra sus mejores momentos. La puesta en escena del director de Lloviendo Piedras es la habitual, austera, realista, seca y con un uso considerable de tomas generales y una alergía a los primeros planos marca de la casa. También es reconocible su talento para sacar oro tanto de intérpretes reconocidos como de actores no profesionales y aquí tenemos una vez la muestra de dicho talento por su parte, con un casting de creíble al 100% y convincente en todo momento con algún que otro componente del mismo que destaca sobre los demás, como el ya mencionado Mark Womack o la actriz Andrea Lowe que da vida y corazón al personaje de Rachel, la novia del soldado asesinado.




Posiblemente Route Irish sea la mejor película de Paul Laverty y Ken Loach desde la superlativa El Viento que Agita a Cebada. Un trabajo desesperanzador, lleno de angustia existencial, pero reivindicativo, necesario, comprometido y nada maniqueo (recordemos que en ocasiones a este dúo le ha perdido el didactismo) que señala con dedo acusador a aquellas personas de posición privilegiada que sacan beneficio (siempre económico, por supuesto) de conflictos internacionales en los que mueren miles de inocentes por motivos que no se sostienen por sí solos y que siempre acaban repercutiendo en el plano monetario, ese que por desgracia mueve este mundo en el que, a duras penas, nos ha tocado vivir.


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