sábado, 24 de noviembre de 2012

Guerreros, en tierra de nadie



Título Original Guerreros (2002)
Director Daniel Calparsoro
Guión Juan Cavestany y Daniel Calparsoro
Actores  Eloy Azorín, Eduardo Noriega, Rubén Ochandiano, Carla Pérez, Jordi Vilches, Roger Casamajor, Iñaki Font, Sandra Wahlbeck, Olivier Sitruk





Ahora que se acerca el estreno de la última película de Daniel Calparsoro titulada Invasor, protagonizada por Alberto Amann, Inma Cuesta, Karra elejalde, Antonio de la Torre y Luis Zahera (parece que han buscado el reparto pensando en mí, vaya cinco actores) y contextualizada en la guerra de Iraq me veo en la obligación de recuperar y reivindicar una de las mejores cintas de género del cine español de la pasada década, Guerreros. Una producción del año 2002 dirigida por el realizador nacido en Barcelona pero afincado desde niño en Euskadi que pasó sin pena ni gloria por las carteleras y que es destacable por varios motivos y practicamente todos buenos.




Durante el año 1999 un grupo de zapadores del ejército español de las fuerzas de la KFOR se dirigen a un área formada por varios pueblos de Kosovo llamada "Zona de Exclusión". Esa localización es supuestamente neutral pero la tensión entre los albanokosovares y los servios ha dado forma a un hervidero en el que el mínimo gesto hostil podría dar pie a una masacre. Dentro del pelotón de ingenieros españoles se encuentra Vidal (Eloy Azorín) un joven que cree que está en aquel país por una causa humanitaria, pero que verá como todo su sistema de valores se viene abajo cuando se enfrente a la crueldad de la guerra en toda su crudeza.




En España no hay una verdadera tradición de cine bélico puro. Si dejamos de lado los acercamientos a la contienda civil que se centran más en los estragos de aquel conflicto y las vivencias de las personas que experimentaron aquellos tiempos convulsos, poco celuloide de guerra se ha rodado en nuestro país. Es más, la película bélica patria más ortodoxa que me viene a la memoria es la magnífica Tierra y Libertad y la rodó el británico Ken Loach en 1995. Tendríamos que echar la mirad hacia atrás y darnos de bruces con productos de propaganda del régimen franquista como Sin Novedad en el Alcázar de Augusto Genina (que por cierto era una producción de origen italiano) o Los Últimos de Filipinas de Antonio Román, pero como ya comento eran productos sesgados y maniqueos al servicio de la dictadura .




Puede que ese sea uno de los motivos por los que la gente no se tomó en serio el acto de ir a los cines a ver una película tan meritoria como Guerreros. Ese y el habitual en el que tenemos preconcebido que en nuestro país no se hace buen cine y claro, bélico mucho menos, por supuesto. Estupidez esta que por suerte el tiempo y producciones sobresalientes ibéricas están aplacando considerablemente. Porque no hay duda por mi parte, el quinto largometraje de Daniel Calparsoro es una muy buena película con muchos más aciertos que fallos y un mérito totalmente admirable en su producción conjunta.




España no es Estados Unidos y nuestro cine tampoco es el de aquel país, para bien y para mal dependiendo el caso. No hay lugar para el patriotismo, la gallardia, el honor, los desfiles, ni nada parecido en una película como Guerreros. Porque Calparsoro y su co guionista Juan Cavestany quieren hablarnos principalmente de la guerra, de cómo la misma puede cobrar entidad corporea y convertirse en un descomunal monstruo ávido de sangre y muerte que lo devora absolutamente todo, ya sean bienes materiales, ideologías, inocencia, humanidad o incontables vidas.de militares o civiles.




Curiosamente este retrato tan poco complaciente de las fuerzas militares españolas recibió respaldo por parte del ejército de nuestra tierra, algo impensable en USA, país en el que si una producción de Hollywood no retrata a los soldados del país como a ellos les interesa retiran su asesoría militar del producto. Con respecto a este tema es interesantísimo echar un vistazo el magnífico libro y también documental Operación Hollywood de David L. Robb que nos narra como el Pentagono denegó su ayuda a films como Trece Días, La Delgada Línea Roja, La Chaqueta Metálica o Apocalispsis Now por no dar la visión que ellos querían de algunos los altos mandos del ejército estadounidense en favor de ponzoñas como Pearl Harbor o Top Gun que sí recibieron dicho beneplácito.




Volviendo a Guerreros nos encontramos con la, por ahora, mejor película de su director. Daniel Calparsoro siempre ha sido un cineasta destacable en el plano técnico y a la hora de sacar lo mejor de sus actores, pero normalmente flaquea como guionista (no hay más que ver su debut en la dirección, Salto al Vació una puesta en escena acerada, cruda y un reparto magnífico al servicio de la nada argumentalmente hablando). Por eso su pulso como escritor se ve reforzado cuando colabora con un co guionista que le indique el camino a seguir. Juan Cavestany ayuda a que el autor de Asfalto no vaya dando bandazos con la escritura y sea capaz de narrar una historia coherente y que enganche al espectador.




De este modo tenemos la poderosa realización del Calparsoro de siempre con un uso brutal de la fotografía, los encuadres, la cámara al hombro, los escenarios y los efectos especiales al servicio de una historia sólida y bien hilada que muestra hechos terribles durante lo que en un principio parecía una misión humanitaria. La tensión, el in crescendo descarnado de salvajismo y crueldad que lleva a que se cumpla aquella cita de Plauto (popularizada por el filósofo Thomas Hobbes) de que el hombre es un lobo para el hombre, se hacen con el metraje y nos encarrilan a una media hora final sencillamente brillante en todos sus apartados, convirtiendo una cinta bélica casi en una película de terror.




Pero lo más interesante de todo es el retrato del personaje protagonista de Vidal (competente Eloy Azorín) y su evolución a lo largo del largometraje. Al principio lo vemos como un joven idealista entregado al altruismo, capaz de poner (involuntariamente) en peligro a su pelotón con tal de ayudar  a un civil local que va a ser torturado. Poco a poco lo que verá y experimentará en el campo de batalla dará al traste con su manera de ver el mundo y sucumbirá ante la crueldad y lo ihhumano convirtiéndose en una máquina de matar insensible y despiadada que si alguna vez tuvo eso que se llama alma la debió perder previamente en algún campo de minas antipersona kosovar tras tan traumática experiencia.




Aunque si nos referimos al reparto es donde encontramos el mayor fallo de la película, precisamente su erroneo casting. No se puede negar que los actores en su totalidad hace un buen trabajo, que se dejan la piel en pantalla con escenas físicas muy complicadas y que hasta un actor que rara vez me convence como Eduardo Noriega está muy digno en su papel del teniento Alonso. Pero la elección de algunos de los actores no me convence, porque la presencia de Clara López (magnífica su mirada perdida tras la agresión de la que es víctima y que inteligentemente no nos es mostrada) Robén Ochandiano y sobre todo Jordi Vilches (por dios ¿quién eligió a este actor de físico tan menudo y adscrito a la comedia para hacer de sargento primero del ejército español?) me chirría considerablemente y en varias ocasiones no me los creo como soldados.




Pero el resto son todo aciertos y en el camino algunas escenas se nos quedan marcadas en la retina como la del campo de minas, el tanque sumergido en el río con todo el pelotón dentro, cuando los protagonistas son capturados, el personaje de Balbuena tras el ya mencionado ataque que sufre, la escena perfectamente ejecutada en la que le practican el método de tortura "submarino" a Vidal, todo el pasaje del cobertizo, cuando caen en la fosa común y son sepultados en cal viva y al salir de allí llevan blancos los rostros como si fueran pinturas de guerra y ese diálogo final por parte de Vidal y el teniente Alonso que enfatiza la deshumanización a la que se han visto abocados los soldados.




Por culpa de los prejuicios Guerreros no ha ocupado aún el lugar que se merece. Algunos darán su negativa a verla porque pensarán que es una españolada patriotera de tres al cuarto y en el lado opuesto otros se rasgarán las vestiduras pensando que un grupo de "titiriteros" y "subvencionados" sólo serían capaces de rodar un panfleto antimilitarista para dárselas de pacifistas e izquierdosos. Ambos bandos estarían equivocados, sí, Guerreros es una cinta antibélica o contraria al intervencionismo internacional, pero su misión como producto cinematográfico es humanizar a un grupo de niños que van al culo del mundo a una tierra en la que no han perdido nada porque los de siempre han dicho que hay que hacerlo a pies juntillas y sin rechistar. 




Esta producción de 2002 es una desconocida pieza importante dentro de nuestro cine de género, la mejor película bélica rodada en España y un producto de alto nivel que no tiene nada que envidiarle al cine  norteamericano adscrito a este tipo de films. Curiosamente se estrenó a la vez que otro producto cuyo mensaje era diametralmente opuesto al de la obra que nos ocupa, Black Hawk Deribado, producción técnicamente irreprochable cuya ideología desde mi punto de vista dejaba mucho que desear y cuya historia (basada en hechos reales, pero bastante tergiversada en pantalla) no era ni la mitad de realista e interesante que la película que nos ocupa, proyecto que nos expone en pantalla que la guerra no es un juego y que es muy sencillo defenderla cuando no eres tú el que tiene que exponerse en el campo de batalla jugándote la vida y la de tus compañeros mientras en el bando contrario sucede prácticamente lo mismo. Por desgracia  esto lleva sucediendo desde tiempos inmemoriales y no cambiará en un futuro próximo.



4 comentarios:

  1. No tenía ni idea de esta película y la verdad es que me has picado la curiosidad, a ver si me la bajo y estas navidades me hago un buen ciclo de cine bélico, que ya me he agenciado algunas "imprescindibles" que aún no he visto, como La delgada línea roja.

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  2. Yo te la recomiendo, dada su temático posiblemente te guste y la verdad es que merece bastante la pena.

    Ya con La Delgada Línea Roja hablamos de palabras mayores, de mis películas favoritas sin importar el género. Una película que va más allá del cine bélico o el pacifismo, una obra maestra que no todo el mundo digiere de la misma manera pero que para mí es muy especial por distintos motivos.

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  3. La delgada línea roja es extraordinaria pero, no sé por qué, hay mucha gente que no la soporta, se aborre con ella. De Calparsoro me gustaron mucho dos de sus primeras pelis, "Salto al vacío" y "A ciegas", lo de Guerreros no me interesó en absoluto en su momento (lo siente pero el cine bélico ambientado en conflictos más o menos recientes no me interesa en absoluto, prefiero los telediarios: creo que salvo Jarhead el resto, en mayor o menor medida, me han decepcionado).

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  4. Es cierto que hay quien no puede con La Delgada Línea Roja a mí es una película que me emociona hasta con el trailer, es una obra que va mucho más allá del género al que se adscribe, tengo una relación demasiado especial con esa película, que con cada revisionado gana en profundidad y logros.

    Mi cine bélico fetiche es el de Vietnam, todas las guerras han dado buen y mal cine, pero ese conflicto bélico en concreto me llama muchísimo la atención por lo que supuso para Estados Unidos, su primera derrota oficial, la perdida de la inocencia del país que al ver por fin el TV lo que sucedía en una guerra se opuso a la misma dando pie a movimientos como el hippismo. Es una época y un momento histórico que siempre me interesa y por supuesto ha dado muy buen cine como Apocalipsis Now, la trilogía de Oliver Stone, El Cazador, La Chaqueta Metálica o hasta rarezas recuperables como La Escalera de Jacob.

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