miércoles, 14 de marzo de 2012

La Invención de Hugo




Título Original Hugo (2011)
Director Martin Scorsese
Guión John Logan basado en el libro de Brian Selznik
Actores Asa Butterfield, Chloe Moretz, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Jude Law, Emily Mortimer, Michael Stuhlbarg, Ray Winstone, Christopher Lee, Richard Griffiths, Helen McCrory, Frances de la Tour




Primera incursión del maestro Martin Scorsese en el cine dirgido para toda la familia adaptando junto al guionista John Logan (Un Domingo Cualquiera, Gladiator o Rango) el libro escrito e ilustrado por el novelista norteamericano de literatura infantil Brian Selznik. El resultado es La Invención de Hugo (Hugo en su título original) una deliciosa obra para todos los públicos que gustará especialmente a todo amante del cine como medio, ya que la historia ahonda en los orígenes del mismo.




Hugo es un niño sin padres que vive escondido en una estación de tren del París de los años 30 con su tío desaparecido que hace tiempo que no da señales de vida. Allí se dedica a mantener los relojes del lugar y a arreglar un autómata que su padre, fallecido inventor, estaba intentando reparar. Conocer a un vendedor de juguetes que tiene una tienda en la estación y a su sobrina Isabelle cambiará la vida a Hugo y lo llevará a emprender una aventura que le permitirá conocer el nacimiento del mundo del cine por mediación de la obra del director francés George Méliès.




La Invención de Hugo es una maquinaria de relojería magníficamente engrasada que nos muestra varias facetas desconocidas hasta ahora por parte de un director más que consagrado con una carrera de casi 50 años a sus espaldas como Martin Scorsese. Primero que tiene una sensibilidad magistral a la hora de realizar cine infantil demostrando que conoce todos los resortes narrativos de ese tipo de películas y segundo que puede conseguir una armónica convivencia entre cine tradicional y efectos digitales de última generación.




Scorsese construye un cuento atemporal que hunde sus raíces en la literatura de autores como Charles Dickens para realmente rendir un sentido tributo al mundo del cine y concrétamente a sus primeros pasos cuando el siglo XX no había hecho más que empezar. Con la excusa de la búsqueda física y vital que realiza Hugo en pos del mensaje oculto que su padre le dejó dentro del pequeño autómata el director de Toro Salvaje (Raging Bull) realiza uno de los homenajes más sinceros y atípicos (anclado en el cine infantil, ahí es nada) al séptimo arte que se han visto en muchos años.




La Invención de Hugo no sólo nos enseña la maestría con la que Scorsese domina el lenguaje cinematográfico a estas alturas (el travelling inicial con el que presenta al protagonista y que recorre la maquinaría interior de la estación) también es esclarecedora como obra cinematográfica que usa con pericia y raciocinio los efectos digitales con el fin de enriquecer la historia en fondo y forma sin devorarla sistemáticamente. Pero lo mejor es que esta unión de clasicismo (los primeros diez minutos del film parecen casi cine mudo) y vanguardia (ese uso magistral de los posicionamientos de los encuadres y la dosificación de los CGI) está al servicio de rendir tributo al cine más puro, el de George Méliès, autor que en su época también revolucionó el medio con sus propios "efectos especiales".




Tampoco puede evitar (o quizas no quiera hacerlo y eso le honra) Scorsese el tono bastante notable en su film de obras comerciales remarcables producidas en los 80 como El Secreto de la Piramide (Young Sherlock Holmes) e incluso de los, más o menos recientes, dos primeros Harry Potters de Chris Columbus (también guionista del largometraje sobre la versión juvenil del personaje creado por Arthur Conan Doyle que acabo de mencionar) puede que por eso la cinta conecte tan bien con el publico infantil y adolescente, ese que posiblemente no entienda las referencias a Méliès, sus primeras obras a finales del siglo XIX y aquellas que marcaron época como Viaje a la Luna de 1902.




Porque detrás de ese aire desenfadado pero profundo de relato con tono de fantasía se esconde una declaración de amor por parte del cineasta italoamericano hacia el mundo del cine. No es la primera vez que el director de Casino o Taxi Driver demuestra su devoción por ese medio al que él mismo a dignificado. En anteriores ocasiones ha realizado documentales mayúsculos sobre directores (Elia Kazan) tipos de cine (el italiano) o yendo más allá, financiado con su propio dinero la restauración de obras clásicas cuyos masters originales se encontraban en un estado deplorable.




Por eso hay una deliciosa delectación por parte del director a la hora de recrear aquellos films cortos de Méliès (y algunos de los hermanos Lumière también) en los que el cineasta del país vecino y su esposa (actriz en al mayoría de sus obras) puso tanta pasión. Percibiéndose en cada uno de esos pasajes el amor que Scorsese siente por una sala oscura llena de rostros sonrientes que ríen y disfrutan al ver a Harold Lloyd colgar del enorme reloj de un edifico. Todo el conjunto del largometraje expele a sinceridad, pasión y a deuda pendiente con el mundo del séptimo arte.




Muchas cosas funcionan en La Invención de Hugo. Desde su magistral dirección hasta su sólido e inteligente guión, pasando por un bien elegido reparto (enorme Ben Kingsley, adorable Chloe Moretz, entrañable ese Sacha Baron Cohen entregado al humor físico) hasta la inclusión de ese personaje llamado Rene Tabard bordado por Michael Stuhlbarg (protagonista de Un Tipo Serio de los hermanos Coen) que no es ni más ni menos que el mismo Martin Scorsese mirando con ojos de devoto niño inocente el nacimiento de ese medio, el cine, que junto a la música, la religión católica, su santa madre y la música marcarían su existencia de por vida.




No quiero terminar sin dedicarle esta crítica y entrada a dos entrañables señoras de la tercera edad que me tocaron al lado en la sala del multicine y que me pusieron la sonrisa en la boca con su continua verborrea inocente sobre cómo se ponían las gafas en 3D (el mejor uso del mismo que he visto desde Avatar de James Cameron) apuntándole una a la otra todo lo que se veía en pantalla, elucubrando sobre la trama y finalmente emocionándose ambas tanto como yo con ese último travelling final que recorre un cálido hogar para acabar en un rostro que contra todo pronóstico parece por fin estar sonriendo de satisfacción y verdadera felicidad.


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