Título Original Silver Linings Playbook (2012)
Director David O. Russell
Guión David O. Russell basado en la novela de Matthew Quick
Actores Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker, Julia Stiles, Anupam Kher, John Ortiz, Shea Whigham, Dash Mihok, Paul Herman, Brea Bee
Desde que lo descubriera con su tercer largometraje, Tres Reyes, siempre me ha gustado el cine del norteamericano David O. Russell. Incluso soy fan de aquella "comedia existencialista" que casi hundió su carrera, I ♥ Huckabees (terriblemente titulada Extrañas Coincidencias en España) una cinta infravaloradísima para el que suscribe y que contiene momentos y personajes inolvidables (ese bombero obesionado con el 11S al que daba vida Mark Wahlberg) pero que suscita más odios que pasiones. Con la meritoria The Fighter llegó su consagración a nivel de crítica y público, consiguiendo varios premios internacionales y dos Oscars para Christian Bale y Melissa Leo en sus roles de personajes secundarios.
Tras el éxito de la cinta pugilística que llevaba a imágenes la vida de los hermanos Dicky Eklund y Mickey Ward, O. Russell se ganó la confianza de las majors americanas y sobre todo el respaldo de los todopoderosos hermanos Weinstein que decidieron financiar su siguiente proyecto. El largometraje fue una adaptación de la exitosa novela Silver Linings Playbook del escritor estadounidense Matthew Quick con guión del mismo director y un reparto de primera línea como los pujantes Bradley Cooper y Jennifer Lawrence y los veteranos Robert De Niro y Jackie Wever entre otros. La crítica se rindió a los pies de la producción, en la taquilla funcionó muy bien e incluso consiguió rascar varias nominaciones importantes a los Oscars.
Pat (Bradley Cooper) acaba de de salir de una institución mental en la que acaba de pasar ocho meses tras agredir al amante de su mujer y se traslada a la casa de sus padres Pat Sr (Robert De Niro) y Dolores (Jacki Weaver) para intentar rehacer su vida y recuperar a su esposa Nikki, que es el motivo y núcleo central de su deseo de mejorar física y psicológicamente como persona para volver a compartir vida con ella. Pero toparse con la peculiar Tiffany (Jennifer Lawrence) conocida de unos amigos y chica con fama de promiscua en el barrio donde conviven trastocará en cierta manera los planes de Pat por recuperar el amor de su esposa.
Silver Linings Playbook es una atípica tragicomedia romántica que tiene su mayor y más interesante aliciente en un reparto magnífico. En el film se pueden ver muchas de las señas de identidad del David O. Russell director, como una visión bastante peculiar de sus personajes mostrando especial interés y cariño por los que son inestables mentalmente. El director de Flirteando con el Desastre se ganó una fama de realizador "marciano" desde su debut en la dirección, Spanking the Monkey (cinta que abordaba el tema del incesto entre un hijo y su madre) característica de su discurso que tras la ya mencionada I ♥ Huckabees fue perdiendo para abrirse a un público más amplio con la ya mencionada The Fighter.
Porque en El Lado Bueno de las Cosas no hay duda de que O. Russell está mostrando síntomas de adocenamiento por parte de unos productores que le están atando en corto para que no de a parir una de sus extrañezas y que con ello se ciña un poco más a un cine convencional y para todos los públicos. Pero como es lógico gran parte de su impronta está ahí y su mirada personal hacia el ser humano se deja ver en todo momento a la hora de abordar los personajes, ya sean los principales o los secundarios, dejándonos bien claro que no estamos ante una cinta romántica al uso, porque muchos de los ingredientes que la enriquecen la sacan de la mediocridad de ese tipo de cine.
La complicada condición mental de Pat no sólo le permite a O. Russell perfilar acertadamente el personaje con arranques propios de una persona con bipolaridad (su obesión con la canción de su boda que también escuchó cuando su mujer le fue infiel, My Cherie Amour de Stevie Wonder, que le hace montar un numerito en la consulta del médico al sonar en el hilo musical; su monólogo sobre Hemingway con el que castiga a sus padres de madrugada o su incapacidad a la hora de tener tacto al decir a los demás lo que piensa) y ofrecer momentos cómicos bastante conseguidos a lo largo del metraje, también le permite crear situaciones impropias del cine de romance que muestran al espectador cierto tono de originalidad que favorece el conjunto del proyecto.
Que un hombre con ciertos problemas mentales (siempre abordados con cierta ternura hasta en los momentos más crudos como en la pelea con sus progenitores) choque directamente con una chica que aún siendo diametralmente opuesta a él en lo que a carácter se refiere también posee un considerable inestabilidad psicológica hace que la química sea un hecho, aunque la cinta no se adentra al 100% en una relación física entre sus protagonistas, al menos dentro de los cánones más ortodoxos a la hora de exponerlas en un producto cinematográfico de corte más o menos comercial. Todo este tono permite al film ofrecer pasajes interesantes que se salen considerablemente de lo establecido, no de una manera tan radical como en otras cintas del mismo director, pero si de manera bastante notable.
También se trae O.Russell de The Fighter cierta mirada crítica a la supuestamente impoluta familia media americana. Si en la cinta protagonizada por Mark Wahlberg sus parientes eran el mayor lastre que encontraba para prosperar en el mundo del boxeo en Silver Linings Playbook queda bastante claro que la inestabilidad psicológica de Pat es heredada de su padre, un buen hombre pero obsesionado con el ritual de ver fútbol americano (concretamente a su adorados Philadelphia Eagles) hasta extremos que llegan al TOC, trastorno obsesivo compulsivo. Pat Sr no es una persona reprobable, pero sus fobias y filias denotan un comportamiento mental de dudosa lógica que sin lugar a dudas ha debido repercutir en el carácter y la personalidad de su hijo.
A que todos estos personajes lleven a buen puerto la historia que O. Russell nos narra ayuda un casting magnífico que está recibiendo el reconocimiento internacional (los cuatro están nominados al Oscar) que realmente se merece. La atípica pareja que forman los protagonistas merece todos los elogios posibles porque Bradley Cooper inyecta carisma, ternura y positividad a Pat y Jennifer Lawrence misterio, sensualidad y registros nunca vistos en su manera de interpretar a la hora de dar vida a Tiffany. Jackie Weaver transmite humanidad y cercanía como Dolores y hasta el normalmente insoportable Chris Tucker o la insípida y estirada Julia Stiles tienen momentos agradables con su pequeños papeles, pero el que sorprende y me alegra la velada es un recuperado Robert De Niro como Pat Sr.
Lo cierto es que me jode considerablemente ver que con esforzarse un mínimo el protagonista de Toro Salvaje sabe bordar un personaje que sobre el papel no destacaría demasiado más allá de sus extravagancias. Es una considerable putada darse cuenta de que si De Niro se ha aposentado en los últimos años de su carrera en una mediocridad artísticamente nula que sólo le ofrece como recompensa dinero contante y sonante al ponerse al servicio de productos de usar y tirar (a veces ni eso, escalofríos me dan al recordar aquella cosa terrible llamada El Escondite) es porque ha querido o no lo ha impedido. En la cinta que nos ocupa sólo con escenas en las que vemos su manías a la hora de ver fútbol (su ritual con el pañuelo o la posición de los mandos a distancia) y pasajes en los que comparte plano con Cooper o Weaver volvemos a ver al actor que daba lecciones de interpretación, aquel que forjó una carrera sobresaliente y que sigue escondido debajo de ese anciano de 70 años que sigue llevando a un genio en su interior aunque posiblemente ni él se lo crea ya.
Silver Linings Playbook es una entretenida e interesante cinta con sus dosis de originalidad y tópicos muy equilibradas. Entre sus aciertos está su reparto; una excelente banda sonora (Frank Sinatra, Led Zeppelin, Bob Dylan) la ubicua presencia de esa Nikki que casi nunca vemos pero que sobrevuela todo el metraje y escapar de las constantes trilladas dentro de las cintas románticas. Sus fallos, que diluye el estilo característico de su director al intentar adherirse a un cine más comercial y que en la recta final el conjunto se vuelve más "abizcochado" y previsible con todo lo del baile. Pero lo que sí es cierto es que la última obra de David O. Russell transmite ganas de vivir, buenas intenciones y cine bien realizado en prácticamente todos sus apartados, cosa que se agradece cuando uno ha invertido dinero a la hora de ver el producto. Aunque por desgracia estoy seguro que se irá de vació en los Oscars a pesar de sus 8 nominaciones y no porque lo merezca, pero sería raro que no se viera eclipsada por por patriotismo de cartón piedra y agentes de la CIA de distinta ralea.
Pues va a ser que sí y yo la prefiero antes que Lincoln por ejemplo.
ResponderEliminarSi Lincoln gana este año no puede haber señal más clara de lo mal que van las cosas en Hollywood en particular y Estados Unidos en general.
ResponderEliminarAguda reseña, mister Tamzarian. Más o menos me pareció lo mismo: Buenos personajes para una historia típica y tópica. La Mejor... Imposible, Juno, Los Descendientes... de este año, e incluso más floja que muchas de estas.
ResponderEliminarRespecto a lo de Lincoln, la verdad es que no tengo muy claro si sería peor que ganase la de Spielberg o "perfil medio" Argo. Un saludo
Pues puestos a elegir preferiría que ganara Argo, sólo para hacer justicia a Ben Affleck que no ha sido nominado al mejor director, mereciéndolo mucho, pero bueno, también ha cometido la academia el delito de no haber nominado este año en esa categoría a Tarantino por Django Unchained y Bigelow por Zero Dark Thirty y eso que sus trabajos detrás de la cámara son sobresalientes ambos dos.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Daniel, un saludo.