domingo, 27 de marzo de 2016

¡Ave César!



Título Original Hail, Caesar! (2016)
Director Joel y Ethan Coen
Guión Ethan y Joel Coen
Actores Josh Brolin, George Clooney, Ralph Fiennes, Tilda Swinton, Channing Tatum, Scarlett Johansson, Alden Ehrenreich, Frances McDormand, Jonah Hill, Christopher Lambert, Clancy Brown, Wayne Knight, Dolph Lundgren, Patrick Fischler, Robert Picardo, David Krumholtz, Fisher Stevens, Emily Beecham, Fred Melamed





Alguna vez tenía que pasar, pero un servidor guardaba la esperanza de que el fatídico día no llegara nunca. Por primera vez en mi vida como cinéfilo y fan de los hermanos Coen una de sus películas me decepciona casi en su totalidad. Por desgracia ¡Ave César! se revela para el que suscribe como el trabajo más deficiente de los autores de obras maestras como El Gran LebowskiFargoMuerte Entre las Flores (Miller’s Crossing) o No Es País Para Viejos, algo impensable viniendo de dos de mis autores favoritos dentro de los últimos treinta años del cine estadounidense y que previamente jamás me habían decepcionado tanto con uno de sus proyectos. Una producción que tratando de seguir la estela de otras comedias menores de los guionistas y cineastas de origen judío como Crueldad Intolerable, el remake de Ladykillers de Alexander MacKendrick o Quemar Después de Leer (dejaremos a un lado la atípica Un Tipo Serio, que estaba hecha de otra pasta) se queda a mitad de camino en el proceso fallando en algunos de sus más importantes apartados y exponiendo en pantalla un conjunto cinematográfico indigno del talento de los titanes del séptimo arte que lo han perpetrado. Poco importa que el reparto cuente con nombres capitales del actual Hollywood como Josh Brolin, George Clooney, Scarlett Johansson, Jonah Hill, Ralph Fiennes, Channing Tatum o Tilda Swinton, es la labor de los autores detrás de la propuesta la que se mueve entre lo fallido y lo inesperadamente deficiente. A continuación trataré de incidir en cuáles son los motivos por los que ¡Hail, Caesar! es la película más endeble de toda la copiosa filmografía de la pareja de hermanos ganadores de cuatro premios de la academia.





La última obra de Ethan y Joel Coen sigue los pasos de un personaje que existió realmente, Eddie Mannix (Josh Brolin) el mediador de una gran productora de Hollywood llamada Capitol (en la vida real lo era de la Metro Goldwyn Mayer) que durante los años 50 trabaja para llevar a buen puerto el rodaje de un peplum de temática religiosa titulado ¡Ave César! que protagoniza la estrella Baird Whitlock (George Clooney). Cuando el actor principal es misteriosamente secuestrado los captores piden por el rescate cien mil dólares que Mannix deberá reunir lo antes posible para que la superproducción por la que está velando no acabe en un desastre. Esta trama central es la que vertebra (o eso intenta al menos) el núcleo narrativo de Hail Caesar! y si al mismo le echamos un vistazo rápido podría parecernos un mix entre la visión del Hollywood dorado de la pletórica Barton Fink, la historia sobre secuestros de El Gran Lebowski y el relato conspiranóico y con reparto de relumbrón de la ligera Quemar Después de Leer. El problema es que esta producción de 2016 no llega ni a vislumbrar la magistralidad con la que la cinta de 1991 protagonizada por John Turturro diseccionaba la meca del cine y sus entresijos, carece casi en su totalidad del soberbio humor socarrón del film encabezado por Jeff Bridges y ni siquiera sabe driblar con simpatía con su naturaleza de comedia ligera para el lucimiento de su casting como el largometraje comandado por Frances McDormand, George Clooney, Brad Pitt o John Malkovich entre otros.




Es desconcertante que dos de los mejores guionistas del cine americano actual como los Coen den forma a un libreto tan deficiente en ¡Ave César!. Una trama central que no ancla con solidez el núcleo de la narración, personajes que tienen breves y poco definidas intervenciones (los de Scarlett Johansson y Channing Tatum), gags con un humor impropio de lo autores de comedias brillantes como O Brother! o Arizona Baby siendo alargados hasta lo extenuante (el de Hobie Doyle intentando hacer bien la escena para el director Laurence Lorenz en principio tiene su gracia, pero se extiende tanto en el tiempo que acaba agotando al espectador, al igual que número musical de los marineros protagonizado por un esforzado Burt Gurney que se eterniza hasta lo alarmante) subtramas que no parecen ir a ninguna parte y que aparentan no haber sido pulidas debidamente, el poco aprovechamiento que se hace de secundarios típicamente coenianos (esos comunistas que aunque tienen sus momentos de gloria en pantalla podrían haber dado mucho más de sí) y un desfile de tópicos que convierten la trama de secuestros y rescates en un continuo déjà vu dan al traste con las buenas intenciones del último film de la factoría Coen. En este sentido si la escritura que sirve como base al relato no está bien solidificada la película se entrega a los engorrosos brazos del subrayado, lo plomizo y la impostura. Poco importa que los personajes que hacen acto de presencia sean identificables con la impronta de sus creadores, que los roles protagónicos estén bien perfilados y que la sátira, el grand guiñol y el humor negro marca de la casa haga acto de presencia durante esos 106 minutos de metraje que parecen 180, el barco comienza a hundirse poco después del primer tercio, justo cuando empiezan a notarse las costuras de un guión que más que por sus autores parece escrito por un becario venido a menos que Ethan y Joel han contratado para la ocasión y que malentiende el tono y la conceptualidad narrativa que hizo famosos a estos como cineastas.




Por descontado que no todo son fallos en ¡Ave César!, pero ni siquiera sus virtudes pueden salvar los muebles a los Coen. El reparto está a la altura, destacando sobre el resto un rocoso Josh Brolin com Eddie Mannix y un histriónico George Clooney como Baird Whitlock. A ellos les cubren las espaldas una divertida Scarlett Johansson (que tiene sólo dos míseras escenas en su regreso al mundo de los Coen después de su intervención en la muy superior El Hombre Que Nunca Estuvo Allí) una estirada Tilda Swinton con doble papel, un Channing Tatum bailarín y con tramposa sorpresa final, Ralph Fiennes memorable como director de cine británico, Alden Ehrenreich revelándose como un competente cómico inexpresivo al más puro estilo de Bill Murray y en roles muy episódicos podemos identificar a rostros como los de Jonah Hill o unos Christopher Lambert y Dolph Lundgren que nunca hubiéramos imaginado en una película de los Coen. El problema es que aunque todos los actores hacen una magnífica labor dando vida a sosias de personalidades reconocidas del celuloide americano de aquella época (Esther Williams, Ronald Reagan, Victor Mature, Lawrence Olivier, Carmen Miranda…) sus personajes deambulan perdidos por las inconsistentes tramas que pueblan y que no hacen justicia a la potencialidad humorística que la mayoría de ellos contienen y casi nunca consiguen explotar adecuadamente por culpa de la ya mencionada escritura deficiente del guión. Aunque si una virtud debemos destacar en una pieza como Hail Caesar! esa es indudablemente el acertado e interesante retrato que hace del Hollywood de los años 50. Los autores del remake de Valor de Ley o Un Tipo Serio dan una visión tan desmitificadora (esos representantes religiosos que sólo ponen trabas al retrato de Jesucristo que hace el peplum ficticio que da nombre a la película) como entrañable de la edad de oro del cine ofreciendo su particular mirada hacia representantes, directivos, montadores (grande una también breve Frances McDormand), actores, periodistas, nunca de manera brillante como lo hicieron en la kafkiana y mucho más profunda Barton Fink que también mencioné a inicio de la reseña, pero con el suficiente acierto como para convertirse en uno de los pocos bálsamos que proporciona la cinta.




Después de más de treinta años de carrera por primera vez debo admitir que una obra de los hermanos Coen no merece para mí ni el aprobado, aunque quedándose el borde del mismo. Es una pena que una historia que aunque desde su misma concepción ya apuntaba a ser un producto tan menor como alimenticio para Ethan y Joel haya resultado ser una producción tan decepcionante, autoindulgente y descompensanda a pesar de estar estelarizada por un puñado de actores que revientan taquillas en el Hollywood actual. El problema más grave de ¡Ave César! no es la endeblez de sus distintas tramas, la falta de consistencia a la hora de interconectar las mismas o el desaprovechamiento de lugares, personajes y temas que podrían haber ofrecido pasajes de comedia de alto voltaje, sino que su escueto metraje se hace pesado y considerablemente reiterativo debido a su falta de ritmo y paupérrimo desarrollo. Esta última obra de los Coen no sólo palidece ante otras producciones cómicas de porte liviano dentro de sus filmografía como Crueldad IntolerableLadykillers o aquella Quemar Después de Leer que aún con sus carencias conseguía hacer a todo tipo de espectadores con sus personajes exagerados y su rocambolesca trama de espionaje y servicios secretos, también se presenta como la obra menos conseguida de las diecisiete a las que han dado forma dentro del mundo del largometraje. Con todo una sola mancha no puede ensuciar el soberbio historial de unos cineastas que con las dos piezas inmediatamente anteriores a esta mostraron estar en plena forma después de muchos años de rodaje como cineastas personales e intransferibles en Hollywood, título que esperemos sigan manteniendo gracias a sus próximos proyectos que con toda seguridad volverán a recuperarnos a los genios que nos ofrecieron tratados sobre el miedo a la página en blanco, el honor entre mafiosos, la avaricia del ser humano y de cómo los parias heredarán la tierra entre partidas de bolos y copas de ruso blanco.



5 comentarios:

  1. Por una vez me temo que discrepamos. Aun siendo claramente una obra menor a mí me gustó bastante y la prefiero a unas cuantas de sus películas de este siglo.
    Para mí es un reflejo muy divertido del Hollywood clásico con constantes guiños a las temáticas de la época (la paranoia comunista), los géneros clásicos (el terrible western de la luna, el número musical de los marineros casi homoerótico) y al funcionamiento de Hollywood. La escena en que el cowboy intenta rodar su primera escena en un melodrama me parece soberbia y que muestra a la perfección la psicosis que suponía en la época pasar de un tipo de producción a otra, además de parecerme muy divertida y 100% Coen.
    De todos modos aquí estoy en minoría, me temo que en general es un film que no ha gustado.
    Un saludo.

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    1. Pues no crea que está en minoría, la película no ha sido recibida con mucho entusiasmo, pero me consta ha llegado a agradar a bastante gente.

      A mí me gusta el retrato de Hollywood, de hecho, como menciono, me parece una de sus mejores virtudes, aunque no la veo tampoco muy destacable más allá del cariño y la sorna. Con respecto a la paranoia comunista, ciertamente hace coña de ella, pero también parece querer confirmar aquello de que Hollywood estaba plagado de (sobre todo) guionistas rojeras lavacerebros como defendía McCarthy con su Caza de Brujas y en ese sentido peca de ambigua aunque nuevamente esos comunistas (no aprovechados del todo) también me parecen de lo más destacado de ¡Ave César!.

      Mi sensación es la de que los gags sin ser soberbios tienen su encanto pero los Coen los alargan en el guión. Ciertamente la escena del cambio de género del cowboy y su imposibilidad para gesticular o tener una dicción adecuada en su secuencia es una idea graciosa pero, una vez más, se alarga tanto que llega a perder su encanto, algo que me pasa también con el número musical y eso que Channing Tatum es un bailarín brillante, pero los hermanos vuelven a reincidir en el mismo fallo.

      Yo por desgracia sigo con mi decepción y más después del remake de Valor de Ley y A Propósito de Llewyn Davis que me parecieron brillantes.

      ¡Un saludo y gracias por pasarse joven!

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    2. No, hombre, lo de los comunistas no tiene nada de ambiguo, se están burlando claramente de la paranoia anticomunista: el guionista que alardea de haber colado una pequeña idea izquierdista en un film (que probablemente nadie entenderá) o, ya de forma descarada, el submarino. Eran dos de los mayores temores de McCarthy y sus secuaces, y en la película se ve lo ridículos que son.

      Por lo demás, a mí me decepcionó Valor de ley pero coincidimos en la magnífica Llewyn Davis.

      ¡Otro saludo!

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    3. Pues yo creo que enfatizan la estupidez de los comunistas y hacen sorna con ellos, pero desde mi punto de vista es como si confirmaran su presencia en Hollywood aunque tirando del tono grandguiñolesco propio de la los Coen o al menos esa es la sensación que a mí me transmite.

      Valor de Ley gana con los revisionados, pero es cierto que a mí ya me encandiló la primera vez que la vi y Llewyn Davis es una maravilla.

      ¡Un saludo!

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  2. Crítica extraída de una reseña doble publicada en Zona Negativa.

    http://www.zonanegativa.com/zncine-critica-de-ave-cesar-de-los-hermanos-coen/

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