martes, 20 de agosto de 2013

Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal, in a town like Savannah nobody is innocent



Título Original Midnight in the Garden of Good an Evil (1997)
Director Clint Eastwood
Guión John Lee Hancock basado en la novela de John Berendt
Actores John Cusack, Kevin Spacey, Jude Law, Irma P. Hall, Lady Chablis, Alison Eastwood, Paul Hipp, Jack Thompson, Kim Hunter, Geoffrey Lewis







Traslación cinematográfica que el veterano director Clint Eastwood realizó en 1997 de la célebre novela de John Berendt, Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal editada tres años antes. Como largometraje hablamos de una rara avis dentro de la filmografía como director del protagonista de Por Un Puñado de Dólares, pero a diferencia de en otros experimentos como Más Allá de la Vida (Hereafter), en el que su sello autoral quedaba prácticamente diluido para dejar paso a un competente artesano que no parecía adaptarse al género con toques sobrenaturales que abordaba, aquí el resultado se salda con éxito y los suficientes aciertos como para ser reivindicada como una obra a redescubrir y que no obtuvo el reconocimiento que mereció en su momento.




Anualmente en la ciudad de Savannah, en el estado de Georgia, un famoso y acaudalado ciudadano llamado Jim Williams (Kevin Spacey) organiza una fiesta de Navidad a la que acude toda la gente con clase de la localidad. Para este año, 1981, Williams ha contratado los servicios del periodista John Kelso (John Cusack) para que escriba una crónica de lo que allí suceda durante la noche. Pero poco después de que el anfitrión despida a sus invitados un tiroteo mortal que lo involucra directamente trastocará la apacible vida de Savannah y la del propio Kelso que se verá implicado personalmente en tan trágicos hechos.




Como ya he comentado al inicio de la entrada Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal está basada en la novela homónima de John Berendt, inspirada esta casi en su totalidad en hechos reales en los que el mismo escritor se vio implicado, ya que el Jonh Kelso que protagoniza el largometraje es un alter ego de su persona. Clint Eastwood puso un considerable interés para sacar adelante esta traslación a imágenes, llegando a irse un tiempo a vivir a Savannah para mezclarse con la fauna local (nunca mejor dicho) y así poder hablar directamente con personas implicadas directamente con aquellos trágicos hechos de 1981 y que incluso aparecerían más tarde en el largometraje.




Esta produccion de 1997 utiliza la excusa argumental del asesinato del joven chapero Billy Hanson para sumergirnos en esa localidad llena de extravagantes ciudadanos que van desde un señor que pasea a un perro invisible hasta a un vecino que lleva atadas a su cuerpo moscas como si fueran sus mascotas personales. Eastwood retrata una Savannah excéntrica, excesiva, llena de personajes pintorescos, jóvenes que venden su cuerpo, transexuales con aspiraciones de diva, abogados ambiciosos pero incultos (que el de Williams desacredite la cita de Thomas Hobbes de la acusación diciendo que no sabe quién es ese señor pero se atreva él a parafrasear al catódico  Perry Mason es una sutil crítica no sólo al sistema judicial también a la incultura imperante en una localidad como la que retrata el director) y brujas carismáticas, ya que Savannah también es una ciudad que rinde tributo a los espíritus y las supersticiones.




Pero en ningún momento Eastwood se ríe de sus criaturas, hace mofa de ellos o las señala acusatoriamente. Al igual que el John Kelso que ptoragoniza el film el director de Mystic River acaba enamorándose de los habitantes de Savannah, de su peculiar manera de ver la vida y de sus atípicas costumbres. Aunque esto no es óbice para que se prive de retratar la intolerancia racial de la zona (que los negros tengan que hacer su fiesta privada) los prejuicios de muchos de sus ciudadanos (la homosexualidad de Williams es vital para el discurrir del juicio en el que se ve implicado) o el ya mencionado sistema jurídico al que Eastwood deja en peor lugar que en su posterior Ejecución Inminente (True Crime), que pecaba por su conservadurismo y tibieza en la recta final. Pero esta notable fascinación queda perfectamente reflejada en la simpatía y el tono socarrón con el que el cineasta retrata al personaje de Lady Chablis. Rol que es el colmo de la metarferencialidad, porque dicha artista de variedades (nacida como Benjamin Edward Knox) interpreta al personaje del libro de Berendt que a su vez estaba basado en ella misma.




Chablis Deveau es la misma Savannah, su representación más cristalina como entidad corpórea. Un transexual de mediana edad, hortera, de lengua afilada, modales entre elegantes y groseros y un carisma desbordante que se revela como el mayor descubrimiento del largometraje. Una diva hecha a sí misma, una superviviente que roba la velada al resto de actores y que en ningún momento parece estar interpretando un personaje, de hecho no está haciéndolo, al menos en el sentido más ortodoxo de la palabra. La presencia de Chablis en el film es otra muestra de la implicación personal de Eastwood con respecto a llevar a buen puerto la empresa de que el trabajo fuera considerablemente fiel a la novela en la que se inspiraba.




En Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal hay lugar para el folletín telenovelesco, para la intriga policial a lo Agatha Christie, hasta para el ligero matiz sobrenatural y de vudú con todo lo que implica al enorme personaje de Minerva al que ofrece su peculiar físico una inolvidable Irma P. Hall. Con respecto a esta hay que destacar que los mejores momentos del film son la reunión de esta con Williams y Kelso en el cementerio y la segunda visita al mismo lugar por parte del periodista un poco más tarde, hipnótica la atmósfera en esos pasajes por parte de Eastwood. También hay ecos de la Twin Peaks de David Lynch y Mark Frost entre esos personajes extravagantes que parecen esconder más de un secreto.




El casting es otro de los puntos fuertes del largometraje. Perfecto John Cusack como John Kelso, fácil lo tiene el espectador para identifcarse con su personaje. Magnífico Kevin Spacey dando vida a Jim Williams, mostrando con sutilidad tanto sus inclinaciones sexuales (Eastwood se ve comedido con el tema de la homosexualidad aquí, abordándola con pies de plomo, intentando no ofender pero sin implicarse demasiado, al contrario que en J. Edgar, su reivindicable biopic del fundador del FBI donde fue más valiente con el tema, ) o su status de elegante nuevo rico. Alison Eastwood no lo hace mal y se ve que trabajó bastante el acento sureño, al igual que un Jude Law muy convincente en su rol de amante de carácter violento. Dentro del humor destacables también Geoffrey Lewis como Luther Driggers y Jack Thompson como el campechano abogado Sonny Seiler.




Pieza a reivindicar dentro de la carrera de Clint Eastwood por ser una experimento en gran medida alejado de su estilo pero que se saldó con una notable victoria por su parte. Por desgracia en su momento no tuvo mucha repercusión ni en taquilla ni por parte de la prensa especializada, aunque hasta cierto punto es comprensible, ya que en los 90 el ex alcalde de Carmel venía de dar forma a algunas de sus mejores obras como Sin Perdón, Un Mundo Perfecto, Los Puentes de Madison o contundentes thrillers como Poder Absoluto y esta interesante y lograda crónica negra del sur de Estados Unidos pasó casi desapercibida. Pero estoy seguro de que el tiempo la revalorizará y la mostrará como lo que es, una interesante rareza digna de ser recuperada dentro de la filmografía de su autor.



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