Título Original Promising Young Woman (2020)
Director Emerald Fennell
Guión Emerald Fennell
Reparto Carey Mulligan, Bo Burnham, Alison Brie, Connie Britton, Jennifer Coolidge, Adam Brody, Laverne Cox, Clancy Brown, Angela Zhou, Christopher Mintz-Plasse, Alfred Molina, Molly Shannon, Sam Richardson, Steve Monroe, Casey Adams
Llegó, por fin, a las carteleras españolas Una Joven Prometedora o Promising Young Woman en su idioma original. La ópera prima detrás de las cámaras de la actriz inglesa Emerald Fennell a la que reconocemos, principalmente, por dar vida a Camilla Parker Bowles en The Crown, la serie de Netflix centrada en Isabel II y la familia real británica. Desde que tuviera su puesta de largo el 20 de enero de 2020 en el Festival de Sundance la polémica y un debate bastante enconado han acompañado al film allí dónde ha sido estrenado, consiguiendo también alabanzas de una prensa especializada que, en líneas generales, se ha rendido ante el debut como realizadora de la intérprete de Call the Midwife aspirando a cinco Oscars en la ceremonia que se celebrará esta misma noche.
Aunque conviene saber poco o nada de Una Joven Prometedora para disfrutar al máximo de su propuesta sí podemos afirmar que supone una elocuente reformulación de los códigos adscritos al subgénero rape and revenge que vivió su época de mayor esplendor durante las décadas de los 70 y 80. Obras como La Última Casa a la Izquierda (Wes Craven, 1972), Lady Snowblood (Shurayuki-hime, Toshiya Fujita, 1973), Thriller - En Grym Film (Bo Arne Vibenius, 1973), La Violencia del Sexo (I Spit On Your Grave, Meir Zarchi, 1978), Trampa Para Un Violador (La Casa Sperduta Nel Parco, Ruggero Deodato, 1980) o Ángel de Venganza (Ms .45, Abel Ferrara, 1981) entre muchas otras hicieron proliferar este tipo de producciones en distintos continentes ofreciendo variopintas perspectivas de su planteamiento primigenio.
Por medio de una puesta en escena sabiamente manierista, canciones pop insertadas maliciosamente en el metraje y unos colores pastel que parecieran parodiar las típicas comedias románticas estadounidenses Emerald Fennell va mostrando poco a poco sus cartas mediante el personaje de Cassie y su tan particular como personal cruzada. Pero como ya hemos mencionado el film se adscribe de manera nada ortodoxa al rape and revenge acometiendo sus señas de identidad en off, fuera de cámara y eludiendo en casi todo momento mostrar innecesaria violencia física en pantalla, siendo la psicológica la que se apodera de los momentos álgidos del metraje. Ahí es donde Promising Young Woman despliega su artillería sin hacer prisioneros, pero sobre todo componiendo un retrato tan elocuente como nada benévolo de nosotros, los hombres.
Es imposible ser hombre y no ver Una Joven Prometedora sumido en una continua sensación de incomodidad o desasosiego y aquel capaz de negarlo miente impunemente. Porque un servidor y cualquier espectador masculino que se enfrente en la película va a reconocer como propios o ajenos muchos de los comportamientos deleznables que llevan a cabo los roles de Adam Brody, Christopher Mintz-Plasse, Chris Lowell, Max Greenfield o Alfred Molina. Todos ellos configuran un mosaico en el que la cultura de la violación, la cosificación de las mujeres o la deshumanización de las relaciones sentimentales y sexuales golpean a un espectador viendo reflejados en todos ellos el conjunto de una sociedad profundamente patriarcal en la que practicar el coito con una mujer inconsciente por la ingesta masiva de alcohol no estaba mal visto y sí completamente normalizado hasta hace poco tiempo.
Pero Emerald Fennell quiere ir más allá y después de construir minuciosamente una zona de confort entre tanta perversidad explícita e implícita la pisotea para negarnos una vía de escape capaz de darnos la necesaria bocanada de oxígeno dentro de un relato que no por eludir la violencia gráfica en pantalla se hace menos duro de visionar y asimilar. Como hombre no quería admitir ese quiebro desalentador, viéndose venir de lejos, porque tenía la esperanza de que la guionista y directora dejara un haz de luz esperanzador al que aferrarnos, para que lo unido por Paris Hilton no lo separara la fatalidad. Pero su negativa a hacer esa concesión a la platea es bien recibida, porque como espectador el cine que más disfruto es el que me incomoda, el que me remueve la conciencia y me incita a cuestionar conceptos, teorías o valores que daba por sentados.
Para su primera incursión como directora en el terreno del largometraje Fennell muestra no poca soltura a la hora de utilizar la cámara como un arma capaz de pervertir una estética casi de postal, con leves apuntes estilísticos propios de la publicidad o el videoclip, inoculándole potente veneno en forma de cáustico humor negro remitente a autores como Todd Solondz o un lirismo melancólico que podría hacer suyo el mejor Gregg Araki. En cuanto a su labor con el guión este se muestra tan sólido estructuralmente como orgánico en lo referido al devenir de acontecimientos en el que se ve inmersa la protagonista, sumando al conjunto todos esos apuntes ya mencionados retratándonos como sociedad sin huir del cine de género y asimilando hasta cierta reformulación conceptual del subgénero slasher.
Que Emerald Fennell se dedique profesionalmente a la interpretación la convierte en una impecable directora de actores y esto queda patente en pantalla. Pero no es menos cierto que se rodea de un reparto en el que hasta los miembros del apartado artístico con roles más pequeños se muestran creíbles, completamente implicados y cómplices con la visión de la realizadora. De entre ellos es justo mencionar a una brillante Alison Brie representando a esas mujeres también instigadoras y cómplices de la invisibilidad a la que muchas víctimas de agresiones sexuales se ven avocadas y sobre todo un Bo Burnham pletórico, el único miembro del casting capaz de ponerse a la altura de su protagonista, con la que destila una enorme química en todos los pasajes de la película que comparten juntos.
Pero sí, es cierto aquello que todos proclaman. Es la británica Carey Mulligan como Cassie quien devora el encuadre cada vez que la cámara repara en su presencia. Ya hemos dedicado parabienes a Emerald Fennell como guionista y directora, pero es ineludible que su propuesta quedaría reducida al mínimo exponente si la actriz de Shame o Drive no ejecutara aquí el mejor papel de su nada desdeñable carrera. Mulligan es Promising Young Woman y sin una profesional tan versátil como ella o carente de su capacidad para llenar de matices un personaje basculante entre una determinación casi sobrehumana y la psicopatía pura esta ópera prima no alcanzaría las cotas de excelencia a las que llega sin apenas esfuerzo. Ojalá la veamos esta noche ganar el Oscar a mejor actriz, pero la Frances McDormand de la necesaria Nomadland va a ser un tótem difícil de derribar.
Podemos debatir sanamente sobre aspectos cinematográficos, como ese último acto moviéndose con cierta temeridad entre la tragedia forzada y la ingenuidad casi idealizada, e incluso de su tono o cómo está abordado el relato desde la escritura. Pero lo que nadie puede negar o eludir es que Promising Young Woman refleja una realidad dolorosamente cercana, actual, inmediata que apela a toda una sociedad, pero sobre todo a los hombres y nuestra relación con las mujeres. Lo hace desde la visión de una directora que ha sabido meter el dedo en una herida que tardará mucho tiempo en cicatrizar, porque hasta hace poco ni sabíamos o queríamos aceptar que lo era. Que una propuesta tan militantemente feminista como esta aspire a cinco Oscars es todo un logro. Que gane alguno más importante que el de mejor guión original o actriz principal una locura que no tendremos la suerte de ver materializada para disgusto de mucha masculinidad frágil, tóxica e hipócrita.
Me gustó mucho esta película y admiro tu crítica porque no te concentraste en destruir el final de la película como otras que he leído.
ResponderEliminarHa sido un final muy comentado y no eludo que puede caer en cierta polémica, pero para mí es consecuente con lo visto anteriormente en la película y un buen cierre para la historia.
Eliminar¡Gracias por tu comentario, Lesly!