Director Mark Goldblatt
Guión Boaz Yakin, basado en el personaje de Gerry Conway, Ross Andru y John Romita Sr.
Reparto Dolph Lundgren, Louis Gossett Jr., Jeroen Krabbé, Kim Miyori, Bryan Marshall, Nancy Everhard, Barry Otto, Brian Rooney, Todd Boyce, Brooke Anderson, John Samaha, Roslyn Gentle, Zoska Aleece, Kenji Yamaki, Hirofumi Kanayama
En febrero de 1974 debutaba dentro de las páginas de The Amazing Spider-Man #129 The Punisher, conocido como El Castigador en España. Creado por el guionista Gerry Conway y los dibujantes Ross Andru y John Romita Sr. basándose libremente en el personaje literario Mack Bolan, creado por el escritor Don Pendleton en 1969, y funcionando como respuesta a la fiebre del cine de vigilantismo que por aquel entonces arrasaba en las taquillas estadounidenses con la figura de Charles Bronson como principal representante gracias a la primera, y mejor, entrega de la saga Death Wish (Michael Winner, 1974) estrenada aquella misma temporada. La mujer e hijos de Frank Castle, veterano de la guerra de Vietnam, fueron asesinados en Central Park tras haber sido testigos de un crimen por parte de la mafia. Desde ese mismo momento Castle adoptó la identidad de Punisher, un antihéroe cuya única misión era ir eliminando a sangre fría a los criminales de New York, ideario que le ha valido algún que otro encontronazo con el resto de superhéroes de Marvel Comics a lo largo de sus más de 45 años de vida editorial. Como era de esperar las andanzas reaccionarias de Frank Castle tarde o temprano iban a conocer una adaptación cinematográfica, pero tuvieron que pasar quince años para que El Castigador pudiera limpiar las calles neoyorquinas de indeseables valiéndose sólo de su entrenamiento militar y una más que notable armamento.
La productora independiente New World Pictures, fundada en 1970 por el célebre productor y director Roger Corman, se asoció con Marvel Entertainment para estrenar en 1989 The Punisher el primer largometraje protagonizado por el personaje homínimo. El guionista encargado de trasladar las viñetas a un libreto fue Boaz Yakin (Ahora Me Ves 1 y 2, El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo) y el director, que incursionaba aquí en su segundo film detrás de las cámaras después de una larga carrera como reputado montador, Mark Goldblatt. El papel de Frank Castle recayó en el sueco Dolph Lundgren, por aquel entonces ya asentado en Estados Unidos después de despertar el odio de medio mundo como Iván Drago en Rocky IV (Sylvester Stallone, 1984) o de haber interpretado al “hombre más poderoso del universo” en Masters del Universo (Gary Goddard, 1987), la versión en imagen real de los muñecos de Mattel producida por Cannon Films. Louis Gosset Jr. como el agente Jake Berkowitz y el holandés Jeroen Krabbé como el capo mafioso Gianni Franco eran las caras más reconocibles de un reparto en el que también encontrábamos a Kim Miyori, Bryan Marshall, Brian Rooney o Nancy Everhard entre otros.
El ex policía Frank Castle (Dolph Lundgren) lleva años ejerciendo como el vigilante Punisher ajusticiando a todos los criminales vinculados con las distintas familias mafiosas de New York desde que su mujer e hijos fueran asesinados por una de ellas. El capo de una de las más peligrosas, Gianni Franco (Jeroen Krabbé), vuelve de Europa y se encuentra con la yakuza japonesa, comandada por la letal Lady Tanaka (Kim Miyori), exigiendo formar parte del crimen organizado neoyorquino recibiendo una negativa por parte de Franco. Esta situación de tensión en el mundo del hampa no será ajena ni a Punisher ni a los agentes Jake Berkowtiz (Louis Gosset Jr) y Sam Leary (Nancy Everhard) antiguo compañero de Castle y nueva incorporación al cuerpo de policía respectivamente. Cuando Franco rechace la propuesta de Lady Tanaka esta decidirá enviar a sus hombres a secuestrar a los hijos de los gánsters más importantes de New York, entre ellos el del mismo Franco, Tommy (Brian Rooney). Ante semejante situación Castle y el asesino de su familia deberán unir fuerzas para enfrentarse a un enemigo común mucho más peligroso.
Si una película como The Punisher, indescriptiblemente titulada en España como Vengador o El Vengador, no tuviera entre sus créditos a Marvel Entertainment nadie diría que es una adaptación del personaje de la editorial a la pantalla grande. Ciertamente el planteamiento es muy parecido, pero también a decenas de propuestas adscritas al subgénero de action heroes de la “Era Reagan” que asaltaban cines y videoclubs durante los 80 y de las que el mismo Dolph Lundgren fue uno de los iconos, puede que no de los más importantes, pero sí de bastante relevancia. La película de Mark Goldblatt podría pasar fácilmente por cualquiera de las producciones de la ya mencionada Cannon Films de Menahem Golan y Yoran Globus que por aquel 1989 comenzaba a dar síntomas de notorios problemas económicos debido a los tejemenajes de sus máximos responsables. De esta manera nos encontramos ante la prototípica cinta sobre antiguo miembro de la policía o el ejército que busca venganza intentando erradicar a los criminales que dieron muerte a su familia y a todos aquellos que ejercen sus negocios fuera de la legalidad por medio del narcotráfico, el homicidio, la tortura o la extorsión. Pero más allá de eso poco hay del personaje creado por Gerry Conway, Ross Andru y John Romita Sr.
Ciertamente hay similitudes más allá de compartir el mismo nombre que el personaje del cómic. Como el personaje de Shake, interpretado por un divertido Barry Otto, que no deja de ser un intento de sosias de Microchip, o la presencia de un policía de rectitud intachable, en este caso un ex compañero debido a que este Frank Castle fue policía en lugar de militar, que intenta hacer entrar en razón al protagonista con respecto a la línea que separa lo legal de la ilegalidad. Pero en lo referido a cualquier otro aspecto el personaje principal de The Punisher podría ser cualquiera de los que en aquella época interpretaban Chuck Norris, Jean Claude Van Damme, Michael Dudikoff o el mismo Dolph Lundgren en otros proyectos. En ese sentido pareciera como si los responsables del largometraje se sintieran avergonzados de admitir que su película está inspirada en un cómic de superhéroes, prescindiendo incluso, no ya del uniforme completo del personaje, sino de su característica calavera en el pecho que, de manera un tanto bochornosa, añadieron años después a la chaqueta del protagonista en la carátula de las distintas ediciones en bluray, pero con un tamaño muy reducido y siempre después de que el cine que adapta viñetas se haya convertido en un producto de consumo mainstream y socialmente aceptado.
Una vez aceptada la idea de que ser una adaptación digna del cómic cae del lado negativo de la balanza ahora pasamos a hablar de si The Punisher funciona como cinta de acción típicamente ochentera, añadiendo ya a su impronta algunas señas estilíticas propias de las que identificarían a no pocas muestras del género durante la década posterior. A favor de la obra podemos decir que el apartado en el que mejor debería funcionar, el de la acción, sale airosa. Sin destacar en ningún aspecto, pero haciendo los deberes en cuanto a poner en escena pasajes en los que disparos, explosiones, apuñalamientos y combates cuerpo a cuerpo (aquí Lundgren hace uso de sus conocimientos de artes marciales, como era de esperar) se convierten en el núcleo del relato. A Mark Goldblatt se le nota la veteranía editando cine de acción (Terminator, Rambo: Acorralado II, Commando) y sabe cómo y dónde poner la cámara para que los pasajes más físicos se vean con claridad en pantalla mediante una violencia cruda, pero sin caer en ningún momento en el exceso o el grafismo. Paradójicamente su trabajo se resiente por culpa de un montaje, asignado a Tim Wellburn, mostrando sus carencias en varios momentos y menoscabando la soltura del realizador con las situaciones más potentes del film.
Por mucho que le tiñeran el pelo de negro y en aquella época su rocoso físico se encontrara en su mejor momento la elección de Dolph Lundgren para dar vida a Frank Castle no fue del todo acertada. Pareciera como si el intérprete sueco pensara que para transmitir el carácter imperturbable de Punisher debiera parecer somnoliento durante toda la película, algo a lo que tampoco ayuda un maquillaje empeñado en marcar sus facciones haciéndolo parecer un vampiro musculado. Al menos en lo referido a entregarse a la acción poca queja podemos ponerle al actor de Soldado Universal (Roland Emmerich, 1992), ya que en todo momento apela a su rotunda fisicidad para asemejarse a una verdadera máquina de matar. Después de esto poco tenía que esforzarse Jeroen Krabbé para devorar a su compañero de reparto cada vez que compartían encuadre y convertirse en la mayor virtud de The Punisher. El holandés, que venía de colaborar en algunas de las mejores películas de su amigo y compatriota Paul Verhoeven (Eric: Oficial de la Reina, Spetters, El Cuarto Hombre), comenzaba a labrarse una interesante carrera en Hollywood y aunque este no es uno de sus trabajos más destacables ciertamente su sola presencia como Gianni Franco aporta caché al film. Louis Gosset Jr., Nancy Everhard, Kim Miyori, Brian Rooney o Barry Otto cumplen con sus papeles, pero quedan muy relegados con respecto a los dos personajes principales.
Aunque no deja de ser una mediocridad semiolvidada que mucha gente ni siquiera reconoce como una adaptación del personaje de Marvel Comics un servidor le tiene más aprecio que a la versión de 2004 dirigida por Jonathan Hensleigh y protagonizada por Thomas Jane, film con el que tengo muchos problemas y al que, seguramente, también dedique una retro-reseña en un futuro próximo. De hecho si a encarnaciones para la pantalla grande nos referimos para mí Punisher: War Zone (Lexi Alexander, 2008) a pesar de sus carencias sigue siendo, no sólo la mejor versión para el cine de Frank Castle, sino la que contiene la encarnación más acertada del personaje a manos de Ray Stevenson. Aunque en honor a la verdad todo esto queda anulado si tenemos en cuenta que la primera temporada de Marvel’s Punisher, la serie de Marvel Television y Netflix, es el único producto audiovisual que ha hecho verdadera justicia al antihéroe creado por Gerry Conway, Ross Andru y John Romita Sr. quedando la segunda a años luz por culpa de las malas decisiones tomadas con ella, arruinando en gran parte el trabajo ejecutado por un enorme Jon Bernthal con el icónico ex marine reconvertido en justiciero urbano. Sólo el tiempo nos dirá si veremos al bueno de Frank repartiendo pólvora de nuevo entre los maleantes ya sea en cine, televisión o plataformas digitales.
Reseña publicada originalmente en Zona Negativa.
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