lunes, 1 de noviembre de 2010

Posesión Infernal, within the woods


Título Original: The Evil Dead (1981)
Director: Sam Raimi
Guión: Sam Raimi
Actores: Bruce Campbell, Ellen Sandweiss, Betsy Baker, Hal Delrich, Sarah York





Corría el año 1981 y un director primerizo de 22 años llamado Sam Raimi debutaba en la dirección de largometrajes tras haber realizado varios cortos en Super 8. El film, de manera atípica, se estrenó a la vez en cine y vídeo casero. El éxito fue rotundo, sobre todo en el formato doméstico, pero la cinta causó una bestial polémica por su alto contenido violento y sangriento que la adscribía indudablemente en el subgénero gore americano. Llegando a ser vetada en muchas salas y videoclubs, incluso demandada en Reino Unido, país al que tuvo que desplazarse el mismo director para declarar en un juicio que se llevó acabo contra su largometraje que encabezaba la inefable lista Video Nasties, en la que se aglutinaban las películas más supuestamente desagradables de la épóca.




Hablo como es lógico de Posesión Infernal (The Evil Dead). La ópera prima de Sam Raimi es conocida hoy, de justa manera, como una obra de culto dentro del cine gore en particular y en el de terror en general. Un producto que sirve como claro ejemplo de que por muy escueto que sea el presupuesto de un largometraje, si sus autores tienen inventiva e imaginación el resultado puede ser sorprendentemente sólido y rompedor. Ya que el proyecto se rodó con medios irrisorios, actores no profesionales, localizaciones prestadas y un equipo técnico que no tenía experiencia más allá de haber rodado algún trabajo amateur.




La trama es sencilla. Cinco amigos se dirigen a una casa abandonada en el bosque a pasar una noche agradable y allí encontrarán un extraño libro, el Necronomicon o Libro de los Muertos, en clara alusión al escritor norteamericano H.P. Lovecraft, y un magnetófono que liberará a los demonios ocultos en aquellos bosques. El argumento está mil veces visto y no nos cuenta nada que no nos hubieran narrado previamente y de manera parecida autores italianos como Mario Bava, Lucio Fulci, Dario Argento o Umberto Lenzi. Es más, Raimi bebe un poco de todos ellos y de Tobe Hooper, por supuesto. Pero el poso de originalidad se encuentra en la amalgama perfecta entre terror puro y un humor de corte negrísimo que de tan exagerado hace al espectador prorumpir en nerviosa carcajada.




Sam Raimi convierte en aliado el handycap que supone el paupérrimo diseño de producción del proyecto, haciendo un uso maniático y esquizofrénico del montaje, la iluminación y sobre todo la cámara. Utilizando todo tipo de tomas y angulaciones con el fin de dar un tono de locura y endemoniada bestialidad al conjunto, que si bien no es del todo necesario, queda perfectamente ensamblado en la escueta, pero desbarrada, puesta en escena de la obra. Dicho look visual se acentuaría en la secuela, Terroríficamente Muertos (The Evil Dead II), llegando incluso en ocasiones al slapstick, pero eso se comentará en otro momento y otra entrada, cuando hable del resto de la trilogía.




El argumento es un fino hilo que se sustenta a duras penas en las muy trabajadas, artesanales y deliciosamente repulsivas escenas gore (de las que incitan a la repulsión, no a la risa) y en el devenir de desgracias que experimentan los personajes. Interpretados estos por actores mediocres el líneas generales, aunque todos ellos devorados por ese grande entre los grandes, que aquí sólo empezaba a labrar su mítica carrera dentro del cine de terror, Bruce Campbell, metiéndose por primera vez en la piel de Ashley J. Williams. El protagonista total de esta trilogía que se convertiría con el tiempo en todo un icono del cine de serie B y a la que el interprete volvería una y otra vez tanto en la pantalla grande como en la pequeña.




Posesión Infernal (Evil Dead), la primera entrega de la saga al menos, se consolidó como una cinta maldita a la que, por poner un ejemplo, en España era muy difícil acceder hasta que no se editó la edición en dvd al reestrenarse la obra en cines allá por el hoy lejano año 2002. Un producto que en su origen hizo correr ríos de tinta por la supuesta demencia y crueldad desatada de sus autores, cuando la obra no es nada más y nada menos que una cinta de terror con toques de humor negro, que reincide en situaciones exageradas haciendo una oda al acto de desmembrar a familiares o allegados y a apalear indiscriminadamente a endemoniados con preocupantes e indiscriminados instintos homicidas.




Después vinieron dos secuelas. La primera, que ya he mencionado previamente, era más un remake que una segunda parte, más blanda, pero también más paródica y divertida y una tercera parte, El Ejército de las Tinieblas (The Evil Dead III: Army of Darkness), que abandonada definitivamente el terror y el gore, adentrándose en el cine de aventuras medievales, con referencias al gran Ray Harrihausen. Más tarde llegaron un remake, una serie de televisión, juguetes, videojuegos, cómics, plagios, parodias y un musical. Pero todo empezó con la cinta que aquí comento, largometraje que dejó como obra su huella en las piezas de autores tan dispares como Eli Roth, Jaume Blagueró, Drew Goddard y Paco Plaza o Lars Von Trier y en el recuerdo de millones de aficionados a este subgénero, como el que esto suscribe.


9 comentarios:

  1. Ahora diras que es casualidad haber publicado este articulo en estos momentos.......


    (por ciero,buen articulo por tu parte pero de un mal director)

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  2. La película la vi la noche de Halloweeen, como muchas otras que también vi aquel día y de las que iré poniendo entradas (La Noche Halloween, Sleepy Hollow, La Matanza de Texas III), te tengo aprecio, pero mi vida aún no gira sobre tus entrañables comentarios, pero oye, todo se andará.

    Para mí no es un mal director, sólo por esta trilogía, Darkman, los dos primeros Spiderman y Un Plan Sencillo tiene el cielo ganado.

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  3. No se olvide de Drag Me to Hell.

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  4. Sí señor, es genial que un tipo ya metido en la cadena de montaje hollywoodiense se saliera por la tangente con la poca vergüenza de hacer un desbarre como Arrástrame al Infierno, qué risas en el cine. Le dediqué una entrada en su momento. Fue una maravillosa vuelta a sus raíces por parte de Raimi.

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  5. todo se andará....


    La verdad es que aqui poco tengo que aportar,creo que el genero de terror es el que menos me gusta.

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  6. Es porque ahora me ha dado la vena con este tipo de cine, pero hablo de todo tipo de películas, me tira mucho el terror pero me gustan muchos géneros y por cierto, ya va siendo hora de que comentar algunaa erótica, que tengo el cine de tetas muy abandonado.

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  7. El cine erotico murio tio,lo mató internet y los videos gratis de teens amateur.

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  8. Ahí le has dao, pero yo creo que es el porno el que ha perdido la esencia por culpa internet. Yo el que degusto con más asiduidad (cinematográficamente hablando) es el erótico, vamos, el que no tiene, normalmente, sexo explícito.

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  9. El porno en sí nunca fue nada sugerente,pero claro,en el pais de los tuertos el ciego....En el momento que una pareja se graba y lo cuelga ya no tienen nada que hacer esas grandes producciones con porn-star rubias y siliconadas.



    Y si me disculpa voy a leer tu reseña de la historia interminable, snif snif.

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