domingo, 30 de junio de 2013

Aquiles y la Tortuga, paint it black



Título Original Achilles to Kame (2008)
Director Takeshi Kitano
Guión Takeshi Kitano
Actores Beat Takeshi, Kanako Higuchi, Yurei Yanagi, Kumiko Aso, Akira Nakao, Reo Yoshioka, Susumu Terajima, Nao Omori, Yûrei Yanagi






Durante la década pasada y tras su mayor éxito de público, Zatoichi, el director, guionista, actor, humorista, presentador y showman Takeshi Kitano decidió dejar un poco de lado su cine policíaco sobre la yakuza japonesa para adentrarse por medio de la metaficción y los juegos de espejos en el mundo de la creación. Con la felliniana Takeshis' dio el primera paso, diseccionando su propia fama como figura pública y profesional ofreciendo un producto atípico pero coherente con su naturaleza entomológica. Dos años después dio un paso más allá adentrándose aún más en la autobiografía con la irregular Glory to the Filmmaker donde ya analizaba su propia obra como cineasta de manera tan autocrítica como descacharrante en la primera mitad pero adentrándose en derroteros demasiado surrealitas y cómicamente fallidos en la segunda.




Siguiendo esta senda abierta con los ya mencionados films pero abordando un tema distinto Kitano vuelve a hablar de sí mismo pero esta vez de una de sus facetas más desconocidas, la de pintor frustrado. El director de Violent Cop u Outrage ha sido desde su niñez un ferviente admirador de las artes pictóricas, pero sus dotes para la pintura son más bien escasas. Aunque nunca ha dejado de dedicarse a un mundo que incluso ama más que el catódico o el cinematográfico, es más, en la que sigue siendo su obra maestra como cineasta y para el que suscribe su mejor film, Hana-Bi: Flores de Fuego, cuadros salidos de su mano cobraban capital importancia en la trama central del largometraje. De modo que no era descabellado que algún día el nipón rindiera tributo a esta rama artística.




Machisu Kuramuchi lleva pintando desde que era un niño, pero el éxito nunca le ha llegado porque si bien su pasión por el arte de crear no tiene límites sus dotes como pintor no son las adecuadas para recibir el reconocimiento que busca desde su más tierna infancia. Pero ello nunca ha sido un obstáculo para Machisu, al que seguiremos a lo largo de toda su vida como pintor frustrado luchando contra familiares, marchantes aprovechados, profesores bohemios con ínfulas de genios o compañeros de estudio que llevan hasta límites insospechados su afán por el arte. Ya en su madurez nuestro protagonista encontrará complicidad en su mujer Sachiko que hará lo indecible para que su marido cumpla un sueño inalcanzable.




Aquiles y la Tortuga tiene varias lecturas como obra cinematográfica. La primera sería afirmar que es una carta de amor por parte de Takeshi Kitano al mundo de la pintura, pero en ese sentido más bien lo sería para los creadores, aquellas personas que dedican toda su vida al arte. Pero si miramos el cuadro desde lejos (el símil es adecuado, no lo neguéis) la antepenúltima cinta del director de Dolls es una oda universal a luchar por los sueños por muy inalcanzables que puedan llegar a ser. Pero hay una reflexión que va más allá, por que si bien el cineasta a pela a recurrir a la perseverancia, la paciencia y hasta la tozudez para llegar a metas determinadas su mensaje final es vitalista y positivo con respecto a las relaciones personales entre individuos más allá del tema central del film.




Hay a lo largo del metraje un cariño desmesurado no sólo por la pintura como concepto o por autores como los impresionistas franceses o las técnicas de expresionistas abstractos como el norteamericano Jackson Pollock o los trazos totémicos de su compatriota Jean-Michel Basquiat, también se aborda con una delectación de profundo lirismo los momentos en los que los artistas experimentan con las distintas maneras de crear arte por medio de lienzos, pinceles, utensilios o vehículos de todo tipo. Esta recurso visual (glorioso el plano cenital con el bate de beisbol destrozando los globos llenos de pintura) le sirven a Kitano para marcar una poética puesta en escena llena de planos de un acabado lógicamente pictórico que están dentro del cine más bello jamás rodado por el director de A Scene at the Sea.




Pero donde Aquiles y la Tortuga da lo mejor de sí misma como obra cinematográfica es cuando Kitano equilibra magistralmente el drama y la comedia por medio de una alternancia exquisita entre patetismo y comicidad desatada. Hay momentos en los que la carcajada es inevitable cuando vemos los métodos tan retorcidos que tiene Machisu para captar momentos cotidianos por medio de sus lienzos. Deberíamos destacar el del accidente, el del cuadro aplastado por el taladro del obrero de la construcción, el de la obra de matiz político sobre África con los huellas negras o el momento boxeador, pero me veo en la obligación de dar una mención especial a la secuencia de la bañera en la que el protagonista quiere poner su vida a límite para crear verdadero y espontaneo arte. Creo que hacía años, muchos años, que no me reía tanto con una escena de un largometraje, tanto como para estar casi al borde del ahogo, sólo ese pasaje ya hace que merezca la pena verse el film en su totalidad.




Estos momentos se alternan otros más duros en los que vemos como Machisu no sólo deja de lado a su propia familia en favor de su pasión por el arte, sino que también es capaz (de manera consciente o no) de hacerla sufrir lo indecible con tal de llegar a cumplir su cometido como creador. La escena cumbre dentro de esta vertiente sería sin lugar a dudas la del maquillaje en la morgue que desarma a un espectador que hasta ese momento había disfrutado con momentos de poderosa comicidad y que en esa parte del metraje se enfrenta a una de las escenas más duras (conceptualmente, ya que no hay imágenes de impacto, Aquiles y la Tortuga carece por completo de la violencia explícita tan propia de su autor) y simbólicas que ha dado la filmografía de Takeshi Kitano.




La puesta en escena es la habitual del director. Un mirada lírica y contemplativa de ritmo mesurado que esta vez no es resquebrajado por momentos de brutal violencia sino por pasajes de una comicidad entre gamberra e inteligente que nos retrotraen al mítico programa creado por el mismo Kitano en los años 80 para le televisión nipona, Takeshi's Castle (Humor Amarillo aquí en España). Los actores entregados al humor desatado o el drama contenido si el cineasta lo requiere y el mismo director, guionista e intérprete dando vida a una de sus criaturas calladas, apocadas y con mirada de mapache triste que dice más con sus actos físicos que con su palabras, que son pocas o casi ninguna, recordemos que el mismo autor ha reconocido que es penoso para memorizar los textos, de ahí que sus personajes casi no hablen en sus largometrajes.




Con Aquiles y la Tortuga Takeshi Kitano una vez más se abre el pecho para hablarnos de sus glorías y miserias como creador e individuo aunque esta vez ahondando en una faceta que sus seguidores conocíamos sólo de oidas y que aquí es expuesta en una desnudez del todo encomiáble que convierte a esta producción de 2008 no en una de sus mejores obras (esta lejos de serlo teniendo que enfrentarse con cosas como El Verano de Kikujiro o Brother) pero sí junto a Takeshis' y Glory to the Filmmaker la más sincera y consecuente consigo misma y la más destacada de esa trilogía metatextual y autobiográfica que se sacó de la manga la década pasada cuando empezó a dudar de sus dotes como narrador cinematográfico, esas que un servidor sabe a ciencia cierta que dificilmente perderá algún día.


2 comentarios:

  1. Pues lo creas o no sin contar la primera mitad de la crítica de Comandante que la tenía escrita desde hace más de un mes la segunda mitad de aquella y las de las otras tres películas las he escrito entre ayer y hoy. Es que tenía monazo, pensé en lo de escribirlas en word pero sabía que sería mejor no hacerlo porque tenía muchas ganas de volver a escribir y sabía que me iban a salir de corrido.

    Searching for Sugar Man ya me llamaba mucho la atención cuando hablaron de él en Días de Cine pero ahora después de ver tu reacción la historia del bueno de Sixto caerá por estos lares sí o sí.

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  2. casualmente me pillé el dvd de sugarman la semana pasada (junto con el de super), aún no he sacado tiempo para verlo, pero caerá si o si a lo largo de la semana; también es casualidad.

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