martes, 20 de septiembre de 2016

Tarde Para la Ira



Título Original Tarde Para la Ira (2016)
Director Raúl Arévalo
Guión David Pulido, Raúl Arévalo
Reparto Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo, Alicia Rubio, Raúl Jiménez, Font García




Aunque pueda parecerlo por su edad, sólo 36 años, el actor español Raúl Arévalo lleva bastante tiempo en el mundo de la interpretación. Antes de darse a conocer para el gran público con Azuloscurocasinegro el debut de su director fetiche y amigo Daniel Sánchez Arévalo, realizó papeles breves en largometrajes como La Noche de los Girasoles, Los Abajo Firmantes y en series de televisión como Compañeros o Cuéntame Cómo Pasó. La primera vez que llamó la atención fue con aquel inolvidable Babirusa con logradísimo acento andaluz cerrado en El Camino de los Ingleses, la adaptación de la novela homónima de Antonio Soler que el actor Antonio Banderas abordó en labores de dirección. Pero como acabamos de mencionar fue de mano del hijo del ilustrador José Ramón Sánchez cuando se hizo un nombre en el cine patrio. Él le ofreció roles importantes en su ya mencionada ópera prima detrás de las cámaras, en Gordos (por la que ganó el Goya al Mejor Actor Secundario) y Primos, dándole también un breve papel (homenaje al Peter Sellers de El Guateque, de Blake Edwards) en La Gran Familia Española. Después vinieron otros trabajos destacables en la pantalla grande como el actor de la magnífica También la Lluvia, de Icíar Bollaín, o el policía de la soberbia La Isla Mínima, de Alberto Rodríguez o en la pequeña con sus personajes en series como Con el Culo al Aire o La Embajada. Ya en el presente 2016 llega su salto a la dirección cinematográfica con su debut detrás de las cámaras, esta Tarde Para la Ira que fue excelentemente recibida en el recién finiquitado Festival de Venecia y no sin motivo, porque el primer trabajo como cineasta de Arévalo se salda con nota alta ofreciendo uno de los mejores productos patrios de lo que llevamos de temporada.




Lo mejor para afrontar el visionado de Tarde Para la Ira es hacerlo como el que esto firma, sin saber prácticamente nada de la trama, ya que esta realiza un par de giros brillantes a lo largo del metraje que sirven para enriquecer la conceptualidad de la propuesta. Digamos que después del potente prólogo, rodado con un breve, enérgico y conciso plano secuencia, la cinta se expone como un drama urbano al estilo de Fernando León de Aranoa o Ken Loach para a mitad de trayecto, y tras una revelación que a no pocos espectadores cogerá desprevenidos, transformarse en una mezcla de western cada vez más árido y neo noir europeo que desembocará en su recta final en un thriller rural deudor del espíritu de clásicos de nuestro celuloide como La Caza, de Carlos Saura o Furtivos, de José Luis Borau. Esta mixtura de géneros y tonalidades no desentona en ningún momento gracias a que el guión de Raúl Arévalo y su colaborador Daniel Pulido (que debuta en esta película como escritor cinematográfico) posee una sólida construcción que le permite introducir cambios de sentido en el discurrir del relato que no chirrían ni se aposentan en efectismos injustificables que sólo buscan el impacto en la platea. Todas las vueltas de tuerca que Tarde Para la Ira realiza están totalmente supeditadas a la vertebralidad de la historia y su uso sólo acrecienta la solidez del conjunto argumental del producto, nada se antoja gratuito o aleatorio.




Por otro lado el trabajo detrás de las cámaras de Raúl Arévalo denota una profesionalidad e inventiva impropias de un debutante en la dirección cinematográfica. Con un uso epidérmico de la cámara al hombro que nos remite tanto al Jacques Audiard de Un Profeta, una fluidez de los planos generales localizados en suburbios que nos retrotrae al Mathieu Kassovitz de la icónica El Odio y apelando a un realismo árido y seco tanto en los pasajes más urbanos como en los que tienen lugar en las zonas rurales el protagonista de La Vida Inesperada invade con su cámara el espacio vital de sus personajes, consigue que estas criaturas nos sean reconocibles, cercanas y sirvan como retrato del ciudadano de clase media/baja español que se codea con delincuentes de poca monta en los barrios de extrarradio alejados de las zonas céntricas de las grandes capitales. Con respecto a la dirección de actores siendo Arévalo uno de los mejores actores patrios de su generación era de esperar que su labor con el reparto fuera de nota y el resultado no es otro que ese. El madrileño sabe arrancar verdad de sus actores consiguiendo mostrarlos vulnerables en pantalla y que ellos se impliquen en su visión de la historia para con su labor aumentar exponencialmente el tono de realismo que ofrece en el plano técnico la obra. El cineasta sabe controlar el timing, tensar como un cable de acero las secuencias en las que el peligro se encuentra siempre a flor de piel y con ello mostrar un pulso ferreo que recuerda al de Takeshi Kitano con momentos de calma resquebrajados por una violencia explícita que irá de más a menos, ya que los guionistas no quieren idealizar el concepto de venganza, que en Tarde Para la Ira es un acto frío, distante, algo que “hay que hacer” pero que no aporta satisfacción alguna a los personajes que la llevan a cabo.




Con respecto a ese reparto al que hemos hecho mención hablamos de otro de los puntos fuertes de Tarde Para la Ira, puede que el más sólido de ellos. Con el equipo artístico Rául Arévalo se ha rodeado de amigos y no es de extrañar que después de colaborar con él en siete ocasiones como actor le haya ofrecido el papel protagonista a Antonio de la Torre. El malagueño aborda su personaje con la contención a la que lleva apelando desde hace un tiempo con algunos de sus últimos trabajos en films como Grupo 7, La Isla Mínima o Caníbal, exponiéndose en pantalla como un antihéroe melvilliano, un ronin patrio que vuelve a confirmar a este antiguo reportero de informativos deportivos en la televisión de Andalucía cono uno de los mejores actores que actualmente tenemos en España. Curiosamente el caso de Luis Callejo es parecido al de De la Torre en sus inicios, ya que el segoviano empezó haciendo roles secundarios en series como El Barco y películas como Mi Gran Noche o La Mula y actualmente está recibiendo el mérito que se merece con trabajos de más peso en films como Cien Años de Perdón, de Daniel Calparsoro, Kiki: El Amor Se Hace, de Paco León que el aprovecha al 100%, como su labor dando vida a Curro en la cinta que nos ocupa, un delincuente de poca monta que verá su vida dar un vuelco de 180° cuando salga de la cárcel tras cumplir una condena de ocho años. Muy buen trabajo hace también Ruth Díaz gracias a su mezcla de carácter duro y vulnerabilidad, pero por desgracia su trabajo queda algo eclipsado por la entrega de sus compañeros de rodaje. Hasta en los secundarios luce un obra como Tarde Para la Ira, destacando entre ellos un Manolo Solo (El Laberinto del Fauno, Celda 211) como “El Triana” que con no más de diez minutos en pantalla devora el encuadre con su talento.




Tarde Para la Ira es posiblemente la mejor propuesta patria de este 2016 y uno de los largometrajes más destacados a nivel general de la temporada. El debut en la dirección de nuestro Sean Penn cañí le confirma como un enorme talento para la narración de ficción al que es conveniente seguir los pasos. Como cualquier ópera prima no es una película perfecta (adolece de algunos fallos, como lo desdibujado que se ve a partir de la mitad del metraje el rol de Ruth Díaz y la pérdida de peso en la trama del mismo hasta el clímax final) pero sus carencias son mínimas máculas que no pueden ensuciar o ensombrecer en manera alguna un trabajo enorme que contiene algunos de los pasajes cinematográficos más logrados del celuloide español reciente como todo lo acontecido en el gimnasio de boxeo, esa partida de mus llena de tensión en contraposición a la que encontrábamos al inicio del film en la que el buen humor hacia acto de presencia o esa conversación entre Jose, Curro y Julio, con la novia de este último como testigo, en el que la violencia a flor de piel casi puede cortarse con un cuchillo. Si el madrileño sigue mostrando estas dotes para la realización y escritura cinematográfica no será raro volver a verlo ponerse detrás de las cámaras ni a nosotros dejarnos embaucar por los nuevos proyectos en los que se embarque si son de un nivel parecido al de esta ópera prima que sirve como prometedora antesala de lo que será el otoño cinematográfico de este 2016 que todavía tiene estrenos interesantes que ofrecernos (Elle, Snowden, El Hombre de las Mil Caras) antes de que pase a mejor vida.




1 comentario:

  1. Crítica escrita originalmente para Zona Negativa

    http://www.zonanegativa.com/zncine-critica-de-tarde-para-la-ira-de-raul-arevalo/

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