miércoles, 29 de mayo de 2019

Hellboy 2: El Ejército Dorado



Título Original Hellboy: The Golden Army (2008)
Director Guillermo del Toro
Guión Guillermo del Toro y Mike Mignola, basado en los cómics de este último
Reparto Ron Perlman, Selma Blair, Doug Jones, Luke Goss, Anna Walton, Jeffrey Tambor, John Alexander, John Hurt, Roy Dotrice, Brian Steele, Montse Ribé





Para el que esto firma El Laberinto del Fauno sigue siendo la gran obra maestra de Guillermo del Toro. Aquel cuento de hadas localizado en la Guerra Civil española conseguía capturar de manera magistral y brillante todo el discurso de su autor aunando fantasía y realidad, tragedia y esperanza, con la ayuda de un reparto impresionante y un diseño de producción pocas veces visto en el celuloide patrio. El éxito de Pan’s Labyrinth fue descomunal y tanto el público como la crítica se rindieron a los pies de la triste historia de la pequeña Ofelia. Entre los incontables galardones internacionales conseguidos por el film destacan siete Goyas, tres Baftas y tres Oscars a mejor fotografía, maquillaje y dirección artística. Este triunfo dio carta blanca al mexicano para abordar su siguiente proyecto en el seno de Hollywood y el elegido fue la, ya en aquella época, muy esperada secuela de Hellboy que, como suele pasar con muchos de los trabajos del autor pobremente recibidos en taquilla, ya era considerada una pieza de culto dentro del subgénero que adapta el mundo del cómic a la pantalla grande. En esta ocasión los derechos de distribución los poseía Universal Pictures, pero la productoras principales seguían siendo Relativity Media, Lawrence Gordon Productions y Dark Horse Entertainment. Por ello el director de Pacific Rim pudo contar con, prácticamente, todos los colaboradores de la anterior entrega. Incluido un Mike Mignola que esta vez no sólo ejercería de co productor ejecutivo, sino también de co guionista junto al director.




Con Ron Perlman, Selma Blair, Doug Jones, Jeffrey Tambor y John Hurt, este último en una breve aparición, repitiendo en el cast, nuevas incorporaciones como Luke Goss o Anna Walton, fotografía a manos de Guillermo Navarro y Danny Elfman heredando la batuta de Marco Beltrami Hellboy 2: El Ejército Dorado llegó a las pantallas americanas el 11 de julio de 2009 y fue recibida con bastante entusiasmo por la prensa especializada. Un servidor siempre ha defendido que Batman (1989) era una película de Batman dirigida por Tim Burton y que en cambio Batman Vuelve (1991) fue una película de Tim Burton protagonizada por Batman. Esta reflexión es también aplicable a las dos entregas de Hellboy rodadas por Guillermo del Toro. Ya que mientras en la primera era el cineasta el que tenía que amoldarse al microcosmos ficcional en el que se adentraba, en esta segunda era el mismo Hellboy el que parecía tener que adaptarse a la imaginería propia del autor de Mimic. De esta manera Hellboy 2: El Ejército Dorado es muy diferente, en varios aspectos, a su predecesora y por desgracia su resultado se antoja inferior al de aquella.




Los fallos más flagrantes de Hellboy 2: El Ejército Dorado nacen, paradójicamemte, de sus mayores virtudes. Por un lado es un hecho que la unión de total libertad creativa y presupuesto de blockbuster jugó en contra del proyecto. Que Del Toro pudiera hacer y deshacer a su antojo acentuó como nunca en su filmografía la preponderancia de su inabarcable fuerza visual a un guión demasiado simplista y con una estructuralidad notoriamente irregular. Aunque desde un punto de vista estético la puesta en escena del realizador se antoja epatante casi todo queda reducido a un despliegue bestial en el diseño de producción, el vestuario, los efectos de maquillaje y el CGI, pero paupérrimamente sustentado en un libreto reducido al mínimo exponente y con una narrativa morosa y rudimentaria. En ese sentido esta secuela de Hellboy recuerda a Razas de Noche, la segunda incursión en el mundo del cine por parte del novelista británico Clive Barker (Hellraiser, Libros de Sangre) y adaptación de su propio libro, Cabal, que, en cualquiera de sus montajes, se saldaba como una galería de atractivos y elaborados monstruos sobrenaturales poblando un relato cuyos cimientos se mostraban endebles en demasía.




La otra gran carencia en cuanto a la escritura reside en la ausencia de un material de base en el que inspirarse para la construcción del guión. Hellboy 2: El Ejército Dorado no está basada, directamente, en ninguna historia en viñetas del personaje, ya que su argumento fue creado exclusivamente por Guillermo del Toro y Mike Mignola para la película. El problema aquí nace en que la personalidad avasalladora y el ego del guadalajarense fagocitan la autoría de Mignola, que es la que debería imperar en la producción para que esta funcione con precisión. Esto da como resultado, no sólo un Hellboy que se aleja demasiado del ilustrado en papel, sino también una pieza tan hija de su padre que podía haber sido protagonizada por cualquier otro personaje y no se hubiera producido en ella el más mínimo cambio. Debido a esta manera de proceder no es de extrañar que Mike Mignola acabara notablemente molesto con Del Toro por las diferencias creativas mutuas derivadas de las opuestas visiones que ambos tenían del protagonista y su microcosmos. Dando así inicio a un distanciamiento que les impidió volver a trabajar juntos en una tercera entrega de la saga o cualquier otro proyecto conjunto.




Si bien es cierto que el guión se revela disperso en su desarrollo en favor de la dirección de Guillermo del Toro también es justo mencionar que esta última es de una brillantez incuestionable. El responsable de La Forma del Agua es uno de los artesanos que más disfruta de su trabajo dentro del cine actual y en Hellboy 2: El Ejército Dorado eso es perceptible en todos y cada uno de los fotogramas que componen la obra. Desde un punto de vista visual a Del Toro se le nota mucho más dinámico con la cámara y mimetizado con la fotografía de Guillermo Navarro. En lo referido a los efectos especiales hay una entrega por completo a un artesanal uso del maquillaje y maravillosos animatrónicos, la mayoría de ellos concentrados en ese genial mercado troll, que nos recuerdan a las mejores épocas de Star Wars o la factoría de Jim Henson. Sólo en las dos secuencias dedicadas al Ejército Dorado, la animada inicial y la del clímax final, hay una mayor inclinación por el pixel llegando a saturar en cierta manera al espectador. Pero en líneas generales Del Toro se muestra impecable detrás de las cámaras, con una notoria herencia estilística de El Laberinto del Fauno y convirtiendo esta segunda parte de Hellboy en un delirio steampunk muy diferente al goticismo urbano de la primera.




A la hora de referirnos al reparto debemos volver a mencionar las carencias del guión. Hay una, no demasiado grave, pero sí notable descaracterización de varios personajes con respecto a sus perfiles establecidos en la primera película de 2004. El Hellboy de Ron Perlman es el que se mantiene más fiel a sí mismo destilando carisma y altanería, pero su relación con la Liz Sherman de una esforzada Selma Blair transita todos los tópicos, clichés y lugares comunes adscritos a las malas comedias románticas. Doug Jones se aferra a la dignidad en casi todo momento, recibiendo más protagonismo que en la primera película, hasta que llega la innecesaria, mal ejecutada y alargada secuencia de la borrachera con su hermano adoptivo, un pasaje totalmente fuera de lugar y de comicidad más que cuestionable. Jeffrey Tambor vuelve a lucirse como Tom Manning, Luke Goss ofrece rotundidad física y amenazante presencia al Príncipe Nuala, un villano prototípico sin demasido trasfondo, al igual que su hermana, Nuala, a la que da vida una excesivamente cándida Anna Walton. Los mejores secundarios del cast son John Hurt en su breve intervención en el flashback inicial y el trío formado John Alexander, James Dodd y Seth McFarlane, este último poniendo la voz, para dar vida a un desternillante Johann Krauss. Rol con pasajes hilarantes de los que únicamente sobra la secuencia de las taquillas del vestuario de un, nuevamente, humor más bien pobre.




Aunque contó con un 25% más de presupuesto que su antecesora Hellboy 2: El Ejército Dorado funcionó bastante mejor que aquella en cuanto a recaudación. Su presupuesto fue de 85 millones de dólares y consiguió recaudar más de 160 a lo largo y ancho del globo. Unos números no excesivos, pero suficientes para mantener viva la esperanza de una tercera parte que cerrara la trilogía iniciada en 2004. Por desgracia los desencuentros entre Guillemo del Toro y Mike Mignola, la implicación del primero en otros proyectos cinematográficos y la del segundo en su franquicia en viñetas, así como la reticencia de las productoras a financiar una nueva entrega de un saga no muy rentable convirtieron a esta segunda entrega en el final prematuro de la primera etapa en pantalla grande de Hellboy. Poco tiempo después de que Del Toro, Mignola y Ron Perlman oficializaran la imposibilidad de Hellboy 3 los propietarios de los derechos del personaje anunciaban un futuro e inminente reboot con equipos técnico y artístico nuevos con el que intentarían insuflar nueva vida a “Anung-Un-Rama” en el mundo del largometraje. De todo eso, y la polémica que acarrea el peculiar caso de su autocensura, hablaremos a continuación.




1 comentario:

  1. Crítica publicada originalmente en la web Zona Negativa.

    https://www.zonanegativa.com/hellboy-sympathy-for-the-devil/

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