Título Original Tokarev (2014)
Director Paco Cabezas
Guión Jim Agnew, Sean Keller
Actores Nicolas Cage, Rachel Nichols, Peter Stormare, Max Ryan, Danny Glover, Judd Lormand, Max Fowler
El sevillano Paco Cabezas se dio a conocer con un simpático cortometraje llamado Carne de Neón protagonizado por Óscar Jaenada, Victoria Abril y Macarena Gómez entre otros actores, aunque previamente había compartido labores de realización con Jerónimo de los Santos en otro corto titulado Invasión Travesti que no es tan conocido como las andanzas de Ricky, el personaje interpretado por el protagonista de Camarón o la futura Cantinflas. Tras sacar adelante con mucho trabajo su ópera prima en el mundo del largo, Aparecidos, que mezclaba el terror con los casos de desapariciones de personas durante la dictadura argentina y escribir los guiones de la tan exitosa como vapuleada Spanish Movie de Javier Ruiz Caldera o Sexykiller de Miguel Martí (que espera remake estadounidense) decidió volver a Carne de Neón para convertir aquellos poco más de 15 minutos en su segundo trabajo detrás de las cámaras dentro del mundo del largometraje.
Aquella producción de 2011 en la que Óscar Jaenada y Victoria Abril eran sustituidos (paradójicamente con mucho acierto) por un muy competente Mario Casas y una inmensa Ángela Molina era una revisión española del cine del británico Guy Ritchie con apuntes de la impronta del norteamericano Quentin Tarantino, una película de tipos duros con corazón, magníficamente realizada, muy bien escrita y protagonizada por un excelente reparto que daba vida a una fauna repleta de entrañables travestis, prositutas, yonkis, camellos, mafiosos, inmigrantes o policías corruptos que formaban parte de un todo en el que se hacía un retrato poco complaciente de la Andalucía que no se ve en las postales de la Feria de Abril o el Camino del Rocio, aquella que también pudimos ver en la muy recuperable Grupo 7 de Alberto Rodríguez que también contaba en sus filas con Mario Casas y Antonio de la Torre, que hacía de secundario en la misma Carne de Neón.
Carne de Neón gustó mucho tanto aquí como fuera de nuestras fronteras. Pero poco se esperaría su director que una de las personas que se quedaría prendado con la historia de Ricky y el regalo en forma de prostibulo que ofreció a su madre Pura al salir de la cárcel iba a ser Nicolas Cage. El protagonista de Leaving Las Vegas o Hechizo de Luna se puso en contacto con el cineasta sevillano y le ofreció trabajar con él en su siguiente película titulada Tokarev (Rage en depende qué círculos) y basada en un guión escrito por Jim Agnew y Sean Keller, autores del libreto de la endeble Giallo, penúltima obra de un Dario Argento que después de muchos años sigue sin encontrarse a sí mismo. El resultado es una entretenida cinta que supera a la media de la morralla que está protagonizando el sobrino de Francis Ford Coppola en los últimos tiempos gracia a algunos apuntes de guión realizados con acierto, la labor más que decente de un digno reparto y sobre todo el oficio de un director que se revela como lo mejor de este simpático producto palomitero para pasar una entretenida tarde de verano en nuestro multicine más cercano con un buen aire acondicionado.
A nadie se le escapa que Nicolas Cage lleva años eligiendo papeles casi sin mirar los guiones que le ofrecen con tal de cobrar buenos sueldos que le permitan pagar las deudas que antaño contrajo por vivir por encima de sus posibilidades una existencia llena de colecciones de cómics y pelo artificial. Cierto es que ya no se implica como actor en obras de autor tan destacadas como Adaptation de Spike Jonze (el que sigue siendo el mejor papel de su carrera) Corazón Salvaje de David Lynch o Arizona Baby de Joel Coen e Ethan Coen o blockbusters tan rentables como Asesinato en 8 mm de Joel Schumacher, Con Air de Simon West, La Roca de Michael Bay o Cara a Cara de John Woo, pero eso no impide que sigamos admirándolo, aunque bien es cierto que desde otra perspectiva. Nicolas Kim Coppola, nuestro Nic, se ha convertido en una especie de estandarte del cine trash de serie B protagonizando placeres culpables como Furia Ciega (Drive Angry) de Patrick Lussier o Ghost Rider: Espíritu de Venganza de Mark Neveldine y Bryan Taylor o directamente basuras como Contrarreloj de, nuevamente, Simon West o el remake de Wicker Man a manos de un perdidísimo Neil LaBute y aunque de vez en cuando se meta en proyectos que tienen cierto nivel como Kick-Ass de Matthew Vaughn basado en el cómic de Mark Millar y John Romita Jr u otra revisión como la del Teniente Corrupto de Abel Ferrara a la que dio forma el germano Werner Herzog el protagonista de Next se ha convertido en una parodia de sí mismo, entrañable, sí, pero parodia al fin y al cabo.
Paco Cabezas ha llegado a la vida de Nicolas Cage para sacarlo (un poco al menos) de ese pozo de autoindulgencia artística en el que lleva tiempo sumergido y ofrecerle en bandeja de plata la cinta más digna que ha rodado el actor en mucho tiempo. Cierto es que el punto de partida de Tokarev no es ninguna novedad y no brilla precisamente por su originalidad, ya que la historia de un criminal retirado, con una nueva vida normal y corriente, que vuelve al redil cuando alguien comete el estúpido error de asesinar a su hija lo hemos visto cientos de veces, pero el guión tiene reservadas un par de vueltas de tuerca que convierten al film en una versión más reflexiva y oscura del cine de venganzas cultivado por actores como Clint Eastwood o Charles Bronson durante la década de los 70 y Sylvester Stallone o Arnold Schwazzenegger, entre otros, en los 80 y que tiene su reflejo actualmente en la saga Venganza (Taken) ideada por el francés Luc Besson y protagonizada por el irlandés Liam Neeson. Por otro lado el cineasta andaluz ha tenido el buen olfato de meterse en un producto lo suficientemente comercial como para tener cierto eco y no demasiado mastodóntico para que pueda trabajar con cierta tranquilidad gracias al respaldo del actor protagonista, con el que parece ser que ha trabado una buena amistad.
Tokarev es una película de tíos duros como el acero, mafiosos unidos por estrechos lazos afectivos, policías honrados, pólvora, virilidad y testosterona. Con reminiscencias al cine de Sam Peckinpah, Walter Hill o John Woo aroma a literatura pulp y una estética muchas veces deudora del mundo del cómic el producto ofrece suficientes alicientes para ser disfrutado con fruición siempre dentro de una humildad aposentada en que sus autores saben que están dando forma a una pieza de naturaleza púramente lúdica. Como es lógico la película que nos ocupa es una obra de encargo para que Paco Cabezas pueda abrirse como cineasta al mercado americano, pero ya siendo consciente de ello trata de tirar de oficio para ofrecer algo más que la última película menor de Nicolas Cage. Por suerte en más de un momento lo consigue gracias a una dirección técnica muy competente en la que las escenas de acción (tanto las de violencia física como las de tiroteos o persecuciones) están facturadas con el buen hacer de un realizador que ya ha dado en varias ocasiones muestras de conocer perfectamente los resortes del género policíaco y el thriller, con un ritmo frenético pero nunca atropellado y dando forma por medio de una firme puesta en escena a pasajes de poderosa impronta en cuanto a su estética y acabado formal, ayudada en esta ocasión por la magnífica dirección de fotografía de Adrzej Sekula, colaborador de Quentin Tarantino en Reservoir Dogs y Pulp Fiction, las, por otro lado, mejores películas del de Knoxville.
Paco Cabezas acierta en casi todos los apartados del largometraje, como por ejemplo en el artístico. A Nicolas Cage lo ata en corto y este se lo agradece realizando un trabajo bastante contenido que sólo se le va de las manos con su ya famosa tendencia a sobreactuar en un par de momentos contados. Algo parecido, pero con mejor suerte todavía, sucede con el sueco Peter Stormare, que en su secundario rol se muestra completamente sereno y creíble alejándose de la exageración que imprimió en trabajos como El Secreto de los Hermanos Grimm de Terry Gilliam, El Rostro de los Venganza de George A. Romero o Spun de Jonas Åkerlund y dando lo mejor de sí mismo como en otros roles más introspectivos como los de Reencarnación (Birth) de Jonathan Glazer o Bailar en la Oscuridad de Lars Von Trier. De Rachel Nichols sabe sacar el suficiente dramatismo como para que no parezca sólo un rostro bonito con curvas de infarto, a Max Ryan y Michael McGrady les encomienda los roles de tipos duros siempre al lado del protagonista al que tratan como a un hermano y se sirve de la veteranía del gran Danny Glover para dar vida a ese policía íntegro que tiene una atípica relación con el personaje principal del largometraje. Pero hasta del guión sabe sacar provecho con esos vuelcos (unos más inesperados que otros) que dan un giro de timón a la historia en la que se pone en duda el uso de una violencia que engendra más violencia, el libre uso de armas de fuego en Estados Unidos y añadiendo un mínimo de profundidad a los personajes (sobre todo al protagonista) desembocando todo en un final con reminiscencias a cierto cine oriental (imposible no pensar en Takeshi Kitano) y un cierre con plano secuencia en slow motion que confirma que Paco Cabezas no es un realizador mercenario del montón y que pone cariño y muchas ganas hasta a un producto tan modesto como el que nos ocupa.
No voy a engañar a nadie, Tokarev no es una gran película, es un entretenimiento veraniego sin pretensiones sobre policías y mafiosos que precisamente no aspira a más que eso y ahí encontramos uno de sus grandes aciertos. Como cinta no va a devolver a Nicolas Cage a la primera fila del cine comercial que actualmente se gesta en Hollywood, pero es una pieza sincera, que va de frente sin engañar a nadie ofreciendo a la platea lo que se espera de ella y un poco más. Aunque, como comentamos, su protagonista gracias a ella no va a resurgir de sus cenizas como el ave fénix sí es cierto que se puede confirmar como un trabajo que es un primer paso para salir de condescendencia autoimpuesta a la que él mismo se ha entregado. Pero sobre todo estamos hablando con esta producción de 2014 de la primera toma de contacto con el celuloide estadounidense de un director español al que la meca del cine, si tiene un mínimo de inteligencia, no dejará escapar. Que el sevillano ya este implicado en un thriller titulado Mr Right escrito por Max Landis (Chronicle) y protagonizado por el siempre soberbio Sam Rockwell (Confesiones de Una Mente Peligrosa, El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford) y la muy solvente Anna Kendrick (Up in the Air, Scott Pilgrim Contra el Mundo) o que el mismo Nicolas Cage se haya interesado por un guión salido de su puño y letra no puede ser mejor señal para el futuro de este director español que, como muchos otros compatriotas nuestros, ha tenido que irse al extranjero para ganarse el pan trabajando ¿A alguien le suena esa película?.
Crítica publicada originalmente en la web Zona Negativa.
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