Título Original War Dogs (2016)
Director Todd Phillips
Guión Jason Smilovic, Stephen Chin y Todd Phillips basado en el libro de Guy Lawson
Reparto Miles Teller, Jonah Hill, Ana de Armas, Bradley Cooper, Jeff Pierre, Shaun Toub, Barry Livingston, Brenda Koo, JB Blanc, Trevor Keveloh, Roman Mitichyan, Mehdi Merali, Ashley Spillers, Aaron Lustig, Said Faraj, Ashli Haynes
En el año 2005 dos jóvenes emprendedores, David Packouz y Efraim Diveroli, se hicieron socios para sacar adelante AEY Inc., una empresa dedicada a la venta internacional de armamento y munición teniendo entre sus clientes al ejército de Estados Unidos. Tres años después fueron acusados de conspiración por vender munición fabricada en china al Ejército Afgano. Diveroli fue condenado a cuatro años de prisión y Packouz a siete meses de arresto domiciliario. Esta odisea fue narrada por el periodista Guy Lawson en un artículo de la revista Rolling Stone titulado The Stoner Arms Dealers: How Two American Kids Became Big-Time Weapons Traders y posteriormente en el libro Arms and the Dudes que se convirtió en un best seller el año 2015. Esta es la base sobre la que el cineasta y guionista Todd Phillips (conocido principalmente por la trilogía Hangover, conocida como Resacón en nuestro país) y sus colaboradores de escritura Jason Smilovic (El Caso Slevin) y Stephen Chin (Al Final del Edén) se han inspirado para dar forma a War Dogs, la cinta que nos ocupa en esta entrada. El largometraje iba a estar protagonizado en un principio por Jesse Eisenberg (Batman v. Superman: El Amanecer de la Justicia) y Shia LaBeouf (la saga Transformers), pero al final han sido Miles Teller (Whiplash, Cuatro Fantásticos) y Jonah Hill (El Lobo de Wall Street, Moneyball) los encargados de dar vida a las contrapartidas cinematográficas de David Packouz y Efraim Diveroli en la pantalla grande. Por desgracia Juego de Armas (como se ha rebautizado a la película en España) es un producto que no pasa de lo correcto y cumplidor ya que sus guionistas no han sabido (o querido) aprovechar al máximo el material incendiario que tenían en las manos para dar forma a una sátira que podía haber dado mucho que hablar, pero que se queda a medio gas en casi todos sus apartados sin explotar las múltiples posibilidades a las que aspiraba su interesante propuesta.
Después de su prometedor arranque en el que la narración por parte del personaje de Miles Teller parece que va a vomitar más bilis de la que en el resto del metraje regurgita en pequeñas bocanadas, Todd Phillips y sus guionistas asientan el tono del producto, este muestra las armas (nunca mejor dicho) que utilizará en su puesta en escena y desde el mismo arranque vamos notando todas las carencias de la producción. War Dogs quiere ser la El Lobo de Wall Street del cine sobre traficantes de armas (la conexión Jonah Hill en ambos repartos evitan que la idea sea un disparate inviable) pero ni el film tiene el veneno, el descaro, los excesos formales y conceptuales (cámara espídica, violencia, sexo, drogas de todo tipo en cantidades industriales) del largometraje protagonizado por Leonardo DiCaprio, ni Todd Phillips es Martin Scorsese. El mayor fallo de Juego de Armas, y es un pecado capital que ninguna sátira debería cometer, es que no es graciosa, poco de comedia tiene el argumento ideado a seis manos y el que aquí susrcribe admite no haberse reído ni una sola vez con lo acontecido en pantalla durante los 114 minutos que dura la película. Paradójicamente esto tampoco tendría que matar en vida la obra, no son pocas las parodias cinematográficas de verdadera calidad que no son especialmente desopilantes, pero sí es cierto que en ese sentido War Dogs fracasa irremisiblemente y una vez más debemos lamentarlo si tenemos en cuenta que el film y su contenido daban pie al humor más negro y desprejuiciado, el mismo que no hace acto de presencia en (casi) ningún momento en pantalla.
Por suerte la historia es lo suficientemente interesante como para que el espectador esté siempre atento al desarrollo de la misma y a qué deparará el futuro a estos mercachifles de tres al cuarto que acaban llegando a lo más alto gracias a sus negocios armamentísticos en el mercado negro. El problema está en que cuando la historia se estabiliza y vemos a David Packouz y Efraim Diveroli trabajar juntos para convertir AEY Inc en un negocio redondo Todd Phillips y sus colaboradores en la escritura no cargan adecuadamente las tintas.War Dogs facilita al espectador interesantes datos sobre los millones de dólares que proporciona la guerra a los vendedores de armas y cómo estos se amparan en la mayor de las hipocresías (los dos protagonistas están supuestamente en contra de la invasión norteamericana a Iraq, sobre todo el rol de Teller que iba a manifestaciones contra aquel conflicto bélico acompañado de su esposa) para hacerse ricos a costa de vender maquinaria pesada para arrebatar vidas tanto civiles como militares, proporcionando material incluso a los terroristas que atentan contra su propio país. Pero es ahí donde la película se queda corta, el film no duda en hacer un retrato duro e inmisericorde de los traficantes de armas, pero cuando tiene vía libre para lanzar dardos contra el gobierno de Estados Unidos (alguno hay pero, pero muy inofensivo) o el ejército del mismo se achanta, baja el hocico, y deja pasar por alto una oportunidad de oro. No quiera esto decir que el que suscribe esperara la mala baba de otras sátiras antibélicas como Trampa 22, de Mike Nichols, Starship Troopers, de Paul Verhoeven o Buffalo Soldiers, de Gregor Jordan (posiblemente la película más antimilitarista del Hollywood reciente) pero sí algo más de inquina a la hora de hablar de todos aquellos que se benefician de las guerras, que no son sólo los que venden el armamento.
A que ese interés, que previamente mencionábamos, se mantenga a lo largo de toda la película ayuda un dúo de protagonistas que hace competentemente bien su trabajo. El David PacKouz de Miles Teller comienza siendo un masajista de gente adinerada para después entrar en negocios sucios con Efraim Diveroli, que se aprovecha de la vieja amistad que ambos compartieron de adolescentes para atraerlo a su terreno. El rol del actor de Whiplash es un buen chico que se ve arrastrado por la avaricia, el lujo y el lado oscuro del manido “Sueño Americano” (algo que vuelve a emparentar War Dogs ya no sólo con El Lobo de Wall Street, sino con aquella obra maestra, también de Martin Scorsese, llamada Goodfellas) y aunque entra en el juego de su socio y amigo se mantiene durante todo el film como la “brújula moral” de la historia (una vez más los guionistas quedándose cortos en cuanto a malicia se refiere) todo abordado por un Teller contenido y dando nuevas muestras de ser uno de los mejores actores de su generación. En cambio el Efraim Diveroli de un Jonah Hill cada vez más orondo es el personaje embaucador, el negociante desalmado que vendería a su madre por colocar un par de fusiles más al comprador de turno. Con una labia descontrolada, un especial talento para engañar o extorsionar y una risita insoportable el actor de Lío Embarazoso (Knocked Up) realiza un buen trabajo, eso sí, realizando un émulo descafeinado de su Donnie Azoff para la ya mencionada cinta sobre la excesiva vida del broker Jordan Belfort.
Juego de Armas no es ni de lejos el producto que podía haber sido si la historia que narra hubiera sido abordada como mucha más ironía y humor negro. Por desgracia las carencias de un director impersonal y de escasa inventiva como Todd Phillips se hacen notar en pantalla ofreciendo una realización plana, academicista y que no ofrece a la platea ninguna secuencia memorable o que se que de grabada mínimamente en la retina. Podemos quedarnos con los interesantes, y demenciales, datos que aporta la trama sobre el negocio que supone la guerra y los chupópteros que se aprovechan de ella sin importarles las vidas que se puedan perder en el proceso, la banda sonora con temazos de Pink Floyd, Creedence Clearwater Revival, Iggy Pop, The Who o un dúo de actores muy competentes (que no brillantes) arropados por secundarios como la cubana, y española de adopción, Ana de Armas (a la que veremos también en esa Blade Runner 2 que rueda Dennis Villeneuve) o al habitual de la casa Bradley Cooper entre otros. Por desgracia a poco más nos podemos aferrar con War Dogs, un largometraje que deja patente lo difícil que es tratar de crear una obra incómoda y políticamente incorrecta en el seno de Hollywood sobre todo si no hay un autor con verdadera personalidad detrás del proyecto. Lo más grave es que durante todo el metraje del film de Todd Phillips me venía a la cabeza El Señor de la Guerra, aquella cinta escrita y dirigida por Andrew Niccol y protagonziada por Nicolas Cage que hablando del mismo tema no dejaba títere con cabeza abordando el mundo de la venta ilegal de armas sin miramientos, ni concesiones. Con afirmar que lo que War Dogs trata de contar en casi dos horas lo condensa Niccol sólo en los títulos de crédito de su cinta de 2005 se hacen más patentes las carencias de este biopic sobre David Packouz y Efraim Diveroli que no da ni la mitad de lo que prometía su punto de partida.
Crítica originalmente publicada en Zona Negativa
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