lunes, 4 de marzo de 2013

Jackie Brown, el color del dinero



Título Original Jackie Brown (1997)
Director Quentin Tarantino
Guión Quentin Tarantino, basado en la novela de Elmore Leonard
Actores Pam Grier, Samuel L. Jackson, Robert De Niro, Robert Forster, Bridget Fonda, Michael Keaton, Michael Bowen, Chris Tucker, Lisa Gay Hamilton, Tommy 'Tiny' Lister, Sid Haig, Aimee Graham






Tras el rotundo éxito de crítica y público de Pulp Fiction en 1994, Quentin Tarantino estaba saboreando las mieles del éxito. Era el cineasta de moda, el adalid de la posmodernidad cinematográfica, el resucitador de actores olvidados, el profeta de la violencia explícita y el diálogo ingenioso, pero aunque participó como guionista y actor en films como Abierto Hasta el Amanecer de su amigo Robert Rodríguez y hasta en la dirección de un episodio de la serie Urgencias (E.R) tardó tres años en ponerse de nuevo detrás de las cámaras para llevar a cabo su tercer largometraje como director. La elección fue una adaptación de la novela Rum Punch, escrita por el norteamericano Elmore Leonard y el resultado se llamó Jackie Brown, que se estrenó en 1997.




Jackie Brown (Pam Grier) es una azafata de mediana edad que pasa dinero por la aduana para un mafioso llamado Ordell Robbie (Samuel L. Jackson). Un día en uno de sus viajes es interceptada por dos agentes de policía (Michael Keaton y Michael Bowen) que encuentran en su bolsa de viaje una considerable cantidad de dinero y cocaina. Los inspectores le proponen negociar con ellos para coger al verdadero pez gordo, su jefe. La decisión por parte de Jackie con respecto a traicionar o no a su superior, la aparición de un viejo colaborador de Ordell, Louis (Robert De Niro) que está siendo manipulado por Melanie (Bridet Fonda) una de las novias que mantiene el ya mencionado mafioso, la intervención de Max Cherry (Robert Forster), un fiador que se enamora de Jackie y la aparición de 500.000 dólares servirán como fichas de juego en un tablero en el que todos juegan con todos y nadie dice la verdad.




Cuando se estrenó Jackie Brown fue recibida con disparidad de opiniones por distintos sectores del público. Unos se encontraban decepcionados por no encontrar en ella una continuación de Pulp Fiction, un thriller mafioso frenético, violento y directo a la mandíbula. Otros se enamoraron de la película justo por ser mucho más contenida que los dos anteriores trabajos de Tarantino, por centrarse más en los personajes y el desarrollo argumental de la trama. La tercera vía (a la que se adscribe un servidor) pensaba que aunque era  diferente de lo rodado previamente por el cineasta de Knoxville no dejaba de ser un producto 100% nacido de su impronta, una criatura de su propiedad aunque, como bien comentaré más adelante, tomando como base una novela ajena y en parte el estilo del autor que la escribió.




Con su tercera película Quentin Tarantino saldaba una deuda con uno de los subgéneros cinematográficos con los que se crió, el blaxploitation. Esta ola de films norteamericanos tuvo su apogeo en los años 70 y se trataba de un tipo de cine hecho por y para negros (aunque uno de sus directores más célebres, Jack Hill, curiosamente era caucásico) en el que los mismos reivindicaban sus derechos como raza a golpe de pólvora y puñetazo. Films como Shaft, Coffy, del ya mencionado Hill, Mama Negra, Mama Blanca de Eddie Romero o la primigenia Sweet Sweetback's Baadasssss Song de Melvin Van Peebles fueron el estandarte de este movimiento que tuvo sus coqueteos con otros géneros alejados del noir y la acción, no hay más que ver divertidos subproductos como Blacula, de William Crain y su secuela.




Desde el estreno de su última película, Django Unchained, está naciendo entre la prensa especializada una idea sobre Tarantino que un servidor no comparte. Se ha llegado a mencionar que el director de Reservoir Dogs en ocasiones se ríe de los referentes cinematográficos a los que rinde tributo y hace mofa de ellos. Desde el punto de vista del que suscribe esto es incierto, que Tarantino quiera hacer la mejor película dentro de cada uno de los géneros en los que se embarca (el blaxploitation, el terror, las artes marciales, el western) no significa, ni mucho menos, que esté mirando por encima del hombro a esas producciones, sino que su ego como autor le incita a crear la mejor muestra de ese tipo de cine, pero más por amor a esas constantes cinematográficos que tanto idolatra que por ser condescendiente con ellas.




Por eso, sí, podemos decir que Jackie Brown es no sólo el mejor homenaje que se ha realizado en la historia del cine al blaxploitation, también la mejor obra nacida dentro de eso género, pero con varios matices. Más que nada porque aunque la tercera cinta de Tarantino se refleja en aquel movimiento cinematográfico también toma como base una novela noir de corte clásico ideada por Elmore Leonard. De modo que lo que tenemos es un mix que une constantes argumentales y estilísticas del cine exploit ideado por negros y referencias a obras de esos Franciso Ford Coppola o Martin Scorsese que tendieron en los 70 un puente entre el clasicismo y el nuevo cine americano, pero siempre sin olvidarnos de la ya mencionada Rum Punch en la que se basa el film.




Pam Grier, estandarte del cine blaxploitation de los 70 con obras como Foxy Brown (título al que se homenajea explícitamente con el de la obra que nos ocupa) o Coffy, es la protagonista de Jackie Brown y el film está ideado alrededor de su peso como actriz e icono generacional. Desde los soberbios títulos de crédito Tarantino ya está metiendo referencias a ese tipo de cine, presentando a su "musa" al estilo de los largometrajes que protagonizó en aquella época y envuelta en la canción Across the 110th Street, tema perteneciente a la película homónima. En el reparto se dejan ver secundarios que forjaron sus carreras en esos trabajos de serie B como Sid Haig (compañero de Grier en muchos de sus éxitos y actual actor fetiche de Rob Zombie) y en la banda sonora suenan impresionantes temas soul propios de la época y que acompañaban a aquellos largometrajes.




Pero Tarantino no se deja llevar por el exceso rocambolesco y la crudeza urbana de aquel género y prefiere medir milimétricamente su guión, utilizar un reparto de primera fila y rodar con un pulso y una contención impropia en su carrera como cineasta hasta ese momento. Porque al igual que la novela de Elmore Leonard en la que se basa, Jackie Brown es una obra de personajes, los mismo definen, desarrollan y finiquitan la historia que se nos está narrando, son expuestos en pantalla con un realismo palpable propio del Tarantino de aquella época y en los diálogos, interacciones personales de los protagonistas y sus rencillas o traiciones está lo mejor del tercer largometraje del guionista de Amor a Quemarropa (True Romance), en el que no importa tanto el final como el trayecto recorrido por las criaturas que pueblan la película.




La elección del reparto es, como siempre en Tarantino, ejemplar. Pam Grier es retratada por el director con reverencialidad y mucho respeto, se nota que es una de sus ídolos de adolescendia, consigue sacar lo mejor de ella y mostrarla como una mujer madura elegante (mucho se juega con la estética del personaje a lo largo del film adecuándose al estado de ánimo y las intenciones del rol) y con la suficiente personalidad como para enfrentarse (y manipular) a todo tipo de hombres que tratan de hacerle la existencia imposible. Algo parecido sucede con Robert Forster, actor forjado en la serie B (sobre todo de terror) durante los 60 y 70 y que aquí llena de sincera humanidad al Max Cherry al que da vida y que se enamora perdidamente de Jackie, formando ambos una historia de amor con ecos de segundas oportunidades y vivencias desperdiciadas que son lo mejor de la velada.




Robert De Niro interpreta a Louis Gara, un ex convicto que ha pasado 4 años en prisión y que a sus 50 pasados debe intentar volver al mundo real y servir como funcional gangster en una California en la que se siento desubicado. Este fue uno de los últimos grandes papeles del protagonista de Casino antes de caer en decadencia y como siempre en sus trabajos de calidad el italoamericano engrandece el personaje escrito en papel por medio de detalles, gestos, miradas perdidas o actos que le da mucha más entidad a su criatura que la que tiene inicialmente en el guión y que se va acentuando y recrudeciendo a lo largo del metraje. Aunque sus mejores momentos en pantalla los tiene con Melanie, el rol de una inspiradísima y sexy Bridget Fonda, una fumada (enorme su mirada colocada con los ojos abiertos como platos cuando habla con Louis de timar Ordell Robbie) chica surfer que vive de los hombres y que le incita continuamente a engañar a su jefe, interpretado por Samuel L. Jackson.




Finalmente con el rol de Samuel L. Jackson hablamos del, con diferencia, mejor personaje de Jackie Brown. El Ordell Robbie al que da vida el actor de Fiebre Salvaje (Jungle Fever) podría ser visto como una evolución del Jules Winfield de Pulp Fiction, como si aquel matón de encargo hubiera subido escalafones dentro del submundo del hampa para convertirse en un chulo traficante de armas que sabe controlar a todos sus subordinados y que no duda en atajar de raíz los problemas (en forma de colaboradores o competencia) que les puedan causar otras personas. La naturalidad, la altanería, la elegancia y la amenazante cercanía con la que el actor de Django Unchained teje su personaje confirma lo que todos sabemos, que es uno de los mejores intérpretes de su generación (llega a comerse con patatas en un par de ocasiones al mismo De Niro) y que nadie recita con más convicción y profesionalidad los diálogos de Tarantino.




Entre los secundarios tenemos a un acertado Michael Keaton como Ray Nicolette, agente de la ATF (personaje que el mismo protagonista de Bitelchus repetiría en la muy rescatable Out of Shigt de Steven Soderbergh, cinta también basada en un libro de Elmore Leonard), que entraría poco después en una época de barbecho profesional de la que parece que saldrá con todas las letras haciendo de villano en el remake de Robocop que prepara el carioca Jose Padilha, y un convincente Michael Bowen como Mark Dargus, compañero de Nicollette, actor que repetiría posteriormente con Tarantino en Kill Bill, como el enfermero que abusaba del personaje de Una Thurman cuando estaba en coma. También aparecen en intervenciones breves un Chris Tucker menos abofeteable de lo normal (aunque su estridente voz sigue quemando tímpanos) el ya mencionado Sid Haig como el juez que firma la sentencia de Jackie Brown y Tommy "Tiny" Lister (El Caballero Oscuro) como Winston, el ayudante de Max Cherry.




Jackie Brown posiblemente contenga el guión más sólido de la carrera de su creador, en él se aúnan las dotes de narrador virtuoso del director, la sólida maestría como novelista de Leonard y en un momento dado ambos autores se fusionan cuando los hechos del intercambio del dinero se nos muestran desde tres puntos de vista distintos, ya que en dicho pasaje se ve el clásico estilo del control de las set pieces y el tempo narrativo deconstruido de Tarantino, pero paradójicamente el mismo viene de la novela original del autor de Touch o 3:10 to Yuma, de modo que este acierto argumental pertenece al 50% a cada uno de ellos. El director de Death Proof se toma su tiempo para contar su historia, ya que al igual que el David Simon de la serie The Wire no le importa demasiado el espectador medio a la hora de dar forma a su largometraje y gracias a ello perfila personajes inolvidables y momentos que se encuentran entre los de más hondura dentro de la filmografía de su autor.




Tarantino realiza un trabajo magistral en la dirección, se nota que en 1997 y tras el éxito de Pulp Fiction estaba mucho más seguro de su conocimiento del lenguaje cinematográfico. Dentro del apartado técnico en Jackie Brown pueden encontrarse situaciones que están entre lo mejor de su carrera. La conversación sobre armas de fuego de Ordell y Louis mientras ven el vídeo de Chicks Who Love Guns, cuando Nicolette y Dargus interceptan e interrogan a Jackie, todo el pasaje de Beaumont con plano secuencia en grúa incluido que homenajea tanto al Orson Welles de Sed de Mal (Touch of Evil) como al Sergio Leone de Hasta que Llegó su Hora (Once Upon a Time in the West), el uso del split screen depalmiano en la secuencia en la que Ordell vista a Jackie en su casa y sobre todo la última conversación de los personajes de De Niro y Jackson en la furgoneta, que es una escena para estudiar en las escuelas de cine por su contención, in crescendo de la tensión, trabajo actoral, montaje y colocación de cámara. El momento en el que Ordell cierra los ojos para pensar cual va a ser su próximo movimiento mientras Tarantino acerca la cámara a su rostro es uno de esos momentos de oro en celuloide que justifican que el cineasta esté encantado de conocerse.




Aunque en su momento dejó descolocado a más de un espectador y sobre todo a varios de los fans de Tarantino, Jackie Brown está ganando con el tiempo el lugar que merece en la filmografía de su autor. La de un film que es 100% tarantiniano, conteniendo en su interior todas las resoluciones formales y narrativas de su creador, pero que por primera vez adaptaba con mucho acierto material ajeno, e esta ocasión de corte literario. Supuso su primer homenaje al movimiento blaxploitation (el segundo fue Django Desencadenado) y uno de los trabajos más sólidos de una década de los 90 llena de films de género espídicos, duros y desatados a los que, como obra superior a ellos, podía mira por encima del hombro sin despeinarse un sólo pelo de su melena afro. 




La tercera cinta de Tarantino supuso un punto de inflexión en su carrera, ya que su discurso se hiperbolizaría y exageraría (o evolucionaría, según quien lo diga) con su siguiente trabajo, el sobresaliente díptico Kill Bill. A partir del film protagonizado por Uma Thurman otro director aparecería ante nosotros, más dado al esteticismo, a la violencia desatada y a los personajes, sí, carismáticos, inolvidables, pero menos cercanos y realistas (un Ordell Robbie podría exisitir en la realidad, una O-Ren Ishii más dificilmente). No me quejo del Tarantino de Inglorious Basterds o Dajngo Unchained, es más, lo adoro, pero me quedo con el de sus tres primeros films. Aquel que me descubrió el séptimo arte y que me incitó a comprarme Jackie Brown en VHS allá por 1998 y verla cientos de veces mientras el resto del mundo hacía lo propio con Titanic de James Cameron. No cambiaría aquella época y esas experiencias por nada del mundo, bueno, sólo por medio millón de dólares en una bolsa de supermercado.


3 comentarios:

  1. Tras sus 2 excelentes primeras obras, esta 3ª supuso para mí una ligera decepción, sin embargo, con Tarantino siempre me pasa lo mismo y es que sus películas me gustan más cada vez que las veo, Jackie Brown sólo la he visto entera una vez así que me la apunto para revisionar a ver si me pasa lo mismo que con las otras.

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  2. peliculón!
    yo soy de los que, al estreno, se llevó una pequeña/gran decepción con esta peli (el giro de volante que se marcó tarantino con jb creo que nos pilló a casi todos con el pié cambiado), sin embargo, jackie brown es una película que gana con cada revisión (y han sido muchas) y todo lo que al principio me parecieron defectos ahora me parecen virtudes.
    la más contenida de todas sus cintas pero, como dices, una peli 100% tarantino.
    de lo mejorcito que ha hecho qt (alberto, no lo dudes y revísala).
    pd1: enorme robert foster, se come al resto del reparto con patatas (y eso, en una peli como ésta, es mucho decir).
    pd2: y la banda sonora, espectacular
    http://www.youtube.com/watch?v=lOvfctgwnug

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  3. Haced caso a Drummer, es una película magnífica que merece ser revalorizada y que gana mucho con los revisionados, un Tarantino que se perdió con el tiempo pero que a mí al menos me trae muy buenos recuerdos.

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