Título Original: Biutiful (2010)
Director: Alejandro González Iñárritu
Guión: Nicolas Giacobone, Armando Bo y Alejandro González Iñárritu
Actores: Javier Bardem, Maricel Álvarez, Diaryatou Daff, Eduard Fernández, Guillermo Estrella, Rubén Ochandiano, Félix Cubero, Martina García, Manolo Solo, Karra Elejalde
Trailer
Corría el 2003, director y guionista dieron el salto al Hollywood. Con Sean Penn (fan declarado de Amores Perros), Naomi Watts y Benicio del Toro como actores principales, dieron forma a la para mí mejor de sus películas como dúo y de Iñárritu como realizador, 21 Gramos. De nuevo con un accidente de tráfico como catalizador, pero esta vez con una estructura bastante más compleja. Tres años después llegó la última y exitosa colaboración del tandem mexicano, Babel. Una vez más un accidente (esta vez relacionado con un arma de fuego) daba pie a cambiar la vida de un grupo de personajes. Tras esta obra llegaron las rencillas, los egos y la separación de la excelente pareja. Cada uno siguió su camino en solitario.
Biutiful supone el primer trabajo detrás de las cámaras de González Iñárritu sin la pluma de Arriaga en la escritura de su obra. La cuarta película del mexicano es una co producción con España, está localizada en el extraradio barcelonés y narra la vida de Uxbal, un ciudadano que ayuda a la integración laboral de inmigrantes ilegales, que posee ciertos poderes supuestamente sobrenaturales que le permiten hablar con los muertos y que debe replantearse su vida (y la de sus hijos) cuando le diagnostican una enfermedad terminal.
Biutiful es la confirmación de que Alejandro González Iñárritu puede hacer cine sin Guillermo Arriaga, construir una buena historia, de corte realista y dirigir con mano muy firme a sus actores. Siguen sus constantes autorales, tono realista en la realización, una visión misántropa de las ciudades desfavorecidas, sin importar si son españolas o mexicanas y los desheredados (inevitable legado buñueliano), un matiz de corte religoso con un tono de oscuridad, así como cierta inclinación por recrearse en las tragedias y penurias que experimentan sus criaturas llevándolas a unos extremos dramáticos que se mueven entre el efectismo y lo sensacionalista, a pesar de que normalmente esta táctica le funcione.
Pero Biutiful también confirma de manera tajante que esa deconstrucción narrativa, ese uso magistral de las set pieces y de la interconexión de distintas historias en un mismo y cohesionado todo eran obra de la escritura de Arriaga. Biutiful es mucho más convencional y lineal en su estructura narrativa que los anteriores films de su director, que incluso hace un amago de intentar entrelazar otras subtramas del film (la de los dos chinos) con la de Uxbal, pero llegado el momento es consciente de que sin su ex compañero es incapaz de llevar a buen puerto tal empresa y desiste con respecto a ello.
Aquello que todos dicen es cierto, no hay duda. Javier Bardem engrandece un film como Biutiful y él es con diferencia lo mejor del proyecto. El actor da un recital (como casi siempre) de verdadera interpretación desde las entrañas, transmitiendo veracidad física y psicológica y recuperando con su Uxbal algunos de los matices que ofreció para componer aquel memorable Reinaldo Arenas para Julian Schnabel en Antes que Anochezca. Su trabajo, sin ser el mejor de su carrera, desde mi punto de vista, es tan efectivo y descarnado que eclipsa al resto de interpretes por mucho que algunos sean gente como Eduard Fernández, Rubén Ochandiano o un desperdiciado Karra Elejalde, que dice tres palabras mal contadas.
Biutiful es un producto notable hecho desde las entrañas, puede que algo tremendista y con algún fallo (inclinación por el subrayado, un metraje excesivo) pero acierta de lleno a la hora de retratar la vida y las condiciones insalubres en las que se encuentran las clases bajas y los inmigrantes, utilizados como mano de obra barata, en la ciudad condal. Iñárritu hace un correcto trabajo y crea escenas poderosas que se quedan grabadas en la retina, pero pierde como narrador al no tener a un virtuoso como Guillermo Arriaga en el guión. Con respecto a este último hablaré en breve de su ópera prima como realizador, Lejos de la Tierra Quemada (The Burning Plain), que la vi hace unos días y aún no la he comentado.
En el año 2000 debutó en la dirección un realizador mexicano, antiguo locutor de radio, llamado Alejandro González Iñárritu con Amores Perros. Exitoso y certero drama en clave de retrato social sobre tres historias cruzadas que se entrelazaban por culpa de un accidente automovilístico en el que estaban implicados todos los protagonistas. Con una estructura que recordaba a Pulp Fiction y una mirada cruda de la ciudad de México D.F, el film demostró no sólo que su director era poseedor de un potencial inusitado para ser un novato en el mundo del largometraje, también dejó claro que el guionista del proyecto, el escritor Guillermo Arriaga, tenía tanto o más talento que el mismo Iñárritu.
Corría el 2003, director y guionista dieron el salto al Hollywood. Con Sean Penn (fan declarado de Amores Perros), Naomi Watts y Benicio del Toro como actores principales, dieron forma a la para mí mejor de sus películas como dúo y de Iñárritu como realizador, 21 Gramos. De nuevo con un accidente de tráfico como catalizador, pero esta vez con una estructura bastante más compleja. Tres años después llegó la última y exitosa colaboración del tandem mexicano, Babel. Una vez más un accidente (esta vez relacionado con un arma de fuego) daba pie a cambiar la vida de un grupo de personajes. Tras esta obra llegaron las rencillas, los egos y la separación de la excelente pareja. Cada uno siguió su camino en solitario.
Biutiful supone el primer trabajo detrás de las cámaras de González Iñárritu sin la pluma de Arriaga en la escritura de su obra. La cuarta película del mexicano es una co producción con España, está localizada en el extraradio barcelonés y narra la vida de Uxbal, un ciudadano que ayuda a la integración laboral de inmigrantes ilegales, que posee ciertos poderes supuestamente sobrenaturales que le permiten hablar con los muertos y que debe replantearse su vida (y la de sus hijos) cuando le diagnostican una enfermedad terminal.
Biutiful es la confirmación de que Alejandro González Iñárritu puede hacer cine sin Guillermo Arriaga, construir una buena historia, de corte realista y dirigir con mano muy firme a sus actores. Siguen sus constantes autorales, tono realista en la realización, una visión misántropa de las ciudades desfavorecidas, sin importar si son españolas o mexicanas y los desheredados (inevitable legado buñueliano), un matiz de corte religoso con un tono de oscuridad, así como cierta inclinación por recrearse en las tragedias y penurias que experimentan sus criaturas llevándolas a unos extremos dramáticos que se mueven entre el efectismo y lo sensacionalista, a pesar de que normalmente esta táctica le funcione.
Pero Biutiful también confirma de manera tajante que esa deconstrucción narrativa, ese uso magistral de las set pieces y de la interconexión de distintas historias en un mismo y cohesionado todo eran obra de la escritura de Arriaga. Biutiful es mucho más convencional y lineal en su estructura narrativa que los anteriores films de su director, que incluso hace un amago de intentar entrelazar otras subtramas del film (la de los dos chinos) con la de Uxbal, pero llegado el momento es consciente de que sin su ex compañero es incapaz de llevar a buen puerto tal empresa y desiste con respecto a ello.
Aquello que todos dicen es cierto, no hay duda. Javier Bardem engrandece un film como Biutiful y él es con diferencia lo mejor del proyecto. El actor da un recital (como casi siempre) de verdadera interpretación desde las entrañas, transmitiendo veracidad física y psicológica y recuperando con su Uxbal algunos de los matices que ofreció para componer aquel memorable Reinaldo Arenas para Julian Schnabel en Antes que Anochezca. Su trabajo, sin ser el mejor de su carrera, desde mi punto de vista, es tan efectivo y descarnado que eclipsa al resto de interpretes por mucho que algunos sean gente como Eduard Fernández, Rubén Ochandiano o un desperdiciado Karra Elejalde, que dice tres palabras mal contadas.
Biutiful es un producto notable hecho desde las entrañas, puede que algo tremendista y con algún fallo (inclinación por el subrayado, un metraje excesivo) pero acierta de lleno a la hora de retratar la vida y las condiciones insalubres en las que se encuentran las clases bajas y los inmigrantes, utilizados como mano de obra barata, en la ciudad condal. Iñárritu hace un correcto trabajo y crea escenas poderosas que se quedan grabadas en la retina, pero pierde como narrador al no tener a un virtuoso como Guillermo Arriaga en el guión. Con respecto a este último hablaré en breve de su ópera prima como realizador, Lejos de la Tierra Quemada (The Burning Plain), que la vi hace unos días y aún no la he comentado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario