sábado, 27 de agosto de 2011

Trust, childhood's end




Título Original Trust (2010)
Director David Schwimmer
Guión Andy Bellin y Robert Festinger
Actores Clive Owen, Catherine Keener, Jason Clarke, Liana Liberato, Viola Davis, Brandon Molale, Noah Emmerich




Segunda incursión cinematográfica (tercera si contamos la simpática y bastante ácida tv movie, Desde Que Os Fuísteis) como director del actor David Schwimmer, el entrañable paleontólogo Ross Geller de Friends. Si bien para su ópera prima detrás de las cámaras nuestro hombre eligió la comedia, con Corredor de Fondo (Run, Fatboy, Run) protagonizada por el británico Simon Pegg, para su siguiente proyecto ha decidido probar suerte con el género dramático.




Trust trata de como una chica estadounidense de 14 años que vive en un hogar idílico, con la familia perfecta, empieza a mantener relación vía internet con un muchacho desconocido que finalmente resulta ser un pederasta que abusa de ella cuando ambos deciden conocerse en persona. Cuando el espectador lee este argumento o ve el trailer no puede evitar pensar que se va a enfrentar a un telefilm noerteamericano vespertino de medio pelo moralista y maniqueo de los de toda la vida. Por suerte Trust no es uno de esos casos.




La segunda cinta como realizador del actor de Verano de Corrupción (Apt Pupil) es un excelente drama, una película de personajes que trata de eludir en la medida de lo posible los tópicos sobre los films que tratan el espinoso tema de la pedofilia. Sin una crudeza como la de Todd Solondz, pero de manera bastante comprometida y sin efectismo o afán sensacionalista alguno, David Schwimmer deposita sobre su excelente reparto y los personajes a los que dan vida todo el peso del proyecto. Por suerte el guión de Andy Bellin y Robert Festinger ayuda también a que el largometraje esquive los clichés habituales en este tipo producciones.




Hay varios aciertos en la escritura y planteamientos de Trust. Para empezar la presencia del Charlie, el abusador de menores, no es amenazante de manera física, es la de un hombre aparentementa amable y educado que esconde a un embaucador experto en manipular las moldeables mentes de chicas adolescentes. Ni siquiera en la escena sexual (narrada casi en off y con aséptica elegancia) se muestra violento o cruel físicamente. Después de este pasaje el personaje desaparece del film pero su presencia torna en ubicua, posicionándose como una sombra que sobrevuela toda la historia central del film.




Otro acierto es que tras el suceso, el guión se centra más en como tal hecho desestructura ese núcleo familiar aparentemente perfecto enfocándose sobre todo en la reacción psicológica de los padres ante tal tragedia. Unos progenitores que deben enfrentarse a una situación de brutal impotencia, como el hecho de que su propia hija se encapriche de manera visceral por su agresor y que trate de defenderlo y encubrirlo por el simple hecho de que la pobre chica ha confundido perversión con amor verdadero. Tal decisión por parte de la niña crea una barrera de incomunicación entre los progenitores y ella misma, sintiendo un especial rechazo por su padre.




El reparto por suerte está a la altura. La jovencísima actriz Liana Liberato, con sólo 15 años, consigue transimtir los cambiantes y dramáticos estados por los que pasa su ambiguo personaje, sabe canalizar los sentimientos y se hace con la película sobre todo después de la agresión, cuando su personaje fluye y se desarrolla. Por otro lado, mejor aún están los padres, unos magníficos y entregados Clive Owen (posiblemente en el mejor papel de su carrera) y Catherine Keener, tan sencilla y cercana como siempre.




El tour de force que construyen los dos intérpretes es lo mejor del film y a pesar de que el papel de ella no está tan perfilado como el de él, ambos muestran una profesionalidad incuestionable en escenas poderosas como en la que leen las transcripciones de las conversaciones de Annie con su agresor, la conversación de Will con la psiquiatra o su arrebato violento durante el partido de voleibol que acentúa y clarifica el estado de obsesión al que ha llegado por culpa del trágico hecho vivido por su hija y que está derrumbando las bases que sustentan su (hasta ese momento intocable) institución familiar.




Cuando llegamos al final de Trust sus autores no nos ofrecen soluciones, respuestas o nos regalan un happy ending con esos típicos letreros de los que abusan los films basados en hechos reales en los que nos ofrecen estadísitcas sobre cuantos casos de abusos a menores se producen a a lo largo del año en Estados Unidos. Al contrario Schwimmer nos muestra una conversación sincera y contenida que con un poco de suerte puede ser el primer paso de una larga y dura recuperación, para más tarde durante los créditos finales darnos un magistral golpe de gracia en forma de vídeo casero en el que descubrimos la más cruda realidad. Los monstruos no existen, están dentro de nosotros mismos.


4 comentarios:

  1. Solo pude aguantar veinte minutos... Y no por que la peli sea mala, pues me estaba encantando, sino por que con una simple foto donde se muestre él y un folio escrito con algo que te has inventado en ese momento, o mejor aun, escrito en alguna parte de su cuerpo, como el antebrazo o la mano por ejemplo, no puede ser tan difícil de pensar(yo lo he exigido, mismamente, y contra más dudas, quejas o más tiempo se tomen en hacerlo, es que más están intentando hacer trampas)

    Es lo primero que deberían decir los padres a sus hijas cuando las dejan con internet, que tengan bien claro quien esta al del otro lado... Y hay mil formas de hacerlo, muchas más de las que crees posible a simple vista

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  2. Estoy de acuerdo con lo que dices para comprobar la veracidad de las fotos que te mandan y así saber si te engañan o no. pero la película debe mostrar al personaje como una adolescente que se cree a pies juntillas lo que le dice ese supuesto chico ideal que le habla por chat y también que ella no descubra que él la engaña es lo que hace que la historia desemboque en el abuso sexual que da pie a todo el desarrollo de la película, ya que sin ese hecho no habría relato que contar, vamos, que es una excusa narrativa.

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  3. Excusa narrativa real como la vida misma, por desgracia... Pero es realmente sencillo comprobar que no te engañan, o al menos, ponerle una serie de trampas para las que tienes que ser un autentico genio informático para burlarlas.

    Básicamente, cuando dicen ¿es que no te fías de mi? es cuando sabes que te están mintiendo por todos lados...

    En fin, no es que el padre o la madre se tengan que meter en la vida de sus hijos, es que tienen que decirles lo que hay, y no pensar en el típico ¿Como ha podido ocurrirnos esto a nosotros? Para entonces la familia me importaba poco o nada (y la chica menos, conozco chicas de 14 años mucho más espabiladas), así que ver como se destruyen carecía de sentido

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  4. Lo de los Padres es cierto (la película de manera inteligente no condena el uso de internet), pero no sé si te acuerdas de que al inicio de la película cuando le regalan el portatil (o laptop) los padres (sobre todo el progenitor) dejan entrever que de ordenadores e internet entienden poco, de ahí que no puedan explicarle a sus hijos que deben hacer en casos como el de un acosador.

    Además hay casos de familias en las que las figuras paternas no saben nada de informática. Yo mismamente soy el que tiene que decirle a mi madre que debe y no debe hacer en la red y donde debe y no debe meterse.

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