sábado, 9 de julio de 2016

I Spit On Your Grave 3: Vengeance is Mine, Jennifer's body



Título Original I Spit On Your Grave 3: Vengeance is Mine (2015)
Director R.D. Braunstein
Guión Daniel Gilboy 
Actores Sarah Butler, Gabriel Hogan, Doug McKeon, Karen Strassman, Jennifer Landon, Corey Craig, Bobby Reed, Lony'e Perrine, Alissa Juvan, Joshua Kovalscik, Christopher Hoffman, Heath McGough







En el año 2010 el cineasta norteamericano Meir Zarchi decidió producir un remake de su largometraje más famoso, I Spit On Your Grave (como recordamos, estúpidamente rebautizado en España como La Violencia del Sexo) en el que la actriz Camille Keaton interpretaba a una escritora que alquilaba una casa a las afueras de un pueblo sureño para buscar la tranquilidad e inspiración que le permitieran abordar la creación de su próximo libro. Lo que allí se encontraba era a un grupo de rednecks descerebrados que la violaban y vejaban durante horas, dándola más tarde por muerta. La chica sobrevivía y construía minuciosamente un plan con el que vengarse de sus agresores que irían cayendo uno a uno ante sus artimañas primero y armas después. Junto a La Última Casa a la Izquierda de Wes Craven la producción de Zarchi se convirtió en uno de los estandartes más reconocibles del subgénero rape and revenge gracias a una factura naturalista y seca, una visceralidad cortante y el enorme trabajo de su protagonista.




Como comentamos hace seis años Zarchi impulsó un remake que dirigió el autor de telefilms de medio pelo Steven R. Monroe, escribió Stuart Morse inspirándose en el film primigenio y protagonizó una magnífica Sarah Butler. Esta revisión fue todo un acierto, evidentemente no llegaba a las cotas de realismo cuasi documental de su predecesora pero era lo suficientemente retorcida, psicológicamente violenta y compacta como producto cinematográfico como para considerarla un trabajo meritorio. Aunque fuera de Estados Unidos no tuvo mucha repercusión su recaudación no debío ser mala si tenemos en cuenta que sólo tres años después llegó la secuela. I Spit On Your Grave 2, rodada de nuevo por Steven R. Monroe y escrita por Neil Elman y Thomas Fenton  cambiaba de protagonista (Sarah Butler cedía su puesto a una soberbia Jemma Dallender) y localización, pero seguía la misma construcción y llegaba a ser incluso más extrema que la primera entrega, una secuela que en ocasiones superaba los aciertos de 2010 regalando algunos pasajes de violencia explícita que harían retorcerse en su asiento al varón más aguerrido.




Menos ha tardado en esta ocasión en llegar la tercera entrega que vio la luz en Estados Unidos el pasado año 2015 sin hacer mucho ruido y como sus predecesoras, de tapadillo y sólo en el mercado doméstico en la mayoría de países. Nos referimos a esta I spit On Your Grave 3: Vengeance is Mine que nos ocupa y que hasta ahora es la última entrega de la saga. La segunda secuela ya no tiene a Steven R. Monroe detrás de las cámaras, sino a otro cineasta curtido en las tv movies y el terror como R.D. Braunstein, al igual que un nuevo guionista, David Gilboy, pero sí recupera a la Sarah Butler de la primera entrega de este reinicio que vuelve a encarnar soberbiamente el papel de Jennifer Hill. Una vez más nos encontramos una secuela con varios puntos de interés y el primero de ellos, también el más importante, es que se aleja considerablemente de la estructura clásica del rape and revenge, no demasiado, pero sí lo suficiente para mostrarse como una considerable vuelta de tuerca para no ofrecer más de lo mismo e incluyendo algunas reflexiones sociológicas y psicológicas bastante interesantes.





I Spit On Yur Grave 3:Vengeance is Mine sigue los pasos de una Jennifer Hills (ahora con el nombre de Ángela para no ser vínculada con los hechos en los que se vio involucrada en el primer film) reinsertada en la sociedad, trabajando en una oficina, participando en un grupo de ayuda a víctimas de violaciones y asistiendo a la consulta de una psiquiatra a la que cuenta sus problemas personales. Pero aunque por fuera la joven parece una ciudadana más en su interior fantasea con eliminar a todo tipo de hombre que tenga la intención de abusar de ella u otras mujeres, tomando una perspectiva sobre el sexo masculino sustentada en el rechazo y el odio, algo comprensible tras la traumática experiencia que vivió unos años atrás. Todo cambiará para Jennifer cuando en esas sesiones grupales conozca a la dicharachera, carismática y peligrosa Marla (una magnífica Jennifer Landon, hija de Michael) junto a la que iniciará una cruzada contra acosadores, pervertidos y violadores a los que decidirán ajusticiar personalmente.




Este giro en cuanto a la estructura de lo que llevábamos viendo en la franquicia, y que es la construcción narrativa quintaesencial del subgénero rape and revenge, no sólo inyecta nueva vida a la saga sino que también acerca considerablemente el film a las cintas sobre justicieros callejeros de los años 80 o a una especie de remake o derivación contemporánea de aquella Ángel de Venganza, de Abel Ferrara, protagonizada por una perturbadora Zoë Lund, que aunaba esas dos vertientes cinematográficas. Pero no sólo eso, también por primera vez esta secuela quiere ir un poco más allá de la típica historia de violación y venganza, no sólo tratando de incidir en la psicología de su personaje protagonista, sino también jugando al despiste con un espectador al que el giro final pillará desprevenido si no se mantiene ojo avizor durante todo el metraje y que hace ganar enteros al producto en su clímax cuando creíamos que este iba a perder el control en el momento más importante de la historia que vertebra el film.




Llama la atención que, aunque sea desde un punto de vista algo reaccionario, I Spit On Your Grave 3: Vegeance is Mine plantee ideas interesantes sobre los traumas que causan los casos de violación sobre sus víctimas, cómo la burocracia y la ineficacia de las fuerzas de la ley a veces dan pie a una permisividad a la que los agresores se aferran para ser absueltos y como no pocos de esos grupos de apoyo para superar la terrible experiencia por la que las mujeres (o sus familiares) han pasado no sirven de ayuda para superar miedos o traumas sino para reafirmarlos. El film afirma que ante los agresores sexuales sólo hay una verdadera salida, el ojo por ojo, tomar la justicia por la propia mano y arrancar el mal de raíz. Esa idea, que permanece en la mente de Jennifer durante los primeros pasos del film, eclosiona cuando el personaje de Marla hace de catalizador para que los mismos salgan a la luz de manera gradual pero sin detenimiento.




Pero más interesante todavía es cuando el guión del largometraje incide en la teoría demostrada de que "la violencia egendra más violencia" cuando a lo largo del desarrollo de la trama vemos que Jennifer ya no sólo quiere agredir o eliminar a posibles depredadores sexuales sino que su psicología torturada le hace ver a todo miembro del sexo masculino como un potencial violador (¿tratando los responsables de la saga de quitarse la fama de androfóbica que tiene la misma?) que trata de dañarla en un plano físico o psicolígico. Esta visión va tomando forma a lo largo del metraje y explota en la escena final de la cinta poco después de la revelación que cambia la estructura de toda la obra convirtiendo lo que creíamos una trama desarrollándose de manera paralela a otro en un flashback que nos hace replantearnos todo lo que hemos visto previamente, todo ello sin trampas, con una brutal coherencia y dejando sorprendido al espectador por la astucia y el ingenio del guionista Daniel Gilboy y el cuidado en la puesta en escena por parte de R.D. Braunstein, ambos realizando un trabajo meritorio como escritor el primero y realizador el segundo.




Aunque como es lógico no podemos eludir lo evidente, por mucho que el film trate de exponer, de manera más o menos gruesa, algunos temas interesantes en el plano social o psicolígico. I Spit On Your Grave 3: Vengeance is Mine es cine exploit, la segunda secuela del remake de un film consumido en sesiones grindhouse y videoclubs, de modo que la violencia explícita y el gore deben estar presente. Esta tercera entrega está cargada de hemoglobína y sadismo pero sólo dos secuencias destacan sobre el resto y ambas se unen sin mucha controversia a las más brutales de las dos entregas anteriores. Si en la primera parte teníamos a una escopeta y en la segunda un tornillo de banco en esta entrega una felación con final inesperado y una tubería serán los núcleos protagonistas de esas secuencias, ya famosas, dentro de la franquicia en las que la mutilación genital masculina totalmente gráfica regala los pasajes más memorables de la producción.




A Meir Zarchi y su equipo les ha salido bien la jugada, el cambio de aires a la saga le ha sentado magníficamente bien a esta I Spit On Your Grave 3; Vegeance is Mine. Por un lado mantiene la tradición de crudeza, visceralidad y reivindicación de la mujer como ángel vengador contra una sociedad brutalmente deshumanizada, aunque llevando el mensaje hacia terrenos extremistas y peligrosos y por otro trata de enriquecerla con cierta pátina de reflexión que sin entregarse a lo farragoso o discursivo si incita al replanteamianto de algunas ideas preconcebidas en nuestra inmediata actualidad. Por ahora no sé sabe nada de una nueva entrega de esta saga, pero sí hay ya bastante información sobre una secuela del film original titulada I Spit On Your Grave: Deja Vu que reuniría al mismo Meir Zarchi con la actriz Camille Keaton, producción que no sabemos qué resultado ofrecerá, han pasado muchos años desde la película de 1978, pero seguro que nos hará seguir reflexionando sobre que ser mujer no debe ser nada fácil.

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