lunes, 9 de abril de 2012

Un Domingo Cualquiera




Título Original Any Given Sunday (1999)
Director Oliver Stone
Guión John Logan, Daniel Pyne y Oliver Stone
Actores Al Pacino, Cameron Díaz, Dennis Quaid, James Woods, Jamie Foxx, L Cool J, Mathew Modine, Charlton Heston, Ann-Margret, Aaron Eckhart, John C. McGinley, Elizabeth Berkley, Kelly Preston





En 1999, dos años después de realizar aquella excesiva pero interesante cinta llamada Giro al Infierno (U Turn) que adaptaba la novela Stray Dogs de John Ridley, el cineasta norteamericano Oliver Stone decidió mirar por primera vez hacia el mundo del deporte con su cine y ayudado por los guionistas Daniel Pyne (The Manchurian Candidate, Fracture) y John Logan (Gladiator, La Invención de Hugo) dirigió Un Domingo Cualquiera, obra que retrataba el mundo que hay delante y sobre todo detrás del fútbol americano a finales del siglo XX.





Tony D'Amato (Al Pacino) es el veterano entrenador del equipo de fútbol americano, los Sharks de Miami. Los años de gloria pasaron para el conjunto deportivo y la decadencia hace mella en los resultados durante la liga nacional. La posible retirada del antaño genial quaterback Jack "Cap" Rooney, las primeras muestras de talento de una ascendente nueva estrella, Willie Beamen (Jamie Foxx) y las decisiones cuestionables de la joven y ambiciosa nueva presidenta del club, Christina Pagniacci (Cameron Díaz) llevarán a Tony y al equipo a un carrusel de éxitos, fracasos y cambios que influiran en los jugadores, sus posiciones sociales y su dudoso futuro.






Un Domingo Cualquiera es un producto 100% Oliver Stone. Sin ser una de sus grandes obras sí puede considerarse una acertada y elaborada radiografía, no sólo de un deporte en concreto, sino también del estilo de vida que el mismo acarrea en todas las personas relacionadas con él. El director de Platoon decide posicionarse en dos frentes para que su fresco abarque el mayor espectro posible. Por un lado narra lo que acontece a pie de campo, donde los jugadores se dejan la piel para ganar y por otro, bastante más interesante, retrata todo el mundo que hay detrás del juego en el que se mueven el dinero, la ambición y los negocios sucios.





Pero como es lógico estamos hablando del cineasta que para humanizar a Richard Nixon lo mostró con todos sus demonios interiores, que sacó toda la inmundicia presente en la política de su país para hablar de uno de los magnicidios más importantes de la historia, que supo hablarnos de la guerra de Vietnam desde todas las perspectivas posibles siendo crítico en todas ellas o que nos mostró los momentos más bajos de la vida de Jim Morrison para ensalzarlo como el genio que era. Por eso su visión del mundo del fútbol americano no es nada complaciente y sí muy cruda, tanto como para que en su época de estreno hubiera levantado una polvareda mayot de cara a la NFL.





Oliver Stone expone un mundo en el que no sólo se ha perdido del concepto de deportividad o pasión por la competición, sino también corrompido en el campo de juegl por el lujo, los excesos o las sustancias dopantes proporcionados por médicos que se que dan poca importancia a su juramento hipocrático. Por otro lado en el palco sucede lo propio, aunque potenciado por mil, a manos de presidentes y directivos olvidando y ensuciando el significado del deporte con el único fin de abultar sus cuentas corrientes. Amasando enormes cantidades de dinero por medio de marketing, publicidad, derechos de emisión en las televisiones e incluso respaldo político.





Any Given Sunday está planteada como una cinta bélica y no es extraño viniendo del director de Platoon, Salvador o Nacido el 4 de Julio. Stone insufla en la cinta una épica y grandilocuencia que deja en pañales a otros largometrajes que han abordado el mundo del fútbol americano como Varsaty Blues o Remember the Titans y plantea los partidos como combates en un campo de batalla en el que los hombres llevan hasta el extremo su condición física mientras en los palcos los mandamases mueven a sus subordinados como a títeres. Dando pie esto a una clara división de esferas que puede incluso hacernos recordar a la que existía en Senderos de Gloria de Stanley Kubrick entre soldados rasos y altos mandos militares.





Como es lógico el torrente de potencia visual habitual de Stone con la cámara está aquí no sólo completamente justificado, sino también al servicio de la historia. Los partidos están expuestos en pantalla como combates de gladiadores (aquí nació el germen conceptual y estilístico de lo que años después sería su infravalorada y muy recuperable Alejandro Magno) y el nervio de una cámara situada a pie de campo que vibra, literalmente, aprovechando al máximo el formato scope, así como el uso de un montaje sencillamente espectacular, marca de la casa, hacen sentirse al espectador uno más de los jugadores y llegar a experimentar la adrenalina de los placajes, carreras o touchdowns de los enfrentamientos entre los equipos.






A pesar de ser una cinta coral que cuenta con actores importantes entre sus secundarios como Matthew Modine, Aaron Eckhart, James Woods, Ann Margrett o Charlton Heston la cinta planea sobre cuatro personajes satélite que impulsan la trama. El primero es el entrenador Tony D'Amato al que da vida con convicción un Al Pacino al que empezaba a notársele el cansancio y la autocomplacencia a los que se ha entregado en los últimos años. El segundo es la presidenta del club Christina Pagniacci que borda una Cameron Diaz en el mejor papel de su carrera, haciendo que salten chispas cuando comparte plano con el protagonista de Serpico llegando a eclipsarlo en varias ocasiones, ahí es nada, en gran parte por esa desgana que ya he mencionado a manos del italoamericano.






En tercer lugar tendríamos el Willie Beamen de un por aquel entonces debutante Jamie Foxx que representa el estereotipo de joven promesa, aunque añadiéndole el guión matices de autoconsciencia y egolatría que lo hacen interesante y menos tópico, aunque a un servidor el protagonista de Ray siempre me ha parecido un actor tan correcto como sobrevalorado. Finalmente tenemos a Cap Rooney, la vieja gloria llevada con entrega por un Dennis Quaid que no lo hace nada mal, sabiendo reflejar esa decadencia y matiz crepuscular al que su personaje se ve abocado, así como su complicidad con el entrenador de Al Pacino.






Finalmente y aunque ha sacado de la fosa séptica del fútbol americano toda la inmundicia que lleva dentro, Stone y sus guionistas apelan por devolver el honor, la pureza y la pasión a este deporte empezando desde cero, con una amplitud de miras más humilde y dejando de lado parafernalias imposibles, merchandising vacuo para volver a las ráices, cuando lo importante era ganar los partidos por amor a la deportividad. El director nos dice que todavía quedan jugadores así, que aún hay salvación, esa a la que nos remite el excelente discurso de Tony a sus chicos en el último partido en el que habla de la importancia de una sola pulgada tanto en la vida como en el fútbol americano.




Cierto es que hay algunos fallos en Any Given Sunday. En su metraje hay ciertas escenas que son innecesarias (la del ojo, que es un pasote made in Stone, sobra completamente) o están mal planteadas (los jugadores metiéndose cocaína con las chicas en las habitaciones) aunque de eso tiene la culpa la edición del dvd que sólo incluye el montaje del director, no el original que un servidor vio en cine en su momento, teniendo un ritmo más adecuado y con menos relleno. También su sobrerealización cinematográfica puede saturar, molestar la poca profundidad emocional de ciertos personajes secundarios o desconcertar su retrato bastante pueril de los roles femeninos, sólo destacando el de Cameron Díaz para ofrecer un perfil muy negativo.






Pero no lo voy a negar. De Un Domingo Cualquiera me gusta desde el título hasta el cartel oficial, pasando por la estética o la banda sonora (Black Sabbath, Moby, Metallica, Kid Rock), las escenas de los partidos, su planteamiento como si fuera una cinta bélica, su retrato lacerante del mundo del fútbol americano o las agallas que tuvo Stone para hacer una disección  nada halagüeña de este mundo que mueve millones de dólares, pudiendo paralizar un país y hacer que el día de la final de su liga sea festividad ineludible en Estados Unidos. Una vez más el director de Nixon o Hablando con la Muerte metiendo el dedo en la llaga de América y que así sea por muchos años. Ahora sólo queda esperar esa Savages que ojalá nos recupere el lado más crítico e incómodo de este cineasta que, como mínimo, siempre da que hablar.



5 comentarios:

  1. Cuando vi esta peli me dejo igual que estaba.

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  2. Eso es porque por tu edad tú eres más de petanca o dominó.

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  3. Un clásico estupendo, la verdad vale mucho la pena sobre todo por el guión hecho por J. Logan quien se distingue por sus excelentes adaptaciones y series de tv.

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