Título Original Shazam! (2019)
Director David F. Sandberg
Guión Henry Gayden, Darren Lemke, basado en los cómics de Bill Parker y Clarence Charles Beck
Reparto Zachary Levi, Asher Angel, Jack Dylan Grazer, Mark Strong, Grace Fulton, David J. MacNeil, Michelle Borth, Djimon Hounsou, Adam Brody, Ross Butler, Natalia Safran, Marta Milans, D.J. Cotrona, Ian Chen, Cassandra Ebner, Cooper Andrews, Faithe Herman, Caroline Korycki, David Kohlsmith, Ava Preston, Lovina Yavari, Andi Osho, Cyndy Day, Angelica Lisk-Hann, Stephannie Hawkins, Evan Marsh, Lotta Losten, Carson MacCormac
Si no contamos el traspié comercial y crítico de Liga de la Justicia podemos afirmar que el giro realizado por DC Entertainment y Warner Bros a la hora de adaptar al cine los personajes adscritos a la famosa editorial de cómics ha insuflado nueva vida al Universo Extendido de DC. Wonder Woman llegó con su épica y gallardía para poner la primera piedra con un tono mucho más luminoso que se alejaba de la oscuridad y crudeza que Zack Snyder insufló a El Hombre de Acero y Batman v. Superman: El Amanecer de la Justicia. Aquaman hizo acto de presencia con su primera aventura cinematográfica en solitario, después de haber formado parte de la JLA cinematográfica, batiendo todos los récords de recaudación y los productores del microcosmos audiovisual perteneciente a DC Comics tomaron buena nota, sabiendo así hacia dónde debían encaminarse si querían hacerle la competencia a la Marvel Studios de Kevin Feige.
¡Shazam! viene para confirmar, e incluso acentuar, ese nuevo viraje tomado por los responsables creativos detrás de las películas de DC Comics hacia una luminosidad que debía haber imperado en sus producciones desde el primer proyecto protagonizado por el alter ego superheróico de Clark Kent. La largamente acariciada traslación a imagen real de las aventuras en viñetas del personaje creado en su origen por el guionista Bill Parker y el ilustrador Clarence Charles Beck en 1940 para la editorial Fawcett Comics y cuyos derechos adquirió en 1972 DC Comics por fin ha llegado a buen puerto gracias a la arriesgada jugada por parte de una Warner Bros aventurándose en una superproducción focalizada en un personaje totalmente ajeno al espectador neófito alejado del mundo del arte secuencial, más incluso que el Arthur Curry al que Jason Momoa se ocupó de dar vida unos meses antes.
Seguramente fue el avasallador éxito de Aquaman el pistoletazo de salida para que los ideólogos detrás del UEDC se pusieran manos a la obra con la primera película protagonizada por el superhéroe anteriormente conocido como Capitán Marvel y por tanto tardaron poco en poner la maquinaria en funcionamiento. Para la escritura del argumento han sido asignados Darren Lemke (Pesadillas) y Henry Gayden (Tierra a Eco) con este último encargándose de su adaptación a guión cinematográfico. De la dirección se ocupa David F. Sandberg, que venía del género de terror cultivado en producciones como Nunca Apagues la Luz (Lights Out) y Annabelle: Creación. En lo referido al reparto está comandado por Zachary Levi y Asher Angel dando vida a Shazam y Billy Batson respectivamente y les acompañan Jack Dylan Grazer, Faithe Herman, Grace Fulton, Ian Chen o Mark Strong como el villano de la velada.
Como previamente hemos apuntado ¡Shazam! sigue la estela establecida por las últimas producciones de DC Films, más entregadas a la diversión o la ligereza y abandonado en cierta manera la solemnidad y la aspereza de sus inicios. Esta decisión podrá agradar a unos y causar rechazo en otros, pero queda claro que es la acertada para que sus ideólogos puedan hacer prosperar el universo ficcional que llevan construyendo, de manera bastante irregular, desde el año 2013. En este sentido y a pesar del riesgo que supone presentar al público generalista un superhéroe del que, casi con toda seguridad, no sabrán nada DC y Warner Bros han quitado el pie del acelerador en comparación con la excesiva, alocada y flourescente Aquaman facturada por James Wan, y han puesto en manos de David F. Sandberg un proyecto mucho más humilde y a una escala considerablemente menor.
¡Shazam! es, como ya se ha comentado con anterioridad por la red, una mezcla entre Big (Penny Marshall, 1988) y una historia clásica de origen superheróico contando la historia de cómo Billy Batson, un niño huérfano de catorce años, es elegido como paladín y nuevo campeón asumiendo el poder de convertirse en un superhombre cuando pronuncia la palabra “¡Shazam!, aunque sin dejar de ser un adolescente en su interior. Pero la mayor peculiaridad del largometraje de David F. Sandberg es que, aun narrando el génesis de un nuevo héroe, la edad de su protagonista o la de su nuevo mejor amigo y sobre todo la afición de este último por Batman o Superman condicionan el punto de vista asumido por el relato, convirtiéndolo en una pieza que, desde una perspectiva lúdica y fruiciosa, coquetea con el metalenguaje y la intertextualidad.
Que Freddy sea fan de los cómics y los superhéroes marca las distancias con respecto a otras películas del género que planteaban el “año uno” de sus protagonistas. Un secundario conocedor de todos los entresijos adscritos a los relatos pijameros y un protagonista con la capacidad pura y genuina de alucinar con cada nuevo descubrimiento en lo referido a sus poderes sobrenaturales ayudan a construir una historia capaz de satisfacer a todo tipo de espectadores, independientemente de su edad o género. De esta manera la empatía con la platea cristaliza en el mismo momento en el que Billy se convierte por primera vez en Shazam y comienza a experimentar con los límites de su don recién adquirido. Siempre junto a su verborreico compañero de aventuras ejerciendo este el doble rol de colega y metanarrador de la película, una especie de demiurgo conocedor de la trama del largometraje.
De esta manera el guión plantea una alternancia impecable entre acción y humor, epicidad y candor, fuerza y livianidad, construyendo así la mayor virtud de la obra cinematográfica como tal. Esta mixtura de géneros es la que aprovecha David F. Sandberg para apelar a la puesta en escena dinámica y vivaz cuando la acción copa el protagonismo de la propuesta y depositar el peso de la narración en los actores cuando la comicidad o las emociones se apoderan del encuadre. Por suerte el director sabe administrar tanto una vertiente como otra, sin caer en el exceso y el abuso de CGI en la primera, ni en lo lacrimógeno o relamido en la segunda. Esta amalgama insufla vida a una cinta en la que impera una comedia casi en todo momento acertada y dosificada con pericia, pero sin dejar de lado pasajes donde la inevitable batalla, física y psicológica, entre héroes y villanos toma las riendas de la trama.
Zachary Levi es un acierto de casting mayúsculo por varias e intachables razones. Por un lado es evidente que da el perfil como superhéroe tras su paso por el gimnasio, también ayudado por el vestuario, con un físico muy diferente al que lucía en la serie que le dio la fama, Chuck, y demostrando estar a la altura de una producción como esta desde una perspectiva más visual. Pero es que acomete la doble tarea, no sólo de resultar carismático y encantador dando vida a Shazam, sino de parecer un adolescente cuyo reflejo hemos visto a lo largo de la primera parte del metraje en la, no menos excelente, labor de Asher Angel como Billy Batson. El trabajo conjunto entre actor adulto y quinceañero construye de manera impecable un rol memorable, moviéndose a placer entre la ingenuidad, la ternura y la soberbia a la que se ve abocado cuando toma conciencia de su nueva naturaleza sobrehumana.
Pero es Jack Dylan Grazer, dando vida a Freddy Freeman, el otro pilar maestro sobre el que se edifica, no sólo ya el reparto, sino el conjunto de una película como ¡Shazam!. El actor que dio vida a Eddie Kaspbrak en la nueva versión de It insufla socarronería, ironía y algunos apuntes de humor negro inesperados en este tipo de producciones que él espeta con toda una naturalidad nata. Su química destilada con Levy y Angel es divertidísima y depara no pocos momentos descacharrantes. Dentro de un cast en el que todos los actores, sobre todo los niños, se muestran cercanos y creíbles, conviene destacar a un intérprete de altura como Mark Strong que teniendo en sus manos un Dr. Thaddeus Sivana tan cumplidor como poco memorable, apela a sus tablas para convertirlo en una presencia intimidante y cruel, algo que ya consiguió en este género con Kick-Ass y Green Lantern.
¡Shazam! es un producto 100% disfrutable, una oda al sense of wonder y la magia siempre adscrita a la edad de oro del cómic superhéroico, recordándonos, no sólo a las aventuras clásicas del personaje, sino a la esencia de muchos otros personajes de DC Cómics, y hasta de Marvel, o sus primeras adaptaciones cinematográficas en las que refleja con toda la humildad y el cariño posibles. El Universo Extendido de DC acaba de encontrar la senda por la que quiere y debe transitar y sólo podemos regocijarnos por dicha decisión. El problema es que lo ha logrado en una etapa muy complicada de su desarrollo con actores abandonando sus papeles, otros que no sabemos si seguirán ejerciendo los suyos, y futuros proyectos como Wonder Woman 84, Birds of Prey o esa especie de elseworld del Joker protagonizado por Joaquin Phoenix que no sabemos hacia donde encaminarán el futuro de la franquicia.
Reseña publicada originalmente en una entrada colectiva de la web Zona Negativa.
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