lunes, 26 de octubre de 2009

Wild Bill, doble pareja de ases y ochos, la mano del muerto



Director: Walter Hill (1995)
Guión: Walter Hill
Actores: Jeff Bridges, Ellen Barkin, John Hurt, Diane Lane, David Arquette, James Remar, Bruce Dern, Christina Applegate





Walter Hill conoce como la palma de su mano el género del Western, Wild Bill contrariamente a lo que yo pensaba no es una desmitificación de James Butler Hickock, es una obra que lo encumbra e idolatra, el director ama a su personaje y le rinde tributo humanizándlo pero sin parodiarlo.




Si bien el western crepuscular nunca volverá a las cotas de esa obra maestra llamada Sin Perdón, Wild Bill es una digna representante de este subgénero. Me parece genial mostrar a Hickock como un pistolero de vuelta de todo, cansado de su propia fama que padece glaucoma y que por ello está perdiendo su vista a pasos agigantados.




Todo esto no llegaría de todas formas a buen puerto si no fuera por la inconmensurable caracterización del nunca suficientemente laureado Jeff Bridges. Su personaje tiene tal carisma que se desborda de la pantalla, su acento cerrado, sus comentarios inintencionadamente machistas (apoteósica su conversación precoital con Ellen Barkin) y su mal humor hacen grande no sólo al personaje sino al film en su conjunto.




Los demás actores cumplen su cometido. John Hurt, Ellen Barkin, Diane Lane, Bruce Dern, Christina Applegate pero como sus papeles son breves se lucen poco, además cuando comparten plano con Bridges son devorados por él. Mención a parte para David Arquette que como el 99,9% de las veces que actúa hace de gilipollas insoportable al que dan ganas de hostiar desde que pone la cara delante de la cámara.




Hill rueda con certeza, pero como siempre se fija tanto en el aspecto visual (color para la realidad o el presente, blanco y negro para los sueños y los flashbacks todo perfecto) que el guión se le va de las manos y no tiene contundencia ni una estructura sólida. Wild Bill es una buena película que entretiene y posee un aire épico a la par que cercano y terrenal además cumple como actualización más o menos mestiza del western a mayor gloria de Jeff Bridges, con todo este film es lo mejor que ha hecho Walter Hill en años, bienvenido sea.


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