Título Original: Akmareul Boattada/I Saw the Devil (2010)
Director: Kim Ji-woon
Guión: Park Hoon-jung
Actores: Lee Byung-hun, Choi Min-sik, Jeon Kuk-hwan, Oh San-ha, Kim Yun-seo, Choi Moo-sung, Kim In-seoTrailer
El nuevo cine surcoreano de género vive un momento dulce desde hace más o menos una década. Autores como Boon Joong-ho (The Host), Kim Ki-duk (Hierro 3) o Park Chan-wook (Old Boy) han realizado grandes obras de calado internacional que han destacado en incontables festivales y que han sido premiadas en la mayoría de ellos. Desde el drama a la comedia, del género detectivesco al de artes marciales, pasando por el terror o el gore estos cineastas han dado lustre a un cine que auna eficacia visual con una fuerza narrativa que se muestra igual de sólida en el terreno humorístico como el dramático o incluso mezclando ambos.
I Saw the Devil es la séptima cinta (sexta en solitario) del coreano Kim Ji-woon. Director que hace tres años diera que hablar con The Good, The Bad ande the Weird, esperpéntico pseudoremake con ojos rasgados del clásico El Bueno, el Feo y el Malo del italiano Sergio Leone del que hablaré dentro de poco. El film que ocupa esta entrada se presentó en el pasado festival de Sitges y fue muy bien recibido por el público y la prensa especializada. Pero también es cierto que se destacó sobre todo su violencia cruenta y muy directa, de una explicitud que no todo el mundo es capaz de soportar y que disgustó a bastantes espectadores.
El último largometraje de Kim Ji-woon ingresaría sin hacer mucho ruido en el tipo de cintas sobre crimen y venganza que se lleva cosechando en Corea del Sur desde hace tiempo (de la que formaría parte la trilogía de Park Chan-wook, Sympathy for Mr Vengance, Old Boy, Sympathy for Lady Vengance, de las que sólo salvaría la segunda, que me parece una obra maestra en comparación con los productos mediocres que me resultan las otras dos) si no fuera por un cambio en el desarrollo narrativo de la vendetta del protagonista que la establece como una propuesta hasta cierto punto fresca y atípica en su concepción.
I Saw the Devil retrata la cacería humana por parte de un policía que ha perdido a su pareja a manos de un asesino en serie que las ineficaces fuerzas de la ley surcoreanas (ahí vemos puntos en común de corte social con la magnífica Memories of Murder de Boon Joong-ho) no logran atrapar. Todo el metraje abarca el acoso y derribo que tiene lugar entre estos dos personajes. Dicha diatriba sirve para darnos a conocer la determinación del personaje de Soo-hyun y la demencia del de Kyung-chul. Rol que incluso disfruta con este tira y afloja a pesar del sufrimiento físico que le inflingen por culpa del mismo.
Kim Ji-woon consigue un perfecta armonía entre fondo y forma. El argumento central de la historia sin ser de una solidez intachable se sostiene con entereza, pero debido a como esta es complementada gracias a una realización en el apartado técnico que en ocasiones llega a cotas de genialidad pura y dura. No sólo por la perfecta comunión entre escenas cargadas de lirismo chocando frontalmente con otras de una violencia expeditiva crudísima y a veces puede que innecesaria, sino también por el uso magistral de los trucajes artesanales de cámara y de maquillaje con los tiroteos, mutiliaciones o coreografías de lucha.
Podemos encontrar en I Saw the Devil momentos que bordean la virtud, con un uso portentoso de los encuadres, los movimientos poderosos de cámara cuando la situación lo exige o el tono contemplativo cuando es necesario para el desarrollo. Por el camino vemos una animal escena de sexo que transmite más carnalidad enfermiza por medio del uso de los efectos de sonido que cualquier coito realizado con sexo explítico por Michael Winterbottom o Larry Clark. Pasajes de tortura dificiles de soportar para depende que espectadores (el del internauta con el martillo tiene lo suyo) y mi parte favorita del film, una plano secuencia con travelling circular dentro de un taxi en el que se lleva a cabo un doble asesinato con arma blanca que realmente corta la respiración.
I Saw the Devil es un proyecto que a pesar de su crudeza y radicalidad formal merece la pena ser visionado por contener no pocos momentos memorables en su metraje e incontables aciertos que la sitúan con todo derecho en esa nueva ola de cine de género surcoreano que está revitalizando el celuloide oriental con casi más fuerza que el chino o japonés. Un terrible y cruel relato sobre la perdida, el amor y el odio ciego, que experimenta de manera astuta y lacerante con los límites del dolor físico y los de ese acto tan terrible como pradójicamente humano llamado venganza.
I Saw the Devil es la séptima cinta (sexta en solitario) del coreano Kim Ji-woon. Director que hace tres años diera que hablar con The Good, The Bad ande the Weird, esperpéntico pseudoremake con ojos rasgados del clásico El Bueno, el Feo y el Malo del italiano Sergio Leone del que hablaré dentro de poco. El film que ocupa esta entrada se presentó en el pasado festival de Sitges y fue muy bien recibido por el público y la prensa especializada. Pero también es cierto que se destacó sobre todo su violencia cruenta y muy directa, de una explicitud que no todo el mundo es capaz de soportar y que disgustó a bastantes espectadores.
El último largometraje de Kim Ji-woon ingresaría sin hacer mucho ruido en el tipo de cintas sobre crimen y venganza que se lleva cosechando en Corea del Sur desde hace tiempo (de la que formaría parte la trilogía de Park Chan-wook, Sympathy for Mr Vengance, Old Boy, Sympathy for Lady Vengance, de las que sólo salvaría la segunda, que me parece una obra maestra en comparación con los productos mediocres que me resultan las otras dos) si no fuera por un cambio en el desarrollo narrativo de la vendetta del protagonista que la establece como una propuesta hasta cierto punto fresca y atípica en su concepción.
I Saw the Devil retrata la cacería humana por parte de un policía que ha perdido a su pareja a manos de un asesino en serie que las ineficaces fuerzas de la ley surcoreanas (ahí vemos puntos en común de corte social con la magnífica Memories of Murder de Boon Joong-ho) no logran atrapar. Todo el metraje abarca el acoso y derribo que tiene lugar entre estos dos personajes. Dicha diatriba sirve para darnos a conocer la determinación del personaje de Soo-hyun y la demencia del de Kyung-chul. Rol que incluso disfruta con este tira y afloja a pesar del sufrimiento físico que le inflingen por culpa del mismo.
Kim Ji-woon consigue un perfecta armonía entre fondo y forma. El argumento central de la historia sin ser de una solidez intachable se sostiene con entereza, pero debido a como esta es complementada gracias a una realización en el apartado técnico que en ocasiones llega a cotas de genialidad pura y dura. No sólo por la perfecta comunión entre escenas cargadas de lirismo chocando frontalmente con otras de una violencia expeditiva crudísima y a veces puede que innecesaria, sino también por el uso magistral de los trucajes artesanales de cámara y de maquillaje con los tiroteos, mutiliaciones o coreografías de lucha.
Podemos encontrar en I Saw the Devil momentos que bordean la virtud, con un uso portentoso de los encuadres, los movimientos poderosos de cámara cuando la situación lo exige o el tono contemplativo cuando es necesario para el desarrollo. Por el camino vemos una animal escena de sexo que transmite más carnalidad enfermiza por medio del uso de los efectos de sonido que cualquier coito realizado con sexo explítico por Michael Winterbottom o Larry Clark. Pasajes de tortura dificiles de soportar para depende que espectadores (el del internauta con el martillo tiene lo suyo) y mi parte favorita del film, una plano secuencia con travelling circular dentro de un taxi en el que se lleva a cabo un doble asesinato con arma blanca que realmente corta la respiración.
I Saw the Devil es un proyecto que a pesar de su crudeza y radicalidad formal merece la pena ser visionado por contener no pocos momentos memorables en su metraje e incontables aciertos que la sitúan con todo derecho en esa nueva ola de cine de género surcoreano que está revitalizando el celuloide oriental con casi más fuerza que el chino o japonés. Un terrible y cruel relato sobre la perdida, el amor y el odio ciego, que experimenta de manera astuta y lacerante con los límites del dolor físico y los de ese acto tan terrible como pradójicamente humano llamado venganza.
Pinta cojonuda, me encantan este tipo de películas, una de estas que era la hostia tambien: ''The Chaser''.
ResponderEliminarPues me la apunto, sí señor.
ResponderEliminarUna película formidable, cristalizan de manera poderosísima las cosa que apuntaba este director en películas anteriores y además revela, al fin, una personalidad propia. Es un prodigio de depuración narrativa a través del montaje y una puesta en escena sin florituras (o con las justas y siempre a favor de lo contado. Es probable que escriba algo sobre ella a no mucho tardar a razón de unas cosillas que estoy elaborando sobre el thriller surcoreano.
ResponderEliminarCuriosamente mi interés por este hombre nace de un encargo centrado en El bueno, el malo y el raro, que me parece calamitosa y un "tomar el nombre de Leone en vano intolerable" pero que me permitió ojear otros trabajos suyos como A bittersweet life, de la cual he sacado una notita hace nada. En cualquier caso un director a seguir y la confirmación (de nuevo) de la exceñencias del cine de acción coreano desde los 2000.
(Por cierto, me cuesta cojón y medio subir los comentarios. Ayer lo intenté y no hubo manera)
Me apunto la de A Bittersweet Life que no la he visto. He visto tu comentario sobre Memories of Murder (grandiosa, pero de Boong Joon-ho me quedo con esa maravilla llamada The Host) y espero con ganas tu monográfico sobre el thriller surcoreano.
ResponderEliminarSiento lo de los comentarios, ya me lo han mencionado antes.