martes, 26 de febrero de 2013

Un Asunto Real, something is rotten in the state of Denmark



Título Original A Royal Affair - En Kongelig Affære (2012)
Director Nikolaj Arcel
Guión Rasmus Hesiterberg y Nikolaj Arcel basado en la novela de Bodil Steensen-Leth
Actores Mads Mikkelsen, Alicia Vikander, Mikkel Boe Følsgaard, Trine Dyrholm, David Dencik






Esta semana se estrena en España A Royal Affair, producción de época danesa dirigida por Nikolaj Arcel e ideada por la compañía Zentropa, fundada por el cineasta Lars Von Trier y el productor Peter Aalbæk Jensen. Un servidor vio el film hará cosa de un mes, pero no dejaba de posponer la crítica en favor de otros films, pero ver que llegará a nuestras pantallas en breve me ha animado a hablar de esta estimable producción que me dejó considerablemente satisfecho cuando pude degustarla. y que tuvo el pasado año una destacable carrera internacional ganando varios premios como dos osos de plata en Berlín o siendo nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en representación de su país.




A finales del siglo XVII el inestable rey de Dinamarca, Christian VII (Mikkel Boe Følsgaard) contrae matrimonio con la joven Carolina Matilde (Alicia Vikander) que tiene que aguantar a un marido mentalmente petrurbado que convertirá su vida un poco menos que un infierno. Pero la llegada a la corte del nuevo doctor del rey, Johann Friedrich Struensee (Mads Mikkelsen), hombre intelectual de ideario progresista trastocará la vida en el reino danés cuando se convierta en poco más que una mano derecha para el monarca, que lo toma como su hombre confianza, y en el amante secreto de la reína Carolina que encontrará en él la pasión, la entrega y la inteligencia que nunca halló en su esposo.




Nikolaj Arcel utiliza como núcleo central de su largometraje el típico romance palaciego para realizar un fresco de unos hechos poco conocidos dentro de un periodo muy destacado de la historia de Dinamarca. El resultado es una cinta de época con reminiscencias clásicas pero con un inconfundible aroma europeo que se revela como un duro golpe la realeza del país danés y a cómo la misma se dejaba influenciar por una institución eclesiástica ultraconservadora que rechazaba cualquier atisbo de pensamiento progresista que pudiera perjudicar su posición dentro del reino.




El personaje del Doctor Strunsee, que existió realmente y cuya procedencia era alemana, representa en A Royal Affair el pensamiento ilustrado que trataba de abrirse camino en una Dinamarca arcaica y anclada en el oscurantismo o los prejuicios éticos y morales. Un hombre de considerable cultura que consigue llamar al atención de una reina que encuentra en el misterioso médico un hombre de un nivel intelectual impropio para el país por aquel entonces, un caballero elegante y honorable que se encuentra por su personalidad en las antípodas de su excéntrico e inestable marido, el rey Christian.




Desde que se estrenara en 1975 la que es la mejor película de época de la historia del cine, Barry Lyndon, todas las posteriores cintas que retratan tiempos de corsé, peluca y palacio dentro del séptimo arte se han visto influenciadas directa o indirectamente por aquella obra maestra de Stanley Kubrick y A Royal Affair no es una excepción. De la imperecedera obra protagonizada por Ryan O'Neill toma panorámicas de acabado pictórico (aunque sin llegar a la excelencia de la iluminación natural del largometraje del director de Eyes Wide Shut) un tono que aúna clasicismo y vanguardia o un aroma realista y elegante que no se adentra nunca en la escatología o la obscenidad, pero que tampoco se entrega al puritanismo formal de otras obras de este género, mostrando cierta carnalidad que nos confirma la mano de Lars Von Trier en la producción y parece ser que en el guión, pero sin estar acreditado en el mismo.




Las intrigas palaciegas se suceden continuamente, los enormes pasillos y las estancias tienen unos colores fríos durante el día (rememorando en ocasiones a la muy recuperable gelidez de Retrato de Una Dama de Jane Capion, que adaptaba la novela de homónima de Henry James) y unos tonos oscuros en los pasajes nocturnos con la presencia de tenues candelabros que recuerdan estilísticamente a (sobre todo el inicio) de otra obra maestra dentro del cine de época, aquella Amadeus con la que el checo Milos Forman tocó el cielo de su carrera como cineasta, y no será esta la única referencia a dicho film a lo largo de esta crítica. Estas dos maneras de abordar la puesta en escena y la fotografía del film acentúan el matiz de luminosidad con el que el personaje de Strunsee afecta a la vida de la reína de cara a la corte y los actos furtivos que ambos llevan a cabo como amantes cuando llega la noche respectivamente.




Mencionando de pasada la cinta de 1986 que llevaba a imágenes la rivalidad (o más bien envidia de uno hacia el otro) entre los compositores Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart hilo fino y comento la labor de los actores que es otro de los puntos fuertes de Un Asunto Real. Al rey Christian le da vida Mikkel Boe Følsgaard, que debuta en el mundo del largometraje cinematográfico con este trabajo en el que toma como inspiración al Tom Hulce (Mozart) de la ya película de Milos Forman, interpretando a un monarca sátiro, esquizofrénico, con un preocupante comportamiento infantil que permite a sus allegados manipularlo con facilidad. Su labor es la mejor de todo el plantel de actores porque transmite con verismo al espectador una sensación de inestabilidad mental que puede dar al traste con todo el entramado llevado a cabo por Strunsee para cambiar de dirección a la sociedad danesa y encarrilarla a un futuro de progreso.




Mads Mikkelsen se ocupa de interpretar a Johann Friedrich Struensee y el villano de Casino Royale (que ha tenido un fantástico 2012 con su labor en Jagten de Thomas Vinterberg dando vida a un acusado de pederastia, con premio en Cannes al mejor actor) ofrece en la cinta que nos ocupa una exquisita composición dando cuerpo y alma a un hombre de la ilustración de una riqueza intelectual y un físico viril que se contrapone al liviano y hasta andrógino del monarca. La guapísima Alicia Vikander es la reina consorte, ella es el personaje central del relato y con el que más empatizamos. Nos compadecemos de ella por casarse por conveniencia con un ser inmaduro que realmente no la quiere, nos alegramos cuando encuentra el amor en un hombre que tiene sus mismas inquietudes intelectuales y que le ofrece la pasión que su marido no sabe o quiere ofrecerle. Nota aparte para una brillante Trine Dyrholm en el rol de la madre del rey, la verdadera villana de la velada y principal culpable (aunque no la única) de todas las desgracias que sufren los protagonistas.




A Royal Affair es una apuesta interesante, un tipo de cine inteligente que trata con respeto a un espectador que puede entretenerse aprendiendo que sucedió en una etapa importante de la historia del viejo continente, pero sobre todo es el mazazo más crudo que se ha dado a la realeza desde aquella genialidad llamada La Locura del Rey Jorge, aunque dicha cinta protagonizada por un indescriptible Nigel Hawthorne no tiraba la piedra y escondía la mano (sencillamente brutal el último comentario del protagonista) como sí hace A Royal Affair, que tras explicarnos detalladamente y con profundidad moral que la ilustración fue masacrada por culpa de la influencia de la iglesia en el reinado de Dinamarca al final tratan de suavizar el golpe al decirnos que los herederos del rey Christian VII fueron los que hicieron cambiar al país escandinavo y llevarlo a una nueva era de progresismo.




A pesar de esta pequeña mácula para no tocar mucho las narices a Doña Margarita II y la familia real danesa, poco más se le puede reprochar a un largometraje tan mayúsculo como las que nos ocupa, ya que su diseño de producción, dirección artística, guión, reparto y realización forman unos sólidos cimientos que hacen de Un Asunto Real una magnífica propuesta cinematográfica para pasar poco más de dos horas de calidad e interés cultural. Hace dos noches perdió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa frente a Amour (que en breve será comentada aquí junto a otras de las cintas premiadas en la dicha gala) del austriaco Michael Haneke, pero aún así su carrera internacional está siendo todo lo destacable que se merece. Esperemos que en España también le vaya bien a partir del próximo viernes.



1 comentario:

  1. Esta sí que tiene buena pinta, aunque parece algo tostón, peligrosa para después de comer por el riesgo a dormirse, de todas formas la apuntaré para ver.

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