Título Original Night of Dark Shadows (1971)
Director Dan Curtis
Guión Sam Hall y Dan Curtis
Actores David Selby, Grayson Hall, Kate Jackson, Lara Parker, John Karlen, Nancy Barrett, Jim Storm, Thayer David, Christopher Pennock, Diana Millay, Monica Rich, Clarice Blackburn
Un años después del considerable éxito de la versión para la pantalla grande que hizo de su serie Dark Shadows con House of Dark Shadows (Sombras en la Oscuridad en España) Dan Curtis se puso de nuevo detrás de las cámaras para rodar una poco ortodoxa continuación de aquella. A pesar de los problemas con los que el guionista, productor y realizador se encontró durante la gestación del largometraje el resultado fue bastante notable y aunque es inferior a la cinta previa posee una impronta interesante y una amalgama acertada de tonalidades que la convierten en una pieza estimable dentro del cine de terror de los primeros años 70.
Quentin Collins y su prometida Tracy llegan a la antigua mansión familiar de Collinwood para establecerse en ella. Al llegar a la casa son recibidos por Carlotta Drake y Gerard Stiles, la ama de llaves y el vigilante de la casa respectivamente. Ya instalados allí Quentin, que es un talentoso pintor, comenzará a tener visiones en las distintas estancias del edificio en las que rememorará la retazos de la vida de su antepasado Charles Collins que se enamoró de Angelique, la mujer de su hermano Gabriel y que murió ahorcada al ser acusada de brujería. Poco a poco Quentin irá siendo poseído por Charles gracias al influjo que Angelique ejerce todavía sobre la casa y Tracy sufrirá las consecuencias. Esta última se unirá a sus amigos los novelistas Alex y Claire Jenkins para intentar salvar el alma de su futuro marido.
Tras le negativa de Jonathan Frid de volver a interpretar al centenario vampiro Barnabas Collins en esta secuela Dan Curtis se vio en la obligación de reformular completamente al argumento. Tomando como protagonistas a varios de los personajes de la Dark Shadows original pero cambiando algunas características de los mismos (sirva como ejemplo que el Quentin Collins al que da vida de nuevo David Selby en el film que nos ocupa no es un licántropo como sí lo era el del producto catódico) el relato que se narra tiene supuestamente lugar años después de la historia protagonizada por Victoria Winters, la chica huérfana que llegó a Collinwood para descubrir su pasado en los primeros episodios del programa, y gracias a ello su creador puede tomarse ciertas licencias con respecto a la serie para dar forma a este producto cinematográfico.
Al igual que su predecesora Night of Dark Shadows es la reformulación de un cierto tipo de cine de terror. El largometraje de Dan Curtis aúna el tono clasicista de las producciones protagonizadas por los monstruos de Universal de los años 30 con esa vanguardia dentro del género que en Gran Bretaña forjaron la Hammer Films o la Amicus en Italia Mario Bava y en Estados Unidos autores como Roger Corman con sus memorables adaptaciones de novelas de Edgar Allan Poe. Si en Sombras en la Oscuridad se realizaba una muy acertada lectura revisionista tan romántica como visceral sobre el mito del vampirismo y sus variantes estilísticas y formales en Una Luz en la Oscuridad sucede lo propio pero esta vez con los films sobre brujería, casas encantadas, posesiones y legados malditos.
Dan Curtis vuelve a mostrar su talento para crear atmósferas lúgubres de un palpable tenebrismo por medio de una vivaz puesta en escena en la que juega con distintos movimientos de cámara, picados y contrapicados o travellings para dar un tono mórbido al relato que está narrando. Momentos como el ahorcamiento y el entierro de Angelique bajo la lluvia o las distintas apariciones de esta en Collinwood dan muestra de que el creador de Pesadilla Diabólica (Burnt Offerings), aunque recurre a métodos hoy anticuados como el flou para las ensoñaciones, era un cineasta inquieto y con una personalidad muy marcada a la hora de abordar sus proyectos cinematográficos a los que inyectaba una fuerza visual de contrastada potencia estilística y un halo melancólico acentuado por la deliciosa banda sonora de Robert Cobert.
El problema más grave de Night of Dark Shadows es su en ocasiones penoso montaje. Por culpa de que los productores obligaron a Curtis a cortar más de 25 minutos de metraje (que a día de hoy sólo puede ser recuperado sin el audio) el desarrollo del film acusa la ausencia de escenas que expliquen algunos de los actos llevados a cabo por varios de los personajes o situaciones que al ser omitidas dejan cojo el conjunto de la narración de la obra. Es más, la versión que posee un servidor, la del blu ray editado por Warner Bros, tiene unos cortes considerablemente bruscos entre secuencias que incluso cortan bruscamente algunos de los temas de la banda sonora, transmitiendo al espectador una sensación de trabajo poco profesional en la sala de edición o peor, tijeretazos por parte de la censura.
Pero por el contrario el reparto de actores hace un trabajo más que meritorio. David Selby (que para un servidor siempre será Richard, el hijo de la pérfida Angela Chaninng en la inolvidable Falcon Crest) y Kate Jackson llevan con mucho oficio el peso de la película como el matrimonio Collins, Grayson Hall y Jim Storms transmiten la inquietud que sus roles demandan, pero es la magnética presencia de Lara Parker como Angelique (personaje al que dio vida en la revisión cinematográfica que hizo Tim Burton de la serie original una no menos arrebatadora Eva Green, lo mejor de aquel film sin lugar a dudas), cuyo cuerpo escultural y profunda mirada que Dan Curtis encuadra con delectación por medio de su cámara, el mayor acierto del largometraje aunque sus apariciones en ocasiones se antojan casi anecdóticas.
Aunque como he comentado previamente Sombras en la Oscuridad es superior como obra cinematográfica sobre todo por tener la presencia del impagable Barnabas Collins de Jonathan Frid o secundarios de alto nivel como Joan Bennet y Louis Edmonds dando vida a los hermanos George y Elizaberh Collins, Una Luz en la Oscuridad es tanto un interesante complemento para aquella (verlas en sesión doble es todo un placer para los amantes del género) como un muy digno largometraje de terror tan hijo de su tiempo como dignamente envejecido en la actualidad y que al igual que su predecesora pervierte e intoxíca acertádamente el serial catódico en el que se basa para trasladarlo al cine. En este blog seguiré reivindicando al figura del hoy muy olvidado Dan Curtis que ofreció tanto en la pequeña pantalla como en la grande piezas de género harto interesantes que merecen la pena ser recuperadas y revalorizadas adecuadamente.
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