jueves, 29 de enero de 2015

Babadook



Título Original Babadook (2014)
Director Jennifer Kent
Guión Jennifer Kent
Actores Essie Davis, Noah Wiseman, Daniel Henshall, Hayley McElhinney, Barbara West, Ben Winspear, Tiffany Lyndall-Knight, Tim Purcell, Benjamin Winspear, Cathy Adamek, Carmel Johnson, Adam Morgan, Craig Behenna, Michael Gilmour, Michelle Nightingale, Stephen Sheehan




Babadook, supone el debut en la dirección de la cineasta australiana Jennifer Kent, que también se ocupa de la escritura del guión. Basada en un cortometraje de su propiedad llamado Monster y estrenado en 2005 el largometraje que nos ocupa ha supuesto uno de los sleepers más sonados del pasado año. Ganando varios premios internacionales, entre ellos el especial del jurado y el de mejor actriz del último festival de cine fantástico y de terror de Sitges, la obra ha sido alabada considerablemente por la crítica, aunque no tanto por el público. Hasta William Friedkin, director de El Exorcista, ha dicho de ella que es la película más aterradora que ha visto en su vida, declaraciones un tanto exageradas por su parte.




Porque una vez vista un servidor puede afirmar de manera más o menos rotunda que el resultado no es ni tanto, ni tan poco, ya que Babadook no es ni la obra maestra que se apresuraron a bautizar algunos ni el engendro insalvable que aseguraron otros cuantos. La película de Jennifer Kent está llena de meritorios hallazgos y aciertos que se ven ensombrecidos por su recta final en la que la máquina se desboca en algunos pasajes y sobre todo por la intención de la cineasta por hacer prevalecer el fondo de su propuesta sobre la forma de la misma, algo que se acentúa considerablemente en la ya mencionada media hora final del metraje de la cinta.




Vaya por delante que Babadook es un homenaje confeso al maestro del terror italiano Mario Bava y no sólo porque en un momento del metraje aparezca en la televisión de la casa donde se desarrolla la historia del film una de sus grandes obras maestras como es Las Tres Caras del Terror, sino porque la trama en la que la supuesta presencia del espíritu de un familiar muerto se hace fuerte en un inmueble habitado por dos personas evidencia de una manera bastante clara que la obra que nos ocupa es un tributo o revisión encubierta de la reivindicable, aunque algo dispersa, Shock, una de las últimas obras del ya mencionado autor de films como Semáforo Rojo o La Máscara del Demonio con Daria Nicolodi y John Steiner.




Esa puesta en escena, la atmósfera malsana casi palpable en la que la presencia de una criatura de reminiscencias infantiles y tribales amenaza a una madre y su pobre hijo que todavía no superan la muerte en accidente automovilístico del cabeza de familia seis años antes son los apartados en los que la ópera prima de Jennifer Kent se hace fuerte. Planos fijos que aventuran la presencia de una figura en segundo plano, un soberbio uso de los efectos de sonido (esa voz pronunciando el nombre del monstruo protagonista que se queda grabada en el oído y la mente) en las antípodas de esas producciones que los usan para dar gratuitos golpes de banda sonora con los que asustar a la platea y una delectación enfermiza con los decorados y la profundidad de campo son los que dan pie a que haya momentos en el film que lleguen a helar la sangre.




También sería de recibo destacar la enorme labor de los dos actores principales interpretados por Essie Davis y el debutante Noah Weiseman. Ella se entrega lo indecible para arrancarse de las entrañas una interpretación que resulta brillante en casi todo momento y sólo renqueando a la hora de abordarla cuando se ofrece un poco a la sobreactuación en el clímax final. Él nos hace pasar del rechazo que causa su supuestamente caprichoso comportamiento durante la primera hora de metraje a la complicidad y compasión cuando vamos descubriendo poco a poco su personalidad cándida y generosa con respecto a su progenitora. Ellos llevan casi todo el peso de la trama y su interacción física y psicológica apuntala con fuerza la estructura del relato.




Pero Jennifer Kent comete el pecado de apresurar un clímax final en el que se alternan los momentos ridículos con los que podrían considerarse los mejores de toda la película. Desde el momento en el que el personaje de Amelia "cambia" las escenas físicas llegan a mostrarse tan atropelladas como mal ejecutadas y mientras la presencia de Badabook como mórbida sombra que sobrevuela todas y cada una las habitaciones del hogar cada vez es más potente, los actos llevados a cabo por la protagonista son más cuestionables y en ocasiones estúpidos por mucho que hayan sido previamente profetizados de cara al espectador. Aunque toda esta acumulación de sinsentidos tiene un fin, noble y con muy buenas intenciones, pero con un resultado cuestionable.





Independientemente de sus referentes estilísticos y formales (desde Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo, de David Lynch hasta Anticristo, de Lars Von Trier pasando por El Ente de Sidney J, Furie) Babadook es una metáfora de los estragos que la perdida de un ser querido puede producir en sus allegados. Por medio de la simbología Jennifer Kent quiere crear un paralelismo entre los efectos de una grave depresión (compartida por madre e hijo, pero de manera más visceral en la primera) y la temática sobrenatural de la obra, como si la presencia del mismo monstruo sea un representación retorcida y violenta del recuerdo del padre de la familia cuya muerte violenta se refleja en el rechazo que Amelia siente por su hijo Samuel, al que culpa del siniestro, y que está tan bien expuesta en los primeros compases de la obra. Pero esa intención porque todo el conjunto esté cargado e un tono alegórico que forme un todo es la que lastra el remate final que por mucho que simbolice que el recuerdo del padre de familia nunca abandonará a los protagonistas formalmente puede llegar incluso a indignar a distinto tipo de espectador.




Babadook es una obra con muy buenas intenciones y resultados tan meritorios como en cierta manera insuficientes. A Jennifer Kent le podemos aventurar un futuro prometedor como directora, narradora cinematográfica y creadora de atmósferas impías y desasogantes, pero como guionista tendrá que depurar algo más sus libretos para conseguir afianzar la cohesión de la que adolece una obra como su debut detrás de las cámaras. Como producto interesante para pasar un rato de incomodidad sustentada en algunas escenas que ciertamente hacen al espectador retorcerse en la butaca Babadook merece la pena e incluso su debilidad, querer anteponer su mensaje a su estética, puede ofrecernos pasajes interesantes y personajes identificables, pero como conjunto su irregularidad eclipsa bastantes de sus triunfos confirmándola como una buena entrega de género de terror pero una no del todo conseguida obra cinematográfica.



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