jueves, 2 de enero de 2020

Adiós



Título Original Adiós (2019)
Director Paco Cabezas
Guión Carmen Jiménez, José Rodríguez, Paco Cabezas
Reparto Mario Casas, Natalia de Molina, Ruth Díaz, Carlos Bardem, Vicente Romero, Mona Martínez, Pepa Aniorte, Sebastián Haro, Paulina Fenoy, Mauricio Morales, Pablo Gómez-Pando, Salva Reina





Seguramente el cineasta sevillano Paco Cabezas no sabía que su segundo largometraje, Carne de Neón, iba a suponer el prematuro punto de inflexión en su carrera. Aquella ruda y entrañable cinta protagonizada por Mario Casas, Ángela Molina, Macarena Gómez, Antonio de la Torre, Vicente Romero o Blanca Suárez, inspirada en el cortometraje homónimo rodado por el mismo director años antes, llamó la atención en el panorama internacional lo suficiente como para que el gran Nicolas Cage pusiera sus ojos en el máximo responsable del film para encargarse de la realización de uno de los muchos proyectos que el actor protagoniza al año. Tokarev destacaba entre el pozo de mediocridad y decadencia que suponían las últimas producciones del ganador del Oscar por Leaving Las Vegas gracias a la destacable labor de Cabezas detrás de las cámaras.




Dicho largometraje abrió a Cabezas las puertas de Hollywood y después de su segundo trabajo para la pantalla grande, Mr. Right, peculiar comedia romántica protagonizada por Sam Rockwell y Anna Kendrick, fueron la ficción televisiva y las plataformas digitales las que lo acogieron en su seno. Desde 2016 podemos encontrar al sevillano acreditado en labores de dirección en productos tan destacados como American Gods, Penny Dreadful, El Alienista, Deadly Class, Fear the Walking Dead o Dirk Gently, entre otros. Contra todo pronóstico moverse entre series de primera línea en la meca del cine mientras se ponen a su servicio actores de renombre como Ian McShane, Eva Green, Daniel Bruhl o Elijah Wood no es algo que a Cabezas se le haya subido a la cabeza, mostrándose siempre con los pies en la tierra y tan humilde o cercano como en sus inicios.




Es muy posible que sea esa sencillez la que incitó a Cabezas a abandonar momentaneamente su exitoso trayecto en Estados Unidos y aunar fuerzas con Enrique López Lavigne, artífice detrás de la productora Apache Films, para rodar su cuarto largo en España. Con Adiós Cabezas no sólo vuelve a su país de origen, sino también a su Sevilla natal localizando la trama en el famoso barrio de las 3000 Viviendas contando la historia de un matrimonio, interpretado por Mario Casas y Natalia de Molina, que el día de la comunión de su hija pequeña se ven implicados en un trágico hecho que supondrá el inicio de una serie de catastróficas desdichas en las que la violencia, el narcotráfico, la venganza y las fuerzas de la ley se verán implicadas convirtiendo la zona en un polvorín apunto de estallar.




Adiós es el proyecto más personal de Paco Cabezas. Un western con reminiscencias lorquianas en el que conviven Enrique Urbizu y Carlos Saura con Sergio Leone o Sam Packinpah. El sevillano apela a su puesta en escena habitual llena de vigor y crudeza mientras insufla al relato, escrito por él mismo junto a Carmen Jiménez y José Rodríguez, un lirismo basculante entre el dolor y la fatalidad al compás de un flamenco arrancado de las entrañas. Los lazos sanguíneos y fraternales, la inevitabilidad de la tragedia y el desarraigo como señas de identidad de unos personajes llevados al extremo permiten a Paco Cabezas desplegar todas las posibilidades dramáticas ofrecidas por lo que en manos de un cineasta menos talentoso y entregado a la causa hubiera desembocado en la enésima cinta sobre un ex delincuente viéndose arrastrado de nuevo a los viejos hábitos por una vendetta personal.




Se nota que Cabezas conoce de primera mano el terreno en el que se mueve. Esas 3000 Viviendas en las que los ciudadanos tienen que convivir día a día con la violencia y el crimen es capturada por el objetivo de su cámara con un cortante y seco realismo a pie de calle, mostrando la cara oculta de esa Sevilla que poco tiene que ver con el folclore propio de la capital andaluza adherido a pasos de semana santa, casetas de feria o señoritos adinerados. En Adiós sólo quedan el orgullo y los estrictos códigos de honor de clanes manteniendo una exigua tregua apunto de saltar por los aires, creando una atmósfera de continua amenaza que a un servidor no le es ajena por haber crecido, y seguir viviendo, en una ciudad en la que hechos como los mostrados en el film se suceden en algunas de las zonas más desfavorecidas donde el desamparo y la carestía sitúan la ilegalidad como uno de los pocos medios de supervivencia.




Si en Carne de Neón Cabezas demostró sobrada soltura para amalgamar secuencias de acción poderosas con un tono de comedia tierno y con corazón en Adiós hace lo propio, pero mejorando notablemente el resultado y en esta ocasión mezclando el tono de thriller policíaco y urbano con el drama. Mientras hace acto de presencia el enorme talento del sevillano para facturar pasajes en los que impera la violencia explícita no menos acertado es su medido y nada obvio retrato sobre el dolor y la pérdida dentro de un núcleo familiar. El in crescendo de intensidad dramática en el que se adentra Adiós en su último acto culmina con dos secuencias que están entre lo mejor visto en celuloide patrio este 2019 y son esa madre haciendo lo indecible por sus hijos, el clímax final en el edificio abandonado y el precioso epílogo que cierra la obra.




Hablar de Adiós es hacerlo de uno de los mejores y más compactos repartos que ha ofrecido el cine español en mucho tiempo. Hablar del reparto de Adiós es hacerlo del actor que lo encabeza y ese es Mario Casas. Todavía resuenan en este blog mis palabras de rechazo por esa aberración titulada 3 Metros Sobre el Cielo, película por la que siento un especial y genuino odio. Pero también dejé constancia en las reseñas de Grupo 7, Las Brujas de Zugarramurdi, Mi Gran Noche, El Bar o la citada Carne de Neón que el gallego es capaz de ofrecer trabajos meritorios alejados de los que le dieron popularidad. Casas ejecuta en Adiós el mejor papel de su carrera, una composición repleta de matices, fuerza y saber estar que eclosiona en el ya referenciado clímax final con algunos instantes que a un servidor le reconcilian definitivamente con el protagonista de La Mula o El Fotógrafo de Mauthausen.




A Mario Casas le da la réplica una de las mejores actrices jóvenes del momento, Natalia de Molina. Mi paisana de origen linarense acomete con las tablas de una veterana de la interpretación un papel difícil, sobre el que recaen las escenas de calado dramático más destacadas de Adiós con la doble ganadora del Goya brillando en todo momento. A los dos actores principales se suman secundarios como Vicente Romero o Mauricio Morales dentro de la familia Santos y Carlos Bardem, Sebastián Haro o Ruth Diaz como los policías que investigan el caso que da inicio a la trama, ofreciendo todos ellos una labor sobresaliente. Pero si hay un personaje que devora el encuadre cada vez que la cámara de Paco Cabezas repara en su presencia es Mona Martínez como María Santos, interpretando un papel desgarrador y fiero como arrancado de las páginas de Bodas de Sangre o La Casa de Bernarda Alba. Una hazaña lo de la actriz malagueña que corona un casting de lujo.




Adiós es la obra de madurez de un director que después de hacerse un nombre en el mundo del cortometraje, debutó en el largo con un producto humilde como Aparecidos que en cierta manera ya aventuraba un futuro internacional en el que se movería entre su país y esos Estados Unidos que le recibieron con los brazos abiertos después de que Ricky decidiera regalarle un prostíbulo a Pura, su madre ex convicta. Aunque dentro de poco volveremos a verlo en Hollywood en el nuevo spin off de Penny Dreadful, así como escribiendo y dirigiendo su nueva película, A Cat in a Box, un servidor sólo puede tener palabras de agradecimiento para Paco Cabezas por haber vuelto a su tierra, que es también la mía, para demostrar que el éxito y el haberse convertido en un artesano dentro del epicentro del cine a nivel mundial no le ha hecho olvidar de donde viene y las que serán siempre sus raíces.


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