martes, 8 de septiembre de 2015

Un Día Perfecto



Título Original A Perfect Day (2015)
Director Fernando León de Aranoa
Guión Fernando León de Aranoa, basado en la novela de Paula Frías
Actores Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry, Fedja Stukan, Eldar Residovic, Sergi López




Desde que debutara en 1996 con su ópera prima, Familia, Fernando León de Aranoa se ha convertido en uno de los directores insignia del nuevo cine de corte social que se realiza en España. Con un discurso deudor de Ken Loach y el añadido de una visión comercial y un humor cercano con el que acceder al más amplio número de espectadores posibles, films como la inolvidable Barrio o la soberbia Los Lunes al Sol mostraban a un cineasta comprometido, de historias tan mínimas como cercanas y sinceras. Tras el enorme éxito que supuso el ya mencionado film protagonizado por unos pletóricos Javier Bardem, Luis Tosar, José Ángel Egido o Nieve de Medina entre otros el cineasta volvió a recibir notable reconocimiento con Princesas, su personal visión del mundo de la prostitución en España para después alejarse un poco de la primera línea de fuego rodando y estrenando sin mucha repercusión Amador, film en el que abordaba el tema de la inmigración en nuestro país.




Cinco años de silencio después León de Aranoa debuta en el mercado internacional con su primera obra rodada íntegramente en inglés, esta Un Día Perfecto que adapta la novela Dejarse Llover de Paula Frías con un reparto de actores americanos y europeos encabezado por dos pesos pesados de Hollywood como son el guionista, productor, director y actor Tim Robbins y el intérprete portorriqueño Benicio del Toro, ambos ganadores del Oscar al Mejor Actor Secundario por Mistyc River de Clint Eastwood y Traffic de Steven Soderbergh respectivamente. A ambos les cubren la espaldas la ucraniana Olga Kurylenko (Oblivion, To the Wonder) la francesa Melanie Thierry (Babylon A.D, The Zero Theorem) los bosnios Fedja Stukan y Eldar Residovic o ya en un breve papel el español Sergi López (El Monje, El Laberinto del Fauno) que cierra el magnífico plantel de actores.




Cambiando su estilo y puesta en escena, pero siendo el mismo en el fondo, Fernando León de Aranoa se adhiere con esta concatenación de aventuras y desventuras de un grupo de cooperantes buscando una cuerda para sacar un cadáver del interior del pozo en plena zona de conflicto durante la guerra de los Balcanes a aquellas sátiras antibélicas norteamericanas como MASH de Robert Altman (con posterior y longevo salto al tubo catódico un año después) Trampa 22 de Mike Nichols o la más reciente (y nunca suficientemente reivincada por cabrona y ácida) Buffalo Soldiers de Gregor Jordan. Evidentemente A Perfect Day no tiene la fuerte carga de ironía de las dos primeras obras mencionadas, ni la de veneno letal de la tercera, pero contiene en su haber una hábil basculación entre comedia y drama para poner en entredicho todos los conflictos bélicos en general y el yugoslavo en particular sin adoctrinar o desagradar al espectador que se enfrente con la obra.




Fernando León es un narrador dotado e inteligente conocedor de los resortes del drama y eso se deja notar en su último trabajo. La guerra está siempre presente en Un Día Perfecto, aunque no se realice un sólo disparo o lance bomba alguna en cada porción de tierra, en cada mirada de desconfianza, en cada rostro agrietado por la hambruna y las condiciones de vida infrahumanas aquellos días de ruído y furia sobrevuelan todo el metraje de la cinta. Por suerte aquellos momentos de desarraigo y pobreza económica y moral son alternados con pasajes cómicos que tienen su origen en situaciones que se sustentan en más bien poca gracia, pero siempre abordadas con un delicioso humor negro, nunca ofensivo o escatológico, aderezado con una ironía que arranca en más de una ocasión la risa nerviosa en una platea que recibe muchos de los entuertos desfacidos por los protagonistas como surrealistas o del todo imposibles.




Si nos fijamos en los personajes y los roles que cada uno de ellos representan podremos ver de manera cristalina el sello del director del documental Caminantes, porque después de todo y si no tenemos en cuenta su contexto espaciotemporal Un Día Perfecto no deja de ser una versión de Los Lunes al Sol localizada en la Guerra de los Balcanes. De hecho el B al que da vida un entrañable y alocado Tim Robbins se aleja poco del Santa de Javier Bardem en aquella producción de 2002, el Mambrú de Benicio del Toro tiene más de un detalle en común con el melancólico Jose de Luis Tosar, aquel ingenuo Lino de José Ángel Egido es el reflejo de la comprometida y apasionada Sophie de Melanie Tierry, el impertiente Reina de Enrique Villén da el relevo a la Katya de Olga Kurylenko (el único personaje indebidamente desdibujado y estereotipado de la obra que nos ocupa, aunque la ucraniana se enfunda con convicción su criatura) incluso la labor de los autóctonos Fedja Stukan y Eldar Residovic son la réplica de la de Serge Riaboukine y Aida Folch, realizando con todo esto el madrileño casi un remake europeo de obra más celebrada.




Aunque al contar con un presupuesto más amplio y un reparto de actores curtidos en mil batallas el cineasta apela a una puesta en escena más elaborada en el apartado técnico en busca de una comercialidad visual y formal (y hasta musical, con esa tan criticada banda sonora que a un servidor ha encantado por estar repleta de temazos de Marilyn Manson, Lou Reed, Peter Seeger o Ramones) que busca la complicidad del mercado internacional, la mirada crítica, la visión desencantada con nuestra sociedad (esta vez la mayoría de los dardos van directos a las Naciones Unidas y sus intereses territoriales que normalmente tienen poco de altruistas, humanitarios o caritativos) y una reivindicanción de los humildes o perdedores natos a los que siempre retrata como luchadores que salen adelante más por cabezonería que por verdaderas aptitudes para batallar como guerreros en esta estupidez unas veces maravillosa y otras terrible llamada vida.




El madrileño se saca de la manga en el metraje algunas secuencias que se quedan grabadas en la retina como esa puerta lateral que descubre un secreto a voces mientras el personaje de Mambrú hace lo imposible porque el de Sophie no descubra tan dramática revelación, la llegada de los Cascos Azules para joderlo todo en el peor momento cuando estaba todo el trabajo hecho, las situaciones "vaca/mina" (Robbins y Tierry comparten pocos momentos en solitario en el film, pero la química se hace notar considerablemente entre los dos), la situación de la cuerda de la bandera del puesto de guardia, esa noche llena de confesiones a la luz de los faros del todoterreno, el arrebato de furia del protagonista de Benicio del Toro con los chavales por el tema del balón o esa lluvia en el epílogo que finalmente "hace justicia" y nos deja con una agradable sensación de melancólico buen rollo cuando la pantalla funde a negro por última vez.




Un producto tan competente, agradable dentro de lo terrible que relata con elegancia y un uso pletórico del fuera de campo, humilde o formalmente sencillo como Un Día Perfecto se ha estrenado en nuestro país en el momento ideal. Ahora que muchos de nosotros miramos para otro lado cuando refugiados sirios buscan amparo en otros países de Europa, entre ellos el nuestro, porque la muerte es lo único que les espera en su tierra natal una obra como la de Fernando León de Aranoa es casi de visionado obligado para personas de todas las edades y con ello veamos como en tan poco tiempo se puede repetir la historia si no se tiene memoria o cómo los países desarrollados no sólo no hacen nada por solucionar conflictos como estos sino que se aprovechan de ellos, y las desgracias de los que los sufren, para su propio beneficio territorial o económico.




Mientras tanto, aquí en nuestra querida España al menos, ya se ocupan los medios de comunicación partidistas comprados a golpe de talonario y expertos en la manipulación informativa de masas en vendernos que el enemigo es de piel oscura, viaja en patera y cruza el estrecho para "robarnos los que es nuestro" cuando todos sabemos que los que llevan años expoliándonos son de un estrato social y económico considerablemente más alto que el de estos pobres nómadas que no saben si llegaran con vida al día de mañana, "Tienes que elegir, ¿la bandera o el agua?" sentencia con acierto mayúsculo el personaje B interpretado por Tim Robbins en un pasaje de Un Día Perfecto y yo no puedo estar más de acuerdo con lo que con ello quieren afirmar, condensar y simbolizar Paula Frías y Fernando León de Aranoa como narradores de historias.


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